La noche había pasado como la mayoría lo hacían desde hace meses. Tener que sufrir las pesadillas era algo que Hal ya había aceptado tendría que acostumbrarse, mas eso no significaba que le agradaran.
Volteando a ver al despertador, el chico se dio cuenta de que esta vez sí se había levantado a tiempo. Hal arrastró su cuerpo fuera de la comodidad de su cama para prepararse para ir a la escuela.
Vivir con hermanos no es fácil. Todas las mañanas son una batalla de vida o muerte para poder ser el primero en bañarse, desayunar o hacer lo que sea, o al menos alcanzar a hacerlo, y ese día no había sido diferente en la casa de los Jordan, con su madre como intermediaria para calmar a sus hijos.
Hal estaba listo para irse y a punto de cruzar la puerta, cuando su madre lo detuvo.
“Hijo, olvidé mencionarlo, ya no irás solo a la escuela” La mujer dijo.
“¿Por qué? ¿Ya no acompañarás a Jim a la guardería?” Preguntó curioso el chico.
“No hijo” Respondió la madre “Ayer estuve platicando con el señor Pennyworth, el abuelo de tu, mmm, ‘amiguito’, y descubrimos que nuestras familias viven bastante cerca la una de la otra. Así que, para tratar de evitar incidentes como el del otro día y que ustedes se puedan intentar conocerse mejor, acordamos en que él pasaría a recogerte y llevarlos a los dos a la escuela de hoy en adelante”.
“¡¿Pero qué!?” Preguntó enfadado Hal “Mamá, Bruce me odia, y el sentimiento es mutuo ¡No quiero tener que ir con él a la escuela!”.
“Hijo, no puedes odiar a alguien que apenas conoces” Señaló la señora poniendo una sonrisa en su rostro. Volteó la mirada para ver que sus otros hijos no estuvieran cerca, y tras asegurarse que aún estaban en la mesa, se arrodilló un poco para ponerse al mismo nivel que su hijo y le susurró al oído “Estoy segura de que él no tenía la intención de mencionar ‘ya sabes qué’” Se alejó un poco y mostró una sonrisa cálida “Sólo traten de conocerse y llevarse bien ¿De acuerdo?”.
“De acuerdo” Respondió resignado el chico.
Hal le dio un beso y un abrazo de despedida a su madre y salió de la casa. Afuera se encontró con un auto, posiblemente un modelo de hace ya varios años por su estilo, con vidrios polarizados. Afuera se hallaba el mismo hombre que había ido a recoger a su no-amigo el día anterior, de cabeza calva y con ropa bastante formal.
“Saludos joven Jordan, su transporte le aguarda” Indicó el hombre mientras abría la puerta trasera del auto cual chofer se tratase. El castaño subió al vehículo, cerrando la puerta tras de él.
“Jordan” Fue recibido son la mirada fría de su compañero, su voz mostrando la misma seriedad.
“Vampiro” Replicó secamente Hal.
“Espero no se sienta incómodo de viajar con nosotros, joven Jordan” Dijo el señor Pennywort mientras subía al auto y se acomodaba en el asiento del conductor “Su madre me pidió cordialmente que le apoyara con su transporte, y me fue imposible rechazar su solicitud. Sólo recuerde abrocharse el cinturón”.
El viaje estaba transcurriendo en casi completo silencio. Casi todos los intentos de Hal por iniciar una conversación con Bruce terminaban con éste cortándolo secamente para acabar con ella. Hal estaba frustrado, no soportaba a ese cretino creído. Preferiría mil veces ir caminando solo que estar con él.
“Sé que no te agrado” Dijo Hal, soltando un suspiro de resignación.
“Vaya, parece que no eres tan tonto después de todo” Respondió de forma burlona su compañero.
“Mira, si vamos a tener que ir juntos a la escuela, al menos podríamos-”
“Ni te molestes en terminar esa frase” Interrumpió Bruce “Esto es algo meramente profesional. Que tengamos que ir juntos a la escuela no significa que tengamos que ser amigos. Sólo estaremos juntos aquí e ignoraremos la existencia del otro fuera de este auto ¿Capisci?”
“Como quieras” Respondió Hal volteando la vista a la ventana, mirando al exterior.
Un viaje que posiblemente duró no más de 15 minutos se sintió como una eternidad para Hal, quién nunca había estado tan aliviado de llegar a la escuela. Salió corriendo y le agradeció por el viaje al señor Pennyworth en el instante en que el auto se detuvo, pero fue detenido cuando sintió una mano en su hombro.
“¿Al menos sabes en qué salón te toca Jordan? ¿O planeas pasar todo el día en los pasillos hasta que encuentre tu dónde?” Preguntó Bruce.
“Bueno…”
“Eso pensé” Dijo Bruce poniendo cara de fastidio “¿Tu madre no te dio al menos algo diciendo dónde te tocaba o algo así?”.
“¡Cierto!” Respondió Hal. El chico metió las manos en su bolsillo como buscando algo, sacando una hoja de papel y mostrándosela a su compañero “Éste es mi horario”.
“Déjame ver eso” Exclamó Bruce, arrebatándole la hoja de entre los dedos al castaño. Posó fijamente los ojos en la hoja y expulsó un quejido. “Parece que compartimos salón” Indicó a Hal, pudiéndose la apatía en su voz el hecho.
“¿De casualidad Barry también está en nuestro grupo?” Preguntó el castaño con sus ojos iluminados por la noticia recién recibida.
Podía llegar a sonar un poco raro, pero tras la pelea en que le había ayudado el otro día, estaba seguro de que ellos dos podrían llegar a ser muy buenos amigos. Pero pensar en Barry le hizo recordar el estado con el que se marchó el día anterior, las lágrimas, su voz, todo eso le dolió a Hal, y no podía más que sentirse responsable de haber sido quien provocara eso.
“Efectivamente, sí está con nosotros” Respondió Bruce, sacando a Hal de sus pensamientos “Pero te lo advierto Jordan, Barry es mi amigo. Y si me llego a enterar que algo como el chistecito de ayer se repite, te aseguro que haré tu vida un infierno. ¿Entendido?” Preguntó de forma amenazante el monitor.
Se podía escuchar cómo Hal tragó saliva fuertemente ante ese comentario. “P-por supuesto” Respondió nerviosamente.
“Muy bien” Expresó Bruce con satisfacción, Hal aún sintiéndose un poco intimidado por la declaración de Bruce, incluso si no estaba dispuesto a admitirlo.
Ambos caminaron hasta el salón de clases asignado. Entrando por la puerta, Hal pudo ver a su compañero rubio ya en el aula, sentado en una de las bancas de enfrente, solo. Los dos se acercaron con normalidad y tomaron asiento a lado del rubio.
“Hola Bar” Dijo Hal animado, llamando la atención del rubio, quien lo saludo con una sonrisa.
Los tres, o más bien dos pues Bruce casi no habló, se la pasaron platicando sobre cualquier tema que se les ocurriera, pasando risas hasta que el profesor entró al aula y los hizo callar para iniciar la clase. Durante el receso las cosas continuaron igual, divirtiéndose como si no hubiera preocupaciones en el mundo.
Al final de las clases, los tres se marcharon a sus casas. El señor Pennyworth no venía a recoger a Bruce a la salida, cosa que Hal bendijo pues no tendría que pasar tanto tiempo con él. Fue sólo hasta que llegó a su casa que Hal recordó que olvidó preguntarle a Barry qué es lo que había ocurrido el otro día que lo puso así.
“No presiones Jordan. Si no es por mí, al menos que sea por Barry. No quiero que sufra más de lo que ya ha pasado” Las palabras de Bruce resonaron es su mente.
Incluso si odiaba admitirlo, pensaba que Bruce tenía razón. No llevaban conociéndose más de dos días. Si Barry no le dijo nada, es porque no estaba cómodo con eso. No había motivo de forzarlo a hablar si no quería. Esperaría cuando él se sintiera cómodo con ello.
Con saber que ya se sentía mejor le bastaba.
Pasaron los meses y la relación entre los chicos había mejorado bastante. Incluso Bruce ya estaba dispuesto a hablar con el castaño. Seguía sin aceptar llamarlo amigo, pero era un progreso. Con Barry, por otra, se habían vuelto básicamente mejores amigos, pasando casi todo el tiempo juntos, riendo y jugando.
Eran ya inicios de diciembre, y el frío por la pronta llegada del invierno se podía hacer notar. Viniendo de California, el frío de Ohio se podía notar más para Hal, causando burlas amistosas de Barry y Bruce.
Hal propuso reunirse en su casa esa noche para pasar el rato entre amigos y dormir (y que definitivamente no era una pijamada pues eso sólo lo hacen las niñas). Los otros dos estuvieron de acuerdo y decidieron reunirse en su casa a las 8:00 PM.
Las cosas fueron bastante bien durante la noche. Se la pasaron comiendo comida chatarra, contado chistes y anécdotas y viendo películas. Hal incluso pudo jurar que vio a Bruce sonreír. Con excepción de unas cuantas interrupciones por parte de su madre y sus hermanos, la velada estaba yendo básicamente perfecta.
“Si me disculpan, tengo que ir al baño” Se excusó Bruce y salió de la habitación, dejando a Hal y Barry solos.
Ya se había vuelto un tanto tarde, y decidieron que ya casi llegaba la hora de ir a dormir para acabar la noche perfecta.
“Vaya, fue mucho más divertido de lo que pensé” Declaró Barry, acostándose en una de las mantas que habían traído para dormir en la habitación de Hal.
“Creo que sí Bar” Afirmó el castaño con satisfacción en su voz. Hal comenzó a pensar un poco, y consideró que era el momento apropiado para sacar el tema en cuestión.
“Barry ¿Te puedo preguntar algo?”
“Por supuesto”.
“¿Qué fue lo que te hizo llorar el aquel día que nos conocimos?” Preguntó con curiosidad Hal. Al ver el rostro de preocupación que su amigo puso tras escuchar eso quiso golpearse a sí mismo por siquiera traer el tema devuelta.
“No tienes que responder si no quieres, sabes mejor ol-”.
“No, está bien. Creo que puedo confiar en decírtelo” Respondió Barry interrumpiéndolo. “Es sólo que, tengo problemas cuándo la gente, incluso mi papá, menciona cosas sobre mi mamá”.
Hal se quedó callado, no estando seguro de si debía interrumpirlo o no, pero decidió optar por continuar escuchando.
“Ella era la mejor mamá del mundo. Siempre me abrazaba y me quería mucho. Pero había mañanas, o hasta días en que no salía ni siquiera de la cama, y sólo podía escuchar como lloraba, y no tenía idea del por qué. Papá insistía en que tomara unas pastillas, pero ella decía que no las necesitaba y que estaría bien.”
El uso del tiempo pasado para referirse a su madre le empezó a preocupar a Hal, pero decidió mantenerse callado.
“Un día regresé de clases. Había tenido una pelea Len y su pandilla, los chicos con los que peleamos el día que nos conocimos, y quería poder tener a mi mamá a lado tras ella.. No vi a nadie en la casa, pero sabía que mamá a esas horas estaba en casa, y tampoco había alguna nota de que hubiera salido. Decidí subir a la habitación de mis papás, y vi que estaba abierta. Entré y… y…” Se podía escuchar como la voz del rubio comenzaba a resquebrajar.
“Bar-”.
“¡Estaba ahí colgada!” Gritó Barry, espantando a su amigo “No sabía que estaba ocurriendo, no sabía que se supone que hiciera. Pensé que si esperaba reaccionaría y… y…”
Hal sabía perfectamente a lo que Barry se refería. El simple hecho de imaginar a su amigo, viendo el cuerpo sin vida de su madre era una imagen lo suficientemente dolorosa como para sentir como su corazón se partía a la mitad.
Barry estalló en llanto, ya no pudo más, sentía como las lágrimas recorrían su rostro. Pero fue entonces cuando sintió algo cálido y reconfortante alrededor suyo.
“No llores Barry” Le dijo Hal, apretando el abrazo “Estoy seguro de que nada de eso fue tu culpa. Sé que lo que yo diga posiblemente no te sirva de mucho, pero por favor, no llores, no hiciste nada malo”.
Barry sólo recargó su cabeza sobre el hombro de su amigo y dejó llevar por el momento. Hal decidió que era momento de confesarle también su secreto sobre el incidente que pasó con su padre hace ya algunos meses. Después de que Barry se abrió así con él, era lo menos que podía hacer. Barry reaccionó de forma similar a como él lo hizo y el abrazo se hizo más fuerte. Hal podía sentir como si un inmenso peso hubiera sido levantado de sus hombros con su confesión, y podía sentir que Barry pensaba lo mismo.
Ambos se mantuvieron ahí, en paz. Los dos pensaron que eso normalmente sería incómodo, pero en realidad, se sentía bastante reconfortante poder abrirse así con alguien más.
“Lo siento por interrumpir el momento Bar, pero creo que tengo ganas de ir al baño” Dijo Hal soltándose del abrazo. “Iré a ver si Bruce ya salió que me muero de ganas”. Barry no pudo más que soltar una risa por el comentario, con lo que lo dejó ir y éste salió de la habitación.
“Creo que no eres tan malo después de todo”
Hal se volteó al instante y vio a Bruce recargado contra la pared afuera de su habitación. “¡Vampirito, casi me matas del susto!” Exclamó Hal sorprendido ante la presencia de Bruce ahí. “Espera un momento ¿Desde hace cuánto tiempo estás ahí?”
“El suficiente” Contestó. Siguió caminando con dirección a la habitación, cuando volteó la cabeza con dirección a Hal y dijo “Tenía intenciones de asesinarte si lastimabas a Barry. Pero supongo que te has ganado mi confianza, y quizás amistad, Jordan. Sólo espero no lo arruines” Con lo que terminó y entró a la habitación.
Hal se quedó mudo y pensativo ante lo que acababa de ocurrir, hasta que recordó a qué es lo que había salido y se dirigió hacia el baño.
Parecía que las cosas estaban saliendo muy bien.