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Los Sentimientos A Veces Cambian por LadyDeltaPhantomhive

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Notas del capitulo: Holis n.n/ como estan? Espero bien jiji aqui les traigo el siguiente capitulo, la inspiración sigue llegando e.e agradezco como siempre a quienes leen el fic, de verdad me animan a seguir. Sin más, a leer!
Pasaron dos días, Inuyasha se levantó sin muchos ánimos, después de todo ¿qué sentido tendría el hacer lo contrario a como se sentia? y más estando él sólo, se dirigió al baño llenándo la tina de agua tibia y tras quitarse el camisón de dormir se dió un muy relajante baño, que solo Dios sabía cuanto necesitaba; salió y se puso una toalla alrededor de su cintura saliendo del baño directo al closet en donde estaban sus ropas, sacó la ropa que usaría, elegante y de un color azúl pavo. Se cepilló el cabello dejándolo suelto y después de tomar un hondo respiro dibujó en su rostro una sonrisa y se dispuso a bajar para desayunar; su madre le había dicho que después partirian de regreso a casa, de todas maneras ellos ya no tenian nada que hacer en ese lugar.

Kagome ya lo esperaba al final de las escaleras y dandose los buenos dias se dirigieron al comedor en donde lo esperaban los mayores y su hermano junto a Rin, saludó y tomó asiento para poder comenzar a comer, sin pasar por alto que en todo momento sus movimientos y expreciones eran observados con atención. Suspiró y trato de ignorarlos lo más que pudo.

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Kouga se encontraba cerca de los alrededores de su hogar, sí, había decidido regresar después de pensarlo un par de horas, aunque aun no creía que fuese buena idea. Trataba de pensar en algo que pudiera hacer que sus padres pudiesen perdonarlo pero...no se le ocurria nada, además, ¿cómo esperaba que reaccionaran después de semejante acto de parte suyo? ¿que lo recibieran con los brazos abiertos?...“¡¡sí claro!! sigue soñando" se dijo con sarcasmo.

Pero no se animó a acercarse, la culpa no lo dejaba hacerlo, nunca admitiria que también por miedo; totalmente desanimado se alejó del castillo hasta que de repente escuchó el sonido de caballos, con sigilo se acercó entre los arbustos y vió el carruaje en el que habían llegado los Taisho y a estos en el final de las escaleras despidiéndose de sus padres, no era nada parecido a como se saludaran cuando llegaron, esa despedida era fría. Fué cuando lo vió, Inuyasha a unos metros de sus padres junto a su hermano y la esposa de este, el remordimiento volvió con más fuerza e inconcientemente su mano se dirigió hacia el anillo que tenia guardado entre sus ropas.

Entonces fue que una idea le vino a la cabeza, una totalmente descabellada a su parecer pero aún así la analizó un poco, tomando una desición fue por algo de ropa en aquella cabaña que no estaba muy lejos de allí y después corrió hacia las caballerizas, se arriesgaría, antes de enfrentar a sus padres sentía que tenia otra prioridad.

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Ya habían partido hace una hora del palacio del Norte y en ese tiempo no había dicho ni una sola palabra, solo sus padres platicaban entre sí ante el silencio que dominaba dentro del carruaje.

— En cuanto lleguemos tendré que partir hacia el reino Este -escuchó decir a su padre informándole a su madre.

— Entiendo pero...¿es tan importante como para que vayas tan pronto lleguemos? -preguntó Izayoi algo preocupada.

Ya ni siguiera escuchó la respuesta que este le dió, se perdió en sus pensamientos mientras veía hacia la ventana del carruaje, trataba de calmar sus sentimientos que hasta ahora ya se le habían hecho molestos, no quería pensar en nada y su mente no dejaba de hacerle recordar los sucesos de hace poco, quería un momento de paz y nada más ¿era tan difícil conseguirlo?

Su hermano regresaría con Rin al Sur prometiéndole visitarlo tan pronto arreglara los asuntos que había dejado pendientes ante su partida, y ahora se enteraba que estarian solos él y su madre en el palacio por quien sabe cuanto tiempo, suspiró.

— “Bueno, no es como si fuese a pasar o que yo fuera a hacer algo interesante después de todo" -pensó- “De todas formas no me siento con ánimos de hacer nada" -terminó mientras cerraba sus ojos con pesar, odiaba como se sentía en estos momentos, sentía pesado su corazón.

Sintió una suave caricia en su mano y giró la vista encontrándose con Kagome, que le sonreía afectuosamente y con algo de pena en su mirar; evitó hacer una mueca molesta ante esto ultimo y solo le sonrió apretando suavemente su mano para luego regresar su mirada hacia fuera, ¿¡porqué lo veía así!?...entendía que estuviese preocupada por él, lo sabía, además de que ella misma se sentía culpable por haberle dicho aquellas palabras que lo motivaron a abrir su corazón ante un perfecto extraño que solo conoció por dos dias; se disculpo con él a cada cinco minutos y al final tuvo que detenerla, ya no soportó escucharla.

— “Solo espero que Sango y Miroku no exageren por esto, aunque ya me lo imagino, en cuanto lleguemos ella les dirá lo ocurrido y entonces se convertirá en un interrogatorio para mi" -siguió pensando mientras otro suspiro volvía a salir, no sabía cuando es que ya solo vivia para dar suspiros a cada momento, todos por distintas emociones.

— “Y no es como si me importara después de todo, lo conocí poco y lo bien que me tratara o las palabras que me dijo aquella vez no podrian importarme tanto; era un matrimonio arreglado y era muy obvio que no resultaran las cosas bien, él ya tenia a alguien más y...y...yo..." -se detuvo, trataba de ignorar que en realidad le había gustado la idea de estar al lado de ese lobo, de ese demonio que no lo menospreció en ningun momento, que lo hizo sentirse tan a gusto a su lado, y que su corazón no dolia un poco al recordar lo que le dijo aquella tarde en la que le había dado aquel precioso anillo y lo que este hizo después.

Decepción. Ya ni siquiera lograba terminar sus propios pensamientos y esto lo irritaba de sobremanera, no quería sentirse así, además de que había sido culpa suya el hacerse iluciones, nadie lo obligó. Suspiró, otra vez.

— “...y lo peor de todo...es que si me importó" -terminó desilusionado de sí mismo, ¿cómo es que en dos simples dias logró esperanzarse tanto si antes ni siquiera le emocionaba la idea?- “talvez...fue porque...porque después...lo conocí..." -sonrió debilmente, su vida era en definitivo una larga cadena de situaciones deprimentes, y lo odiaba.

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Lord Daijiro se encontraba sentado en su despachó, en sus manos un pergamino con el sello del Consejo, esto no era bueno, sabía que tarde o temprano estos se enterarían pero...¿tan pronto? eso era extraño, suspiró y procedió a preparar lo necesario para enfrentarlos, debía partir de inmediato.

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Cerca de un río se encontraba un hermoso caballo negro tomando agua, cerca Kouga veía hacia la nada.

— “Definitivamente estoy loco pero...extrañamente...no me arrepiento de lo que pienso hacer" -metió una mano a su haori y sacó el anillo, lo observó fijamente unos minutos y luego sonrió- “falta poco para llegar, talvez unas dos horas más...o menos si me doy prisa" -lo guardó y se levantó, se dirigió hacia el caballo y montó, rapidamente volvió a emprender el camino hacia su destino, más determinado que antes.

Tenia que reparar el enorme error que había cometido, disculparse con su familia y con los señores Taisho, pero sabía con quien debia de comenzar para poder hacerlo y por ahora era con quién más deseaba poder corregirse.

— “Solo espero no me mande al diablo antes de poder decir palabra" -pensó inseguro, pero eso no mitigó en nada su determinación, siguió su camino con la mirada en alto, seguro de que esta vez...esta vez haría lo correcto.

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Naraku sonreía triunfador, se las arregló para informar de inmediato al Consejo sobre lo ocurrido en el Norte y estos al confirmar por sus medios aquella información habían tomado cartas en el asunto, empezando por citar al lord actual de ese reino.

— “...ya falta poco jajajaja muy poco jajajaja..." - pensaba mientras esperaba la llegada de lord Daijiro, oculto en la oscuridad para pasar desapercibido, cuando reconoció a alguien cerca de donde él se encontraba y frunció el ceño.

Ayame indignada y furiosa llegaba a las afueras del palacio en donde residian los miembros del Consejo, despechada trataba de ir e informar a estos de los planes de Naraku, cuando de repente es arrastrada hacia el bosque, girando la mirada se encontró con su ex-amante y tembló, este la soltó sin delicadeza dejándola caer al suelo y la observó fúrico.

— ¿A qué venias? -dijo en tono frío.

— ¡¿a qué?!...Pues a decirles a todos sobre lo que tramas, de lo que hicimos para que ahora el príncipe del Norte faltara a sus deberes y hundirte -escupió con furia y resentimiento.

— jajajajaja ¿te estas escuchando? -dijo con burla- si haces eso también te hundiras conmigo.

— No me importa, con tal de que no te salgas con la tuya yo v... -no pudo seguir al sentir como de repente algo le atravesaba el pecho, algo muy filoso y que la llenaba de un dolor muy agudo, Naraku le había enterrado su espada y la observaba sombrio, sin ninguna expresión en su rostro.

— Eres una idiota si pensabas que te dejaría ir así nada más -dijo con voz neutra- y para que lo sepas, nunca estuve interesado en tí “querida" -dijo con sorna mientras Ayame hacía intentos desesperados por soltarse y salvar su vida, hiriéndose y perdiendo más sangre en el proceso- solo fuiste un peón que utilicé a mi conveniencia, mi interés en sí fue siempre por alguien más, alguien mucho mejor que tú, ¿sabes de quién te hablo?...pues dejame iluminarte un poco... -se acercó al oido de la joven mientras la espada se enterraba aún más profundo en el pecho de esta y le susurraba algo, ella abrió los ojos de la sorpresa y entoncés sintió como sus fuerzas desaparecian y todo se tornó oscuro.

Sacó su espada y dejó caer el cuerpo ya sin vida de la loba, limpió su arma con un pedazo de tela que enterró en la tierra y como si nada hubiese pasado volvió sobre sus pasos al palacio del Consejo, no queria perderse nada.

Dejando en lo profundo del bosque el cadaver de Ayame, a merced de cualquier demonio ambriento que pasara por ese sombrio lugar.
Notas finales: TAN TAN TAN TAAAAN!!! jajajaja xD que les pareció? e_e las cosas siguen algo intensas y Naraku no está dispuesto a perder...bueno, me despido hasta el siguiente, sayonara!

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