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CARNIVORE por LEGNAEL

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Disclaimer: KHR! no me pertenece, todos los personajes son creación de la grandiosa Akira Amano-sensei, yo solo tengo el gusto de escribir historias de mis animes favoritos y la trama de este fic.


Notas de la autora: lamento el atraso con el capítulo, agradezco a las personas que se toman su tiempo para leer y seguir este fic. Después de irme de parranda con este fic, decidí sacar un nuevo capítulo en un flash de inspiración. Cuando releí lo que llevaba escrito hasta el momento, me quede impactada con lo de Reborn, Reborn es doctor, como lo pude haber olvidado.


Después de ver que me notificaran del error de tiempos en el fic, gracias por señalármelo 1827Forever1827, tuvo que leer los capítulos y arreglar el lio en el que me metí (después pensé todo es posible con el poder del trinisette, pero este es un mundo alterno). Y me puse a corregir el capítulo 5. Hay un par de ligeros agregados, también se revelo quien es uno de los padres de Dino y Tsuna.


Hace 7 meses Vivian juntos Reborn y Lambo, pelearon y lambo se fue.


Hace 6 meses, Tsuna llega a vivir con Reborn.


Hace 4 meses, a Reborn le dicen que Lambo se accidento. (Lambo estuvo en coma dos meses).


Hace una semana, Lambo despertó.


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Capítulo 5.Cosas del pasado-presente


Sawada Tsunayoshi detestaba con todo su corazón su flamante trabajo, era obligado a mantener aquella falsa sonrisa amable, brindar excelente atención a los clientes y por supuesto debía tener un exceso de paciencia para controlarse de golpearlos cuando estos se tornaban indecisos y fastidiosos. A diferencia de Dino, él no era una persona que se clasificara como un buen samaritano. Entonces cuando todo el lugar estaba en una extraña calma, aquella en la que jurarías que no habita ni un alma en el lugar fue interrumpida cuando la puerta se abrió.


Reconoció al causante de que él estuviera en aquella situación. Hibari Kyoya caminaba de forma tranquila, se detuvo hasta llegar hasta donde Sawada se encontraba, no era raro después de todo él era el único que se encontraba atendiendo en el mostrador.


– ¿Qué desea ordenar? –pregunto con amabilidad en su voz.


Al contrario le sorprendió en cierto grado aquella faceta del castaño. Medito durante algunos segundos su pedido, noto el rostro de fastidio de Sawada.


– Ese rostro no te queda –sentencio Hibari–. Entonces herbívoro… ¿Qué es lo que pretendes?


– Le recuerdo que estoy en horario laboral –respondió escuetamente.


– No pareces la clase de persona que trabajaría en este lugar.


Claro que todo lo que estaba diciendo el de cabellos negros era en base a su propio criterio, después de todo no podía decir que conociera a Sawada, solo un par de aspectos triviales, era como ver solo la punta del iceberg.


– Ahora que lo pienso, tú también deberías estar aquí –agrego el castaño.


– Usualmente suelo almorzar en este lugar, no es raro que lo frecuente.


Una vena de enojo se instauro en la sien de Tsuna.


– Trabajando –informo–. Después de todo fue cosa de la pelea que este aquí –afirmo.


– Habla claro –manifestó.


– Oh, debo refrescarte la memoria –una ligera sonrisa cínica se dibujó en los labios del castaño–. Posteriormente de todo el desastre que ocasiono nuestra última visita, terminamos cubriendo los daños.


– ¿Daños? –pregunto sin entender a lo que Sawada se refería.


– Sí, los daños del desastre.


Hibari miro durante algunos segundos al empleado.


– Los daños los pague yo –añadió–. Es más le dije a tu tutor que no era necesario que me ayudara a cubrir los gastos de reparación.


A la memoria de Kyoya vino el rostro de aquel hombre, los daños ocasionados en su pelea ciertamente no eran mínimos; cuando confronto al susodicho le dijo de forma directa y concisa: –yo solucionare el problema.


Claro, Tsuna estaba atando los hilos de esos eventos, era totalmente contrario a lo que Reborn le dijo. –Ese maldito–, ahora entendía por qué su tutor parecía feliz cuando los veía a Dino y a él corriendo al trabajo.


Entonces se permitió pensar en Hibari, debía ser el hijo de una familia rica, para permitirse tal derroche de dinero. Claro que eso solo era un pensamiento superfluo, ya que no sabía mucho de la vida del presidente del comité disciplinario; solo los rumores que se decían en la escuela.


– Tienes el rostro de alguien que ha sido timado –le señalo Hibari.


– Puedo asegurar que mi venganza será dulce –contesto, claro que no debía subestimar a su familiar.


– Supongo que dejaras el trabajo.


– Supones bien.


– En ese caso quiero una hamburguesa grande, con papas fritas y una malteada de vainilla –pidió.


Tsuna frunció el entrecejo.


– No creerás que me atenderé a mí mismo –increpo.


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Reborn se encontraba en su consultorio. Recordó el breve encuentro con Shamal, una de los pocos colegas que en cierto grado consideraba como un amigo. En cierto punto el mismo lo sabía, solo estaba evitando verlo. Un pesado suspiro salió de sus labios.


La mirada de aquellos ojos verdes aún estaba arraigada en sus recuerdos. Habían terminado, de la peor forma posible. Él no se caracterizaba por mantener una relación duradera, es mas no estaba en sus planes tener algo a largo plazo, mucho menos fijo. Y la bomba detono. Ese día discutieron. Desde hace un par de meses compartían el mismo apartamento, para Reborn era poco usual tener a alguien en su mismo espacio.


Con su buena memoria era raro que no pudiera recordar el motivo que los llevo a pelearse, solo recordaba como Lambo salía del lugar con sus pertenecías y al mismo tiempo azoto la puerta. En ese momento no le dio la importancia, total simplemente era una persona que se alejaba de su vida, nadie es indispensable.


Esa ruptura tuvo lugar hace siete meses. Esa fue la última vez que vio a Lambo furioso. No se tomó ni la molestia en buscarlo, posteriormente alrededor de un mes después recibió la llamada de Giotto, al principio le sorprendió que su hermano lo llamará; por lo que le dijo Giotto en Italia la situación no era muy favorable, y por lo tanto le pedía que cuidara a uno de sus hijos, el más rebelde –Tsunayoshi–. Termino accediendo a la petición de su hermano. Recibió al mocoso, hace años que no veía a Tsuna, y no era para menos. No era el mismo niño que conoció. Desde un principio le dejo claro (amenazo) que él no tenía tiempo para andar de niñera. Por lo que hicieron una apuesta.


– Se de los desastres que hiciste en Italia –lo encaro Reborn.


– Enserio –respondió sin un ápice de molestia en su voz.


– Escúchame bien dame-Tsuna. Me sorprende que Giotto fuera flexible contigo, aun así si no te comportas sabrás que es el infierno.


– Wow, tu platica enserio me reivindico –añadió con sorna Sawada.


Y la vena sádica de Reborn salió a flote. Antes de que Tsuna fuera capaz de verlo Reborn lo estaba amenazando con una pistola. – Veras Tsuna, yo soy el que mando aquí. Por su puesto que tus padres estaba al tanto de que soy una persona a la que no debes fastidiar. Tiéntame y juro que te mató.


Claro que Reborn no espero ni predijo la reacción de Tsuna. – Oh, no te preocupes –respondió Sawada.


Reborn sintió que un arma estaba apuntando en su estómago.


– Oh, esto es mejor de lo que Giotto me dijo. Pero aun así, dame-Tsuna no estas a mi altura –aseguro Reborn mientras le quitaba el arma–. Ya que ambos estamos de acuerdo en que te comportarás. Hagamos una apuesta.


Sawada sonrió. – ¿Qué es lo que propones?


– En la escuela actúa todo lo contrario a lo que eres.


– ¿Qué gano?


– No lo sé. Lo que tú quieras.


– De acuerdo, pero solo será dentro de la escuela. En cuanto a lo que ganare, eso lo decidiré en su momento.


– Me parece bien. La apuesta durara hasta que te gradúes de la secundaria.


Al menos de momento su dame-sobrino estaría entretenido en algo.


Evitaba pensar en Lambo, pensó que este sería el primero en regresar, pero nunca sucedió. Tsuna ya tenía cuatro meses viviendo en su casa, fue entonces cuando Reborn recibió una llamada de una enfermera, está le explicó que el dueño del celular tenía su número registrado como –novio idiota–, no se detuvo a pensarlo cuando salió al lugar. En cuanto llego no dudo en decir que era la pareja del internado, ahí le informaron que al parecer Lambo estaba estable que el mencionado y otras veinte personas más se vieron afectadas por un accidente automovilístico. Desde ese momento no fue capaz de ver a Lambo a la cara, a pesar que este estuviera en coma. Justo cuando llegaba a la habitación se daba la media vuelta y no miró hacia atrás. Hablo con Shamal, su colega y de alguna forma amigo.


– Reborn. Esto es serio, solo sabremos si no sufrió algún daño cuando despierte.


– Te lo encargo –ordeno–. Los gastos corren por mi cuenta.


– Sabes algo de su familia –pregunto Shamal–. Seria propicio informarles.


– No. Él vive alejado de su familia –menciono Reborn.


– Uhum, me pones en un dilema. Deberías entrar a verlo.


– No.


– Reborn, no puedes ser tan terco.


Claro que Reborn dio por zanjada la conversación, Shamal de vez en cuando le hablaba informándole que Lambo aún seguía sin despertar, corrección, Lambo había despertado.


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El hospital. El ambiente estaba impregnado de la esencia del antiséptico, paredes blancas. Su mirada se posó en la distancia, ahora podía comprender como se sentían las aves enjauladas, fue cuando escucho que la puerta se abrió, no era necesario preguntar quién lo visitaba si no era su doctor, era la enfermera en turno.


– ¿Cómo está el paciente? –pregunto.


– Bien –fue la escueta respuesta que emitió–. Pero quien soy yo para dar un diagnóstico.


Shamal noto que Lambo lucia molesto. Era una recuperación casi milagrosa por parte del paciente.


– Con que amanecimos con el pie izquierdo.


– Algo así… ¿Cuándo puedo irme?


– No deberías ser tan impaciente, Lambo apenas tienes un par de días que despertaste.


– Estaré bien.


– Deberías hablar con Reborn –sugirió.


– NO –pronuncio Lambo negando rotundamente con la cabeza.


La situación estaba tornándose fastidiosa. Solo eran un par de adultos comportándose como mocosos obstinados.


– En tu condición no deberías moverte –sentenció el doctor–. Lambo, apenas despertaste. Espere a que me dijeras algo coherente. Sé que te fastidio saber que has estado encerrado por dos meses.


– El accidente no fue su culpa, además ya habíamos terminado –acoto.


– Pero. Necesitan hablar.


– Del bebé. Puedo cuidarlo por mí mismo.


– Él también es su padre.


– Seamos sinceros, Shamal. Reborn no es una persona que piense en tener familia. No se lo digas –imploró–. Que te detuvo a decírselo durante este tiempo.


– El trato médico-paciente –respondió–. Aun así ya le avise que despertaste. No me mires con esa cara, solo le dije que despertaste –Lambo lo miro furioso–. No hagas esa mirada –bufo algo cansado–. No le dije nada de tú embarazo.


– No lo comprendes Shamal. Cuando me fui, le plantee a Reborn la posibilidad de una familia a futuro, él se rio en mi cara. Deja así las cosas –la mirada de Lambo era tan lastimera que estuvo a punto de ceder a la petición.


– Lambo, él tiene derecho a saberlo. Él se encargó de todos los gastos de tu hospitalización.


– No gracias. Le reembolsaré a Reborn su dinero.


– Por lo menos quédate hasta que nazca tu hijo.


– Eso no es posible.


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Notas finales: de alguna manera termine desviándome de la pareja principal, pero los retomare en el próximo capítulo.


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