La noche llegó pronto y a Gokú le afectaba un malestar en el estómago, estaba de espaldas al príncipe y por esta noche no tenía ganas de nada; pero en la mente de Vegeta las cosas eran diferentes, como cada noche quería tomarlo y hacerlo sentir en la gloria.
Se acercó a su espalda y empezó a acariciarle todo el cuerpo, lentamente retiró las pocas prendas que el menor tenía puestas “una pantaloneta y unos bóxeres negros ajustados” juntó más sus cuerpos y lo abrazó dirigiendo su traviesa mano izquierda al miembro del de cabello alborotado.
Se asombró cuando la respuesta no fue la misma de siempre - ¿sucede algo? – preguntó besándole el cuello y masajeándole en busca de que ese pedazo de carne despertara
-nada – se acomodó sintiendo como un escalofrío recorría todo su cuerpo, como pudo se volteó para besar al mayor y acariciarlo suavemente en el rostro, antes de poder decir algo o por lo menos parpadear unos dedos se introdujeron en su agujero –duele –
-¿duele? –el príncipe notaba la tensión del otro, así que se acomodó encima de él y abriéndolo de piernas para posicionarse en medio - así no te dolerá - “mala idea” tomó su miembro con la mano derecha para dirigirla a la entrada de su soldado
Cuando Gokú sintió la intromisión se retorció de dolor - AYYYYYYYYYYYYY - un desgarrador grito retumbó en la habitación, trataba de quitárselo de encima con sus manos
Vegeta se asustó y retrocedió separando sus cuerpos y dando un enorme salto fuera de la cama - ¿Qué te pasa? - el menor continuaba revolcándose y tocándose el estómago, se acercó y le acarició el rostro - dime que sucede
-es mi barriga, creo que comí algo que me cayó muy mal, me duele mucho - mintió levantándose para ir a buscar una pastilla en la cocina de la casa
Vegeta sonrió por tal acto tan asustadizo – que cosas – volvió a la cama a esperarlo para dormir.
El efecto Gokú entró haciendo muecas de dolor y fue invitado por el mayor a reposar en su regazo – lo siento - se disculpó poniendo su cabeza en su pecho
-no hay de que, aunque me admira que algo te caiga mal - soltó una risa burlona y lo abrazó quedándose dormido °°° no siempre es sexo °°° suspiró.
Como una estrella fugaz; la noche pasó de prisa. El sol ya iluminaba los ventanales de C.C. todos se levantaban para pasar un día muy relajante en la cuidad, bueno casi todos; el príncipe de los Saiyajin escasamente salía entre semana para ir a entrenar en las desoladas montañas Paoz (eran lugares desolados y boscosos, muy pocos se atrevían a ir por miedo al salvajismo de relieve y los animales que lo habitaban) pero Vegeta no le temía a nada. Así que hoy se quedaría en la casa a comer todo lo que se le atravesara.
Bulma estaba haciendo los preparativos, o más bien arreglándose con una pasta de maquillaje para salir de compras, vio a Kakarotto de pasada por la cocina y con un bocado de pan en la boca - ¿Gokú estás listo?
-am pues no, es que iré al templo de Karim a hacerle un favor
-pero, es que Kamisama iba a ir conmigo, ¿te espero, para que lo escoltes?
-ah sí, vuelvo en unos minutos - salió volando al dicho templo, subió la gran torre y se anunció - ¿maestro?
Un gato blanco antropomórfico acudió al llamado - ¿Qué deseas Kakarotto?
-maestro - se rascó la nuca soltando una risilla - ya le he dicho que me llame Gokú, es que Kakarotto suena raro
-bien, dime Gokú ¿a qué se debe tu visita?
El joven sonrió nervioso y tomó una bocanada de aire
-¿tiene de casualidad semillas del ermitaño?
-pues por ahí hay dos vainas y deben tener unas cuantas - el maestro se dirigió a buscarlas, al regresar miró acusatoriamente a Gokú - eso sí, que no sean para ese arrogante y maleducado príncipe, que no sirve para nada y se la pasa entrenando sin prestarle guardia a Kamisama
-no, no señor, son para mí, es que tengo dolor de barriga por algo que comí, pero sólo necesito una – alcanzó su mano para tomarla, la puso en su boca, la masticó y la dejó pasar por su garganta, después de un suspiro - AHHHHHHHHHH mejor – alzó vuelo para regresar a C.C. – adiós maestro muchas gracias
-no es nada joven Gokú - °°° las comidas de ahora °°° - ¿Qué estaba haciendo? – se rascó las sienes - am ya - y se adentró en el templo
Dende o Kamisama por su título de dios de la tierra, esperó paciente la llegada de su escolta, y para cuando llegó salieron a la ciudad acompañados de otro Namekusei llamado Piccolo.
Éste otro Namekusei a diferencia de Dende era alto y fornido, de la estirpe guerrera acompañaba a los dioses creadores de las esferas de dragón
(Y adivinando lo que relata el narrador: v) Gokú observó que los demás estaban en plan de amigos y comiéndose un helado, él también.- Y bueno, yo llevo más de ocho meses aquí, pero no sé porque Dende es tan importante
Bulma escupió el helado para luego pegarle al Saiyajin – ¿eres torpe o te haces? ¿Acaso no leíste el manual?
-Pues no - respondió sobándose
Dende los llevó a la plaza del centro comercial para una plática casual
-Gokú, eres desinteresado pero te contaré por si acaso – Hace muchos años un gran patriarca Namekusei creó unos grandes dragones que conceden deseos y los dispersó por el universo. Los dioses primitivos (de la creación: acá no hay de destrucción) vieron en esto la posibilidad de restablecer el orden del universo en caso que haya caos provocado por alguna raza primitiva y violenta como los demonios del hielo, para proteger al dragón el patriarca encerró en una habitación sin paredes siete esferas, la habitación de cada templo es una trampa a la que sólo pueden acceder los dioses con buena voluntad, o alguien que tenga alguna intención de amor puro en su corazón; a su vez las esferas contienen a la mitológica creatura que solamente con un hechizo se liberará y concederá un deseo al usuario. Los dioses también crearon a la raza Saiyajin para proteger a los Namekusei que alimentan de energía a los dragones y a la habitación; en este caso yo
Kakarotto lo reflexiona por un rato, algo se le escapa - ¿y qué clase de deseo?
-el que sea - responde Piccolo – aunque la pregunta sin respuesta es ¿para qué los dioses crearían a los dos guerreros legendarios?
Ante tal cuestión el joven guerrero se tensiona y trata de aspirar el mayor aire posible °°° maldición debo ser precavido, sino me descubrirán, ahora que lo pienso, yo tampoco sé para qué estoy destinado °°° - oí en mi pueblo sobre eso - se lleva el helado a la boca
Bulma argumenta con el mayor sarcasmo posible – tan legendarios que ni siquiera se sabe si existen
Dende ríe por lo bajo ante tal afirmación – a ciencia cierta no se sabe, tal vez es algún tipo de intimidación, otros afirman que sólo los altos mandos de Vegita los conocen, ellos y el rey y con plena seguridad los guerreros mismos - suelta una carcajada acompañado por los demás
Gokú queda satisfecho de que ese momento de risa pudo sacar el nerviosismo que lo acompañaba.
Se hizo tarde y todos se dirigieron a Capsule Corp. Gokú se escabulló por los grandes pasillos hasta el cuarto de su amado –Príncipe Vegeta –llamó
-ya te he dicho Kakarotto que me llames Vegeta nada más, ¿Cómo sigues?
-pues bien, estoy listo para estar contigo – le guiñó el ojo
-pero, pero no tienes que…- iba a continuar cuando un beso del menor