— ¡¿Porqué no avisaron?! -Izayoi estaba enfadada y preocupada en cuanto los vio llegar, preguntándo que les habia pasado a lo que ellos tuvieron que contestar.
— Calmate mamá, estamos bien -Inuyasha estaba cubierto de pequeñas bendas en las heridas, no resivieron muchas y su madre y Kagome los atendieron y ahora los regañaba.
— ¡¿Y cómo quieres que me calme si atacaron a mis hijos?! -dijo mientras le daba una mirada furiosa, el menor sintió un escalofrió.
— Tiene razón, pero nos tomaron por sorpresa, teniamos que defendernos en el momento y se nos hizo imposible avisar a los guardias siquiera -dijo Sesshoumaru calmadamente, Izayoi se calmo ante sus palabras, tenia razón.
— Esta bien pero...¿seguros que se fue? -pregunto refiriendose a su atacante.
— Sí, lo hizo aunque no sabemos qué era lo que buscaba -comenzo el ojidorado menor.
— Así es, y lo mas seguro es que vuelva ya que no lo obtuvo -termino el mayor peliplata.
— En ese caso es mejor poner a los guardias en sobre aviso -la dama giró su vista a Sango y esta asintió dando media vuelta saliendo de la sala.
No es que aquello no lo apreciaran, la dama tenia razón en avisar a los guardias pero no podian evitar sentir que ella pensaba que no eran lo suficiente fuertes como para defenderse, eso sí los molestaba un poco, pero como toda madre era normal que buscara evitarles cualquier peligro.
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Naraku observaba al insecto que tenia en frente, uno de los que habian seguido a Kagura en cuanto se habia retirado de su presencia, lo que escuchaba no le gustó.
— Maldita, que estupidez acaba de hacer -gruño con molestia- ahora pondran en aviso a los guardias y estaran pendientes de cualquier movimiento extraño -siguió diciendo entre dientes, no queria destrozar lo que le quedaba por la furia, se contenia- esa mujer es una idiota.
Se levantó de su asiento y se puso una capa negra, tenia un gorro con el cual se cubrió la cabeza a manera de ocultar su rostro; estaba furioso y al parecer las cosas se le complicarian por culpa de aquella demonio que no supo hacer su trabajo.
— Si quieres que algo salga bien, haslo por ti mismo -dijo mientras salia de aquella lugubre mansión, era hora de tomar riendas en el asunto.
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El viaje era algo pesado y largo, habian partido hace una hora desde que convenciera a su padre de ir al reino Oeste, queria ver a su dulce ángel además de disculparse con la familia de este, aunque también lo hacia por aquel presentimiento que no lo dejaba en paz, la ultima vez que dejo pasar eso, se entero que a su padre le quitarian el titulo de lord y todo porque él escapó; asi que esta vez no lo ignoraria y haria caso a ese presentimiento.
— Hijo -la voz de su progenitor lo sacó de sus pensamientos.
— Dime -dijo desviando su mirada de la ventana a su padre.
— No quisiera entrometerme pero debido a lo que a pasado quiero que me contestes con la verdad una cosa -dijo serio y firme, dándole a entender que hablaba enserio.
Esa mirada solo significaban problemas, conocía esa mirada, sintió un nudo en el estómago, pero asintió a su padre no sabia si podria encontrar su voz.
— Bien -dijo el lord suspirando para después ver fijamente a su hijo- ¿Dónde estuviste todo este tiempo? Y quiero la verdad.
Sintió un nudo en la garganta y estaba seguro de haberse puesto pálido, su padre lo veía seriamente esperando su respuesta; se había librado de contestar eso al Consejo pero de alguna forma sabia que a su padre no podria evitarlo, quedó en silencio unos segundos debatiéndose entre si mentir o decir la verdad.
— Kouga -su nombre fue pronunciado en tono de advertencia, sí, advertencia de que su padre no planeaba ser tan paciente en esperar su respuesta.
— Bu-bueno...veras, eso...emmm yo...yo -tartamudeaba debido a los nervios, desvió su mirada de la de su padre, la sintió pesada y no pudo sostenerla.
— Kouga, ¿en dónde estuviste? -lord Daijiro se mostraba firme, como se veria cualquier padre al regañar a su hijo para que este confesara el haber hecho una travesura.
— yo...bueno yo...¿porqué quieres saber eso? -preguntó con la intención de desviar el tema.
— ¿Cómo que por qué? Que no puedo preguntar a mi hijo en donde estuvo estos dias que llevó desaparecido -contesto enfadado y con algo de sarcasmo, la actitud de su primogénito lo estaba exasperando.
Kouga se sintió atrapado, no tenia por donde escapar ahora y lo sabía, suspiró con frustración. Su padre aún lo miraba de forma severa y si no obtenia una respuesta que lo convenciera, corria el riesgo de que se diera una pelea entre ambos.
— Mandé a buscarte todo este tiempo, en todo el reino y no apareciste, después mandé a los hombres a los reinos vecinos y ¿sabes qué? tampoco hubo nada; el pensar que aparecerias muerto estaba desesperando a tu madre y todo el asunto ya estaba llevándome al borde de un colapso -dijo con el enfado impregnado en su voz, unos segundos de silencio pasaron, la tensión se sentia entre los dos.
— Disculpame, entiendo que esto fue una tonteria de mi parte y en verdad lo siento -respondió en voz baja, buscando calmar la furia que notaba, estaba creciendo en su padre.
El lord no dijo nada y esperó a que su hijo continuara, Kouga soltó otro suspiro y despues de pensarlo un poco volvió a ver a su padre a los ojos, con la intención de respoder a su duda.
— Estuve en el reino Oeste -comenzó con voz firme, queria mostrarle que no mentia- después de haber dejado a Ayame en ese lugar solo desee alejarme y no saber de nada ni de nadie, no pensé a donde iría solo...corri y para cuando me dí cuenta, ya estaba en los territorios de lord Taisho -bueno, era una verdad a medias, la estaba modificando un poco, no planeaba decirle lo que pasó en verdad.
— Así que, estuviste allí todo este tiempo -dijo ya mas calmado su padre.
— Sí, me oculte en sus bosques, me arrepentía de lo que había hecho y no tenia el valor de volver y verlos a la cara, ¿cómo? si lo que hice no me lo perdonaba ni yo mismo -siguió con su relato, su padre en silencio, lo escuchaba con atención- pasé esos dias pensando en qué decir,qué hacer o cómo disculparme, trate de hayar el valor pero admito que la cobardía me ganaba, era un maldito cobarde -se rió sin ganas, sabia que lo que decia era cierto.
Lord Daijiro no sabia que decir, lo que su hijo decia tenia sentido, el hecho de no aparecerse porque no sabia como reparar su error y ademas de tener miedo a la reacción de su familia, de cierta forma lo entendia.
— Al final decidí que ya era suficiente y me dispuse a volver, sabia que los tendria preocupados y eso no hacia más que aumentar mi pesar, cuando me dirigía de regreso fue que encontre a los soldados y ellos me dijeron lo que había ocurrido en mi ausencia, la muerte de Ayame, el plazo del Consejo...esas cosas -dijo mientras su mirada se opacaba debido a la culpa que aún sentia.
El silencio se hizo en el interior del carruaje, Kouga habia vuelto a bajar la mirada y su padre lo observaba en silencio, pensando en todo lo que le había dicho su hijo. Ninguno se atrevió a decir algo más, el único sonido era el de los trotes de los caballos y las ruedas del carruaje al avanzar; cada uno quedó perdido en sus pensamientos, esa charla era necesaria aún cuando fuera incómoda para el menor de los dos, tarde o temprano hubiesen tenido que hablar de ello.
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Kagura se encontraba en el misno lugar, veía hacia la nada y trataba de pensar en algo que sirviera de ayuda para llevarle al joven peliplata a Naraku, el sonido del viento y el cantar de las aves la relajaba y podia pensar en paz, cerro los ojos mientras suspiraba cansada.
— Bonito día para descansar ¿no? Kagura -dijo con voz neutra y dejando ver algo de su furia.
Abrió los ojos y se paró rapidamente para ver al hombre que tenia enfrente, no comprendia ¿cómo es que estaba allí? se le quedó viendo paralizada, el miedo la dejó inmovilizada al ver esos ojos rojos resplandecer con aquella furia con la que lo vio la ultima vez.
— Na-Naraku...¿cómo es que estas aquí? -dijo con la voz temblando.
— Oh nada, solo venia para hacerte una pequeña visita querida -dijo mientras se le acercaba amenazante.
Kagura retrocedía para alejarse de ese hombre, el miedo no la dejaba pensar con claridad y un escalofrío helado le recorria el cuerpo, ya no pudo seguir alejandose al topar su espalda con el tronco de un árbol, estaba atrapada.
— ¿Qué pasa? ¿es que no te da alegria ver que le importas a tu jefe? -pregunto con sarcasmo, se sentía realmente satisfecho en ver el terror en el rostro de la mujer, sonrió de forma perversa.
— No...no es eso...pero no comprendo...pensé que -la voz parecia habersele atorado en la garganta, sentia que le faltaba el aire y que de un momento a otro se pondria a hiperventilar.
— Que me quedaria esperando a tu regreso ¿cierto? -se rió de forma burlona mientras la veía palidecer, levanto una mano y la llevó a su mejilla acariciando la suave piel de su subordinada.
Kagura comenzó a temblar bajo aquel tacto, el pánico apunto de hacerse presente, trataba de tranquilizarse para defenderse si se daba el caso.
— Te dije que no queria que hicieras mal tu tarea ¿recuerdas? -comenzó con aquel tono de voz que cualquiera usaria al explicarle a un niño pequeño algo que no entendia- dije “sin ningun rasguño" y “no la hagas de forma brusca" ¿cierto? -terminó dicientro entre dientes al tomarla fuertemente del menton y la obligaba a verlo a los ojos.
Ahora sí comenzó a temblar de forma incontrolable ¡maldita sea! debió de haberlo imaginado, Naraku de una u otra forma la vigilaria para saber si cumplia bien su trabajo y ahora, sabia lo que habia hecho para tratar de obtener a su objeto de deseo.
— Kagura, Kagura, Kagura -dijo con voz fingida de decepción- ¿no escuchaste acaso?
— Na-Naraku yo no quise...
— ¡CALLATE!
El grito la hizo cerrar los ojos con fuerza, su respiración estaba agitada por el terror que sentia, este aumento al sentir de cerca al otro.
— Shshsh...escucha -susurró a su oido- ¿no te encantan los sonidos del bosque?
— Por...por favor -dijo suplicante tratando de conseguir que le diera otra oportunidad.
— ¡DIJE SILENCIO! -volvió a gritar callando a la mujer de inmediato- ¿ves? sigues sin escuchar Kagura, eso está mal -dijo gruñendo de disgusto- te dije que abrian consecuencias querida, ¿lo lastimaste verdad?
— No...no lo lastime, se puso agresivo y yo no tuve de otra que contestar de la misma forma y...y además estaba acompañado de...del hermano -dijo rapidamente con las alarmas resonando en su cabeza, advirtiendole del peligro.
— Dices que ¿no estaba solo? -preguntó con voz dura y neutra, su rostro estaba serio.
Ella negó rapidamente con la cabeza y después de unos minutos, que a Kagura se le hicieron eternos, Naraku se alejó de ella, sintió un gran alivio invadirla y respiró profundamente tratando de calmarse sin perder de vista los movimientos de su jefe.
Bien, esperaba que estuviese sólo y no acompañado, esto era un contratiempo a su plan. Pasaron unos minutos en absoluto silencio, hasta que una idea le vino a la cabeza y volteó a ver a Kagura quien seguia pegada al tronco de ese árbol viendolo con cautela, sonrió divertido por eso.
— Escucha con atención Kagura, sé cómo lograr mi objetivo y me vas a ayudar -dijo sin dejar de sonreir- alégrate, te has ganado otra oportunidad de vivir, claro, si haces las cosas como te las diga ¿está claro?
Ella asintió con la cabeza sin dejar de verlo asustada, se sentia emocionado ante lo que estaba apunto de hacer, sin duda su hermoso príncipe no podria ganar esta vez y podria tenerlo en sus brazos finalmente.
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