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Los Sentimientos A Veces Cambian por LadyDeltaPhantomhive

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Notas del capitulo: Holiwis nwn/ me encanta saber que esta historia gusta, me animan mucho a seguir, ¿saben? Estoy haciendo algo navideño de esta parejita, me vino la idea y espero publicarlo pronto e.e bueno...a leer!!
Estaban todos sentados en los cómodos sofás color café de la sala de estar, las paredes eran de un color azul claro adornadas con cuadros de los miembros de la familia Taisho, las ventanas que dejaban entrar la luz del día daban vista hacia el hermoso jardín; unas sirvientas ya habían servido té y unos aperitivos para los recien llegados, el ambiente estaba tenso e incómodo.

— Entoncés...Lord Daijiro -dijo la dama, siendo ella quien rompiera el silencio- ¿qué es lo que lo trae por aquí?

— Sí, pero antes mi lady, quisiera preguntar ¿en dónde esta Lord Taisho? -dijo el mencionado al percatarse de que este no se encontraba.

— En un viaje de negocios, desafortunadamente no podrá acompañarnos hoy -respondió Izayoi.

— Entiendo, bueno...el motivo de la inesperada visita es porque mi hijo, Kouga deseaba venir...-comenzó el lord, hasta que fue interrumpido.

— ¿Para qué? -la voz fría y la mirada enfadada de Sesshoumaru se dejó escuchar en la sala.

A Kouga le recorrió un escalofrío al escucharlo, su mirada penetrante no dejaba de verlo desde que llegaron y sinceramente ya sentia que no la libraba.

— Bueno yo...deseaba venir porque...-comenzó con algo de inseguridad, la mirada de la dama y el mayor lo ponian nervioso y la mente se le quedó en blanco.

Desvió la mirada y entonces se encontró con otros ojos, más dulces y que lo miraban expectantes. Esos hermosos orbes hicieron que de la nada, todo ese nerviosismo se esfumara y recordó lo que le habia prometido al menor, aquello fue suficiente incentivo para que levantara la mirada y enfrentara a la madre y hermano de este, respiró profundo y con voz firme continuó.

— Porque deseaba disculparme -suspiró- por lo que pasó aquel día y sé que mi error no tiene justificación, sólo diré que creí hacer lo correcto con otra persona y...esta no resultó ser lo que pensé -hizo una pausa- así que esta vez quiero hacer las cosas bien, como deberian de haber sido...mi lady, altezas, disculpen la humillación que les hice pasar, en realidad estoy arrepentido y sólo pido que me dejen reparar ese error, por favor -terminó mientras se levantaba y se incaba frente a las tres personas que estaban sentadas enfrente suyo.

Pasaron unos minutos en silencio, nadie dijo nada y a Kouga ya le parecia una eternidad hasta que la dama rompió ese silencio.

— Joven Kouga, puedo ver que en verdad eres sincero con lo que dices -dijo Izayoi mientras suspiraba- sí, tienes razón al decir que aquello fue una humillación para mi familia y para mí y eso no es fácil de perdonar.

Volvió a caer otro silencio ante esa pausa, Inuyasha y Kouga tenian los nervios a flor de piel.

— Pero has dicho que harás mejor las cosas esta vez ¿cierto? -la voz de Izayoi ya no sonó tan seria, su tono se volvió un poco dulce, ante esto Kouga se animó a levantar la mirada y en aquellos ojos negros pudo ver compación, él asintió firmemente con la cabeza y ella sonrió levemente- en ese caso, espero que así sea...no me decepciones de nuevo joven príncipe, te estoy dándo una segunda oportunidad.

— Sí mi lady, muchas gracias -respondió sintiendo el alivio embargarlo.

— Pues a mí no me convence -dijo con voz fría Sesshoumaru.

Se tensó y maldijo mentalmente, olvidaba que con él y el lord no sería fácil, volvió a bajar la mirada y esperó.

— Pero si en realidad estas arrepentido como dices, tendras que demostrarlo con algo más que no sea una simple disculpa -siguió diciendo el mayor de los peliplatas sin mostrar ninguna expresión en el rostro.

— ¿Qué desea que haga? -respondió esperando sin muchas ganas la prueba que podria ponerle.

— ¿Estarias dispuesto a cualquier cosa para redimirte? -preguntó el mayor.

— Hermano -susurró en reproche Inuyasha, temiendo en lo que este estuviera pensando.

Sesshoumaru sólo lo miró de soslayo y volvió su vista al frente, no dijo nada, simplemente miraba al joven lobo que esperaba paciente. Aquella mirada penetrante lo estaba poniendo nervioso, no sabía qué esperar y trataba de prepararse mentalmente para lo que fuera.

— Sí alteza, haria lo que usted desee para que sepa que no estoy mintiendo -respondió no permitiendose demostrar lo nervioso que estaba.

— El agredido fue mi hermano, asi que él es el que tiene la última palabra aquí -respondió con frialdad- claro, hasta que llegue mi padre -terminó sonriéndo un poco, después señaló con un movimiento de cabeza a su hermano- entoncés ¿qué le diras para ganarte su perdón?

Kouga levantó la mirada y de la fría y antipática del mayor, la dirigió a Inuyasha que lo veía con algo de pena; se levantó un poco mientras se corría a su derecha incándose de nuevo, esta vez frente al menor y se permitió tomar las delicadas manos de este entre las suyas, mientras lo veía a los ojos, un leve sonrojo apareció en las mejillas del ojidorado.

— Alteza -comenzó con voz suave- disculpeme, usted fue una maravillosa persona con mi familia y conmigo, no merecia que yo le pagara de aquella forma y creame que en verdad, es con usted con quien más apenado me encuentro -siguió con total sinceridad- sé que un “lo siento" no arreglará eso, que no borrará la humillación que debió sentir por mi culpa, pero sólo le pido me brinde una segunda oportunidad, sinceramente deseo intentarlo, quiero conocerlo más de lo que pude en esos dos días, es un ser muy especial y por eso quiero...ser digno de usted, ser mejor para usted ¿podría perdonarme? -terminó viéndo con devoción al menor, este tenia los ojos acuosos por las lágrimas, ya se habia disculpado una vez pero eso no evitaba que con esas palabras su corazón se llenara más de felicidad y de amor por él.

— Sí joven Kouga, tiene mi perdón y sinceramente yo también quisiera intentarlo -respondió con una hermosa sonrisa, sus ojos brillaban con más intensidad.

Kouga se sintió dichoso, no podía creer que se sintiera así de feliz y más al ver aquella hermosa sonrisa de su cachorro. Sesshoumaru se percató entonces que aquel brillo en los ojos del menor se hizo más intenso, intercaló su mirada del lobo a su hermanito y lo entendió, cerró los ojos y suspiró negando con la cabeza.

— Está bien -dijo rompiéndo el momentos de los tortolos- yo también te dare una segunda oportunidad -dijo con resignación, pero por la felicidad de su cachorro lo hacía- pero que te quede claro, si vuelves a hecharlo a perder, te juro que no seré tan benévolo -termino viéndolo amenazante, esa mirada hizo al lobo temblar en su lugar y sin fiarse de su voz, asintió en respuesta.

— Bien si está todo claro ahora, ¿les parece tomar un poco de té? -preguntó Izayoi, ganándose una confirmación de todos los presentes, el ambiente se fue volviéndo más amigable.

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No mostro ninguna emoción cuando aquel insecto le informó que Naraku volveria al amanecer, lo vió retirarse mientras el cielo ya comenzaba a pintarse de naranja, amarillo y rosado, señal de que ya estaba atardeciendo; dió media vuelta y entró a la cueva.

— “Bien, ya falta poco para que anochezca, sólo espero que siga en el palacio" -pensó mientras volvia a repasar lo que le diría para conseguir su ayuda.

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El jardín era hermoso, rodeado de distintas flores y la hermosa fuente de piedra en el centro, habian conseguido salir a dar un paseo con la excusa de “hablar", claro que tuvieron que soportar un poco la negativa del mayor al saber que serian sólo ellos dos, al final, Inuyasha consiguió que los dejara con ayuda de su madre y lord Daijiro. Una vez perdidos en la espesura del bosque, se permitieron tomarse de la mano, nada más, estaban nerviosos.

— Emmm Inu...yo -comenzó el lobo sin apartar la mirada del frente, ambos estaban sonrojados, aunque ahora esa timidez de ambos le estaba pareciendo ridícula.

Hiba a decir algo más cuando el menor lo abrazo con fuerza, se tambalearon un poco en el lugar pero consiguió estabilizarlos, sin perder tiempo correspondió el abrazo, rodeando la cintura del peliplata y estrechándolo, permitiéndo a sus fosas nasales deleitarse con el aroma a rosas del otro.

— Me alegra verte -susurró Inuyasha mientras escondía su rostro en el hombro del lobo.

— A mí también -respondió Kouga, feliz de tenerlo en sus brazos de nuevo, no podia creer que solo pasaran un par de horas y ya lo hechaba de menos.

Se separaron un poco para verse a los ojos y se sonrieron con dulzura, el mayor acerco sus rostros rozando sus labios, Inuyasha cerro los ojos al contacto y suspiró, rodeó con sus brazos el cuello del lobo y terminaron con el pequeño espacio entre los dos. El beso era dulce y lleno de amor, el lobo pidió permiso y el menor se lo concedió sin pensarlo dos veces, Kouga volvia a deleitarse con el exquisito sabor de esa boca que tanto le gustaba.

Se separaron lentamente y abrieron los ojos, ambos estaban sonrojados y sus respiraciones eran agitadas, se sonrieron una vez más y se dieron otro beso, este fue más corto que el primero pero no dejaba de ser especial.

— Me alivia que tu familia halla accecido a darme otro intento -dijo Kouga, aún permanecian abrazados y sinceramente no querian separarse, ya se habian contenido por la presencia de los demás, así que se daban ahora el lujo de tocarse y sentirse cerca.

— A mi me alivia el que sigas vivo -contestó Inuyasha a modo de broma, sonriendo divertido.

— Tu hermano da miedo -dijo sonriendo, mientras escuchaba al menor reir, le gustaba el sonido de su risa.

— Lo sé pero no es tan malo como lo parece, sólo necesitas conocerlo mejor -dijo mientras se separaba del lobo y se abrazaba a su brazo mientras volvian a caminar.

— Sinceramente, creí que sería un poco más difícil -comentó el ojiazul mientras sonreía.

— Es que lo difícil se lo han dejado a mi padre -susurró con nerviosísmo el menor, Kouga se tensó- pero no te preocupes, si eres sincero conseguirás que también te de otra oportunidad -dijo rápidamente, tratando de calmar a su compañero.

— S-si tú lo dices -dijo mientras suspiraba, así que por eso el hermano decidió no hacerle nada, ahora tenia sentido.

— Tranquilo cielo, saldrá bien -dijo el menor sonriendo con ternura.

— Tienes razón cariño, estará bien y entoncés podremos estar juntos -dijo sonriendo y viendo al menor a los ojos, al escucharlo llamarlo así su corazón se aceleró de la emoción, y ahora al devolverle el apodo cariñoso el sonrojo se hizo presente en la mejillas del peliplata.

— Sí, estaremos juntos -respondió mientras su sonrisa se hacia más amplia, que bien se escuchaba eso- dime, ¿cómo estuvo el reencuentro con tus padres?

Así el lobo comenzó con el relato y también le contó sobre la seria acusación que caía sobre de él por la muerte de la loba, mientras hablaban el Sol ya se habia terminado de ocultar y la noche comenzó a cubrir el cielo, la Luna hacia acto de presencia junto a las estrellas, a pesar de eso el clima era cálido. No tenian prisas pues lady Izayoi habia invitado a los visitantes a pasar la noche y ya mañana volverian al reino Norte.

Se sentaron en una banca de piedra que al frente tenia un pequeño lago donde nadaban unos cisnes, alrededor habian arbustos con pequeñas flores y cerca del agua habian muchas luciérnagas, eso más la luz de la Luna lo hacian un hermoso paisaje.

— Y ¿cómo piensas demostrarles que no eres el asecino? -preguntó el menor mientras se recargaba el el hombro derecho de Kouga que pasó su brazo por detrás abrazando al menor por la cintura, recargando su cabeza en la del peliplata.

— No lo sé, ahora es cuando más me arrepiento en no haber puesto más interés en saber quién era aquella noche -dijo el lobo con pesar.

Pasaron unos minutos así, abrazados en silencio, viendo el pequeño lago de enfrente y pensando en alguna solución al problema del ojiazul, en eso el menor se tensó y se separó con rapidez del lobo quien extrañado al principió se percató de lo que pasaba: una presencia maligna, una que al menor ya se le hacia conocida. Se pusieron en guardia, espalda con espalda y vieron a su alrededor atentamente, cuando una ráfaga de viento los hizo cerrar los ojos por unos momentos, cuando terminó y pudieron abrir los ojos, frente a Inuyasha estaba el origen de aquella presencia.

— ¡Tú! -gruño el ojidorado mientras la veía con rabia.

— ¿quién eres? -preguntó el lobo en posición de ataque, colocándose al lado del menor.

— Tranquilos, no vengo a luchar -dijo Kagura con cautela.

— ¡Jah! Si claro, ¿piensas que te creeré? -dijo el menor viéndola incrédulo.

— ¿La conoces? -preguntó Kouga sin quitarle la mirada de encima a la mujer.

— Nos atacó en la mañana a mi hermano y a mí -contestó el menor.

— Sí, es verdad, pero fue porque me obligaron -dijo la demonio de ojos carmín.

— ¿Te obligaron? -preguntó confuso el lobo.

— Mentirosa -gruño Inuyasha.

— Es cierto, ¡me mandaron aquí por ti! -dijo algo exasperada señalando al peliplata quien la miró perplejo.

— Por...¿mí? -dijo confundido el señalado.

— ¿A qué te refieres con eso? -preguntó Kouga, comenzándo a ponerse alerta por si esa mujer intentaba algo con el menor.

— El asecino de esa loba, Ayame -dijo con frialdad, ante esas palabras los dos la vieron sorprendidos- él es quien me mandó.

— ¿Tú lo conoces? -dijo el lobo con ansiedad.

— Sí, es mi “jefe" -lo último lo dijo con sarcasmo.

— ¿Y qué quiere tu jefe conmigo? -preguntó Inuyasha interesado.

— No lo sé, la verdad es que se a obsecionado contigo y me había mandado para llevarte con él -dijo Kagura acercándose con paso tranquilo a ellos- creeme que lo que sea que piense hacerte no sería nada bueno, desde que se enteró que eres un doncel, mostró interés por ti y me encargaba vigilarte...¿ahora me dejaran hablar? -preguntó viendo que con eso era suficiente para convencerlos.

— ¿Porqué lo traicionas? -preguntó el lobo mirandola incrédulo.

— Porque estoy a su servicio en contra de mi voluntad, tiene mi vida en su poder y es por eso que no puedo alejarme de él, pero si muere, podré ser libre -respondió.

Inuyasha y Kouga se vieron y sin decir palabra ambos relajaron sus posiciones, eso fue suficiente para Kagura.

— Bien, escuchen con atención porque me estoy arriesgando mucho al venir aquí, me mantiene vigilada y he logrado burlarlo para poder venir, diré lo necesario y quiero que me ayuden a deshacerme de él, nos beneficiaremos todos con eso -dijo seria, mostrándoles que era sincera, al no recibir ninguna palabra entoncés comenzó- Naraku búscaba obtener el título de lord del reino Norte y por eso uso a esa loba para engañarte y que el Consejo le quitara el puesto a tu padre; está claro que regresaste antes de que eso pasara así que se enfureció y como ese objetivo no pudo cumplirse, pasó al siguiente, mi tarea hasta ese momento, tú -dijo señalando a Inuyasha- se volvió loco y me encargó secuestrarte y llevarte con él, ¿para qué? no me preguntes, no lo sé, pero creo que puedes imaginarlo.

— Dijiste que sabe que soy un doncel, no es difícil hacerlo -respondió el peliplata mientras hacia una mueca de desagrado.

— Como mi primer intento no resultó, ya que no estabas solo, el quiere volver a hacerlo mañana -continuó- esta vez me “ayudará" en eso, me usara como distracción y en lo que se ocupan de mí, aprovechará para atraparte.

— Es un imbécil si piensa que se lo permitiré -gruño molesto Kouga, primero muerto que dejar que ese Naraku tocara a su cachorro.

Inuyasha sonrió con ternura al escucharlo, sus mejillas se colorearon de un leve tono rosado.

— Lo haremos apenas amanezca, así que esten preparados -dijo mientras se daba vuelta con la intención de irse.

— Espera -dijo el peliplata, ella volteó a verlo- ¿cúal es tu nombre?

— Soy Kagura, la demonio que manipula los vientos -respondió con calma y una leve sonrisa se formó en sus labios.

— Bueno, Kagura, gracias por esto -contestó Inuyasha sonriendo.

— Si bueno, por nada -dijo mientras de sus cabellos tomaba una de las plumas que lo adornaban y la hacia grande, montada en ella se alejó.

Sí lograba atrapar a ese tal Naraku, ya tendría como defenderse ante la acusación del Consejo y demostrar que era inocente.

— Ko-Kouga -lo llamó algo inseguro el menor sacándolo de sus pensamientos, este estaba con la cabeza gacha y jugaba con sus manos.

— ¿Qué sucede? -preguntó preocupado.

— ¿No estás molesto? -dijo el ojidorado viéndolo con timidez.

— ¿Por qué tendria que estarlo? -preguntó confuso.

— Por...bueno, yo no te dije que era...que era...-los nervios le ganaron y ya no pudo seguir.

— ¿Un doncel? -dijo el lobo entendiendo a que se refería.

El menor solo asintió aún con la mirada baja y jugando con sus manos, Kouga sonrió con ternura y se acercó, le levanto el rostro suavemente y al encontrarse con la mirada del otro, le sonrió con ternura.

— No amor, no estoy molesto por eso -comenzó con voz dulce mientras acariciaba su mejilla- eso ya lo sabía, mi padre me lo dijo antes de que fueramos al Consejo.

— Pero no te dije nada antes de que pasara...bueno...“eso" -dijo rojo como un tomate, escuchó la risa del lobo- ¡no te rías, lo digo enserio! -dijo haciendo un puchero.

El otro no dijo nada, simplemente lo beso, al principio se resistió un poco pero después correspondió a ese dulce beso.

— En verdad ¿no estás molesto? -preguntó cuando se separaron un poco.

— No, no lo estoy -contestó Kouga volviendo a besar a su ángel- ahora, hay que poner en sobre aviso a tu hermano y a nuestros padres, tenemos que prepararnos para mañana.

— Sí, tienes razón, regresemos -contestó ya más serio el menor.

Ambos emprendieron de vuelta el camino hacia el palacio, tenian a un enemigo que detener para que sus problemas acabaran de una vez por todas.
Notas finales: Espero les haya gustado, dejenme sus comentarios :3 y puees ya tenemos el aviso!! Jeje ¿a Naraku le espera la sorpresita o se saldra con la suya?...esperaremos al siguiente jeje gracias por sus comentarios, me hacen feliz :) que tengan lindo día, matane!

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