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Como la bella y la bestia por Alphonse Zero

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Notas del capitulo:

Hola, se que me tarde un poco pero ya saben, la maldita escuela TT^TT

Aun así aqui esta el cap, me quedo muy largo así que creo que valio la pena la espera. 

Ustedes que opinan? XD

 La bestia se encontraba en su habitación, estaba molesto, por una parte con Derek por abofetearlo de esa forma, pero más que nada por como lo trato él, pudo notar el miedo en él cuando lo asfixiaba ¿Qué le pasaba? No era normal en él sentir arrepentimiento por algo como eso, después de todo era una bestia ¿A caso no se supone que una bestia carece de sentimiento?

-¿Necesita algo amo?- Uno de los niños estaba en la entrada de la obscura habitación.

-Nada, solo saber cómo está el mocoso- Dijo en un tono que simulaba ser un tanto indiferente.

-Está durmiendo ahora mismo, amo ¿Podría preguntar algo? –La bestia se sorprendió ante aquella pregunta.

-Dime.

-¿Por qué trajo a esa persona al castillo?- El pequeño inclino la cabeza un poco mostrando tener interés propio en la pregunta, un rasgo poco característico de esos niños.

-Eso no es asunto suyo, solo atiéndanlo en lo que necesite y háganme saber de todo lo que haga y diga- El niño asintió con la cabeza y después de una reverencia se retiro en silencio. Definitivamente la llegada de Derek al castillo los afecto rápidamente, era normal, estaban acostumbrados a atender solo a la bestia que era un ser frio y desinteresado en los sentimientos ajenos, y de repente llega alguien que les pregunta sus nombres, alguien con un corazón más cálido.

A la mañana siguiente entro a la habitación de Derek uno de los niños seguido de un grupo de curiosos que se quedaron tras la puerta. El niño se paro en silencio frente a él y lo observó atentamente, Derek despertó sintiéndose observado, al abrir los ojos se asusto, pues el niño parecía un espectro sin vida frente a él.

-¡Ahh! Dios, me asustaste ¿Qué manera de despertar es esa?- Dijo sosteniendo su pecho como si su corazón fuese a escapar de él.

-El desayuno está servido, lo vestiré y luego bajara a comer con el amo- Dijo en ese tono frio que tenían los niños de ese castillo. Los otros observaban en silencio sin que Derek supiera.

-Dile a tu amo que no comeré con él, no tengo hambre- Se cruzo de brazos y luego se tumbo de nuevo en la cama.

-Insisto, el amo me ordeno que…

-No me importa, solo déjame dormir- El pequeño no entendía aquella desobediencia, no la conocía, al no saber que responder hizo caso y salió de allí cerrando la puerta.

-¿No bajara?- Preguntaron las gemelas.

-No, ese chico es muy extraño, el mundo de afuera debe ser muy distinto a todo esto.

-Bueno basta ya- Dijo otro de los niños. –Tenemos cosas que hacer y órdenes que seguir, tu ve a avisar al amo lo ocurrido de inmediato- El pequeño asintió e hizo lo que se le pidió.

 

-¡¿CÓMO QUE NO BAJARA A COMER?!- Cuando el pequeño le aviso de esto la bestia reacciono molesto.  -Maldito mocoso, su rebeldía me tiene arto, iré a arreglar esto por última vez-  Subió las escaleras con rapidez soltando gruñidos y maldiciendo entre dientes. Entro a la habitación y se dirigió a la cama.

-Escucha mocoso estúpido, más te vale que…- Derek dormía, estaba recostado en la cama abrazando uno de los cojines y con una expresión dulce en el rostro. La bestia no sabía el por qué, pero dejo de regañarle, lo observo atentamente, su piel era clara, tenía la boca algo pequeña pero sus labios parecían terciopelo, sus ojos estaban hinchados, como si hubiera llorado toda la noche. Se acerco a él, quería acariciarlo un poco, de repente le era esencial hacerlo, paso sus garras por el contorno de su rostro, lo intento hacer despacio pero sin querer le araño donde ya tenía la herida en la mejilla.

-¡Auch!- se quejo Derek mientras despertaba. La bestia retrocedió un poco al verlo despertar. Derek lo vio y supo que no estaba contento con su decisión de negarse a comer con él, sin embargo no pensaba echarse para atrás con su decisión.  -¿Qué haces aquí? Dije que no comeré contigo-  La bestia comenzó a gruñirle cuando le escucho hablar así.

-Te lo he dicho mil veces, eres mío y harás lo que te ordene-  Lo tomo del brazo y tiro de él sacándolo de la cama.

-Déjame, me estas lastimando- Decía Derek mientras lo jalaban por el pasillo y escaleras abajo.

-Vas a comer conmigo te guste o no- Decía la bestia con autoridad, no se dejaría de un mocoso, menos de uno tan debilucho como él.

-No tengo hambre.

-Mientes, no has comido nada desde ayer, los sirvientes ya han preparado todo así que ni te atrevas a rechazarlo- A Derek no le quedo de otra más que hacer caso. Llegaron al enorme comedor, la mesa estaba puesta ya, había comida de a montones, esto hizo que el hambre que Derek decía no tener despertara de golpe.

-Pero cuanta comida- Decía el castaño sorprendido.  –Seguro alcanzara para todos nosotros.

-Es solo para los dos, los sirvientes no comen a la mesa, menos comida así- Aun tirando del chico lo llevo a su asiento a un lado de él.

-Siéntate aquí, comerás a mi lado aunque no te guste- Derek rodo los ojos como muestra de desacuerdo, se sentó sin dirigirle la palabra.

En la mesa mínimo cabían doce personas, había mucha comida que se miraba deliciosa, parecía llenar de solo verla. Pronto llegaron los niños a servirles en vajilla de plata lo que quisieran comer de todo ese banquete.

-¿Ustedes cuando comerán?- Pregunto gentilmente Derek- los niños lo vieron sin dar expresión alguna.

-Luego, no es importante- Dijo uno de ellos.

-Después, no es esencial- Dijo una de las niñas.

-Más tarde, no hay prisa alguna- Dijeron las gemelas al mismo tiempo.

La actitud de los niños era algo que entristecía a Derek, no se sentía cómodo escuchando palabras tan frías y tan tristes, tan carentes de sentimiento y desconsoladoras a la vez ¿Por qué no se consideraban importantes esos niños? Fue la bestia, pensó Derek. Le miro frunciendo el seño a lo que la bestia arqueo la ceja ante la mirada del castaño quien tomo un trozo de pan y se lo dio a un niño.

-Ten, come ahora mismo, deben tener hambre-  El chico tomo el pan confuso mientras la bestia miraba aquello no muy contento.

-Pero si es suyo ¿Por qué compartirlo?- El chico inclino la cabeza ligeramente.

-Porque es lo correcto, anden tomen algo todos ustedes- Los chicos miraban a Derek confundidos por sus palabras, más aun por que la bestia se limitaba a mirar sin decirles nada. Una de las niñas fue la que se atrevió y tomo una enorme manzana, seguida por un chico de cabello rizado quien tomo un pedazo de queso, otro tomo algo de leche y así sucesivamente hasta que cada uno tenía algo en las manos.

-Bien, ¡Ya dejen de mendigar comida y a trabajar!- Grito la bestia. Todos los niños se fueron rápida y ordenadamente no sin antes hacer una reverencia ante su amo y ante Derek.

-¿Qué te pasa? Hay mucho espacio en la mesa para ellos- Reclamo Derek.

-Deja de entrometerte, no sientas lastima por muñecas huecas como esas, son sirvientes.

-¡Son niños!- Interrumpió Derek.  –Y tu eres un tirano ¿Cómo puedes decirles que no valen nada o que sus necesidades no son importantes? ni siquiera tienen nombres, les has robado su identidad- Le bestia comenzó a reírse de forma poco elegante.  -¿De qué te ríes?- A Derek no le parecía gracioso.

-Eres un tonto, esos niños no tienen sentimientos, no merecen tu lastima, crees que ellos sufren pero no es posible porque ellos no sienten nada, son muñecas huecas.

Derek no supo que responderle a eso, se limito a comer despacio sin decirle nada más. La bestia lo miraba de reojo de vez en cuando, una gota de leche se deslizaba por la comisura del labio del castaño lentamente, la bestia se relamió ante aquella idea que paso por su mente, se acerco a él y lamio sus labios despacio.

-¡Ahhh! ¡No hagas eso!- Derek retrocedió y se limpio los labios con la manga del camisón, sus mejillas estaban rojas de vergüenza.

-¿Por qué no? Solo quería un poco de leche- Dijo con una media sonrisa. Derek no entendía a la bestia en lo absoluto, unas veces lo maltrataba e insultaba, pero las otras lo lamia, lo tocaba, le hacía sentir raro. La bestia se levanto de la mesa y después de sacudirse el traje se fue de allí no sin antes decirle algo a Derek.

-Quiero estar solo así que no me busques, si te aburres puedes recorrer el castillo y sus alrededores, obviamente no puedes cruzar la reja, y definitivamente no debes subir al tercer piso- Al decir esto se fue dejando a Derek con la duda del por qué el tercer piso estaba prohibido.

Se quedo un momento en la mesa, pensaba en su familia, en que estarían haciendo, tal vez estén felices sin él.

-Si ya termino es hora de que se cambie de ropa- Dijo un niño que apareció de repente al lado de su silla.

-¿Eh? Claro, estoy ansioso por ponerme mi ropa de nuevo- Dijo el castaño al cual la idea de andar con esas ropas le molestaba.

-Lo siento, pero el amo ordeno quemar su ropa.

-¡¿Qué cosa?! ¿Con qué derecho? Era mi ropa.

-El amo no quería nada del mundo exterior aquí, por favor sígame, arriba hay bastante ropa de la cual elegir.

-¡No! No usare ropa de chica de nuevo, no voy a darle el gusto a esa bestia- Se cruzo de brazos, el único que disfrutaría de que usara vestido era esa bestia pervertida.

-Tendrá que hacerlo, es la única ropa que le queda, además debe tomar un baño, acompáñeme por favor- Derek soltó un suspiro, se resigno ante aquella idea, más nunca la aprobaría, no señor, era demasiado por todo lo que tenía que pasar.  

 

Mientras Derek se alistaba la bestia se encontraba en su habitación en el tercer piso, se quedo pensando en el castaño, aun no entendía por qué decidió llevarlo consigo, tal vez solo estaba aburrido y la idea de tener un prisionero le satisfacía, o quizás, fue el hecho de verlo sufrir tanto por el mundo exterior, quizás se compadeció de él… ¡NO! Claro que no, las bestias no se compadecen, se decía a sí mismo, aun así ¿Por qué le era imposible el resistirse a tocarlo o a verlo? Se estaba volviendo molesto, algo en su pecho le incomodaba.

 

Más tarde, cuando Derek termino de bañarse ¨Solo¨ ya que convenció a los niños que él podía sin su ayuda, dos de estos lo esperaban afuera con algunos vestidos acomodados sobre la cama.

-¿Cuál quiere usar?- Pregunto uno de los niños.

-El que sea, será igual de incomodo usarlos- Dacia Derek quien tenía una toalla alrededor de la cintura y el cabello húmedo. Los dos niños miraron a Derek y luego a los vestidos.

-Entonces este, se le vera bien- Le mostraron un vestido negro con detalles verde obscuro, era de terciopelo y detalles en tela chifón, mangas y cuello largos y la parte de la falda llegaba un poco bajo las rodillas.   

-Y con estas medias y estos zapatos- Dijo el otro niño mostrando las medias negras y unas zapatillas verdes sin tacón.

-No puedo creer que usare eso- Decía el castaño desanimado, pero al menos que quisiera andar desnudo debía usar esa ropa.

Después de una lucha por vestirlo, ya que aunque Derek quisiera hacerlo solo no lo dejaban, por fin terminador, las gemelas lo peinaron quitando el flequillo de su cara y además le pusieron un moño de los colores del vestido en el cabello, Derek decía que era bastante con la ropa, pero las gemelas insistían que hacia juego y que además el amo ordeno que hicieran bien su trabajo.

-Le queda muy bien- Dijeron las gemelas al unisonó.

-Me veo ridículo- Dacia Derek viéndose frente al espejo con expresión sombría. ¿Acaso a la bestia no le bastaba con tenerlo prisionero?

-Nosotros debemos irnos a hacer nuestros deberes, usted puede recorrer el castillo si así lo desea- Dijo uno de los niños.

-Gracias, creo que saldré al jardín- Los niños le acompañaron,  al salir se dio cuenta que allí casi no había luz de sol, el cielo se miraba algo opaco, parecía fuera de la realidad.

-Este lugar es escalofriante.

-¿Por qué lo dice? Cuestiono uno de los niños.

-Por nada, no lo entenderían.

Caminaron un poco por los alrededores hasta que llegaron a una hermosa entrada de arco cubierta por rosas blancas, amarillas y naranjas, al pasar lo que vio le sorprendió más, el jardín era enorme, con muchas flores alrededor y también muchos árboles, parecía sacado de un cuento.

-Este lugar es increíble- Dijo el de ojos esmeraldas con una sonrisa en el rostro.

-Al amo le gusta mucho este jardín, lo mando a hacer hace mucho tiempo como un regalo para alguien.

-¿Para quién? ¿Hay alguien más aquí?

-Ya no- respondió el niño.  –Puede andar por aquí cuando guste, solo no corte las flores, con su permiso me retiro- El niño se fue dejando solo a Derek.

¨Así que había alguien más¨ pensó el castaño. No quiso darle importancia, comenzó a andar por el jardín, realmente tenía algo mágico, trasmitía sentimientos muy alegres, pero nostálgicos a la vez.

La bestia miro por su ventana, alcanzo a ver a Derek andando por el jardín. Se miraba tan… no podía decirlo, quiso ir a verlo más de cerca. Cuando bajo al jardín pudo verlo mejor, ese vestido le sentaba bien, independientemente de si fuese un chico le hacía ver increíble. Se acerco en silencio, por primera vez lo vio sonreír, se miraba tan alegre al recorrer el jardín, al fin el castaño se sentó bajo un árbol, cerro sus ojos despacio sintiendo al suave viento. La bestia se acerco más, había creado esa necesidad en el de velo, no podía evitarlo, lo disfrutaba tanto, se sentía ¿Feliz? No lo sabía bien, solo sabía que jamás había tenido esa necesidad con nada, ni siquiera con la persona que hace tiempo le arrebato su corazón.

Aprovecho que tenía los ojos cerrados y que parecía no poner atención alrededor para ir hacia él en silencio, se incoo frente a su rostro, estiro sus garras y simulo tocarlo lentamente. No lo soportaba, cada parte de él le gritaba, cada gesto de Derek, cada rasgo de él lo absorbía, se perdió a sí mismo y su cordura por un instante en el que lo tomo del rostro y lo beso dulcemente. Derek abrió sorprendido sus ojos, no había notado la presencia de la bestia, pensaba quitárselo de encima pero al sentir la calidez y ternura del beso no pudo, se dejo llevar por él.  

Cuando la bestia se separo de él, Derek cubrió su boca con ambas manos, la bestia retrocedió frunciéndole el seño.

-¿Te dio asco verdad?- Pregunto la bestia, Derek callo un momento, no encontraba las palabras para responderle.

-No, no es eso, más bien fue… raro. A la bestia no le gusto la palabra ¨raro¨ le molesto en serio, pero se controlo lo más que pudo.

-Pues raro o no vete acostumbrando, porque lo hare cuando se me antoje ¿Te quedo claro?- Miro al chico con sus brillantes y amenazadores ojos, Derek no podía evitar temerle.

-Como quieras- Dijo resignado, en un tono triste. La bestia se sorprendió bastante de que no se quejara, pero no podía decir que le alegrara, sabía que Derek no se sentía feliz allí, pero quería cambiar eso.

Notas finales:

Ya hacia falta algo tierno, les debo el Hard, lo se, pero ya llegara a su tiempo e.e

Por ahora espero que hayan disfrutado del capitulo

nos vemos luego~


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