Dante y los chicos tuvieron el resto de sus clases. Todo el tiempo, el pelinegro intentó acercarse a Stan. Necesitaba contarle lo del cambio de habitaciones, pero no sabía cómo.
-Solo ve y dile. Es Stan, no va a morderte- Le decía Cris.
-Lo sé pero…
-Si no lo haces tú, lo hago yo- Dijo Vincent y se fue caminando a donde estaba Stan.
-¡Espera! ¡No!- Dante lo siguió.
A Vincent no le agradaba Stan, pero entendía que a Dante sí. Ahora necesitaba de su ayuda y si se consideraba su amigo, tenía que demostrarlo.
-Oye, Stan. Necesitamos hablar- Dijo el rubio con expresión seria y firme.
El chico de gorro verde estaba mandando mensajes por el celular. Apenas miró a Vincent de reojo.
-¿De qué tengo que hablar con el tipo que se refiere a Dante como ¨su pertenencia¨?- Dijo sin mirarlo.
-Espera, Vincent. Esto es asunto mío- Dante llegó y se acercó a Stan. –E-escucha, Stan. Nosotros necesitamos hacer un intercambio entre compañeros de habitación y…
-¿Intercambio?- Stan miró a Dante.
-Sí, veras…
-Es mi culpa. Cuando hablé en la cafetería nos condené. Ahora debemos cambiar de habitación- Vincent hablaba seriamente. Intentando no sonar sarcástico ni exigente. Había cierta súplica en su voz.
-Entonces quieres irte con Cris y Jeff y que me mude con Dan, ¿verdad?- Stan siempre daba en el blanco.
-Si no es mucha molestia. Sé que no quieres tenerme cerca, pero…-Dante fue interrumpido por Stan.
-No es a ti a quien quiero lejos. Es a él- Stan miraba a Vincent con desprecio. –Si necesitas mi ayuda, lo haré encantado. Más aún al saber que estarás lejos de él.
-No cantes victoria. Recuerda que solo es un intercambio, no estoy terminando con Dani en lo absoluto.
-Ya veremos.
Stan y Vincent guardaban la compostura. Ambos apreciaban mucho a Dan, solo que de formas diferentes. Stan lo defendía como a un hermano. Vincent quería monopolizarlo como a su más grande tesoro.
-¿Eso quiere decir que aceptas?- Dante miraba a Stan con cierta alegría.
-Sí. Aprovechemos y vayamos a arreglar las cosas- Stan guardó su teléfono para ir a empacar sus cosas.
-Espera, hay que ir con el profesor Ben. Él dijo que teníamos que hablar de esto antes que nada- Dijo Vincent.
-¿Ben? ¿Llamas al profesor por su primer nombre?- Se burló Stan.
A Vincent no le dio gracia. Lo había dicho sin pensar.
Dante se percató de que algo más ocurrió en aquella conversación entre Vincent y el profesor de ética.
Todos fueron a la oficina del profesor y lo pusieron al tanto de la decisión que tomaron. Él la aprobó, mucho más al ver que todo quedaba entre amigos. Con la autorización de él y del director (El cual no hizo más que aprobar la petición del profesor), los chicos fueron para preparar las habitaciones.
-Iré a recoger mis cosas. Probablemente vaya a instalarme en un par de horas- Dijo Stan mientras entraba junto a Cris y Jeff a su habitación.
-Está bien. Yo ayudaré a Vincent a empacar- Dijo Dante y subió junto con él.
Ambos en silencio. Por los pasillos los otros chicos los miraban y susurraban muy bajo. Parecían muy interesados en el tema. Vincent les miró con dureza y estos se ocultaron en sus habitaciones. Pronto estaban allí, dentro de la habitación. Se quedaron parados sin hacer nada por un momento.
-Esto… ¿es real? ¿En serio te iras?- Dante se percató de lo que ocurría.
-Así parece. No es lo que quería pero- hizo una pausa- al menos seguiremos juntos. –Tomó su mano con gentileza.
Dante ayudó a Vincent con sus cosas. Guardaron montones de ropa colorida en maletas y todas sus cosas para hacer bromas en una caja. Sus libros y cosas de la escuela cabían en una mochila y las otras las cargaría en las manos.
Quitar las decoraciones era lo más difícil. Todos sus recortes de la pared, posters y calcomanías coloridas.
-Esto apesta- Comenta Vincent por fin rompiendo el silencio.
-Lo sé. Es horrible- Dante suspira y se sienta sobre la cama de Vincent que aún tenía las sabanas de estrellas de colores.
-Todo por mi culpa. Creía que si lo decía de una vez se callarían y podríamos estar juntos de forma normal, pero…
-Está bien. Yo tampoco me imaginé nunca que realmente estábamos infringiendo alguna ley de la escuela al ser pareja y vivir juntos aquí.
-No te creas esa basura de que somos criminales ¿eh?- Comenta Vincent intentando sonar alegre.
-Lo sé- dice Dante de forma risueña. –Aun así, creo que esto parece alguna clase de castigo.
Vincent se acercó a Dante y lo observó fijamente. Su piel pálida, sus suaves labios y sus hermosos ojos negros. Acarició despacio su cabello.
-¿Nunca has pensado en cortarlo? No lo digo porque se vea mal, al contrario. Tu cabello es muy largo y me pregunto desde cuándo lo dejas crecer.
-Ya no lo recuerdo. Hace años que no lo corto y no me gustaría hacerlo. Supongo que siento que es parte de mí.
Vincent sonríe y voltea al frente, a la cama de Dante y luego a su pared.
-Las fotografías de tu muro ¿Me puedes decir quienes están en ellas?
-¿Eh? Claro- Dante no se esperaba que Vincent mostrara interés por ello. Se acercaron al muro y Dante le señaló las fotografías.
-En esa estoy en el jardín de niños- Dijo señalando una foto de él con 6 años donde tenía un dibujo de un monstruo en las manos. –En aquella estoy con mis amigos de secundaria. Hace mucho no hablamos. Y en esa estoy con mi madre en la fiesta de un compañero de la primaria- Señalaba esa fotografía que antes habían visto junto a Stan y los demás.
-Tu madre…ella apenas se distingue en la foto- Comenta Vincent.
-Quien sacó la foto no la enfocó bien- Dante notó el interés de Vincent. –Tal vez ya lo sepas, pero ella me crio sola- Dijo de forma tranquila. –Cuando ella era joven, solía usar ropa gothica, es por eso que me gusta vestir así. Supongo que soy un ¨niño de mami¨- Dante se rio levemente.
Vincent lo observó. Dante parecía tan tranquilo al decir aquello, como si no le importara no tener a su padre con él. Vincent sonrió.
-Pues sí, lo eres- Dice riendo. –Es curioso que apenas me lo digas.
-Tú tampoco me has hablado de tu familia. Solo conozco a tu tía.
Vincent cambió su expresión. Suspiró levemente y sin verlo, habló.
-Mi madre murió hace un par de años. Mi padre…él me odia.
Dante se quedó callado. No sabía que decir.
-Aunque, mi tía dice que él quiere hablar conmigo, pero no sé si yo quiera.
-¿Por qué no? Quiero decir, es tu padre y quiere hablarte ¿A caso eso no significa que le importas?- Dice Dante mientras pone su mano sobre el hombro del rubio.
-Tal vez hable con él. Pero solo si es mi padre quien me habla primero. Mi tía le dio mi número de teléfono, así que no tiene excusa- Vincent sonríe haciendo que Dante se calmara.
Ahora ambos sabían un poco más sobre el otro. Pero aun así, faltaban muchas cosas que aún no habían dicho.
En eso, escucharon que tocaban a la puerta.
-Dante, soy yo- Era la voz de Stan. –Ya traje mis cosas.
-¡Voy!- Le respondió el azabache quien se levantó para abrirle la puerta.
Vincent se quedó mirando las fotografías un momento más. En especial, miraba aquella donde salían Dante y su madre.
Tras abrir la puerta, Stan entró con su mochila y una maleta llena de sus cosas. Dante lo invitó a pasar y éste lo hizo.
-¿Aún no termina de empacar?- Pregunta Stan al ver que aún quedaban cosas del arlequín como sus sábanas y algunos de sus recortes de la pared.
-Tranquilo, no es como que tenga que salir huyendo de aquí- Se quejó Vincent. –Terminaré en un momento.
-Pues que sea rápido. Quiero empezar a instalarme- Stan dejó sus cosas en el suelo y se sentó en la cama de Dante.
A Vincent no le gustaba que lo tratasen así, pero no iba a pelear con Stan. Se limitó a levantarse y guardar el resto de sus cosas en silencio.
-Dime, Dan, ¿Qué te parece lo de vivir juntos? Digo, sé que no tenías otra opción pero…
-Está bien- Responde Dante. –La verdad es que creo que nos servirá para…ya sabes, volver a ser amigos.
Stan se sorprendió un poco de aquella respuesta.
-Seguimos siendo amigos ¿No lo dije antes? No estoy molesto contigo. Solo no me gusta con quien te juntaste.
-¡Estoy aquí!- Dice Vincent un poco harto de la actitud de Stan.
-Justo porque estás aquí es que lo digo. No me cansaré de decirlo hasta el día en que rompan.
-Stan no digas eso. Yo…-Intentó decir Dante.
Vincent llegó a su límite. Estaba muy molesto. Caminó a Stan y le gritó:
-¡Pues sigue esperando! No dejaré a Dante, te guste o no. Tendrás que soportar el hecho de que salimos y que él me quiere.
Stan se cruzó de brazos mirándolo retadoramente.
-Ya te cansarás de fingir que lo quieres ¡Admítelo! Solo juegas con él por diversión. Te aprovechas de Dante. Tú no lo am…
En eso Stan sintió una fuerte bofetada en la mejilla. Dante lo miraba con los ojos enrojecidos, aguantando las lágrimas que le producía el enojo que sentía.
-¡No soy tan idiota cómo crees!- Le gritó antes de salir de la habitación dando un portazo.
Ambos chicos se quedaron pasmados ante aquella reacción del azabache.
-¡D-Dan, espera!- Vincent corrió a la puerta con cara de preocupación. Incluso Stan pudo notarlo.
-¡Alto! Este es mi problema. Yo lo resolveré, así que no te metas- Stan se le adelantó y corrió tras Dante.
Vincent, admitiendo que ese era problema de ellos, se quedó en la habitación esperando que Dante estuviera bien.
Stan corrió hasta alcanzar a Dante en las escaleras.
-¡Dan, espera!- Lo detuvo sosteniéndolo del antebrazo. –Escúchame. No quise decir que eres un idiota…
-¡Eso parece!- interrumpió el azabache. –Tratándome de ingenuo e inocente. Yo conozco mejor a Vincent que cualquiera en esta escuela. No me estoy dejando engañar por él. En verdad me quiere.
Stan escuchó la seguridad en Dante. No puedo evitar recordar a su hermana mayor el día que se fue de casa. Sentía que la historia se repetiría.
-Yo lo conozco desde antes. Tú no viste las cosas que hizo en el pasado. Solo se detuvo cuando expulsaron a toda su banda.
-¿Banda? ¿De qué hablas?
-¡Verdad que no te ha dicho nada! Ese enano era un brabucón. Acosaba a otros junto a sus amigos. Incluso casi hieren a un chico que al final tuvo que irse de la escuela.
-N-no…eso no es…-Dante no quería creer en eso. No quería ni pensar en que Vincent fuese una mala persona. -Igual eso no importa. Él ya no hace daño a nadie, ha cambiado.
-¿Cómo lo sabes?
-Porque yo sí me di el tiempo de conocerlo de verdad. No niego que sea algo travieso y que le gusten las bromas pesadas, pero no disfruta hiriendo a nadie.
-¡Te tiró al lago!- dijo Stan intentando convencerle.
-No sabía que yo no he aprendido a nadar. Se disculpó conmigo y me cuidó ese día. Y ahora es mi novio, me quiere tanto como yo a él, y tendrás que aceptarlo.
-¡Tranquilos los dos!- Una tercera voz apareció. Era el profesor Ben quien llegaba desde las escaleras, encontrándose con los menores. –No entendiste que hay que ser discretos en cuanto a tu romance ¿verdad? Si quieres seguir en esta escuela será mejor que no llames tanto la atención.
-Profesor, ¿qué está haciendo aquí?- Dante se apenó de haber alzado la voz.
-Vine para cerciorarme de que estén instalados en sus respectivas habitaciones. Pero veo que tienen problemas con eso.
-Profesor, por favor, dígale a Dante lo que sabe de Vincent- Le pidió Stan. –Convénzalo de que no le conviene estar con él.
El profesor miró a ambos chicos y colocando su mano sobre el hombro de Stan le dijo a Dante:
-Vincent ha causado un sinfín de problemas. Los amigos con los que se juntaba casi hieren a un estudiante que era víctima de su acoso.
Stan sonreía satisfecho con lo que decía el profesor. Así Dante abriría los ojos.
-Sin embargo, Vincent no tuvo que ver con eso.
-… ¿Qué? ¿Qué está diciendo? Pero si toda la escuela sabe… incluso Vincent dijo…
-Vincent ha mentido mucho, pero lo que digo es cierto. De hecho, Vincent fue quien acusó a sus amigos cuando vio que la situación se salía de control. Por eso es el único que sigue en la escuela- Le dijo el mayor al castaño de gorro verde.
Dante sonrió al escuchar lo que decía el profesor. Eso significaba que Vincent en verdad no era como Stan decía. Se sentía más tranquilo.
-Eso no…-Stan se quedó tan sorprendido que no sabía qué responder.
-Stan, eres un chico listo, pero en esta ocasión solo te has dejado llevar por un prejuicio y una reputación falsa que Vincent se construyó. Deberías pensarlo dos veces antes de seguir acusando sin pruebas. Aun así, Vincent sigue siendo un alumno que requiere constante vigilancia a causa de sus travesuras, así que tampoco voy a defenderlo del todo.
Stan no respondió nada. Dante sabía que se había quedado sin argumentos y que eso le molestaba. Pero se sentía tan aliviado respecto a Vincent que no pensó mucho en el enojo de Stan.
-Bueno, andando. Yo también quiero irme a descansar, así que muévanse rápido y solucionen las cosas más tarde.
Ambos obedecieron y fueron a las habitaciones. Vincent salió con ayuda de Dante para instalarse en la habitación de Cris y Jeff. El pelirrojo no dejaba de curiosear en las cosas de Vincent mientras los otros chicos ayudaban a acomodar todo.
-¡Jeff! ¡Deja eso, no es tuyo!- Gritaba Cris quien ayudaba tendiendo la cama de Vincent.
La pareja se encontraba en el armario colocando la ropa colorida del rubio.
Dante lo miró curioso y entre susurros le preguntó:
-Vincent… ¿Quiénes eran tus amigos antes de conocernos?
Vincent dio un brinco del asombro y casi deja caer la ropa que tenía en las manos.
-¿Estás bien?- le pregunta el azabache.
-S-sí…solo me sorprendiste. Seguro fue Stan el que te habló de eso- Suspiró pesadamente. –Te prometo que te contaré la historia completa, pero no hoy.
Dante lo entendía. Había sido un largo y cansado día para los dos y solo querían acabar pronto para descansar. Sin embargo, no acabaron de acomodarlo todo. Decidieron dejarlo para el día siguiente.
-Pues, aunque no esté todo listo, creo que ya eres oficialmente nuestro compañero de habitación- Cris le daba palmaditas en la espalda a Vincent.
-Supongo que sí. Esperemos llevarnos bien- Dijo algo serio el pequeño rubio. En el fondo admitía que le agradaban aquellos chicos, pero el simple hecho de tener a Dante lejos le molestaba. –Y no se metan con mis cosas- Dice al ver a Jeff revolviendo el resto de las cosas que quedaban en la caja de bromas.
El pelirrojo encontró la bolsa negra donde estaban los ¨juguetes¨ que Vincent utilizó con Dante la última vez.
-¡Oye! Deja eso, cabeza de zanahoria- Vincent le regañó y le arrebató la bolsa. Agradecía que le había puesto grapas para cerrarla y que en el cambio de habitación nadie viese nada. –Controla a tu…¨Jeff¨- Señalando al pelirrojo como si fuese alguna clase de mascota.
-Lo siento, es muy curioso- Cris apartó cansado al pelirrojo.
-Creo que es hora de irme- Comenta Dante con una sonrisa triste. –Se hace tarde y seguro van a monitorear las habitaciones.
-Con lo ocurrido, es lo más seguro- Comentó el chico de gafas.
-Te acompaño a tu habitación- Vincent tomó la mano de Dante y lo llevó consigo afuera.
Caminaron por el pasillo que estaba levemente iluminado por la luz del atardecer. La mano de Dante temblaba entre los dedos de Vincent. Éste se detuvo en seco.
-Dante, todo estará bien. Deja de estar nervioso.
-No es eso.
-¿Entonces?
Dante volteó a verlo, intentando sonreírle.
-Es solo que voy a extrañar dormir contigo. Ya sabes…hablo literalmente de dormir- Dante se sonrojó pensando que podía malinterpretarse.
-Lo sé- el rubio soltó una pequeña risa que fue apagada por un suspiro. –Será complicado, pero no imposible.
Pronto estaban en la puerta. Vincent apretó la mano de Dante, quien en respuesta hizo lo mismo.
-No hay que exagerar, nos seguiremos viendo ¿no?- Dante parecía intentarlo con fuerza. Convencerse de que esa pequeña separación no lo lastimaba. –Bueno, hasta maña…
Sin embargo, Vincent sabía bien cómo se sentía. Tiró de su mano y juntó sus labios con lo del azabache. Lo besó despacio, con cuidado. Poco a poco se separó de él con una sonrisa.
-Hasta mañana- Vincent se dio la vuelta y se fue a su nueva habitación.
Dante lo vio partir. No era el mismo de siempre, incluso podía verlo en su caminar. Definitivamente el sentimiento de tristeza era mutuo.
Sin embargo, y tal como había dicho antes, no era una separación tal cual. Quizás si exageraban al sentirse así, o tal vez era que se habían acostumbrado tanto a estar todo el día juntos que esto les resultaba difícil.
Dante entró a la habitación encontrándose con Stan. Todas sus cosas ya estaban acomodadas y el joven se hallaba recostado en su nueva cama repasando unos apuntes.
-Parece que te instalaste muy rápido- comenta Dante.
-No cargo con cosas que no necesito. Es fácil acomodar si solo llevas lo indispensable. En cambio tú si tardaste mucho tiempo fuera.
-Vincent tiene muchas cosas y bastante ropa. Fue difícil sacarlo todo y también lo fue acomodarlo en la habitación de los chicos.
-Me imagino.
La plática entre ambos parecía estar hueca. Había algo entre ellos que aún no se solucionaba. El azabache se sentó en su cama mirando desde distancia a Stan.
-Necesitamos hablar- dice seriamente.
El joven castaño no pudo evitar despegar la vista de su libreta y posarla en los ojos negros de Dante. Éstos reflejaban toda la duda y las ansias de respuestas que tenía.