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Notas del capitulo:

Bueno, lo releí varias veces y no me termina de encantar XD pero bueno, espero que ustedes me digan que les pareció!

Capítulo Revisado! Espero lo disfruten!!!

Capítulo 3: Sonrisa Falsa.

 

El Kryptoniano salió del hotel con mucho enojo y frustración. Pensaba llegar rápido a su casa para deshacerse cuanto antes de la mujer que había estropeado su noche: Lois. Aunque proyectaba su enfado con la joven, sabía que el único responsable de lo que había sucedido había sido él; tenía que haber sido firme con la reportera y no dejarse llevar por su carácter insistente.

Suspiró desanimado por cómo había terminado su día con Bruce. Estaba emocionado que el mayor se abriera hacia él por primera vez. Al menos, había notado eso en pequeños detalles como: lograr abrazarlo sin que el otro soltara su agarre, o que el mismo Bruce buscara besarlo; hasta en la intimidad había notado su entrega y deseo, cuando por lo general este solía contenerse bastante. No quería ni pensar que las cosas entre ellos terminaran estropeándose por ese tonto altercado. Aun así, tenía esperanzas, quizás… y solo quizás, el caballero de la noche lo estaría esperando en el hotel, y él podría arreglar las cosas una vez que regresara.

 

 

Departamento de Clark.

 

 

Superman se encontraba sentado en la cama dentro de las sabanas y a su lado sentada en una silla estaba Lois. El simulaba su resfriado y pensaba con desesperación como correrla rápido de su casa. Pero esa mujer estaba terriblemente insoportable y no parecía tener ganas de irse pronto. Obviamente Clark estaba exagerando, pero su impaciencia lo hacía pensar así. Ante las constantes preguntas de cómo se sentía, Superman repetía una y otra vez lo mismo, como si el repetirlo hiciera que el mensaje fuese captado más rápido.

 

—Te dije que estoy bien, solo necesito descansar. Un resfriado solo se cura con cama. Verás cómo mañana me siento mejor —insistió el hombre de acero.

 

—Lo sé, ¡pero tú nunca te enfermas! Quería pasar para ver cómo estabas y darte una mano. Es difícil a veces vivir solo y no tener quien te auxilie cuando uno se siente mal. —Lois habló con sinceridad—. Solo voy hacerte compañía por un rato y me voy.

 

Más indignado no podía estar el héroe de Metrópolis. El perder el tiempo allí, pudiendo estar con Bruce, le estaba matando. Para colmo la charla le parecía tonta, aburrida, y encima ella insistía en cocinarle algo cuando él ya había comido. Pero nunca sabía cómo decirle que no. La frustración era tremenda, quería que se fuera cuanto antes, pero parecía que cuanto más lo deseaba más se quedaba.

 

—Clark… hay algo que quiero ver en la tele que se está transmitiendo en este momento. ¿Puedo prenderla?  —preguntó de repente la reportera enérgicamente mientras traía un plato en mano con algunos tentempiés.

 

—“¡Haz lo que te dé la gana, vienes haciéndolo desde que entraste!”. —Se dijo a sí mismo enojado y una arruga se le enmarcó en la frente por el ceño fruncido—. Claro, pon lo que tú quieras —contestó con sonrisa fingida aflojando las facciones de su rostro.

 

Entusiasmada, Lois tomó el control remoto y encendió el televisor para disponerse a ver el programa; mientras, Clark miró su plato con disgusto y decidió tragarse los bocadillos rápido para que no le molestaran más sobre el asunto. Probablemente después de verlo comer, tenía la esperanza que esa mujer se fuera. La otra estaba tan encantada con lo que transmitían en la tele, que cada vez que aparecía algún famoso, hacía comentarios sobre estos. Como esas cosas solo le gustaban a ella y a Kal-Él no le interesaba la gente de la farándula, simplemente siguió ignorando el aparato. Disconforme con todo el asunto, Clark miró a la nada con los brazos cruzados, hasta que reconoció una voz que le fue inconfundible y no pudo evitar dirigir su vista rápidamente al televisor. Que sorpresa fue para él, el ver a la figura que estaba pavoneándose en la tele.

 

—Oh… así que Bruce Wayne al final se hizo presente. —La mujer parecía sorprendida de ver al multimillonario en la pantalla.

 

De igual manera estaba el hombre de acero que por poco deja la boca abierta de la impresión—: “Es mentira…” —pensó por dentro—.  ¿E-esto es en vivo? ¿De qué trata? —preguntó señalando el televisor con mucha intriga.

 

—¿Qué no lo sabes? —dijo la mujer extrañada al saber que su compañero ignoraba el gran acontecimiento que se estaba dando—. Claro que es en vivo. Todos los años Industrias Wayne organiza un evento de caridad sumamente importante e invita a distintos famosos y adinerados para participar del mismo. Un mes previo al evento, prepara una gran fiesta para convocarlos personalmente. La fecha de la misma había sido programada hace una semana atrás y por alguna razón la cambiaron para el día de hoy. Bruce Wayne es una de las figuras principales y tenía que participar, no sabes las criticas terribles que recibió cuando anunció que no iba a estar presente. La prensa realmente fue muy dura con él. Hizo bien en aparecer, no tenía más opción.

 

Lois seguía hablando sobre el asunto pero él ya no la escuchaba, solamente veía fijo al televisor advirtiendo a Bruce Wayne, tan encantador como siempre, rodeado de mujeres mientras hablaba a las cámaras sonriendo falsamente. Y no pudo dejar de pensar en esas… mujeres… que lo agarraban del brazo o la cintura, y se reían simpáticas a su lado. El plato que le había dado anteriormente Lois y que aun sostenía en sus manos, se partió a la mitad por la fuerza que ejerció Clark sobre el mismo, producto de la bronca de ver a esas señoritas tocarlo así, a “su” Bruce. Pero luego volvió a recordar lo que le había estado diciendo la reportera y no pudo evitar sorprenderse.

 

—“No puede ser… canceló sus compromisos para salir conmigo” —rumió por dentro y una angustia terrible comenzó a carcomer su pecho. Él se había jactado que había tenido que mentir y nunca había imaginó el sacrificio que estaba haciendo el otro. Bruce había arriesgado su imagen, algo que constantemente sostiene, exponiéndose a las críticas de todos. Vaya a saber las complicaciones que podría traerle la decisión que había tomado. Bruce era una figura pública y no se comparaba con su estilo de vida tranquilo como reportero.

 

—“Y yo que le grité… maldición, que estúpido fui. Necesito verlo… ¡necesito hablar con él!” —se repitió a sí mismo enojado por su estupidez.

 

Clark tenía tanta bronca por haberse comportado torpemente que apretaba sus puños con fuerza, ni se había dado cuenta que Lois había recogido los restos rotos del plato y que se le había quedado mirando esperando alguna reacción.

 

—¿Te sientes bien? No sé qué pasó con el plato pero tú ni te diste cuenta. —Tomó su mano y le preguntó preocupada.

 

—Si… solo estoy cansado. Vas a tener que disculparme, pero necesito acostarme y dormir. —Sus ojos suplicaron que se fuera.

 

—Claro, ya me he quedado de más. Lo siento, me iré ahora mismo y te dejaré descansar. Si necesitas algo llámame, sin dudar, yo vendré enseguida. —Acto seguido saludó a Clark con un beso en la mejilla, tomó sus cosas y se fue del lugar.

 

Al verla cruzar la puerta, el hombre de acero salió lo más veloz que pudo de su casa y se dirigió rápidamente hacia el evento. Aunque sabía que igualmente no iba a poder hablar con Bruce estando en ese lugar, necesitaba estar cerca para esperarlo. Además, si no era algún famoso, o figura pública con mucha fortuna, la entrada le estaría prohibida. Y si aún así podía meterse al lugar como reportero, tampoco iba a poder acercarse hasta donde estaba Batman para dialogar con él, ya que él constantemente suele estar rodeado de gente y probablemente lo ignoraría por completo.

 

____________________

 

Mientras tanto, Bruce se encontraba en la fiesta hablando con muchas personas. Todos estaban alegres con sus copas de vino charlando de los viajes, los lugares que conocían y de las cosas extravagantes que hacían. Por dentro, Batman se moría de fastidio, solo estaba ahí porque Lucius Fox, director ejecutivo de empresas Wayne, le había insistido en que tenía que ir fuera lo que fuera; así que viendo la oportunidad de presentarse al verse cancelada su cita, lo hizo.

 

—“Dios… me quiero ir cuanto antes de aquí”  —pensó agobiado de tanto personaje pomposo y de las aburridas anécdotas de cada uno.

 

La copa de vino que llevaba en su mano estaba intacta y la venía sosteniendo desde hacía rato solo para simular que bebía. No le apetecía nada de lo que servían allí y su mente solo se centraba en volver a su casa. Por dentro no dejaba de preguntarse cuanto más iba a tener que aparentar, hasta que de repente su celular comenzó a sonar. Antes de tomarlo, dejo la copa de vino a uno de los mozos que circulaban por allí, luego agarró el aparato y al ver quién era el que estaba llamando arrugó su nariz con fastidio.

 

—“No tengo ganas de hablar contigo ahora” —se dijo a sí mismo y cortó enseguida la llamada.

 

Tras colgar el teléfono, el playboy recibió un mensaje de texto del Kryptoniano diciendo­: “Bruce… por favor, contesta mi llamado”, y nuevamente el celular sonó por largo rato. Luego de ese llamado sin ser respondido, otro mensaje llegó: “Vamos, Bruce, necesito hablar contigo”.

 

El playboy miró su celular indignado y pensó—: “¿Ahora se te ocurre querer hablarme? Lo hubieras pensado antes. Vete al demonio”. —Y guardó el dispositivo en su pantalón sin ningún remordimiento.

 

Otros mensajes fueron llegando durante la velada y Batman los siguió ignorando por completo. No tenía intenciones de hablar con el súper hombre en ese momento, se sentía bastante enojado como para dirigirle la palabra. Cansado de escuchar constantemente los tonos de recibido, su rostro se contrajo de la irritación, y metiendo la mano en el bolsillo de su pantalón apagó su celular.

 

_________________

 

 

Luego de varias horas de llegado a la fiesta, Bruce se sentía bastante cansado de haber hablado con más de diez personajes tontos en ese lugar. Su coeficiente intelectual estaba disminuyendo demasiado a su parecer, y consideraba que se había quedado lo suficiente como para callar a los molestos críticos que habían reprochado su anterior accionar. Así que sin más, llamó a su chofer y fue directamente a su casa saludando previamente a todos y disculpándose por su pronta retirada.

Al llegar a la entrada de su mansión, suspiró de alivio de encontrarse nuevamente en su hogar. Ingresó saludando a Alfred con un gesto cansado y no pronunció palabra; solo dirigió su caminar en silencio hasta su cuarto.

Lo primero que hizo al llegar, fue sacarse el saco y aflojarse la corbata; por alguna razón esta le estaba asfixiando, tanto simular lo estaba asfixiando. Mientras hacía eso sonreía para sí porque sabía que Superman se encontraba cerca. Siempre era lo mismo con él, nunca dejaba de insistir, y por esa razón, no dudó en llamarlo para que entrara. Quería que la noche acabara pronto para irse a dormir.

 

—Ya sal de tu escondite que no logras engañar a nadie —dijo con voz tranquila mirando hacia la ventana. Un arrepentido Clark bajó volando y entró a la habitación como tantas otras veces lo había hecho—. ¿Cómo te enteraste del evento? —Mientras Bruce hablaba, se fue quitando la corbata y luego comenzó a desabrochar su camisa—. No digas nada… Lois. Me pareció haberte visto al salir de allí.

 

Superman no pudo evitar tragar saliva al ver el torso desnudo de su amante. Volvió a concentrase y aclaró su mente para decir las palabras correctas—: Necesitaba hablar contigo, quería disculparme. —Su rostro parecía nervioso, no podía sostener la mirada fulminante que le devolvía el mayor—. Lamento como terminó la noche entre nosotros. Realmente la estábamos pasando bien y lo arruiné. No debí haberme ido de esa manera. —Sonaba totalmente afligido.

 

El murciélago solo permaneció callado mirándolo y Superman se sentió incómodo por la situación. Nunca sabía que pasaba por la cabeza del mayor pero podía distinguir su enojo. Esos ojos parecían dagas que lo estaban atravesando; lo estaba matando su silencio.

 

El murciélago después de unos segundos abrió su boca—: ¿Es eso solo? —Desvió su mirada, se sentó en una silla y empezó a desatar sus zapatos. Luego se los retiró y tras esto se quitó las medias.

 

—No. También… no debí decirte esas cosas, no tenían nada que ver. No imaginaba lo que estabas haciendo por mí al faltar a ese evento. —Trató de buscar el contacto con la mirada del otro, necesitaba saber que estaba pensando el señor de la noche a través de sus ojos. Pero Bruce solo siguió acomodando la ropa que se había quitado y no decía nada.

 

Bruce continuó con su tarea y le habló de espaldas—: No tenías por qué saberlo. Además no era solo por ti, también era por mí. —Se dio vuelta y volvió a colocar su vista en los ojos del súper hombre. Pero su mirada ya no era de enfado, sus ojos ahora parecían entristecidos. Y tal acción no pudo acongojar más al corazón de Clark. Quería ir corriendo a abrazarlo y decirle mil veces que lo sentía, pero tenía que tantear terreno antes de tomar cualquier acción impulsiva—. Si no tienes nada más para decir… —Desabrochó su cinturón y lo dejó sobre la silla—… puedes irte.

 

Superman no supo que decir. No quería irse así, dejando a un Bruce enojado y… ¿triste? Quería escuchar la voz del otro, que se quejara, que al menos lo puteara o le gritara. La reacción pacifica le era más dolorosa de aceptar que si le hubiera dado una patada en la cabeza, aunque obviamente esta tampoco le hubiera hecho mucho daño.

 

—Y-yo… Bruce… no deseo marcharme así… yo… —No sabía que palabras usar. Solo quería quedarse con él y hacerle olvidar lo que había pasado.

 

—Descuida Clark… disculpas aceptadas. —Batman miró sonriente hacia el hombre de acero con un rostro muy calmado asombrándolo frente a esa reacción. ¿Realmente le estaba perdonando? Y cuando justo se estaba por acercar al mayor, la mano de este se alzó en forma de alto—. Bien, que te haya disculpado no significa que te puedes quedar. Ya es hora de que te vayas. No te quiero cerca. —Sus ojos se oscurecieron y una sonrisa ladina se marcó en sus labios.

 

—¿Q-qué quieres decir? —Superman alzó una ceja y dio un par de pasos hacia él.

 

—No es tan difícil. Que no te quiero cerca, Clark. —Se dio meda vuelta y se alejó.

 

El señor de la noche tomó su ropa, se encaminó hacia una habitación contigua y al trasladarse, quedó fuera de vista de Kal-El; así que este lo siguió. Bruce estando allí, guardó prolijamente su ropa en un compartimiento destinado a la indumentaria que iba a ser lavada.

 

—¿Hablas en serio? —preguntó asombrado el Kryptoniano mientras miraba al millonario hacer la tarea. Ya no le estaba gustando cómo iba yendo la conversación.

 

El otro salió del cuarto empujándolo ya que el súper hombre estaba parado en el medio de la puerta obstruyendo la salida—: Muy en serio. Y si no te vas ahora mismo no me quedará otra que obligarte a que te vayas. —Se quedó mirándolo y con la cabeza hizo señas hacia la ventana.

 

Superman no se movió. La decisión del mayor lo había dejado paralizado. Especialmente porque por su cabeza pasaban muchos desenlaces futuros y ninguno era bueno para la relación. Al no ver movimiento alguno por parte de Superman, Bruce se acercó hasta una cómoda y de un cofre tomó una cadena hermosa color plata y se la colocó sobre la cabeza. El Kryptoniano no entendía que estaba haciendo el otro, pero realmente no le estaba prestando atención; su cabeza seguía maquinando. Si Bruce no lo quería cerca podía entenderlo, ¿pero por cuánto tiempo? Los tiempos de uno eran muy diferentes del otro. Eso podía significar meses o más. La distancia podía representar el fin de la relación. Pero de repente, dejó de maquinar y sus ojos se centraron en las acciones del otro al ver abrirse la joya que llevaba puesta. Esta daba un resplandor verde y supo al instante lo que era al sentirse debilitado. Kryptonita… realmente Bruce estaba usando Kryptonita.

 

Lentamente el murciélago se fue acercando al súper hombre, y este perdiendo fuerzas totalmente, cayó de rodillas—: Bueno, Clark, te dije que te fueras. —Le habló acercándose y a continuación se agachó un poco para quedar casi frente a frente para dejar la piedra colgando cerca del rostro del afectado.

 

—Bruce… no seas cruel —dijo sonriendo. Ahí reconoció al caballero de la noche que minutos atrás estaba tapando su enojo con una máscara de rostro tranquilo. La patada a la cabeza que había estado esperando vino, solo se había retrasado.

 

Bruce apoyó su mano en el hombro del contrario y con un fuerte empujón lo tiró de espaldas contra el suelo. Acto seguido se sentó a horcajadas sobre él y descansó su peso con las manos sobre el pecho para evitar que se moviera. Superman lo tenía tan cerca que podía sentir su calor, su respiración y sus latidos. Para tentarlo, el millonario comenzó a mover su pelvis lentamente encima del hombre de acero. ¡Qué tortura! Esa pose y esos movimientos lo estaban estimulando tanto, pero él era incapaz de mover un pelo. No había peor castigo que tenerlo tan cerca y no poderlo tocar. Clark trató de mover sus brazos nuevamente pero estos solo temblaban del esfuerzo.

 

—Ya… haa, haa... d-dije que lo sentía, Bruce… deja esa piedra, haa, haa. —Su respiración comenzó a acelerarse, le estaba doliendo el tener la Kryptonita tan cerca.

 

Batman se acercó más y la roca comenzó a tocar el pecho de Superman. Mientras, Clark miró directamente a los ojos del caballero de la noche y pudo distinguir el fuego en ellos, un fuego que indicaba una cosa distinta al enojo.

Inclinándose más, Bruce se arrimó hasta los labios de Clark, miró su boca jadeante y tomando su pulgar, recorrió el contorno de los labios lentamente. Luego introdujo el dedo dentro de su boca, para a continuación, llevarlo hasta la suya y lamer el pulgar. Superman estaba expectante a las reacciones y movimientos que daba su pareja con los ojos encendidos de pasión.

Batman por fin arrimó sus labios abiertos a los del otro para lograr la ansiada unión. Luego introdujo su lengua hasta el fondo y degustó lentamente su interior. El hombre que estaba debajo, a pesar del dolor que le causaba la Kryptonita, se deleitaba con el contacto del otro, aunque apenas si podía corresponderle. El reportero lo deseaba tanto y se sentía frustrado por no poder devolverle el beso como deseaba.

El multimillonario alejó su rostro y recorrió nuevamente sus dedos sobre los labios del menor. Este lucho al ver que el otro había separado el enlace entre sus bocas y con mucho esfuerzo lo tomó del cuello y lo trajo hasta sí para volver a besarle. Acto seguido Bruce cerró la gema liberando toda tención del cuerpo que tenía debajo y el beso a continuación se volvió enérgico y violento. Bruce mordió con intensidad los labios del menor y nuevamente introdujo su lengua para continuar con el ardiente beso. Si la piel del Kryptoniano no hubiera sido dura, hubiera partido su labio sin lugar a dudas. Al estar la roca oculta por el plomo que la cubría, Superman pudo respirar mejor, intensificó el juego entre sus bocas y alzó su mano para intentar tocar el rostro del mayor mientras sus labios seguían unidos. Al notar esto, Bruce enseguida se separó forzosamente de la unión, controlando los impulsos que le pedían a gritos seguir.

 

—Este va a ser tu castigo —dijo al oído del otro en un susurro antes de levantarse y tomar distancia—. No me hagas repetirlo dos veces Clark. No tengo ganas de ver tu rostro por ahora. Así que te recomiendo que te vayas cuanto antes. —Mientras decía esto, comenzó a dirigirse hacia el baño—. Te dejo recuperarte mientras me doy una ducha. Espero que al salir, ya te hayas marchado-. Y dando una mirada asesina se metió a la habitación para cerrar con un fuerte portazo.

 

—“Esa actitud… realmente a veces da miedo. Pero aquel beso fue…” —pensó el súper hombre mientras ponía sus dedos sobre su boca; aun podía sentir la intensidad que le había quedado en los labios.

 

A pesar de la reacción del otro, el menor se sentía sumamente feliz y lleno de dicha. ¡Después de aquél beso! ¿Cómo iba a mantener la distancia? Estaba contento de que el otro no se guardara todo para dentro como siempre lo hacía. Generalmente frente a una discusión, Bruce ponía su cara sin expresión y las cosas seguían su curso, sin mostrar absolutamente nada de lo que pasaba por su cabeza o por su corazón. Así que le alegraba ver los sentimientos de su pareja aunque sea un poco. Actuando de esa manera, significaba que él le importaba, que también le había afectado la situación, que no le era indiferente y… ¡que lo deseaba! Además, no significaba que no lo quería ver más, le había dicho, “por ahora”. Eso quería decir que después que se le pasara el enfado, seguramente las cosas podrías seguir su curso. Tenía que soportar… “su castigo”.

Aún tendido en el suelo, el rostro de Clark mostraba una sonrisa de oreja a oreja. No sabía cuánto tiempo había estado así echado, recuperando fuerzas, pero más que nada se había quedado pensando en todo lo que había sucedido.

 

—¿Por qué la cara de feliz cumpleaños? —preguntó el señor de la noche con los brazos apoyados en la cintura mirando al hombre que aún estaba tendido en el suelo.

 

Bruce había salido de la ducha, su torso estaba desnudo y solo llevaba una toalla cubriendo sus partes íntimas. Por su cuerpo corrían gotas de agua que se iban deslizando por todos lados.

 

Superman se enderezó del suelo pero permaneció sentado—: Es porque te amo Bruce. —Sonrió tiernamente.

 

El otro abrió los ojos sorprendido, no se esperaba esa respuesta del menor, por el contrario, creyó que cuando saliera del baño este ya no se encontraría. Siempre le sorprendía cuan obstinado era a pesar de las tantas veces que lo rechazaba. Y recordó que, gracias a su insistencia y perseverancia, era que estaban… “juntos”. Sin importarle cualquier actitud que tomara, él otro estaba siempre a su lado… firme.

 

—Eres raro. —Bruce atinó a decir frente a esa afirmación.

 

—Es una manera de verlo. —Se levantó del suelo y tuvo intenciones de acercársele, pero al ver que el otro daba un paso hacia atrás, se quedó en el lugar. Antes de que Bruce pudiera decir algo, Kal-El se elevó y tomó distancia arrimándose a la salida de la habitación. Parado en el marco de la ventana lo miró a los ojos y el millonario le sostuvo la mirada—. ¿Por cuánto tiempo más vas a llevar ese accesorio? —preguntó ansioso.

 

—No lo sé… depende. —Sonrió Bruce, tomó la joya entre sus dedos y jugó con ella—. Digamos que no lo pensé. —Soltó la toalla para dejar al descubierto su cuerpo enteramente desnudo y se puso a secar el cabello.

 

Otra vez Superman tragó saliva, sí que era un tormento que se mostrara así ante él y no permitirle acercarse—: ¿Aunque ya pedí disculpas? —Sonrió pícaro.

 

—Que haya acepado tus disculpas no significa que no siga enojado. Ya vete. —Insistió cerrando los ojos e hizo señas con la mano para que se marchara.

 

—Bien, voy a irme por ahora. Pero… quiero saber… —Hizo una pausa y miró con deseo al murciélago. Era un pecado ver a ese hombre parado de esa manera tan sexy, distinguiendo como las gotas de agua caían delicadamente por todo su cuerpo—… ¿Cuándo será la próxima vez que nos veamos? —Sonrió al terminar la pregunta.

 

—No lo sé. —Ante la contestación, Superman suspiró y se dio media vuelta para marcharse—. Ya veremos —dijo en un susurro casi inaudible, pero gracias al súper oído del Kryptoniano, lo pudo escuchar claramente.

 

Sin decir más nada, el hombre de acero tomó vuelo y se alejó del lugar con una alegría que lo desbordaba.

Notas finales:

Bueno, debí ponerme a estudiar hace algunos días pero estaba ansiosa por terminar este capitulo! Así que me va a llevar un tiempo seguir hasta despues de rendir el examen!!! Nos leemos prontoooo!!! Besos!


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