Lo jalaba del brazo escaleras arriba, le dolía bastante todo el cuerpo como para que tirase de el de esa manera, pero no se atrevía a quejarse.
-Bien, aquí dormirás, bienvenido a casa- Dijo de forma burlona y sarcástica. La habitación estaba a obscuras, era enorme, tenía una cama demasiado grande para él y un ropero que llegaba al techo, eso sí, las ventanas tenían rejas y unas cortinas color vino que no dejaban entrar la luz.
-Esta algo…
-¿Qué?- Interrumpió la Bestia.
-Obscura- Dijo Derek con voz temerosa, y tenía razones para sentirse así, la bestia le miro frunciendo el seño, lo tomo de las mejillas y alzo su rostro asía él de forma tosca.
- ¿No te gusta? Podría ponerte en un calabozo si tanto la odias- Dijo en tono sarcástico.
-No es que no me guste… solo… ¿Podría usar unas velas o algo?- La bestia lo soltó y se rio descaradamente.
-¡HAHAHAHA! En verdad le temes a la obscuridad, pero que niño más patético- Su risa asustaba a Derek, era como si el diablo riera. Se limito a asentir con la cabeza y bajar la mirada.
-Si tanto problema te causa hare que ellos hagan algo al respecto- La bestia se dio media vuelta y se fue por el pasillo.
-Espera, ¿Hay alguien más aquí?- Pregunto curioso y algo preocupado.
-Sí, podría decirse que… te tenemos rodeado- Derek vio rápidamente alrededor, no había nadie, ¿Acaso le mentía? El lugar se miraba desierto.
-Buenas noches- Dijo una voz detrás de él, una voz infantil pero tétrica. Volteo rápido y sin entender como esa cosa llego allí tan rápido, vio ante el lo que parecía un niño pequeño, tenía la piel pálida y los ojos pintados de negro como de calavera, cabello rubio opaco y un traje que parecía de un sirviente.
- ¡Ahh! ¡¿Cómo llegaste allí?!- Grito Derek a la vez que cubría su boca.
-El amo me pidió que lo atendiera, sígame por favor- El chico tenía una voz calmada y pacífica, lo guio dentro de la habitación, se acerco a la mesa de noche y al pasar su mano frente a un candil este se encendió iluminando el cuarto, Derek no creía lo que veía. El niño tomo el candil y avanzo por la habitación.
-Notara que todo esta impecable, la habitación se limpia todos los días. Hay un baño y un lugar donde asearse allí, también está el armario, tiene ropa, zapatos y abrigos, todo lo que necesita para vestirse- El chico abrió el armario dejando ver la ropa que había dentro.
-¡¿Pero qué…?! Eso no es ropa de hombre, son puros vestidos- El castaño se quejo, era demasiado, el no vestiría así. El niño no hizo ni una mueca, ni siquiera contacto visual.
- En el tocador tiene cepillos, cremas, aceites y lociones. Por último en la mesa de noche hay una campana, hágala sonar si necesita algo- Derek iba a quejarse, pero no quería enfurecer a la bestia.
-Con su permiso me retiro, ya le harán traer un aperitivo para antes de dormir- El extraño niño se fue dejándole el candil en la mesa. Se sentía atrapado, atrapado en una maltita prisión elegante y antigua. Vio de nuevo el armario, husmeó en el buscando ropa decente. Nada, todo era de mujer, vestidos, batas para dormir, incluso zapatillas y ropa interior de mujer, de esa que parece de calabaza.
-Esto es una broma, no usare nada de eso- Se tumbo en la cama, era lo único bueno a su parecer, era tan cómoda, jamás se había recostado sobre una cama así, pero no lo valía, estaba lejos de casa, lejos de todo, ¿Qué pensaría su familia? Fue entonces cuando recordó lo que dijo ¨No volveré a tu casa jamás¨ ahora que lo pensaba no podía volver, en todo caso ¿Para qué? Nadie lo necesitaba y él no quería necesitarlos, tal vez no era lo mejor el ser un prisionero, pero al menos estaba lejos de su antigua vida.
Pronto entraron dos niñas con las mismas características que el niño anterior, estas llevaban consigo bandejas de plata con comida y una tetera.
-Con su permiso- Dijeron al mismo tiempo. - ¿Quiere una taza de té?- Preguntaron al mismo tiempo mientras acomodaban las cosas en la otra mesa de noche. Estas niñas eran dos gemelas, usaban dos coletas y el cabello rizado.
-Si, gracias… ¿ustedes son todos hermanos?- Pregunto Derek curioso al ver que los tres se parecían mucho.
-Somos sirvientes- Respondieron al mismo tiempo con una voz carente de sentimientos.
-Entiendo… ¿Cómo se llaman?- Intentaba ser amable, si vivía allí quería tener con quien conversar y la bestia no era una de sus opciones.
-Nosotros no necesitamos nombres ¿Se le ofrece algo más?- Derek ya no sabía que decir, era obvio que esos niños no eran más que muñecas huecas, carentes de vida y de voluntad, buenos niños obedientes y educados, simples marionetas.
-No… nada más- Respondió el castaño con voz decepcionada, las niñas hicieron reverencia y se dispusieron a retirarse. Cuando Derek estiro el brazo para tomar la taza se quejo, sintió unas punzadas, le dolía, noto unas manchitas de sangre en las mangas de su suéter, eran donde la bestia lo retuvo con sus garras.
-Le haremos traer algo para limpiar las heridas y vendas, espere aquí- Dijeron las niñas al mismo tiempo como solían hacer. Derek tomo la taza igual y comenzó a beber, no tenía hambre pero el té podría calmarlo.
Pronto llegaron otros cinco niños con trapos limpios y blancos, tazones de agua tibia, vendas y un extraño frasco con líquido purpura.
-¿Cuántos de ustedes hay? Me ponen nervioso- Los chicos y chicas eran muy parecidos uno del otro, sin embargo y a excepción de las gemelas todos tenían algo de diferente en cuanto al largo del cabello y si este era rizado o lacio.
-Por favor, sea tan amable de quitarse la ropa, tenemos que limpiar la herida- Pidió uno de ellos.
-Ni hablar, puedo hacerlo solo, gracias por preocuparse pero dejen eso y váyanse, lo hare yo mismo.
Sin siquiera verse a los ojos, los niños de manera organizada tomaron a Derek de brazos y piernas mientras le quitaban el suéter.
-¡Alto! No hagan eso, dije que puedo solo- Nadie le hacía caso, le quitaron el suéter y también la camisa dejando el torso del castaño desnudo. Con el agua tibia y los trapos limpiaron sus heridas.
-¡Ahh! Arde, tengan cuidado- Uno de ellos abría el frasco purpura y sumergía la punta de un trapo en el liquido. –Ah no, no dejare que me pongan lo que sea que sea esa cosa en mi- Pero de nuevo nadie le escucho, colocaron el liquido en sus heridas y luego las vendaron.
-Está listo, ahora a vestirlo.
-¿También eso? No, ahora sí que no, no usare esa ropa rara, solo déjenme el suéter.
-¿Esa cosa sucia? El amo no lo permitiría, lo tiraremos de inmediato.
-Espera… ¿Qué?- Uno de los niños tomo el suéter y salió corriendo con él.
-¡Hoye! Regresa con esa cosa- Los niños detuvieron a Derek y lo obligaron a sentarse mientras otro sacaba ropa para dormir del armario.
-Por favor no cause problemas- Entre todos se lanzaron sobre Derek y lo desvistieron por completo y volvieron a vestirlo, aun no entendía como tenían tanta fuerza esos chicos tan pequeños. Cuando lo soltaron ya tenía puesto una bata para dormir con encaje y unas bragas de calabaza que le quedaban sobre las rodillas.
-Gracias por cooperar- Dijeron todos a la vez mientras dejaban la habitación y a un Derek con expresión de trauma en el rostro.
-Esto es… un chiste… eso es…solo un chiste…- Se sentó en el suelo sonrojado y avergonzado, si antes era patético no sabía que era ahora.
-Te vez lindo con eso- La bestia lo miraba con una sonrisa picara recargado del marco de la puerta. Fue allí cuando Derek pudo ver su rostro bien, tenía la piel pálida y la nariz afilada, cabello lacio y negro hasta el cuello. Era alto y de figura delgada pero fuerte, vestía con un traje negro y una capa del plumaje de cuervos. Sus ojos infundían miedo, pero sintió un cosquilleo distinto al verlo.
-Deja de burlarte por favor, esto no es divertido- Derek desvió la vista de él mientras intentaba cubrirse con sus brazos.
-Creo que aun no te quedan las cosas bien claras ¿verdad?- Lo señalo con un dedo y luego lo regreso asía él con una seña, esto hizo que él castaño flotase de la punta de los pies hasta la bestia, lo tomo de la cintura y del rostro a la vez que sonreía mostrando sus colmillos. –Me perteneces, ahora eres mío y haré todo lo que me plazca contigo, sin importar que opines- Bajo su mano de la cintura a sus caderas y luego a sus piernas acariciando despacio.
-¡¿Qué estás haciendo?! ¡Detente!- era más que obvio que la bestia no se detendría solo si se lo pedía. Lo levanto y cargo mientras lo llevaba a la cama, la puerta se cerró ¨sola¨ a la vez que tiraba al de ojos esmeraldas en la cama.
-¿Qué haces?- Insistía Derek quien miraba a la bestia quitarse la capa emplumada y el saco negro. –Ya te lo dije, hare lo que me plazca- Se desato la corbata de plastrón y desabotono la camisa color hueso. El castaño temblaba, al verlo, lo hizo más cuando se acomodo sobre él y se dirigía a su pecho. La bestia soplo despacio haciendo que Derek se estremeciera, lamio su cuello despacio de arriba abajo hacia sus clavículas. Metió las garras bajo su bata y acaricio con la punta de las uñas sus piernas.
-Ngh, no…no hagas esto… por favor- la bestia siguió hasta que sus manos llegaron a cierto lugar y Derek reacciono. -¡Te dije que no!- Lo abofeteo, lo abofeteo con fuerza, hasta el supo que había cometido un grave error al hacerlo. La bestia se levanto y comenzó a gruñirle. –Lo… ¡LO SIENTO! Aghh…- La bestia lo tomo del cuello y con fuerzo lo levanto de la cama.
-¿Cuándo vas a comenzar a temerme chiquillo estúpido? ¿Acaso quieres morir?- A Derek comenzaba a faltarle el aire, intentaba en vano zafarse de sus garras. Al final la bestia soltó a Derek quien comenzó a respirar de nuevo con dificultad.
-Me has quitado el apetito, me largo- Tomo sus ropas y se fue azotando la puerta con tanta fuerza que las velas del candil se apagaron.
En la obscuridad Derek sollozaba mientras intentaba retomar aire, se cubrió hasta el rostro con las mantas y siguió soltando lágrimas mientras se preguntaba una vez más cuál fue su error…
“¿Por qué todos me tratan así?”