Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

See you again. por FumiSaho

[Reviews - 55]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hey! que tal su navidad y año nuevo??

Me choca que entré a la escuela este lunes... alguien mas? espero no ser la unica (>x<)

Bueno, personas, les traigo actualizacion y amors. 

 

 

Sus ojos parecían ver algo realmente raro, pues continuaba su escrutinio a mi persona. ¿Qué no sabía que me estaba muriendo vergüenza? Develar lo que llevaba años pensando, había significado mi orgullo y si seguía así, me haría arrepentirme de hablar.

Me preguntaba por qué todavía no soltaba su muñeca, porque a pesar de estar sufriendo de vergüenza, simplemente no le decía que se fuera y pensara que no sucedió nada. Entonces una sonrisa se formó en sus labios, sonrisa que se extendió poco a poco.

−Estas equivocado, Shin-chan. –dijo sin borrar esa sonrisa de su boca. Volvió los pasos que se había alejado. –Probablemente esto es obra de cierto rubio amigo en común, pero a él le encanta el drama.

−Takao, ve más lento. –pedí confundido. − ¿Qué tiene que ver Kise y su preferencia en géneros teatrales?

−¡Kazunari! –la voz femenina que lo llamaba volvió pero con más desespero. En aquel momento una hermosa chica de cabello oscuro peinado en una coleta estilizada, salió siendo ayudada por cinco mujeres, dos de ellas le alzaban el vestido blanco pomposo, y dos hombres; uno le ayudaba a caminar sosteniendo su mano cubierta por guantes blancos que le llegaban hasta el codo y el otro corría por el auto estacionado a varios metros.

La novia se veía molesta a pesar de cuan encantadora se miraba.

−Se casará Misaki. –confesó observando con admiración a su hermana.

Recordé las palabras de Kise y la tristeza en sus ojos al relatarme la tragedia sucedida en la familia Takao tiempo atrás. Lo que tuvo que haber pasado además de eso para que Aomine tuviese la osadía de reprenderme por mi temperamento.

−¡Kazunari! –vociferó una vez más siendo en ese momento cuando se fijó en mí y sus oscuros ojos se abrieron de sobremanera. − ¡Shin-nii! –avanzó decidida hasta donde me encontraba con su hermano. Había tomado con sus propias manos el vestido para taconear sola. – ¿Qué te pasó? No importa, ¡llegaste! –me abrazó.

Me sentí ingrávido por un mínimo segundo. Segundo en el que le devolví el abrazo teniendo que soltar a Takao, anonadado por las confesiones que hasta el momento seguían en proceso dentro de mi cabeza. Olía a una suave fragancia fresca y maquillaje.

−Pensé que no vendrías porque a Kazu-nii se le olvido darte la invitación. –se separó un poco de mí, sosteniendo mis brazos con sus delgadas manos para observar mi vestimenta. −…y no te dijo que era hoy. ¡Kazunari!

−Perdón, perdón. –se disculpó con una sonrisa divertida.

−¡Misaki-chan, se nos hace tarde! –alertó una de las chicas con un mismo tipo de vestido largo color coral, con pedrería que marcaba la línea debajo del busto, que llevaban las otras cuatro

−Es verdad. Vamos. Oh, pero no cabemos todos… Kazu-nii, ¿podrías llevarlo en tu auto? –su pregunta cargaba urgencia y no precisamente una sugerencia, sino una orden que solo las mujeres son capaces de expresar. Se alejó taconeando y subiendo su vestido a una altura adecuada para no pisarlo ni que se ensuciara.

−Claro, vámonos, Shin-chan. –abrazó mi brazo izquierdo halándome hacia su casa. El pulso se me aceleró y mi mente continuaba confundida, ya que me debatía entre estar aliviado por la noticia de que Takao no se casaba (bueno, un Takao sí), o estar furioso por las verdades a medias de Kise.

−Mi maleta. –me volví para traerla de regreso halando conmigo a Takao. No perdería ninguna posibilidad de tocarlo. Al alcanzar el aza, me dolieron nuevamente los nudillos recordándome que mi salud física no era óptima.

−Shin-chan –me habló caminando de regreso ahora que su hermana y compañía habían partido. Mantenía su agarre en mi brazo y esa fue la caminata más agradable y corta que hubiese tenido jamás en Sapporo. Aunque casi no viajase a Hokkaido. −¿es grave lo de tu mano?

−No. –decidí no agregar explicaciones que me llevaran a una situación embarazosa.

Su auto era un megane de años anteriores. Lo mantenía limpio y con un agradable aroma a pino que envolvía a todo el auto. Me acomodé en el copiloto luego de dejar la maleta en el asiento trasero. Abroche mi cinturón y al ver que Takao no lo hacía, se lo recordé.

−Takao, deberías de llevar puesto tu cinturón de seguridad,

−Siempre tan preocupón, ¿eh, Shin-chan? –se quejó aunque ya estaba halando el cinturón para cruzarlo sobre su pecho. El auto echó a andar y la música en automático reanudo su marcha donde había sido anteriormente apagada.

 

The love we make,

The tears we cry,

Sometimes they’re just not real

Sometimes they’re just not real.

 

No presumía de un excelente inglés, pero podía defenderme, y aquellas palabras fueron algo que no esperaba de una canción justo en este momento.

−¿Por qué nunca me hablaste de lo que te pasó? –pregunté con el corazón en un puño. La curiosidad me carcomía y el orgullo se me resquebrajaba, como si estuviese siendo comido por termitas.

−¿Hubieses hecho algo al respecto? –preguntó monótonamente. −Los muertos no regresan por más que lo desees. No me gustaría que dejases Tokio por mi anhelo egoísta de tenerte a mi lado al estar triste. Me gustabas también desde primero, pero simplemente no vi una relación en la que estuviésemos juntos. –lo miré con sorpresa. No me imaginaria que eso tendría posibilidad y menos aún que me lo dijera. Si era reciproco, ¿por qué nunca…? – Tenía tanto miedo a un rechazo, que preferí defender mi amistad contigo a capa y espada.

”Miyaji-san y yo estuvimos juntos porque anteriormente me había dicho que le gustaba y la razón por la que estaba tan afligido la noche de nuestra graduación, fue porque él encontró a alguien que lo quería sin restricciones, ocultándomelo para que no pasara lo que pasó. –exhaló profundamente con una sonrisa desganada sin despegar la mirada del frente. –Eh de esperar que Ki-chan fue quien te dijo de la boda y también te ha dicho otras cosas, como la muerte de mis padres.

−En parte. –sinceré volviendo la vista al frente como él. El auto que seguíamos se había adelantado y únicamente veía el gran listón blanco que lo decoraba. –Fue Aomine quien me advirtió que hay muchas cosas de las que debía hablar contigo.

Takao guardo silencio sin agregar nada o volver a hacerme otra pregunta, y a mí no se me ocurría que preguntarle primero.

En ese instante otra canción empezó como si pidiese su turno en ocupar el mutismo que ahora nos embargaba con demasiadas cosas en que pensar, enredándose.

 

I know, it took me quite a while

I needed time to figure out

Why and how.

It was like a roller coaster ride

Of never ending questions

And it still is

But there is one thing

That I’m so damn sure of

And that is you.

Yes, you.

 

−Creo que es suficiente música por ahora. –dijo antes de apagarlo.

−Yo…yo estoy de acuerdo con la canción.

−Yo no, creo que deberíamos hacer de cuenta que esto no pasó, me iré a Toronto la próxima semana. Es necesario superarnos mutuamente. –decidió virando a la derecha para entrar a un espacio limitado por una rejilla blanca enorme que anunciaba la llegada a nuestro destino.

¿Qué?

−¿Es que no me entendiste, Takao? ¿Qué mierda estabas escuchándome decir si no era que te quiero tanto como para decir tanta cursilería? ¿Qué tengo que decirte para que me elijas una vez más? Es decir, sé que fui un gran idiota, pensé demasiado en mí y olvidé que lo que no quería era dañarte y alejarte de mí más de lo que ya estabas. Me arrepiento de hacerlo y mi mano pagó las consecuencias de mi desesperación. –la miré sintiéndola punzarme debajo de los vendajes que la cubrían es su totalidad. – ¿Superarte? Carajo, si supieras cuantas veces he intentado no pensarte cuando beso a alguien más, el cómo desearía poder tocar tu cuerpo y no el de esa persona que no le prestaba ni mi atención. –inhalé el aire que le faltaba a mi cerebro. No quería seguir alzando la voz por no saber expresarme hacia Takao. –No vine a la boda de tu hermana. Vine expresamente porque te vas a Toronto y pedirte volver a Tokio conmigo. Quiero saber todo de ti y conocer más allá de lo que veo.

Finalicé sobando mis sienes con las yemas de la mano derecha, incapaz de mover la otra. Había dicho demasiado y mi cabeza no podía con tanta sinceridad por mi parte. Respiré hondo un par de veces notando que Takao no decía nada. Intenté prepararme mentalmente para lo que sea que me dijera y giré a mi izquierda, alarmado al ver como se mordía con fuerza el labio inferior y aferraba el volante con tanta fuerza que podía ver los nudillos ponerse blancos al no querer derramar las lágrimas que seguramente nublaban su visión.

−¿Estás seguro? –me miró al aparcarse en el estacionamiento de una gran iglesia rodeada de un montón de diversas flores y árboles. Era realmente bonito el lugar además de espacioso.

Sus ojos acuosos derramaron un par de gotas que se secó de inmediato con la manga del saco que llevaba. El dolor que amenazaba a mi cabeza, mermó con aquella pregunta.

−Hay un par de situaciones que no puedo cambiar y que podrían cambiar tu forma de pensar respecto a mi persona. Dices que quieres conocer todo de mí, pero, ¿y si eso te asusta más? ¿Qu-que pasará cuando sepas esas cosas que tanto me cuestan? –hipó con fuerza halando con brusquedad el aire que no entraba con normalidad dificultando y haciendo ruidosa su respiración. −No quiero tu rechazo nuevamente, Shin-chan. –se cubrió los ojos con ambas manos.

Un sinfín de pensamientos recorrió mi mente por un instante, mas solo sabía que si no actuaba rápido y que si pensaba demasiado las cosas, todo me saldría mal.

Algo a lo que nunca estaría acostumbrado a ver, seria Takao llorar por alguna estupidez y más si la estupidez era mía.

Me quite el cinturón y sin medir la fuerza que empleaba en mis manos, sujeté sus muñecas para bajarlas de su rostro. Sorprendido, me clavó sus ojos. No lo dejé replicar, en cambio fui a su boca silenciando sus sollozos. Su cuerpo se relajó y siguió con cautela el movimiento de mis labios. Su boca sabía salada, pero eso no fue impedimento para mí, que solo me vi incitado a tocar más allá de sus labios, pero tampoco quería atacarlo sexualmente.

−Ni yo el tuyo. –aseguré al separarnos. Olía su fragancia al estar cerca de él y se me antojaba nuevamente su boca, morderla y lamer cada rincón, sin embargo, quería hacer las cosas bien y que entendiera que lo quería tanto emocional como físicamente. –Enfrentémoslo juntos.

Sus labios temblaron al esbozar una sonrisa. Asintió regalándome un veloz beso llenando mi pecho de incalculables sensaciones que me hicieron sonreír con real alivio.

Si esto venia incluido en la caja de enamoramiento, está por demás decir que, sería un placer tomarlo.

_________________________

 

−Midorimacchi seguro se enfada.

−Eres un bruto. –me regaño Kasamatsu cruzado de brazos y nunca faltaba su entrecejo fruncido enfureciendo sus ojos azules.

Le había pedido hablar con él porque era la única persona que me regañaba con objetividad y realmente me decía si tenía razón (muy contadas las veces), o si debía corregir mis acciones, lo cual comúnmente pasaba, pero no hacía. Era muy cómodo hablar Kasamatsu porque nos conocía a todos y más importante, conocía mi relación con Aomine a la perfección y solo entonces era yo quien estaba en lo correcto, la mayoría de las veces.

−¡Senpai, que cruel! –golpee con los puños la mesa. Las tazas de café tintinearon al chocar la cerámica contra el platito en que eran entregadas. –Yo solo quería ayudar a Midorimacchi.

−Podrías haberle dicho la verdad… −se detuvo mirando con el ceño fruncido su café americano. −No, es demasiado denso para captar lo que debe hacer.

−Jajaja… lo sé. –sonreí recordando como entraba en pánico y preguntaba cosas que no le diría yo.

−¿Cómo van las cosas con Aomine? –preguntó, a lo que yo reaccioné soltando irremediablemente un bufido.

−Se enojó nuevamente conmigo. −dejé caer mi cabeza sobre mi palma apoyando el codo sobre la mesa. –Es la misma perorata de siempre. Me molesta que insista tanto en eso. Es que no sabe lo que implica, como él ya trabaja de lo que quiere, lo que diga yo, ya es malo.

−No quiero defender al idiota, pero entiendo su deseo de ser padre. Tal vez tú no lo veas, pero, él quizás quiera serializar su relación formando una familia contigo. –expuso cual padre de familia experto.

−Eso es absurdo. –objeté con sorna. – ¿Serializar nuestra relación? ¿No es lo suficientemente serio para él lo que tenemos? ¡Si lo que necesita es un maldito niño que lo consiga cogiendo con alguien más, digo, pretendientes no le faltan! –exclamé alterado.

−¿Te has dado cuenta de lo que acabas de decir? –me reprendió indirectamente. Cuando enarcaba una ceja, me daba cuenta de que había dicho algo realmente estúpido.

Peine mi cabello con ambas manos halándolo hacia atrás aligerando mi cabeza que se encontraba aun enojada con Aomine.

−¿Es tan malo pedir tiempo para mí y hacer lo que quiero hacer? –inquirí sin esperar una respuesta concreta. Es decir, podría sonar egoísta y todos los adjetivos que quisieran ponerme, pero ¿no merecía un poco de felicidad antes de arruinarme todos los viajes que quería hacer? Deseaba conocer el mundo de una y mil maneras, hacer y deshacer cuanta cosa se me ponga en frente. ¿Era eso tan malo y difícil de entender?

La taza frente a mí ya no tenía la espuma del cappuccino que debía ser. No me gustaba el café sin leche y azúcar, me gustaba espumoso y caliente. No me gustaba sentirme atado y sabía a la perfección que un niño era limitante para muchas cuestiones que no estaba dispuesto a abandonar, no por el momento.

−Deberías hablar bien con Aomine y si no creen tener un mayor alcance, exponer que es lo mejor para ambos. –observó llevándose la taza blanca a los labios.

Aparté la mirada de él mirando por la gran ventana que estaba a un costado. No era un clima agradable: las nubes eran espesas y oscurecían el cielo mientras que el viento era fuerte. Por lo menos el pronóstico de esta mañana dijo que no habría precipitaciones.

No me engañaría a mí mismo pretendiendo no temer su reacción, tampoco esperaba una aceptación inmediata a mi manera de pensar puesto que llevábamos años con la misma discusión sin llegar a un punto neutro.

La telaraña que estaba escondida entre los arbustos pegados al ventanal, estaría a salvo esta noche y mi relación con Aomine pendía de las decisiones que tomásemos.

___________________________

 

Era curioso experimentar un Déjà vu.

Las manos me sudaban y sentía calor aunque afuera hacia un frio inexplicable para octubre. ¿La razón? Me encontraba entre un montón de parejas que se movían agitando sus cuerpos al compás de una canción sin sentido, pero parecían disfrutarla de manera exorbitante, pues a las mujeres se les perlaba la piel de la espalda y cuello, mientras que a los hombres les brillaba la frente y sus peinados con fijador se habían negado a seguir en su sitio.

No me sentía cómodo vistiendo un pantalón caqui, mi camisa a cuadros azul y un chaleco café del que había desistido al padecer tanto bochorno, dejándolo en el respaldo de una silla de la mesa en la que me encontraba.

El banquete culminó, la novia y el novio seguían bailando como si tuvieran solo esta noche para hacerlo. Takao estaba cerca, hablaba con personas que se le acercaban, reía y cuando terminaba con alguien, otro más le interceptaba el camino que no había podido seguir hacia mí.

Lo miré como llevaba haciéndolo por varios minutos ya, impaciente por ser yo al que le dedicara su atención, aunque definitivamente eso no se lo diría por ahora. Suficiente vergüenzas había dicho por el día. El encontró mis ojos y sonrió mostrándome sus dientes antes de encogerse de hombros.

Desvié la mirada cuando mi corazón volvió a actuar por su cuenta al disparar su rápido tamborileo contra mi pecho. Podía oír el ruido de mi corazón incluso a través de la música alta, sintiendo también como el calor aumentaba de sobremanera en todo mi cuerpo haciéndome sudar como los que se encontraban bailando.

Me revolví en mi silla observando el líquido de un rosado tenue dentro de mi copa. Era sidra rosada y se les había servido a todos para brindar con los novios, pero en mi copa aún quedaba suficiente para brindar tres veces más.

Me levanté de mi asiento yendo a la salida del salón. Quería respirar un poco de aire fresco antes de querer devolver lo que comí minutos atrás.

Llovía a cantaros, en los charcos ya formados del verde patio chapoteaban las gotas de lluvia insistentes en caer con estruendo. Olía fresco, relajante como lo era el frio día que se empezaba a oscurecer pues el sol llevaba rato oculto entre un cúmulo de nubes espesas y oscuras.

Guardé mis manos en los bolsillos del pantalón al sentir el viento cortante, estremeciéndome ligeramente.

−¿Hace mucho calor, eh? –jadeaba entre palabras. Se paró junto a mí recargándose en la misma pared mientras se abanicaba con la camisa blanca.

−El suficiente para salir y tomar un respiro.

−Misaki estaba feliz por la pulsera. Creo que Rokujou está celoso por la importancia que te da.

Le había regalado mi lucky ítem cuando, alteradas todas las damas, salieron en busca de algo azul ya que lo había olvidado Misaki en su casa.

−Solo me quiere como un hermano, no es de gran importancia.

−¡Yo soy su hermano y no recibo la misma atención! –se quejó haciendo un mohín al cruzarse de brazos.

−No es que me importe o interese, pero yo puedo darte más atención. –comuniqué acomodando la montura de mis lentes.

−Eso me gustaría mucho. –sonrió postrándose frente a mí. Le observe curioso a la espera de que esa sonrisa que se dibujaba en sus labios me manifestara sus intenciones. –Mientras tanto, ¿quieres bailar conmigo? –me tendió su mano y la sonrisa se extendió.

−Con una condición. –expresé tomando su mano antes de que me protestara nada. –No sueltes mi mano.

−Tenlo por seguro. –asintió estirando su brazo para abrazar mi hombro.

Los vendajes de mi mano impedían sentir el calor de su mano, pero solo me importaba tenerlo cerca. Abracé su cuerpo y los latidos de mi corazón se vieron acompasados.

Me tranquilizaba estar a su lado… pero no se lo diría.

Notas finales:

Que tal? que opinan? Les gustó? no les gustó? :}

Oh, aclaraciones:
1.- Kise, respecto a la personalidad que le da Tadatoshi Fujimaki sama, es que no es el sol que todos vemos, o sea, lo es mientras conozca a la persona y sea de su agrado, mas se muestra fiero con personajes como Shogo Haizaki. Por lo tanto quise poner un poco de esa personalidad aqui. Espero y no les moleste.

2.- las canciones son hermosas y son de mi agrupacion coreana favorita: NELL, son Tokyo y Newton's apple.


Muchas gracias por leer y nos vemos en la siguiente actualizacion!!

Que los reyes les traigan mucho YAOI!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).