Ya habían pasado unos cuantos días desde que Kakashi se habia presentado en la casa Uzumaki. Naoki habia vuelto a casa ya y se podía respirar el alarmante pasar del tiempo, la desesperación por parte del hermano mayor de los Uzumaki, pues parecía que este pasar del tiempo le jugaba una mala pasada, pues parecía avanzar más rápido que de costumbre, se encontraban ahi reunidos todos los integrantes de la familia, pues estaban debatiendo un asunto de muchísima importancia.
-¡Que no quiero un vestido!
-¡Pero Dei, mira, este es el diseño que nos ha mandado Kakashi, le ha gustado!
-¡Me rehúso!
Dei volvió a salir como cuando le habían hecho el escándalo del bebé esperaba no volver a pasar por lo mismo que la vez pasada, casi arrestado por culpa de dos idiotas...
-idiotas... Itachi
Fue cuando levantó la mirada y pudo ver a ese idiota, pero estaba acompañado de una chica, muy linda al parecer, pelirroja y de unos anteojos gruesos. La chica se le colgaba del brazo de una manera molesta para Dei. Trató de evitar llamar la atención, pero a medida que retrocedía tiró unos cubos de basura...
-¿Dei? Hola.
Deidara le miro sintiendo un vacío en el pecho, un ardor en la boca del estómago y los ojos comenzaban a arderle.
-H-hola... yo, eh, solo...
-¿Quién es el Ita-chan?
-Él es Deidara Uzumaki, me gustaría decir que es un amigo, pero... ni siquiera sé qué tipo de relación tenemos.
-Bueno, mi nombre es Karin, Sabaku no Karin, he venido de Suna, soy la novia de Itachi.
-¿No-via?
Dijo Deidara en un susurro, quería salir de ahi, no sabía que sentía, pero tenía muchas ganas de reclamarle, pero Itachi tenía razón, no tenían una relación definida, no sabía que eran, pues no eran absolutamente nada.
-Oh... vaya, yo... me... me alegro, ya... ya era hora de que te encontraras una vida.
Dijo con una sonrisa más que forzada pero con los ojos inundados en lágrimas que no tardarían en desbordarse de sus ojos azules, lo que le hacían poco creíble lo que decía de su “buena fortuna”. Cabizbajo trato de controlar su voz, la cual sonaba ya un poco lastimosa y ahogada por el llanto
-Yo, tengo fecha para mi boda y... estaré ocupado... no se ni por que dije eso... demonios, Karin, espero y puedas acompañarme el día de mi boda.
Esta vez encaró a la pareja y el azabache pudo ver las lágrimas del rubio caer, y cuando quiso acercarse Deidara salió corriendo nuevamente.
-Vaya que tiene problemas, que chico tan vergonzoso.
-Karin, modera tus palabras, no tenías que decir eso, en primer lugar no somos nada, me ofrecí a mostrarte la ciudad por pura amistad que tengo con tu hermano, no creas que te vas a librar tan rápido de esto.
-Hay, por favor, no suenes como si estuvieras enamorado de ese poca cosa, además dijo que se va a casar, mejor olvídate de esa locura y sal conmigo.
-Estoy enamorado de él, pero ahora no sabe lo que siente, no voy a forzarlo, y Karin, no es mi estilo salir con las ex de mis hermanos, no acostumbramos a comer migajas desechadas.
-¡Púdrete!
-¿Ya no quieres el recorrido?
Dijo esbozando su media sonrisa llena de burla.
-¡Conoceré sola idiota!
Itachi suspiro y con su media sonrisa entro a su auto para buscar al rubio, al cual por cierto le habían prohibido ver, no su madre o sus padres, sino el propio Gaara, era como una medida para evitar que echara a perder sus planes, pero Deidara se veía tan mal que no dudaría en acercarse a Deidara para prestarse a darle consuelo, después de todo seguía enamorado de ese rebelde y absurdo rubio. Siguió andando en su coche hasta que lo encontró recargado en la pared de una calle, no dudo en detener su auto enfrente de él.
-Sube.
-¿Qué? ¿Qué hay de tu novia?
-No importa, ella se tenía que ir de todos modos. Sube.
El rubio no supo que más hacer, asi que obedeció al azabache y ambos partieron a la casa Uchiha, la cual estaba deshabitada. Mikoto habia salido otra vez, Sasuke tuvo que ir a casa de un compañero a hacer algún trabajo y Sai estaba en el trabajo.
-¿Por qué me traes aquí?
-Tengo una deuda contigo, Sai me dijo que habías dejado de trabajar en la tienda de Orochimaru hace apenas unos días, y bueno, recordé que no te habia pagado ese favor, bueno, se enteraron que realmente no salías conmigo, pero una promesa es una promesa. No es dinero, pero digamos que te he ahorrado el trabajo de perseguir una oferta que no habrías ganado.
Itachi le tendió un sobre en donde apenas Dei lo abrió pudo encontrar las escrituras del pequeño edificio que quería comprar, sin embargo recordaba el precio original que pedían por la construcción y en ese papel decía que habían pagado el doble por él.
-P-pero Itachi, esto no fue lo acordado.
-Ya lo sé.
-No debió ser fácil conseguir ese lugar.
-A decir verdad no.
-¿Cómo podría pagarte esto? Y-yo...
-¿Sabes que podrías hacer?
Dijo mientras se acercaba peligrosamente y le sonreía al rubio de manera extraña, lo que vendría no podría ser bueno, pero habia una parte que le pedía ceder y otra que era darle una fuerte patada en la entrepierna y salir huyendo, sin embargo su cuerpo no reaccionaba, solo se tensó al. Sentir como Itachi le abrazaba sin dobles intenciones.
-Solo bromeaba, no quiero nada a cambio, solo no me evites de esa manera tan fría. Sabes que te amo y eso no lo cambiaras tan fácilmente.
-P-pero...
-Tonto, sé que dirás algo sobre Karin, pero ella te mintió, no salgo con esa chica, está muy loca, vino desde Suna para acosar a Sasuke, pero como él no está me toca cargar con su presencia. De hecho te sorprenderá saber que es la hermana de Sasori, el chico que pretende a su hermano Gaara. Asi que no dudes de mi por favor, sé que te casaras y me dejaras por un adulto serio y no sé qué tantas cosas, pero hasta ese día, yo voy a quererte más que cualquier cosa, cuando te vea dando el sí, y te vea feliz al hacerlo entonces ten por seguro que detendré estos sentimientos por ti, por ahora entonces no me pidas que deje de pensar en ti.
Deidara no sabía que decir, se sentía tan culpable pero a la vez feliz de escuchar esas palabras, ese Uchiha sí que sabía usar las palabras para derretirle el corazón a cualquiera y eso a la vez le aterraba, pues quien sabe quién se lo quisiera robar por el simple hecho de ser tan atractivo y tener un verbo que mataba, además de esa voz grave y profunda que te hacían imaginar lo inimaginable.
-Creí que me odiabas desde esa vez.
-Ya te lo dije, no te odiaría ni aunque tú lo hicieras, aunque no lo creas, con todo y tu horrible actitud.
-Oye, gracias por el cumplido, me halagas (nótese el sarcasmo).
-Debes traerme muy idiota como para dejarme maltratar por ti.
Deidara se volvió a dejar abrazar por ese azabache con poca gracia para después pasar un rato de charla y programas de televisión con ese azabache que en todo el rato supo comportarse, eso merecía méritos por parte del rubio, que no recordaba que tenía que casarse en casi dos meses y medio.
CONTINUARÁ...