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Solo cambiemos el rumbo por ItIsOnlyLove

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- ¿Gil?


Su apariencia era muy diferente a como lo vi la última vez. Estaba horriblemente delgado, podía ver todos los huesos de su cara, su ropa parecía ser bastante vieja y demasiado grande para él, estaba hecha jirones.


- ¡Por Merlín! –Me acerque a él guardando mi varita -¿Qué te sucedió Gil?


- Nada...


Le mire a los ojos y percibí como su personalidad, su esencia parecía haberse ido. La persona que estaba frente a mí ya no era Gil, o al menos el Gil que yo conocí.


- Vale, explicaciones luego –dije prendiendo la luz –Vamos metete en la ducha, bajare al comedor y llamare a alguien para que...


- No llames a nadie... Por favor –dijo caminando lentamente, con mucha dificultad hacia el baño.


- Está bien –dije algo preocupado –Luego me explicaras que significa todo esto, ahora ve a bañarte, traeré comida y algo de medicina.


- Gracias


Suspire un poco y salí de mi habitación, al llegar al comedor tome bastante comida y la escondí en mi grueso abrigo de piel, luego me dirigí a enfermería y en un descuido de la enfermera encargada tome varias pociones, de gripa, de sueño, para el dolor de cabeza.


Subí de nuevo hasta mi habitación, escuche la ducha aún abierta y comencé a alistar la comida en una bandeja, luego revise las pociones que había traído y las agregue a mi colección.


- ¿Gil? –golpee suavemente la puerta –Te traje una poción relajante.


No me respondió.


- Gil –golpee más fuerte la puerta.


Solo escuchaba la caída de agua.


Mierda


Trate de abrir la puerta pero estaba sellada. Busque mi varita Alohomora, no sucedía nada... piensa en otro vamos piensa... ¡Ay a la mierda! Patee la puerta con bastante fuerza y este cayo de su soporte, entre apresurado para ver a Gil tumbado en el piso de la ducha.


- ¡Gil! –me acerque, cerré la llave de la ducha -¡Vamos!


Comencé a sacudirlo, pero no sucedía nada, toque su frente, tenía fiebre y bastante alta.


- ¡Levicorpus!


Lo lleve a su cama, tome una toalla y la hechice para que lo secara, al igual que unas pijamas mías para que lo vistieran. Tome unas pociones y comencé a colocar en vasos pequeños, trituré unas hierbas y la coloque en un pequeño plato. Me acerque a él y comencé a revisar su cuerpo la pijama me esperaba como si una persona la tuviera puesta, tenía muchos hematomas y al menos dos costillas rotas.


Coloque pedazos de planta en los lugares más críticos, saque mi varita. Tenía que concentrarme.


- Episkey


Escuche el crujido de los huesos acomodándose y revise de nuevo la costilla ya había desaparecido la inflamación al igual que los moretones... Ahora solo tenía que esperar, a que se despertara.


***


- ¿Albus? –dijo en un hilo de voz.


Me levante de inmediato y observe a Gil que parecía desorientado.


- ¡Gil! ¿Cómo te sientes? Me has dado un jodido susto. Llegaste de la nada y tenías las costillas rotas y estas muy delgado.


Me levante y busqué los pastelillos que había traído anoche, se los entregue y el comenzó a comerlo ávidamente.


- ¿Gil? –dije inseguro -¿Dónde te metiste?


Me miro en silencio y luego miro a una pared de mi habitación donde colgaban fotos de todos mis amigos y familiares.


- Te envidio Albus –susurro –Tienes familia, una hermosa familia. ¿Pero que tengo yo? Nada... no tenía nada, mi hogar era disfuncional, mi padre era un idiota que golpeaba a mamá, y bueno no solo eso. Siento que aun puedo escuchar gritar a mi madre mientras él la violaba... ¿dime Albus? ¿Acaso hice algo tan malo como para merecer una familia así?


Le mire sin entender a que se dirigía la conversación.


- ¿Por qué tú tienes todo y no yo? –dijo como si estuviera riéndose.


- ¿Gil? ¿A qué te refieres?


- ¡Tienes todo lo que quieres! Tienes una hermosa familia, amigos que te mensajean ¡Personas que se preocupan por ti! Pero tú no ves nada. ¿Dime Albus? ¿Por qué tienes todo, absolutamente todo y aun así te quejas?


Me miro, nunca en mi vida me había sentido tan pequeño e indefenso, su cuerpo aunque lleno de heridas que aún faltaban en sanar parecía más imponente y aterrador.


- No me mires así Albus Potter –dijo en un tono que creía amigable –Ya no te tengo rencor por eso, sé que eres un chico bueno que puede servir a algo mayor.


- ¿A qué te refieres? –dije levantándome lentamente.


- ¡El poder! –grito extasiado -¡El poder de colocar tu autoridad y pensamiento sobre los demás! Eso es lo que todos quieres, solo debemos gobernar a los demás, ellos no deberán hacer absolutamente nada.


- Estás loco –dije en un susurro.


- ¿Loco? ¡No! Nunca he estado más cuerdo que ahora, ya lo entiendo todo. Todo lo que ha sucedido y seguirá ocurriendo simplemente sucede porque no hay un líder que pueda tomas la iniciativa, el humano es un ser lleno de deseos, ¡para que este mundo funcione debemos suprimir esos deseos! ¡Enterrarlos! No debemos irnos por deseos como si fuéramos simples animales... ¡Somos superiores! Nosotros los magos somos seres superiores ¡No debemos escondernos como si fuéramos una plaga! Aquello humanos muggles son la verdadera plaga. ¿No lo crees Albus?


- ¡Reacciona Gil! ¿Qué te han metido en el cerebro? ¡No podemos hacer eso! Todos somos humanos, tenemos vida y por eso tenemos el derecho a vivir.


- ¿Por qué les ofreces tu comprensión a esas bestias? –dijo alterado, saco su varita y me apunto con ella -¡Son animales! Debemos tratarlos como tal... Ahora Albus, sé que eres un chico sensato, así que ¿Por qué no te nos unes?


- Yo creo...


- ¡Cambiaremos el mundo!


Se acercó demasiado, con su varita en alto señalándome junto en el centro de mi frente, por un momento pensé que me lanzaría un Imperius


- ¡Expelliarmus!


Gil salto para atrás sorprendido, su varita había caído debajo de la cama, le señale con la varita.


- Temo, que debo declinar a este tipo de propuestas, ¿Lo entiendes? Con tu forma retorcida de pensar pareces un mago oscuro... ¡Te podrías volver como Voldemort!


- ¡Já! –dijo acercándose lentamente a su cama -¡Él no tenía realmente ambiciones! Solo era un pequeño que no encontró amor en toda su vida y simplemente se deformo en un ser incapaz de ver lo esencial. Yo sé que es el amor y que es el odio, sé que lo que maneja este mundo es el poder... ¡Y eso es lo que quiero!


Hizo un extraño movimiento con su mano y la varita voló a su mano.


- ¡Expulso!


El hechizo me mando tan fuerte que sintiera como una que otra costilla se rompía cuando choque contra la pared de piedra. Quede sin aire y permanecí en el suelo tratando de soportar el dolor.


- Episkey -Susurre tratando de controlar el dolor, luego desapareció.


- ¿Lo entiendes? –dijo señalándome con su varita -¡Siempre nos han negado el verdadero poder de la magia! ¡Tú has nacido con la facilidad de manejar magia ancestral! Pero te lo niegan, no quieren que utilices tu poder por qué tienen demasiado miedo. Conmigo podrás ver y experimentar el poder de la magia.


- ¿Cómo lo sabes? –dije con jadeos -¿Cómo sabes que me podrás conceder todo el poder que quiero?


- ¿Ya ves? –dijo con una sonrisa satisfecha –La magia ancestral siempre ha sido la más fuerte, pero entre esa magia ancestral la más poderosa es la oscura, poder controlar la vida de las personas, masacrar a miles de personas con un solo movimiento de varita... Eso es lo que yo te prometo, tener la magia ancestral. Solo únete a mí, a mi causa, debemos controlar a los impuros...


Le sonreí y luego extendí mi mano, él la agarro con fuerza.


- ¡Cambiaremos este mundo!


- DESMAIUS


Los ojos de Gil me miraron confundidos y luego se cerraron, cayó fuertemente en el suelo, sentí como algo caía de mi nariz, toque un poco y vi el color carmesí, me mire en un espejo. De mi boca, orejas, nariz y hasta ojos estaba saliendo sangre. Tosí con fuerza provocando un millar de punzadas en mi cuerpo, mire mi mano y estaba impregnada de sangre.


Lo que me faltaba.


- Dime Albus –dijo Gil, mirándome con su varita señalándome -¿Tu sabes que son los hechizos no verbales? ¿Sabías que hay una maldición muy curiosa?


Grite de dolor.


- ¡Así es! –dijo celebrando –Es bastante curiosa, ¿Cómo lo explico? En estos momentos te estas desgarrando por dentro.


Caí en el suelo retorciéndome de dolor, sentía como lentamente mis órganos parecían ser jalados y luego el tejido comenzara a ceder.


- ¡Este es el poder que puedes tener! ¿Por qué te rehúsas a él?


Sentía mi vista borrosa, aun sentía como todo se despedazaba desde adentro, la sensación era desagradable.


- ¡Ellos son tus enemigos! Te usan como les plazca, todos te ven como un objeto para ser usado ¿Por qué no lo entiendes?


Lo mire mientras trataba de sacar la sangre que parecía querer ahogarme. Trate de encontrar mi varita, la coloque en mi pecho, mire mi brazo y luego acerque la varita hacia él, el rastreador que me había puesto Trygven comenzó a brillar y luego se colocó totalmente roja.


- ¡Acompáñame! Podremos hacer lo que quisiéramos.


- No-o m..e Gu.st..a la i-d...ea –dije sonriéndole.


La puerta se abrió rápidamente dejando ver a Trygven junto a otros entrenadores y profesores señalando con la varita.


- ¡Fiocacci! –Gruño Trygven.


Gil, lo miro sorprendido, me miro y escupí sangre a sus pies, dando una pequeña sonrisa. Gil me devolvió la sonrisa y luego salió por la ventana, se fue tan rápido como entró. Los profesores se acercaron a la ventana, pero el ya no estaba, unas enfermeras entraron rápidamente y comenzaron a hacerme contra-hechizos para calmar el dolor y la hemorragia. Mire el techo de piedra y sentí como todo se volvía negro. Extrañamente, lo único que pensé fue en una sonrisa marcada por los dulces y rosados labios de Scorpius, que se movían al ritmo de mi nombre.


***


- Ve cambiarte –dijo mi madre, podía escucharla como un extraño eco –Yo lo cuidare.


- Si –dijo mi padre cansado, escuche como se levantaba y luego sus pasos -¿Ginny?


- ¿Sí? –dijo suavemente.


- ¿Qué hubiera pasado si aquel muchacho... hubiera matado a nuestro hijo?


- Pero no lo hizo –sentí como acaricio suavemente mi cabeza.


- Pero casi lo hace.


Escuche los pasos de mi padre hasta que se desvanecieron.


- ¿Cómo sigues? –susurro mi madre –Nos dieron un enorme susto, tu padre acababa de llegar y llegaron aurores a la casa, aquel tipo el que se supone te debe cuidar llego con la cabeza gacha ¿Sabes lo primero que dijo? Lo siento, eso fue lo primero que dijo. En ese momento sentí como todo el mundo se desvaneciera ante mis ojos, mire a Harry que se movía lentamente y luego le dio un buen puño.


Escucho como reía sin ganas, por un momento me quise mover, pero sentía tanto dolor, que preferí quédame quieto.


- Al llegar, nos recibió la enfermera diciéndonos que estabas muy mal, que estabas luchando, que aun estabas con vida. Me sentí esperanzada, aun luchabas para mantenerte en este mundo. Fue horrible la espera, la maldición era fuerte por sí sola, y además ese muchacho la había ejecutado mal.


Abrí lentamente los ojos para ver los ojos llorosos de mi madre.


- Pero aquí estas –dijo acariciando mi cara –Vivo y hasta sano.


La mire a sus ojos marrones pensando que sería mejor y hubiera despertado con una hermosa mirada plata encima de mí. Mire alrededor para darme cuenta que ya no me encontraba en Durmstrang, estaba en mi casa en Godrick Hollow, mi cuarto como lo había dejado, los poster y las fotos de mis amigos en la encimera.


- ¿Por...? –dije con dificultad, luego tosí descontroladamente.


- Shhh, tu garganta está muy débil –dijo dándome un vaso de agua – Te trajimos a casa, hace unos días, solo la familia lo sabe, en Durmstrang están teniendo varios problemas, el hecho de que hayan metido a ese niño en la magia oscura les está dando suficientes problemas... La directora ya hizo trámites para que regreses a Hogwarts.


La mire sorprendido, ella sonrió cálidamente.


- Los exámenes finales ya están, cuando te sientas mejor, vendrá un examinador y los presentaras por tu cuenta. Por fin estas en casa mi niño.


Trate de sonreírle, pero estoy seguro que salió una mueca tonta. Mi madre se rio un poco y luego se levantó.


- Bueno tengo que avisarle a tu padre que ya despertaste –salió del cuarto.


Mire mi habitación, hacía mucho que no venía a este lugar, tenía esa atmosfera llena de recuerdos... pero la mayoría eran monótonos o malos recuerdos, cerré mis ojos y lo primero que pensé fue en Scorpius, menos mal que no está enterado de lo que ha sucedido... ¡¿Qué día es?!


Mire con urgencia el reloj que indicaba la hora, el día y el mes. Febrero 28, suspire satisfecho, no me había perdido su fiesta de cumpleaños, el día que paso todo era febrero 10, ósea que pase al menos 18 días inconsciente.


- ¡Dime eso primero Ginny! –dijo molesto mi padre al entrar a mi habitación.


- La cena también es importante Harry –dijo mi madre con burla.


Mi padre se acercó a mí con cautela, como si el menor movimiento pudiera romperme; se sentó junto a mí y trato de despejar mi frente.


- ¿Cómo te encuentras?


- Adolorido –dije con voz forzada.


- Ya veo –dijo mientras acariciaba mi cabeza - ¿Quieres algo?


Negué con la cabeza.


- Ok –dijo levantándose –Molly ya viene, bueno la familia ya viene. James y Lily se estaban quedando con ella.


Asentí con mi cabeza, mi padre se despidió y luego salió de la casa, mire la foto que tenía con Scorpius bastante tiempo.


- ¿Le quieres ver? –dijo mi madre, asentí suavemente con mi cabeza -¿Quieres que le diga lo que te sucedió?


Negué con una pequeña sonrisa.


- Si, estaría muy preocupado, la última vez casi golpea a Harry, y eso que él es su ídolo, hubieras visto la cara de Malfoy, totalmente orgulloso.


Sonreí ante la imagen.


- ¿Por qué no nos dijiste de tu poder Albus? –dijo mi madre algo severa.


La voltee a mirar y negué con mi cabeza.


- Solo... Scorpius.


- Vaya, me dejas bastante celosa –dijo en broma -¿Cómo es posible que ese muchacho te represente más seguridad que tu madre?


Sonreí ante su comentario, ella suspiro divertida y salió de mi habitación.


¿Cómo? Si yo lo supiera no me hubiera carcomido el cerebro durante estos tres años, tal vez porque Scorpius es simplemente perfecto.


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