Kouga híba a paso lento, totalmente desganado, no podia quitarse de la cabeza el rostro de Inuyasha; se sintió como el peor ser sobre la tierra, observó el anillo que hace poco le devolvió el ojidorado y lo apretó con fuerza mientras lo guardaba dentro de su túnica, solo un pensamiento se le vino a la mente “no se lo des a ella" y no supo porqué, estuvo de acuerdo.
Siguió con su camino cuando unos murmullos llegaron a sus oidos, reconoció la voz de Ayame pero la otra era masculina, eso lo extrañó y paró su andar escuchando con atención ¿con quién estaba?
— No lo veo -dijo la voz masculina, sonaba enojada
— Te digo que siento su aroma, no tardará en llegar -respondía Ayame también enojada- y no molestes que se supone que solo yo estoy aquí esperando ¿lo olvidas?
— puff...como quieras, pero si no llega, con quien me desquitaré será contigo -dijo molesto y con tono frío mientras se retiraba.
Le recorrió un escalofrío por el cuerpo al escucharlo, no creía que hablara encerio, después de que lo ayudara al hacer que el lobo renunciara a su puesto y a adueñarse del reino Norte, talvez quería intimidarla porque Kouga no aparecía.
— Será idiota...y yo que le estoy ayudando -bufó molesta- bueno, me lo agradecerá cuando ya seamos lords de este reino -sonrió con malicia.
— ¿Se podria saber de qué hablabas con “ese"? -se escuchó una voz que se le hizo demasiado familiar, tembló y maldijo mentalmente por no haberse percatado de su presencia, giró encontrándose con la mirada furiosa de Kouga.
La furia aumentaba mientras veía que ella solo le sonreía nerviosa, las ansias de golpearla lo invadieron pero se contuvo, él no le pegaba a las mujeres, eso era de cobardes...aún cuando deseara hacerlo con todas sus fuerzas.
— ¡RESPONDEE! -gritó ya perdiendo la paciensia.
Se sobresaltó con ese grito, jamás había visto a Kouga de esa manera y entoncés tuvo miedo por la forma en que la miraba.
— Bu-bueno yo...yo...verás no es lo que...lo que tu -tartamudeaba sin saber que decir, había sido descubierta, Naraku sin duda se pondria furioso en cuanto se enterara.
— ¿LO QUE YO QU…?...¿¡LO QUE PIENSO!? -dijo irónico- NO PUEDO CREER LO ESTÚPIDO QUE FUÍ AL CREER EN TUS PALABRAS, DIME ¿PORQU…...? -siguió mientras la tomaba fuertemente de los brazos y la sacudía, ella lo miraba aterrada- ¿porqué lo hiciste si no...si no sentias nada por mí?...¿porqué engañarme? -terminó susurrando con la voz queda.
— ¿porqué, preguntas? Eso es muy obvio ¿no? -dijo con sinísmo, después de todo ya no tenia sentido seguir fingiendo- para poder convertirme en la señora del Norte al lado de quién realmente quiero, pero para eso necesitaba hacer que tú dejaras libre el camino y lo hiciste, me seguiste como perrito faldero jajajaja -sonrió con maldad viendo como Kouga la soltaba retrocediendo, mirándola con los ojos abiertos de la sorpresa.
No se esperaba esto, él que dejó a su familia, su hogar, que había dejado plantado a Inuyasha por ella...había renunciado a todo eso, dejó eso atras por...por estar con...¡¡ CON ELLA !!...La ira volvió a surgir con más fuerza, tanto que su razón se nublo y cuando se dió cuenta ya estaba ahorcandola con todas sus fuerzas mientras Ayame hacia intentos desesperados por soltarse sin resultado alguno.
Quizo detenerse, pero la ira no lo dejaba, fue cuando la joven ya había cerrado los ojos y su piel se había puesto de un color morado, que sus manos la soltaron. Se alejó respirando agitadamente mientras volvía su mirada hacia el cielo, el sol ya se ocultaba ¿tanto tiempo había pasado? ¿cómo no se dió cuenta?, no le dió importancia y volvió su mirar a la joven que estaba en el suelo desmayada, porque sabía que no la había matado aunque ganas no le faltaron, se giró y respiro hondo tratando de calmarse con eso.
Decepcionado y con el corazón destrozado corrió lejos, no quería seguir cerca de esa...de esa...ni siquiera sabía como referirse a ella, solo siguió corriendo sin parar, sin pensar en nada.
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En el despacho de lord Daijiro, este se encontraba observándo la hermosa Luna que ya había hecho aparición hacia un par de horas, la decepción y la ira no lo dejaban en paz, tenia tantas ganas de golpear algo, respiró profundo; su esposa estaba sentada frente a él sin atreverse a decir nada, las lágrimas recorrian su rostro, no alcanzaba a entender el porqué su hijo había hecho esto.
Hacia tres horas que despidió a los invitados, disculpándose por tal falta de respeto junto a los Taisho, Izayoi no dejó esconder su decepción y tristeza y lord Inuno Taisho junto a Sesshoumaru no evitaron dejar notar su molestia y ganas de golpear a Kouga si ozaba aparecer. Y el pequeño príncipe solo sonrió suavemente cuando ella se le acercó con la intención de disculparse, no la dejó hablar diciendo “no se moleste, no fue culpa suya lady Kira...no hay rencor de mi parte, agradezco sinceramente el trato que he recibido de su parte como por parte de lord Daijiro, esta bien " terminó diciendo mientras disculpándose se retiraba a su habitación. Se sintió peor, pero no dijo nada, su esposo había mandado a buscar a su hijo por todas partes pero no hubo ningun resultado, su hijo no apareció.
Lord Inuno Taisho había discutido con lord Daijiro, dandole a conocer la decepción y la molestia que sentía por la situación, después de todo la dignidad de su hijo había sido mancillada y eso no se lo híba a perdonar al hijo de este, salió del despacho hecho una furia que se calmo cuando vió a su hijo menor en brazos de Sesshoumaru, la tristeza hizo acto de presencia mientras se acercó a ellos poniendose a la altura del menor que permanecia sentado abrazando a su hermano, su rostro no tenia expreción.
— Hijo...-comenzó tomando las manos de su pequeño y las besó con cariño- te ves muy hermoso...quiero que sepas que no importa lo que pase, nosotros, tu familia siempre estará a tu lado -dijo con ternura, su hijo solo le sonrió con cariño y sin decir nada lo abrazó, correspondió sintiendo como su corazón se desmoronaba al verlo así.
Izayoi también abrazó a su hijo, buscando darle consuelo cuando lo encontró en su habitación tratando de quitarse el traje de bodas.
— Tranquila mamá, solo lo conocí a penas dos dias, estoy bien no te preocupes ¿si? -recordaba que él le dijo mientras le sonreía cariñosamente, mostrándose fuerte.
Ella lo volvió a abrazar y después de besar su frente con amor, le ayudó a desvestirse; si antes le había gustado ver a su hijo en aquellas ropas ahora le molestaba.
Después de la cena, que fue en un silencio muy incómodo, subió a descansar; no dejó que nadie lo acompañara, no queria estar con nadie, recordaba las miradas de los invitados cuando se habían disculpado con ellos al decirles que no habría boda, varios lo vieron con burla y otros con lástima. Odió ver aquellas expresiones y no soportaba ser objeto de aquellas miradas, no deseaba la lástima de nadie; se acostó mientras suspiraba con tristeza y sentia su corazón latir dolorosamente, fijó su mirada en la hermosa Luna y así permaneció por varios minutos hasta que sin darse cuenta el sueño se apiadó de él, arrastrándolo a la inconciencia.
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Naraku estaba molesto, no, furioso. Esa estúpida había llegado hasta él diciendo que el lobo sarnoso lo había descubierto todo y que al dejarla inconciente había desaparecido.
Sin arrepentimiento la abofeteó y le dijo que ya ni se molestara en buscarlo, que ahí terminaba lo suyo; dicho esto se fué y la dejó llorando sola, no quería verla, ahora solo esperaba que el príncipe no volviera para poder seguir con el resto de su plan y presentarse ante el consejo y convertirse en el nuevo lord del Norte.
— Y una vez logrado eso podré seguir con la siguiente fase...-sonrió con malicia- y si se le ocurriera regresar a ese idiota, esta vez, yo mismo me encargaré de él...-terminó mientras su mirada se volvía oscura.
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Kouga se encontraba sentado debajo de un árbol cerca de una cascada, veía a la Luna fijamente como si esperara a que esta le diese todas las respuestas a sus problemas; mientras la tristeza y el arrepentimiento lo golpeaban con fuerza, sabia que si regresaba sus padres no lo perdonarían y los Taisho de seguro lo matarian en cuanto lo vieran (hablando del lord y el hijo mayor de este) e Inuyasha...recordarlo lo llenaba más de pesar, talvez debió dejar que el arrepentimiento lo hubiese hecho seguir con aquella boda y no haber huido, estaba seguro de que las cosas serían muy distintas si tan solo no hubiese ignorado a su conciencia, a esa voz que siempre se antepuso a su decisión de dejarlo todo y escapar con esa mujer; cerró los ojos mientras su mano derecha se posaba en el lado donde sabia estaba su corazón y sintió un pequeño bulto, allí se encontraba guardado aquel anillo que le había dado el joven de regreso, se alegró de tenerlo aún con él ya que sabía que solo le pertenecia a una sola persona.
Suspiró y cerró sus ojos buscando el consuelo a su mente, que sabía solo el sueño le daria, después de unos momentos este llegó y gustoso se dejó llevar por él, mientras en su mente aparecía el rostro de aquel dulce joven de ojos dorados.
Las intensiones de aquel malvado ser no eran para nada buenas, ahora las cosas se habían complicado, al parecer sin remedio alguno...o ¿talvez existiera alguna esperanza? Las cosas nunca serian fáciles en esta vida y el reparar este error no sería la exepción.
Inuyasha y Kouga tendrán que luchar por lo que más aman y no dejar que Naraku se salga con la suya, y talvez...entre ellos pudiese surgir algo más, pero eso ya solo su decisión y el paso del tiempo lo dirá, después de todo sus corazones ahora no se encontraban en buenas condiciones y la decepción y la tristeza dominaba por encima de cualquier otro sentimiento.
En aquellas dos mentes solo pasó un pensamiento: “mañana será un nuevo día...", a pesar de todo aún seguian manteniendo un poco de esperanzas en que todo fuese diferente al día siguiente.
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