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Los Sentimientos A Veces Cambian por LadyDeltaPhantomhive

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Notas del capitulo: Holi n.n/ disculpen por no subir antes peto me costo que cargara la página ._. Al final no se si fue el internet o la page...mmm..bueno, ya que, jeje no los molesto mas, a leer!
La mañana llegó, cálida y brillante con un Sol radiante, las aves cantaban y la brisa acariciaba suavemente las hojas de los árboles, Inuyasha se levantó como de costumbre y después de un muy glorioso baño se vistió con una túnica color marrón, ya listo bajó a desayunar, su madre ya estaba esperando por él y la saludo con una dulce sonrisa y un beso en la mejilla, recibiendo de ella lo mismo.

— Cariño, hoy tengo que ir a revisar que todo en el pueblo marche en orden y me preguntaba si tu quisieras...-dudo un poco, su hijo no había querido salir del palacio, entendía que necesitara tiempo pero esto ya era demasiado y empezaba a preocuparse- quiero que vengas conmigo -dijo finalmente, suave pero seria a la vez, era una orden no una pregunta.

Inuyasha ya intuía el porqué se lo pedía así, ya eran demasiados días que llevaba “pensando" en la cabaña, su madre y amigos ya se estaban preocupando, tal vez pensaban que estaba cayendo en depresión o algo así y no queria eso, “será mejor no levantar más sospechas o iran a la cabaña en algun momento y no puedo permitir eso" pensó y entonces levantó la vista del plato viendo a su madre con una sonrisa.

— De acuerdo mamá, aunque no tenias porque ordenarlo, de todas formas íba a pedirte salir hoy a donde tú quisieras, ya me estaba cansando de no salir de casa -tomo la mano de su madre que estaba encima de la mesa y la beso cariñosamente, esta le sonrió feliz, sus ojos brillaban demostrando el alivio que sentía.

Después de eso, mandaron a preparar el carruaje, le había dicho antes a su madre que tenía entonces que dejar algo en la cabaña por lo que rápidamente se dirigió a esta, no sin estar algo nervioso aún no olvidaba lo que pasó ayer, le dejó la canasta con la comida del día a Kouga y le explicó, este entendió y dijo no tener problema alguno, cuando estuvo por irse...

— Inuyasha espera -lo sujetó del brazo suavemente justo antes de darse la vuelta, no queria dejarlo ir así nada más.

— ¿Qué pasa? -dijo algo nervioso y con un ligero sonrojo, tenia que irse, su madre ya estaria esperando y le dijo que no tardaría.

El lobo solo le sonrió y se inclinó hacia su rostro, el sonrojo aumentó y por reacción de sus nervios cerro los ojos, sintió que este le daba un suave beso cerca de los labios y su pulso se aceleró.

— Nada, que tengas buen día -le dijo con eso voz profunda y grave que le ponia la piel de gallina, aún sin alejarse demasiado de él.

— Gra-gracias hasta luego -contestó con un intentó de sonrisa algo nerviosa, el otro al fin lo soltó y pudo irse, corrió hasta el palacio, aún con el pulso acelerado y las mejillas rojas.

Kouga sonrió, estaba dispuesto a hacer que las cosas avanzaran un poco más con ellos, y empezaría hoy en cuanto el menor llegara.

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Naraku esperaba impaciente en las puertas del Consejo, llegó hoy ya que faltaban siete días más para que el plazo terminara, empezaría a sugerirle al Consejo su candidatura para el puesto.

— Señor Naraku, ya puede pasar -escuchó decir a uno de los guardias del lugar, sonrió y lo siguió hacia aquella gran sala, al fondo y detrás de una gran mesa se encontraban los señores del honorable Consejo.

— Señor Naraku, usted a solicitado una audiencia con nosotros -empezó un hombre de apariencia seria y con el pelo blanco cenizo, ojos negros y voz rasposa- diganos que es lo que desea.

— Sí, señores de alguna forma algo casual me he enterado del plazo que ustedes le han dado al lord actual del reino Norte -comenzó con la cabeza baja y de manera firme.

— ¿Enterarse? no sé como tomar eso, ¿de dónde escuchó esa información? -dijo con cautela y en el centro una demonio de tez blanca, ojos avellana y cabello negro, rostro impasible, de avanzada edad aun cuando no se le notara mucho.

— Como sabran el problema de aquella boda fallida en ese reino ha llegado a oidos de muchos y algunos han comentado que los guardias del lord que puso en la búsqueda del príncipe, han mencionado el plazo -dijo al instante y cuidando de que su voz sonara lo más creible posible.

— Bien, entoncés ¿a qué viene usted? no está relacionado con el problema -dijo el otro anciano, cabello rojizo corto, ojos cafés, moreno y voz grave y profunda.

— Señores, yo quisiera presentarme ante ustedes como uno de los candidatos al puesto de lord de ese reino, si el príncipe no apareciera al terminar el plazo -dijo cuidando de no mostrar su molestia al comentario del último anciano- les aseguro contar con la mejor sabiduría para poder dirigir al reino, aún estoy soltero y buscaría entonces decendencia muy pronto, les aseguro que sería un nuevo y mejor comienzo para esas tierras.

Unos minutos de silencio pasaron, escuchaba leves susurros que los señores del Consejo daban al deliverar su propuesta, esperó paciente y aún con la cabeza baja, sonriendo malignamente por unos segundos.

— Señor Naraku -escucho decir al demonio de cabello blanco- este Consejo a decidido que tomara en cuenta su postulación, sin embargo, eso no quiere decir que será el lord del Norte, aún pueden haber otros candidatos.

— Si, lo entiendo -dijo sin dejar notar su molestia ante lo ultimo que dijo ese anciano- entonces esperaré su desición con respecto a este asunto, con su permiso -dijo mientras hacia una reverencia y salia de la sala.

Al menos la primera fase de su plan ya estaba en marcha, solo era cuestion de tiempo para que el puesto fuera suyo, oh porque sí lo seria, de los otros candidatos ya se encargaría, sonriendo ante esto último se fue alejando del palacio.

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Observaba a su amigo, este hablaba animadamente con los niños que lo rodeaban, el pueblo siempre trataba bien a Inuyasha, todos querian mucho al príncipe menor, sonrió, su amigo había estado mal cuando lo vió pero en estos dias que pasaba en el bosque, lo veía incluso regresar con un sonrojo en sus mejillas, lo molestaba al respecto pero para poder subirle el ánimo, aunque en eso al parecer el tiempo en esa casa le estaba sentando bien, incluso salió del palacio hoy, eso ya lo tranquilizó más.

— ¿Qué tanto me ves guapo? -dijo con voz divertida, ya rato que se fijó en la mirada de su amigo y llevado por la curiosidad se acercó, siempre se sintió en confianza con él, incluso para bromear así.

— Nada lindura, te ves bien con los niños ¿sabías? -le dijo mientras reía y sentia el golpe que le daba en el brazo en forma de juego.

— Tonto -sonrió mientras negaba con la cabeza.

— ¡Es cierto! -dijo mientras levantaba ambas manos defendiendose- ¡Vamos cariño! Sabes que solo digo la verdad, eres muy lindo y con niños a tu lado pues...nadie se resistiría -termino coqueto dándole un guiño.

— ¿Quieres que le diga a Sango que coqueteaste conmigo? -dijo malicioso y sonriendo divertido.

— Seguro me deja en coma si intentara algo contigo -decia divertido- así que mejor guardame el secretito ¿si? -escuchó entonces a su amigo reir, había hechado de menos escucharlo reir estos dias, eso terminó por tranquilizar sus preocupaciones.

— Jajaja...bueno, pero no creas que no te ví antes con esa señorita ¿eh? -dijo divertido, cruzado de brazos y viendolo acusador.

— No te atreverias -dijo con temor, su amada Sanguito lo desmembraría.

— ¡jajajajajaja! -no pudo contenerse, la cara que puso Miroku se le hizo demasiado graciosa- no te preocupes amigo jeje no diré nada -dijo mientras se colgaba de su brazo riendo.

— Cariño ya es hora de irnos -escuchó la voz de su madre que se acercaba a ellos, los miraba divertida, seguro los vió tonteando.

Hicieron su camino hasta el carruaje que ese día Miroku conducia y emprendieron la retirada hacia su hogar.

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— Lo siento mi lord, aún no hay pistas sobre dónde podria estar el príncipe -decia uno de los soldados respetuosamente.

Lord Daijiro suspiró, esto seguía sin gustarle nada, ya no hallaba que hacer, rezar parecía ser su única opción, era lo único que no había hecho para encontrar a su hijo.

— Gracias, ya puedes retirarte -dijo desganado, el soldado hizo una reverencia y se fue.

Solo contaba con siete días para encontrarlo, el tiempo se le terminaba y la presión que sentía al tener al Consejo pendiente de sus acciones lo estaban llevando al límite, si terminaba este día sin hallar nada aún, ya solo serian seis; sin duda la desgracia lo perseguía, ¿¡qué más podía hacer!?

— Querido -la dulce voz de su esposa lo sacó de sus deprimentes pensamientos- te traje un poco de té -dijo esta mientras le dejaba enfrente la taza.

— Gracias querida -dijo con una sonrisa cansada mientras tomaba un sorbo de su taza.

— Animate cielo, nuestro hijo recapacitará y volverá...-se detuvo al percatarse de que su voz se quiso quebrar- tiene que hacerlo -terminó intentando sonreirle.

— Querida, él está bien, como tú lo dices, volverá -sonrió tratando de tranquilizarla acariciando su mano- sano y salvo ¿de acuerdo?

— Sí -respondió mientras se dejaba abrazar por aquellos firmes brazos que siempre le transmitian seguridad.

No queria preocuparla más, pero aquella mala sensación seguía en su pecho y no lo dejaba pensar con claridad, como si algo malo fuera a pasar. No quiso mostrarle sus inseguridades, suficiente tenia con que su adorada esposa estuviera desesperada y asustada con la idea de que su hijo fuera encontrado...pero no vivo precisamente.

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— ¿Llamabas? -preguntó fría como siempre.

— Quiero que averigues quienes son los otros candidatos al puesto de lord del Norte -dijo seriamente, necesitaba empezar a encargarse de los posibles obstáculos.

— ¿Y una vez haga eso?

— Es obvio...evita que me estorben y borralos del mapa -dijo sonriendo malignamente.

— Entendido -dijo mientras se retiraba, esto era un fastidio pero en cuanto antes empezara mejor.

Naraku borró la sonrisa una vez la demonio de los vientos se hubo ido, el sarnoso seguía sin aparecer lo que era bueno pero...ahora debía de encargarse de asegurar su futuro puesto, “pero la recompenza será lo mejor" sonrió.
Notas finales: Como siempre espero les haya gustado, agradezco su apoyo nwn los amo, hasta el siguiente, matane!

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