¿Por qué decidió seguir a aquél chico? Sinceramente, Hal no tenía ni idea, no había razón alguna del por qué debería preocuparse por un chico al que ni conocía.
Pero, aquí se encontraba ahora, sentado en el suelo junto aquel niño rubio, recargados en la pared del callejón tras recibir los dos una golpiza, cortesía de los demás chicos que venían persiguiendo al chico que Hal había tratado de ayudar.
Ambos se encontraban respirando de forma muy agitada tras la pelea. Moretones, ojos morados, gotas de sangre en el piso de ellos y ajena. Sí, definitivamente su mamá no iba a estar muy contenta por esto.
"No tenías por qué ayudarme" Dijo el chico rubio de forma entrecortada.
"Supongo que no" Respondió Hal "Pero tampoco razón para dejarte sin más ¿o sí?" Preguntó esto último volteando la vista al otro chico, tratando de poner una sonrisa.
"Supongo" Respondió, soltando una pequeña risa "Me llamo Barry por cierto".
"Hal" Replicó el castaño.
Ambos se quedaron ahí sentados un rato más, tratando de terminar de recuperar el aliento. El silencio normalmente hubiera sido incómodo, pero sorprendentemente no lo era para ninguno.
"¿Qué hora es por cierto?" Preguntó Barry.
Hal volteó su mirada a su reloj "Son las nueve y media" Respondió "Definitivamente voy a llegar tarde a clases".
"¿A qué escuela vas en sí?" Preguntó Barry con curiosidad.
"Primaria Stars" Respondió Hal.
"No recuerdo haberte visto nunca" Afirmó el rubio
"Es mi primer día, me acabo de mudar a la ciudad" Respondió el castaño "Y parece que llegaré tarde".
"Te gusta dar buenas primeras impresiones ¿verdad?" Preguntó Barry en tono burlo.
"Puedes apostar que sí Risitos de Oro" Dijo Hal con el mismo tono de humor de su compañero "Aunque creo que deberíamos ir ya a la escuela".
"Creo que tienes razón" Replicó Barry.
Y con eso, los dos chicos se pusieron de pie y marcharon con dirección a su escuela. El camino fue bastante agradable para ambos. Se la pasaron hablando y riendo sobre cualquier cosa que se les viniera a la mente con una facilidad igual a la de si se conocieran de siempre. Ambos chicos pensaron para sí mismos que quizá esa pelea no haya sido tan mala, si lograron formar un amigo por ella.
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“Creo que es seguro entrar”
“No lo creo, nunca es seguro estar en los pasillos sin no tienes un pase”
“¿Por qué?”
“Porque él siempre está vigilando”
“¿Quién es ‘él’?”
“Ése sería yo”
Ambos chicos se quedaron petrificados tras escuchar esa tercera voz responder. Se dieron lentamente la vuelta para observar al poseedor de la voz. Era un chico, a lo mucho un año mayor que ellos, de cabello negro. Llevaba puesta ropa demasiado formal y oscura para un niño de no más de 10 años y una cinta que decía ‘Monitor de pasillo’ alrededor de él.
“Así que caballeros ¿les molestaría mostrarme sus pases?” Preguntó con voz fría, un tanto forzada para sonar más profunda.
“Pues verás Bruce” Dijo Barry nervioso.
“Wayne” Lo interrumpió “Cuando llevo esta banda, estoy trabajando, y las amistades no existen en el trabajo”.
“Está bien ‘Wayne’” Continuó Barry “Sólo fue algo de una vez, no teníamos intención de llegar tarde”.
“No te pregunté eso. Les pedí sus pases” Aclaró con el mismo tono frío el monitor. El rubio se veía nervioso, por lo que su compañero decidió entrar en la conversación.
“Eh, calmado amargado” Dijo Hal.
“¿Cómo me llamaste?” Preguntó Bruce, con tono entre molesto e indignado.
“Bueno, don ‘salgo de la nada cual vampiro’ sería más apropiado” Respondió Hal con tono burlón.
“¿Cómo te llamas? No recuerdo haberte visto antes” Preguntó el monitor.
“Hal Jordan” Respondió.
“Muy bien, Jordan. Déjame recordarte que no tienes ninguna autoridad para hablarme de esa forma.” Dijo Bruce de forma fría, arrojándole una mirada asesina.
“Ni tú a mí vampirito” Remarcó con tono arrogante.
Y la discusión comenzó. Inició con insultos entre ambas partes, cada uno más infantil que el anterior. Barry sólo observaba, no recordaba la última vez que Bruce se hubiera puesto así por ‘discutir’ con alguien. Sólo trataba de contener la risa ante los apodos y respuestas ‘ingeniosas’ de ambas partes.
Pero entonces Hal arrojó un puñetazo a Bruce. Barry se quedó sorprendido, no había escuchado bien lo último que se habían dicho como para saber qué fue lo que causó esa acción. Y la respuesta no se hizo esperar, pues Bruce también respondió con el suyo. Barry estaba a punto de intervenir, pero un escucharon la voz de un adulto a pocos pasos de distancia.
“Los tres, a mi oficina en este instante”.
Está bien, es bien sabido que todo lo malo puede ponerse peor.
Por si lo de la mañana y la discusión con Bruce no fuera ya suficiente, ser llamados no sólo ellos, sino también a los padres de los tres, a la oficina del director era la cereza de pastel.
Por cómo se veía su mamá, claramente no estaba contenta de que la sacaran del trabajo ni que él estuviera en ahí desde su primer día.
El sermón de su madre no se hizo esperar. Hal ya se lo sabía casi de memoria, y sabía que las cosas se solucionarían ya en casa. El castaño decidió observar a sus dos compañeros de crimen y cómo les iba.
Con Bruce estaba un hombre de la tercera edad, quizá su abuelo o algo similar pensaba Hal. No parecía que fuera muy severo con él, y más que enojado, se veía sorprendido de haber sido llamado por algo como eso.
Pero lo que de verdad llamó la atención de Hal fue Barry.
Estaba con un hombre rubio, posiblemente su padre. E igual que su mamá, él también lo empezó a regañar. Pero fue algo en especial lo que destacó de eso.
“Imagina cómo se podría tu madre con esto” Dijo el padre de Barry. Pero parecía por la expresión que puso tras decirlo arrepentirse de eso.
Pero lo dicho estaba hecho. Parecía que esas palabras causaron un fuerte efecto en el rubio, pues comenzó a temblar, lágrimas y sollozos pronto proviniendo de él.
Ver a Barry llorar causó un gran dolor a Hal en su pecho. Ni siquiera tras los golpes que recibió cuando pelearon en la mañana contra sus persecutores habían causado algo así.
Su padre empezó a consolarlo, diciéndole que se disculpaba y que todo estaría bien, tratando de calmar los llantos del chico. Su padre pidió permiso de poder retirarse él y su hijo al director, a lo que él accedió. Los dos se marcharon de la oficina, Barry tratando de contener sus lágrimas.
Hal y Bruce aun tuvieron que quedarse más tiempo ahí. Tendrían que quedarse después de clases a detención por un par de días a partir de mañana, pero que por hoy podían retirarse.
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La madre de Hal y el abuelo de Bruce comenzaron a charlar afuera de la escuela. Hal no estaba seguro sobre qué, pero como no parecían enojados no le dio mucha importancia.
“Oye Vamp- Bruce” Llamó el castaño a su no-amigo en el patio de la escuela.
“¿Qué quieres Jordan?” Preguntó fastidiado el monitor.
“Creo que tú y Barry parecen ser amigos, o algo por el estilo, así que quisiera preguntarte: ¿Sabes por qué se puso así hace rato?” Preguntó preocupado Hal. Realmente mostraba inquietud ante aquello, no sabía qué causó un cambio de humor tan repentino en su compañero.
“No es nada de tu incumbencia, Jordan” Respondió de forma cortante Bruce.
“Per-”.
“No llevas ni un día de conocerlo. Agreguemos que no confío en ti en lo absoluto. No necesitas saber nada de esto hasta que Barry te lo diga por su cuenta, sí que él siquiera llega a estar dispuesto a eso” Aclaró Bruce.
“¿Es algo muy personal?” Preguntó con más preocupación que antes Hal.
“Ya he hablado demasiado” Respondió el monitor y empezó a subir al auto de su abuelo.
“Per-”
“No presiones Jordan. Si no es por mí, al menos que sea por Barry. No quiero que sufra más de lo que ya ha pasado” Dijo Bruce de forma más calmada antes de cerrar la puerta y esperar por su abuelo.
Hal, resignado, soltó un suspiro y decidió dejar de insistir. Decidió esperar a su madre a lado del auto para poder irse también.
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“¿Podemos hablar bien ya hijo?” Preguntó suavemente la mujer.
El chico sólo asentó con la cabeza, lo que ella tomó como señal de aprobación y se sentó a su lado en la cama. Hal seguía sólo tenía manteniendo la mirada hacia el suelo.
“¿Por qué ocurrió a lo que me llamó el director?” Preguntó la señora.
Hal estuvo en silencio por un rato hasta que respondió. “Papá” susurró.
Su madre lo abrazó de forma reconfortante tras escuchar su respuesta, a lo que el chico no opuso resistencia.
“Hijo, no puedes ponerte así cada vez que alguien mencione sobre ‘eso’” Su madre dijo tratando de ser cuidadosa con las palabras.
“Lo sé, pero… yo…” Hal quería responder, mas no podía, no podía terminar de formar alguna oración coherente. Sólo tartamudeaba y empezó sollozar.
La señora Jordan pasó su mano sobre la cabeza de su hijo para tratar de reconfortarlo, muestra a la que él respondió lentamente.
“Lo sé hijo, lo sé.” Dijo suavemente la mujer “Pero todo esto pasará, te lo prometo. Siempre puedes contar conmigo para escuchar”.
Hal no pudo más y se soltó en llanto ahí, abrazando fuertemente a su madre. Trataba de mantener lo más posible la compostura, pero había un límite para todo.
El joven seguía preguntándose qué es lo que había causado que Barry se pusiera así. Pero eso podía esperar para otro momento. Recordaba al padre de él mencionar algo de su mamá. Quizá Barry también había pasado por algo similar a él.
Pero pensar en eso no servía de nada en ese momento. Hal prefirió enfocarse en tratar de relajarse y dejar lo demás para mañana.