Había pasado una semana desde que la relación de Itachi y Deidara se había formalizado, al menos para los hermanos Uzumaki, quienes no habían parado sus comentarios en doble sentido cada vez que el azabache pasaba por él y le dejaba en casa en su lujoso auto, sus padres también lo sabían, pero esperaban el momento en que su hijo tuviese la confianza de decirles, pues cada vez más seguido podían escuchar a Deidara hablar con el mayor por teléfono.
Y no es que no era como que no quisiera decirles, sino que también esperaba a el momento oportuno para gritar a los cuatro vientos que salía con el guapo y rico Uchiha (Lo cual los cuatro vientos., el mundo y las cuatro paredes de su habitación ya sabían también)... Y esa semana era la ocasión.
-Sinceramente no creo que esa sea una buena idea, no puedo permitir semejante idea.
-Vamos Dei, pienso que es lo mejor que se me podría ocurrir.
-No pienso enrollarme contigo en mi casa con la puerta intencionalmente abierta para que mis padres nos descubran… Es la peor idea del mundo, además ellos ni siquiera saben que ya no soy virgen y que tu tuviste la culpa.
-Que aburrido, y yo que pensaba en ayudarte para ahorrarte la cena… además no te quejabas de todo lo que hemos hecho, puedo asegurar de que aún tienes unos cuantos condones guardados para poder continuar con nuestras actividades para adultos.
Dijo el mayor mientras se acercaba a besar el cuello ajeno, haciendo que el rubio brincara por la impresión.
-¿Por qué sigo contigo?
-Porque me amas, porque soy inteligente, maduro, rico y tengo un pene grande.
-Y sobre todo eres sumamente modesto… igual que idiota.
Dijo el rubio mientras bajaba del regazo de su novio, quien inmediatamente le dio una ligera nalgada, haciéndole molestar y regresarle el golpe en la frente.
-¿Y qué dijimos de eso? Nada de tus tonterías.
-Lo siento, pero me gustas, y me gusta tocarte.
Se disculpó con el rubio mientras se levantaba del sofá y acompañaba a su novio a la entrada de la casa, pues esa era otra de sus reglas, no le llevaría a casa hasta que estuvieran en algo formal y aceptado por sus padres, algo que les pudiese permitir estar seguros de lo que tenían.
Aquella noche todo estaba listo, algo que a los mayores había extrañado pues en toda su vida su hijo mayor se había ofrecido a hacer la cena completa.
-¿Algo que celebramos y ninguno de los dos nos hemos enterado?
Preguntó Minato mirando atentamente a toda la mesa ya puesta por su hijo, lo que ocasionó que el mayor comenzara a sentirse un poco nervioso.
-N-No realmente, es solo que… ¿No es normal que a veces quiera hacer algo lindo por la familia.
-No…
-Absolutamente no…
Completaron Gaara y Naruto quienes también entraron en el comedor y miraban todo al igual que sus padres, haciendo molestar a Deidara.
-¿Y a ustedes quién les preguntó?
Los dos menores estallaron en risas discretas las cuales se volvieron burlonas al escuchar que llamaban a la puerta, haciendo sentir al rubio mucho más nervioso.
-Por favor inicien, yo iré a ver quién es.
Salió rápidamente a atender a la puerta, recibiendo a la señora Mikoto, quien le saludó contenta y a ésta le siguió el azabache quien se quedó junto al rubio en el recibidor.
-llegas antes de lo esperado…
-Mi madre quería que llegáramos temprano, no la culpo, también yo quería verte.
Dijo el mayor mientras le rodeaba la cadera con ambos brazos, siendo apartado por el rubio.
-Me alegro, anda a la cocina.
Le ordenó mientras esperaba que tomada la delantera y seguir al azabache.
-Parece ser que nos esperaban, anda Dei.
Dijo el azabache y tomó la silla para apartarla de la mesa y esperar a que el rubio se sentase y acomodarlo a su lado.
-Me sorprende un poco la visita de ustedes dos, fue inesperado pero no es desagradable tenerles aquí.
Expresó Minato sirviendo un poco para todos y repartiendo la cena entre ellos.
-Debo decir que a mis demás hijos no les fue posible acompañarnos, pero que igualmente envían sus saludos.
Comentó la matriarca de los Uchiha a quien todo el mundo sonrió y comenzaron a comer, halagando al mayor de los hermanos Uzumaki por la comida tan bien hecha.
-Papá, Padre, bueno, invité realmente a los Uchiha
Interrumpió Deidara a los demás que continuaban comiendo en medio de una tranquila charla y miró por turnos a su familia y a sus visitantes.
-Quería que pudiésemos hablar de algo serio que quiero comentarles, porque saben que no me gusta hacer las cosas a sus espaldas y quiero portarme responsable con ustedes… así que....
Todos guardaron silencio para mirarle de vuelta, haciéndole sentir mucho más nervioso e incómodo.
-Lo que Dei quiere decir es que todo esto lo planeamos ambos, la cena, que estemos reunidos esta noche… Todo porque se rehusó a una de mis brillantes ideas.
Ahora miraron al azabache que se había puesto de pie junto con el rubio quien abrazó al menor por la cadera.
-¡Que no iba a acostarme contigo mientras todos miraban! ¡Solo estamos saliendo!
-Pero no te rehusaste a hacerlo en otros lugares.
-¡Uchiha!
Gritó apartando al Uchiha de su lado y mirando a Minato quien golpeó la mesa con ambas manos, sudoroso y hasta molesto, lo que llamó la atención de todos en el comedor…
-¡El bebé! ¡Ya viene!
Gritó el rubio alarmando a todos.
-¿Dónde he vivido esto antes?
-¡Cállate y llama a mi abuela!
Dijo comenzando a poner orden en aquella noche de pánico y después de haber llamado a la matriarca Namikaze ya todo mundo se encontraba de camino al hospital, Nagato con su pareja en el auto y el resto en el auto de los Uchiha, todos a la espera de una caótica noche por una noticia no tan novedosa.
-¿Entonces crees que debimos esperar para darles la noticia de que salíamos?
-¡No quiero hablar de eso ahora! ¡Tu tuviste la culpa!
Reprochó el rubio desde la sala de espera en donde otras personas le pidieron que guardara silencio.
CONTINUARÁ...