Lo había seguido hasta el departamento de Saga, claro, sin ser notado. Imaginó que se demoraría una hora o más por lo que se sentó en una banca de un parque cercano al edificio, se sorprendió al verlo salir en menos de cinco minutos a toda velocidad mientras Saga gritaba su nombre desde la ventana de su departamento.
_Milo_se levantó de su sitio para ir trás suyo_mom amour
¿ Qué te hizo?
Entró a la disco, el estruendoso ambiente fue una bofetada, la marea de gente que bailaba en la pista le cerró el paso perdiéndolo de vista. A empujones llegó a la barra donde lo halló bebiendo un vaso de vodka, aquello le molestó, Milo no era de los que bebía por mero gusto si lo hacia era en reuniones familiares y en cantidades moderadas.
_¡ Hola guapo!_una chica de cabellos castaños largos y ojos azules se le colgó del brazo_¿ Cómo te llamas?
_disculpe srta_trataba de acercarse a Milo pero la chica lo jalaba para bailar
_Milo....
Al oír su nombre, volteó a ver quién lo llamaba, sus bellas orbes se abrieron al ver a su primo siendo acosado por una muchacha, negó divertido sin duda alguna Camus en los pocos segundos que tenía ahí ( eso fue lo que pensó) ya había causado sensación entre las señoritas ahí presentes. Pagó lo que consumió y desprendio a la
" admiradora" de Camus para llevárselo fuera de ahí.
_lo siento... Pero mi primo está apurado.
_ohhhh, pero tú también estas lindo_dijo mirándolo descaradamente de arriba a abajo.
Milo esbozó una sonrisa forzada, le gustaba ser admirado, no "devorado" con la mirada, a Camus tampoco le estaba gustando eso por lo que antes de la fastidiosa chica volviera a insinuarsele, tomó de la chaqueta a su primo y huyeron.
_wow_musitó Milo recargándose en un poste de luz_eres rápido Cam.
_la situación estaba a punto de salírseme de las manos_replicó entrecerrando los ojos.
_pero no había duda de que la chica era linda_le dio un codazo mientras le guiñaba el ojo_a poco no te gustó.
Camus negó.
_me gusta alguien.
_¡ Ah! ¿ En serio?_dijo Milo interesado.
El mayor de los dos tuvo el impulso de acortar la distancia y besarlo con todas las fuerzas, quería hacerlo olvidar, quería hacer que se enamore de él pues intuia que ya desenmascaró a Saga esa misma noche.
—¿es una chica?
—no—dijo sonriendo tímidamente—es un chico al cual amo demasiado y aprecio mucho.
—ohhhhh, tu tío Dégel no pegará el grito al cielo.
—bien lo dices, es mi tío por lo tanto no es mi papá.
—pero es como si lo fuera—replicó Milo.
—sí Milo, pero recuerda que tengo muchos tíos, no vivo con Dégel, vivo con tu mamá que es mi tía y tu papá.
—por cierto...¿ qué hacias aquí?
—eso debería yo preguntarte—dijo cruzándose de brazos el mayor.
—ah—su rostro adquirió un matiz sombrío mientras sus orbes se opacaban—te-tenías razón, Saga me engañó...
—lo siento pequeño.
—ya no importa—dijo sacudiendo la cabeza alejando la tristeza—terminé con él....
—es mejor que nos vayamos—miró la hora, tus padres deben estar preocupados.
—sí, tienes razón—dijo caminando a su lado mientras su mente imaginaba cúal sería el chico que le gustaba a su primo.
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—¿ qué hiciste ahora, Saga?
Tenía los ojos hinchados, el cabello revuelto ya que su acompañante luego de lo de Milo también lo " desechó" si jugaba con el uno no dudaría hacerlo con el otro, aparte de que sólo estaba por interés, a diferencia de Milo que si lo quería de verdad.
—me excedí, Kanon—fue la amarga respuesta del mayor.
Kanon suspiró hastíado, siempre su hermano hacía cosas de las que luego se arrepentía con todas las letras del alfabeto.
—lo ilusionaste, le hiciste creer que lo amabas, ahora estás pagando las consecuencias de tus actos.
Entrecerró los ojos mientras tomaba el boleto y lo rompía en mil pedacitos ante la incredulidad de Kanon, hubiera preferido que se lo regalara a él, los restos del papel los lanzó por la ventana de su departamento.
Sin decir palabra alguna pasó a lado de su consanguíneo, se dirigió hacia un saco negro tirado encima de una silla y del cual sacó una cajetilla de cigarrillos con su respectiva fosforera, encendió uno pero Kanon se lo quitó y lo apagó, odiaba el humo que desprendían esas cosas.
—vas a pescar un cáncer de pulmón con estas porquerías—dijo caminando hacia el baño para tirarlo en el tacho—no sé que le ves a esto.
—son mis pulmones yo hago lo que quiero con ellos.
—ah entonces prefieres morirte por menso.
—déjeme en paz.
—no, no te dejaré que caigas en un pozo por tus estupideces, eres mi hermano y sé que necesitas un abrazo—dicho esto lo abrazó como si de un pequeño niño se tratase—te quiero y lo sabes.
Saga se dejó, su muralla de hombre serio e imperturbable cayó ante tal muestra de cariño y añor fraternal que Kanon le profesaba en esos momentos.
—no importa si lloras, eso te hará más humano—decía en tanto acomodaba la desordenada cabellera de Saga—sólo yo sabré que has llorado.
—gracias hermano—se separó de él para sonreírle con sinceridad.
—no hay de qué, ahora debes buscar una forma de disculparte con Milo y su familia.
—sí, pero necesito que me ayudes.
—¡ oye!—exclamó—soy tu hermano no tu relator de disculpas.
—tú eres muy bueno en eso, las palabras bonitas se te dan.
—ahs, tú ganas—aceptó derrotado—pero conste que esto te costará un viaje a la isla Bora Bora.
—un viaje a Italia, no tengo tanta plata para mandarte a Bora Bora—replicó Saga.
—¡ nah! lo que sea—se sacó los zapatos y se acostó en la amplia cama—vamos a dormir ¿ sí?
El gemelo mayor esbozó una sonrisa en tanto le lanzaba una almohada y una sábana a Kanon, esa noche había cometido una bobería, pero la presencia de su hermano le hizo abrir los ojos para buscar una forma de disculparse con su ahora ex novio. Sin bien el chico dejó en claro que no deseaba verlo más, aunque sea quería ser su amigo y si no pues..... aceptaría lo que su destino le impusiera.
—¡buenas noches, Saga! ¡ qué descanses bien!—dijo Kanon acomodándose en su sitio.
—lo mismo para ti, ojalá que tu novio no se sulfure por que no apareces hoy.
—un pariente es más importante que una pareja, ellos vienen y van.....
No respondió esas palabras, se quedó pensando en las mismas. Cuando su cerebro de cansó de analizarlas, apagó la luz del buró y cerró sus ojos a la espera de un nuevo día.