Estaba junto a sus padres en las puertas del palacio a la espera de los visitantes del Oeste.
Después de unos minutos en los que terminara aquella charla con su padre, uno de los sirvientes llegó para decirles que ya estaban por llegar los invitados, sin mediar palabra su padre solo asintió con la cabeza y salieron del despacho. Su madre ya los esperaba con una sonrisa en la que se dejaba reflejar la emoción que le causaba el momento.
En la entrada ya se veia llegar el elegante carruaje en donde venia su prometido y los padres de este, se puso tenso a medida que este se fue acercando hasta detenerse frente a ellos, alli estaba, solo las escaleras lo separaban del carruaje.
Sus padres fueron los primeros en bajar para recibir como se debia a los lords, él hiba detrás. La puerta se abrió y de ella bajó lord Inuno Taisho quien al estar ya afuera ayudó a su esposa y a una joven humana a bajar, no perdió de vista el momento en el que sus padres saludaron a los señores del Oeste. Parecia un reencuentro entre mejores amigos.
Hiba a terminar de acercarse y presentarse como era debido cuando algo, o mejor dicho alguién, lo detuvo de hacerlo ¿Acaso ese era...su...su
..?
Del carruaje salió un lindo joven, era unos centimetros mas bajo que él, de rostro dulce, hermosos ojos y unas tiernas y curiosas orejitas encima de su cabeza, no supo por qué, pero no podia apartar la mirada de aquel muchacho.
Observo como el lord presentaba al joven como su hijo a sus padres, quienes lucian encantados de al fin conocer al nuevo miembro de la familia, el joven con una sonrisa hacía una reverencia mientras saludaba a sus padres. “Encantador" pensó sin quitarle la vista de encima, estaba tan concentrado que ni siquiera reparo en el por qué de aquel pensar.
La voz de su padre al llamarlo lo sacó de sus cabilaciones, se acercó a ellos y se dispuso a presentarse.
— Un gusto conocerlos señores, soy Kouga Wolf príncipe y futuro lord del Norte -dijo serio y cordial mientras hacia una reverencia.
— El gusto es nuestro joven Kouga -respondió Inuno viendo detenidamente al joven que seria esposo de su hijo, parecia muy caballeroso y respetuoso.
— Esta hermosa dama es mi esposa, Lady Izayoi -continuó el señor del Oeste, la mencionada inclinó la cabeza regalándole una bella sonrisa- y este de aqui es mi hijo menor, Inuyasha -el mencionado inclino la cabeza con un adorable sonrojo en sus mejillas.
— Un placer -dijo con voz tranquila y segura, el sonido de esa voz era dulce aunque no dejaba de ser varonil, le gustó mucho aquella voz.
— El placer es todo mio -decia encantador mientras tomaba con delicadeza la mano derecha del joven y la besaba, siempre con una sonrisa y sin dejar de mirarlo a los ojos, ni soltar su mano.
Observó como ante este gesto el sonrojo, que antes era sutil, aumentaba en las mejillas del príncipe, se veia adorable con el. Sinceramente no esperaba que su prometido fuera en verdad un ser muy hermoso, le causaba ternura y extrañamente un deseo de protegerlo de todo y de todos.
No podia creerlo, habia escuchado rumores sobre él pero ya verlo en persona era distinto, su prometido era muy, muy atractivo con esos ojos azules que no le quitaban la mirada, esa sonrisa de lado que a la vez era dulce, era más alto que él por unos centimetros, y esa voz profunda que le erizaba la piel, no pudo evitar sonrojarse al verlo.
Y el sonrojo aumentó cuando este besó el dorso de su mano a manera de saludo, se portaba como todo un príncipe, ¿De verdad hiba a casarse con él? Ahora estaba seguro que parecia un tomate, lo sabia porque escuchaba los intentos que Kagome hacia para no reir.
— Bien, ahora que ya nos hemos presentado, entremos para que podamos conocernos mejor -dijo con una sonrisa lord Daijiro mientras enviaba una mirada cómplice a Inuno, este entendió el mensaje.
— Por supuesto, de todas formas tenemos que hablar sobre los ultimos detalles de la ceremonia -le ofreció su brazo a Izayoi y esta lo tomó, el lord del Norte hizo lo mismo con su señora.
Lady Kira dió una mirada a su hijo y este entendió, ofreció su brazo a Inuyasha quien algo timido lo acepto. Juntos traspasaron las puertas hacia el interior del palacio.
*************************************
En el interior del bosque se podia ver una casa de madera en la que se dejaban escuchar unas risas divertidas, en el interior de esta se encontraban Ayame y su amante, Naraku hombre de ojos escarlata, cabello largo de color negro, piel palida y blanca; atractivo en realidad.
Estaban recostados en el cómodo futon en donde se daban mimos y besos apasionados, riendo y viéndose con complicidad.
— Entonces querida -dijo con voz profunda mientras se sentaba alejandose de la joven- ¿Ese idiota dejará todo ese día?
— Ya te dije que si, él me lo prometió y cuando eso pase podremos poner en marcha el plan de adueñarnos de su reino -dijo con una sonrisa maliciosa- seremos los nuevos gobernantes del Norte -terminó emocionada y abrazandolo, el gesto no le fué correspondido pero no le dió importancia.
— Claro mi hermosa loba, pero ya sabes que tendremos que esperar para poder ocupar ese puesto -dijo mirandola serio- y primero a que te deshagas de ese sarnoso -finalizó con desdén en su voz.
Lo miró fastidiada y deshizo el abrazo, se lo volvia a recalcar y no hacia falta, ella sabia que después de lograr que Kouga renunciara a su puesto de lord al escapar con ella, tenia que “desaparecer" al lobo para que de esa forma no hubiese nadie que pudiese ocupar el puesto como señor del Norte y entoncés el lord actual tendría que dejar el cargo hacia quien los miembros del consejo de demonios eligieran, que para ese entonces seria Naraku.
El consejo era regido por los demonios mas antiguos en existencia, eran más sabios por la experiencia que les habia dado la vida en tantos años, los lords podian gobernar a su antojo sus tierras pero cuando habian situaciones serias, el consejo intervenia y nadie podia refutar, su autoridad era mayor y sus palabras eran ley. Darian pruebas del por qué Naraku era el prospecto ideal al puesto de lord de las tierras y sin duda alguna el consejo fallaria a su favor, de eso no habian dudas.
— Ya lo sé, no necesitas recordándomelo a cada instante -respondió fastidiada y cruzada de brazos.
— No te pongas asi y disculpa pero necesito estar seguro antes de arriesgarnos -dijo mientras la abrazaba y le daba un beso en la mejilla- sé que no me fallaras mi hermosa futura lady.
Ella sonrió y le devolvió el abrazo junto con un beso apasionado que se fue tornando más desesperado y el calor en el ambiente subia. Naraku sonrió con malicia, solo era cuestión de tiempo para que al fin lo nombraran lord, debia ser un poco más paciente pero estaba seguro que valdria la pena. Ayame no imaginaba que en los planes de Naraku no estaba incluida y que este en realidad tenia puesto sus intereses en alguien más.
*************************************
Hasta el momento no habian surgido problemas y el ambiente era ameno, después de unos minutos y tal como su padre se lo hubo mencionado antes, los señores se encerraron en el despacho de su padre para ultimar detalles de la boda, despues de todo solo estaban a dos dias de la misma.
Silencio. Era lo que reinaba en ese momento en la sala de estar, el joven peli plata obervaba todo lo que hubiese en ella, todo menos a él. Podia sentir su nerviosismo y pese a que lo aparentaba bien, él se sentia igual.
— Entonces, emmm Inuyasha ¿verdad? -comenzó para poder romper con el silencio que ya lo habia desesperado.
—Eh...si -dijo timidamente.
— Dime, que tal estuvo el viaje...¿cansado? -definitivamente no servia para esto de las conversaciones incomodas.
— Estuvo bien, el reino suyo es muy bonito y...si fue algo cansado -dijo aun sin mirarlo directamente, se sentia nervioso y no se atrevia a alzar la mirada.
— Lo imagino -dijo riendo un poco, el otro también lo siguió.
Y volvia el silencio, ¡¡demonios!! No se le ocurria otra cosa que decir, se supone que ese espacio que les habian dado los mayores era para que se conocieran y seria muy tonto empezar con algo como “¿oye y que me dices del clima?"...Ridículo.
— ¿Quieres conocer el resto del palacio o prefieres ir a los jardines? -pregunto con una sonrisa y de manera amable, justo ahora recordaba que eso le habia dicho a su padre que haria con el joven.
Inuyasha por fin lo miró y con una sonrisa respondió de la misma forma, amable y cordial.
— Si no es molestia que escoja...quisiera ver los jardines primero -en verdad le gustaba la idea de salir un rato al aire libre.
— De acuerdo -se levantó y con una sonrisa fue hasta él y ofreció su brazo de nuevo- ven conmigo entonces.
Inuyasha aceptó el gesto y juntos se dirigeron hacia afuera, no pudo evitar ver con curiosidad los pasillos, amplios y con una alfombra roja extendida en ellos, el palacio era hermoso, de color café y piel que convinaban perfectamente y le daba elegancia. Salieron por una puerta que se encontraba en el fondo y que llevaba directo a los jardines, amplios y de vivos colores con variedad de flores y arboles, un paisaje divino; se aparto de Kouga y pisó el suave cesped mientras cerraba los ojos y daba un hondo respiro, que bien se sentia.
Kouga solo lo miró y no se dió cuenta de cuando habia sonreido mientras veia con ternura al joven, no pudo evitarlo, se veia aun más lindo a la luz del sol, era idea suya o ¿el día habia estado tan brillante y cálido? No recordaba haberlo visto asi cuando despertó en la mañana...bueno...no importaba, puede que no se hubiese fijado bien y la verdad no habia prestado atención a ese detalle.
Inuyasha se volvió a verlo con una dulce sonrisa y volvieron a retomar el camino para que el joven observara mas de aquellos hermosos jardines, ninguno se dió cuenta o talvez fingieron no hacerlo pero volvian a estar en la misma posición con la que llegaron, el menor de su brazo y él sosteniendolo firme pero suave a la vez. Les agradaba la presencia del otro, apesar de acabarse de conocer.
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español