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Solo cambiemos el rumbo por ItIsOnlyLove

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Ya habían pasado casi las dos semanas, solo faltaban tres días para que volviera tener un cuarto decente. Mire mi improvisado hogar hecho de ramas de pino y arces, la "cama" era una colcha de ramas secas y hojas de arces, mi extraviado abrigo de piel en un principio formaba parte de esa colcha, pero ahora que alguien me lo había robado si no fuera por hechizos de calefacción habría muerto sin lugar a dudas. Ya había aprendido a pescar y a no ser un idiota y dejar comida en un lugar donde viven animales salvajes. Realmente no me había movido mucho de donde estaba, eran al menos tres kilómetros y medio para llegar al castillo Durmstrang, teniendo encuentra que nos podíamos desplazar por unas 57 hectáreas.

Mire el fuego y la leña que crepitaba, las llamas parecían bailar mientras daban vida al sombrío paisaje, luego estaba el cielo, inusualmente despejado me dejaba entrever la cantidad de estrellas y un atisbo de las luces boreales que solo se podía presenciar en el norte. Me relaje un poco y me deje caer en la fría nieve, seguía observado la noche cuando un grito rasgo la oscuridad y un destello negro rodeado de blanco salía disparado al cielo. Era una señal de muertos.

Me levante rápidamente y trate de dirigirme a donde creía que habían mandado la señal. Al llegar sentí como la bilis se revolvía y me llegaba ese nauseabundo sentimiento, ahí entre la fría nieve y un enorme charco de sangre estaba un chico de cuarto, con sus ojos mirándome fijamente pero totalmente vacíos, junto a él ya estaban unos profesores que probablemente se habían aparecido al ver la señal de auxilio, observe al chico sus ojos parecían brillar con un extraño telón grisáceo casi imperceptible.

Luego caí en la suave nieve y ahogue un grito con mi mano... Aquel chico tenía mi abrigo, en el cuello con letras casi imperceptibles estaba mi nombre completo, luego me fije más en sus facciones ya relajadas... tenía bastante parecido a mí, si alguien lo viera con tan poca luz y usando mi abrigo probablemente lo confundirían conmigo.

Aquel ataque, cualquiera que fue, era especialmente dirigido hacia mí, los instructores y los organizadores no se habían fijado en mí hasta que Trygven pareció percatarse de mi presencia, me volteo a mirar con algo de alivio y se acercó a mí. Yo sentía aquel horrible nudo en la garganta y la culpabilidad parecía inundar mi cerebro.

- ¿Potter? –susurro Trygven acercándose.

- Venían por mi

- ¿Qué? ¿Quién?

- No lo sé, no sé por qué vienen detrás de mí... pero lo presiento, siento como los ojos se clavan en mi espalda y los cuchicheos que hay... Sé que van detrás de mi... Ese chico, tiene mi abrigo Trygven. ¡Mi abrigo!

Estaba totalmente espantado, aquel chico que miraba al vacío murió por causa mía... pero lo peor y más asqueroso de todo es que me sentía aliviado de que no haya sido yo el que ahora ve con ojos empañados.

Trygven trato de responder pero parecía que las palabras se quedaban en su garganta, mientras que yo estaba entrando en shock,  temblaba horriblemente y sentía como la magia estaba descontrolándose, podía sentir como la nieve comenzaba a cristalizarse alrededor mío, como un enorme cascaron de huevo, se fabricaba tan rápidamente que no podía hacer nada para detener su paso.

- ¡Joder Potter! –dijo asustado Trygven al ver como aquel cascaron de huevo ya casi me cubría por completo -¡Traigan ayuda! ¡Potter!

Estaba shock, podía ver y escuchar todo lo que pasaba... pero nada podía llegar realmente a mí. El cascaron termino de hacerse y quede completamente cubierto por este, sentía como Trygven lo golpea con sus puños pero mi mirada se centraba en aquel chico que murió en mi lugar...

Debía haber sido yo el que mirara sin ver. Pero desgraciado sea yo y mis desagradables sentimientos... Me alegraba –y con nauseas lo aceptaba- que no sea yo el que descansa en nieve carmesí.

***

Podía ver todo desde aquí, me encontraba en una saloncito de la enfermería, totalmente encerrado en un huevo de hielo totalmente translucido... sentía como las personas discutían, y como los hechizo parecían rebotar al encontrarse con el cascaron de hielo. Sentía un agradable calor, me sentía como si estuviera en cama, totalmente somnoliento y cómodo. Mis manos parecían congelarse poco a poco... comenzaban a adquirir un tono blanco por la escarcha que acumulaba en las puntas de mis dedos.

- ¡Bombarda!

El huevo se sacudió violentamente pero no se movió del lugar donde estaba, los rasguños que le hicieron se comenzaron a arreglar rápidamente... No quiero que nadie me interrumpa mientras voy a dormir, me sentía tan a gusto. Levante la mirada para encontrarme con la mirada fija de la directora de Durmtrang, con sus ojos sagaces pero ya deteriorados parecían escarbar en mi alma, extendió su mano y toco la suave superficie de hielo y luego solo susurro como un mensaje solo para mí.

- Te protegeremos

Después se marchó tranquilamente mientras los demás profesores seguían lanzándome hechizos para destruir aquel cascaron de hielo. Solo me acurruque a un extremo del cascaron y trate de conciliar el sueño.

***

¿Cuánto tiempo ha pasado?

Abrí suavemente mis ojos para percibir que ya casi todo mi cuerpo estaba cubierto de hielo y escarcha, el interior parecía estar algo empañado así que coloque mi mano en la lisa superficie y la moví hasta dejar un buen campo de visión... Era de noche, o al menos eso parecía, luego se abrió la puerta y dejo entrar un destello de luz, mi padre entro con aspecto cansado y dejo la vela en un pequeño escritorio. Miro el cascaron y luego se fijó en mis ojos viéndole fijamente, se acercó tan rápido que alcanzo a tropezarse y luego se arrodillo para alcanzar mi altura. Sus ojos se conectaron a los míos y pude ver como las lágrimas se acumulaban detrás de sus horrendos lentes.

- ¡Albus! ¡Ay, Por Merlín!

Le mire mientras abrazaba el cascaron y lo mecía de un lado para otro, le escuchaba sollozar. ¿Por qué llora?

- Dime... -susurre tan bajo, que ni siquiera podía escucharme.

Y luego de un momento caí en cuenta de lo que sucedía a mi alrededor, mire de nuevo mi cuerpo y sentí terror, estaba muriendo congelado por mis poderes. Esa sería una manera muy poco heroica de morir para un Potter.

Golpee suavemente el hielo llamando la atención de mi padre, luego escribí en el vaho del hielo <<Llama a la enfermera>> Mi padre asintió y se fue gritando por toda la enfermería, regreso casi de inmediato con una enfermera, le indique que me ayudara con magia, inyectándola poco a poco mientras otras personas hacían un hechizo de calefacción, ella asintió de inmediato y busco la ayuda de más personas, llegaron unos cuantos profesores, Trygven y la mismísima directora. Se posicionaron alrededor del cascaron de hielo y comenzaron a colocar los hechizos de calefacción mientras la enfermera con precisión inyectaba su propia magia, yo desde adentro trataba de reducir la magia que le colocaba al cascaron, poco a poco fue cediendo hasta que se fracturo y cayo a los pies de las demás personas.

- ¡Lo logramos! –sonrió la enfermera.

Caí al suelo temblando descontroladamente sintiendo como mi cuerpo parecía rendirse ante el frio que parecía haber tocado órganos vitales como los pulmones y el corazón, luego comencé a sentir el hielo romperse en mi interior y clavándose en mí.

Esa fue la peor noche, sentía como el hielo me perforaba lentamente y luego en un intento de salvarme las enfermeras me daban un calor tan abrasador que sentí como mi sangre hervía... los dos extremos parecían estarse debatiendo en mi interior para ver quien se llevaba mi vida primero, las enfermeras me mantenían despierto con temor de que no volviera a levantarme. Mi padre solo se limitaba a mirar acobardado desde una esquina de la enfermería, mientras mis gritos parecían resonar por todo el castillo y las enfermeras junto a Trygven trataban de mantenerme pegado a la camilla.

En definitiva fue la peor noche.

***

Aun seguía despierto, no podía dormirme, aun sentía aquel dolor que atravesaba mi cuerpo y el mínimo movimiento me hacía querer gritar, mi padre descansaba en una silla; realmente le quise golpear, por qué en todo lo que duro la noche se mantuvo temeroso al margen de todo mientras me veía gritar y llorar por el dolor que sentía.

Este era un hombre patético, que siempre se quejó de tener que vivir algo que no quería, este hombre no quería que fuera mi padre.

La puerta se abrió tan de prisa que no puede evitar dar un saltito de susto y lo que luego me cobro un largo alarido.

Al otro lado de la puerta estaba un casi celestial Scorpius, sus ojos centelleaban desaprobación y su cabello perfectamente peinado con gomina me pareció tan perfecto... No, todo él era simplemente hermoso.

- ¡Albus Severus Potter! –dijo casi gritando -¡Me tienes que explicar varias... MUCHAS cosas!

 


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