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Rainbow VS Monochrome por Alphonse Zero

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Notas del capitulo:

Bueno, el título ya les ha hecho spoiler XD
 (No tengo mucho que decir por ahora, así que mejor espero a que ustedes me digan lo que opinan ;)  ok? )

Llegaron a la plaza. Había muchas personas, sobre todo jóvenes, seguramente por razones similares a las de Dante y sus amigos. El día era bastante agradable también y la plaza se sentía llena de vida.

-¿Qué deberíamos hacer primero?- pregunta Alexander.

-Tomando en cuenta la hora, podríamos ir a ver las tiendas y después a comer algo. Luego podríamos ir a la zona de juegos o al cine- Propuso Stan.

-Parece que estás decidiendo por todos- a Vincent no le gustaba esa actitud mandona de Stan.

Dante miró a Vincent, no dijo nada pero el rubio supo lo que pensaba. Era difícil soportar a Stan pero lo había prometido.

-Solo estoy dando una sugerencia en base a la situación. Al menos que tengas una mejor idea- Stan se cruza de brazos esperando una respuesta.

Vincent casi se muerde la lengua para no responderle que se fuera al carajo. Él solo quería tener un día divertido con Dante pero debía soportar a todos sus amigos.

-A mí me parece bien. Hace tiempo que quiero comprar unos zapatos para correr nuevos- Alexander estaba tan tranquilo que parecía no afectarle que los demás pelearan.

-Hablando de eso, Jeff también necesita zapatos- Cris señala los pies del pelirrojo. Sus zapatos estaban rotos y sucios. –No entiendo cómo hace para romperlos tan rápido.

-¿Bromeas? Sería raro si no terminaran así tomando en cuenta todo lo que corre a diario- Stan se burlaba de Cris. Siempre le pareció graciosa la forma en que el chico de gafas trataba al pelirrojo, parecía su madre.

-Supongo que nosotros podríamos ver- dice Dante.

-¿Qué otra opción nos queda?- Vincent estaba resignado. Era ridículo ¿Por qué irían a comprar zapatos? Se supone que iban a divertirse.

-Vamos entonces. Creo que hay una zapatería de este lado- Stan guio a los chicos hasta la tienda. Allí el grupo se dividió: Stan fue con Alexander a ver tenis, Jeff salió corriendo a ver zapatos tipo converse y Cris fue tras de él para cerciorarse que no hiciera un desastre. Dante y Vincent se quedaron en la entrada.

-Esta no era mi idea de diversión- el rubio se cruza los brazos.

-Tranquilo, después de esto seguro haremos algo que te gusta- Dante trataba de animarlo.

-¿No está a un lado la tienda rara que tanto te gusta? Podríamos ir allí mientras ellos terminan aquí- La propuesta de Vincent tenía doble intención, quería estar a solas con Dante y también hacer algo que le agradase más que comprar zapatos con los idiotas de Stan y Alexander.

-¿Quieres ir allí? Pero no me parece amable dejar a los chicos e irnos.

-¡Vamos! Solo será un momento- Vincent trataba de convencer a Dante. –Si vamos podría comprarte algo lindo- le dice de forma juguetona y melosa.

-No es necesario que me compres nada. Pero si insistes podemos ir a ver un momento.

-¡Excelente! Vámonos- Vincent tiraba de la mano de Dante pero éste lo soltó.

-Primero avisemos a Stan. No quiero que crea que nos fuimos sin más.

-¿Por qué a él? Avísale a Cris y que él le diga a los otros- Justo cuando Vincent señaló a donde Cris estaba se escuchó su voz.

-¡Jeff, deja de correr! Siéntate de una vez. No puedes medirte los zapatos si corres- Cris perseguía al pelirrojo por los pasillos.

-¡Oigan, ustedes! ¡No pueden correr así en la tienda!- una de las empleadas los regañaba. La situación habló por sí sola.

-Bien, dile a Stan pero rápido.

Vincent siguió a Dante a donde estaba Stan. Alexander se medía un par de tenis deportivos. Cuando vio a Dante le sonrió.

-Mira, Dan, creo que éstos serán perfectos para usar en mi próxima carrera- Alexander le mostraba su par de tenis negros.

-¿Eh? Pues… no sé mucho de eso. Creo que me gusta el color- respondió Dante.

-Es raro usar tenis negros para hacer deporte ¿No deberían ser blancos? ¿O acaso hay otra razón para ese color?- Vincent parecía estar algo a la defensiva.

-¿Ya vas a empezar? Alex puede usar lo que le guste y por la razón que sea. Además ¿no es raro que critiques algo como eso cuando tú vistes tan extravagante?- de nuevo Stan defendía a Alexander. En parte era porque no le agradaba Vincent, pero también lo hacía por Alexander. Era su amigo y no dejaría que el arlequín lo molestara.

Vincent no dijo nada. Admitía que había dicho eso porque no le gustaba como miraba a Dante. Aunque no intentase nada y actuara como si nada hubiera pasado no se dejaría convencer.

-En todo caso, no venimos a eso. Solo queríamos avisarles que estaremos en la tienda de al lado. Tú la conoces, Stan, es esa que me mostraste antes- dijo el azabache.

-¿Por qué se van? Podríamos ir todos juntos luego- Stan miraba a Vincent, sabía que él había tenido la idea.

 

-Déjalos ir, Stan, ellos deben estar aburridos aquí. Además, podemos vernos luego frente a la fuente. Allí decidiremos dónde comer- extrañamente Alexander apoyaba la idea de Vincent.

Dante se sorprendió de la actitud de Alexander. Se sentía aliviado de que acepase su relación con Vincent y que la respetara. En cambio, Vincent no se tragaba su juego pero igual tomaría la oportunidad.

-Entonces nos veremos en la fuente- Vincent tomó a Dante y lo llevó consigo fuera de la tienda.

Stan solo los observó irse. Temía que lo del festival se repitiese.

-No entiendo cómo es que no te afecta- le dice a Alexander.


Ambos chicos entraron a la tienda. A Dante le trajo recuerdos de aquella vez que le compró a Vincent la camiseta. También recordó su incidente con los empleados, de repente se sintió apenado.

-¡Hay muchas cosas! Creí que solo habría cosas góticas pero también hay ropa colorida- Vincent se miraba emocionado. Fue a donde unas camisetas con diseños extravagantes y muchos colores. Dante se sorprendió de verlo tan alegre.

-Ven aquí- le pidió Vincent. –Mira ésta.

Dante se acercó. Vincent le mostró una camisa de colores pastel con una imagen de la cabeza cortada de un unicornio con sangre de arcoíris.

-¿Cómo puede verse tan linda una camisa con esa imagen?- se preguntaba el azabache. Realmente no tenía problema, solo le pareció gracioso.

-¡Lo sé! Por eso me gusta. Voy a llevármela- Vincent siguió mirando por allí.

Dante también comenzó a ver, solo que ropa más a su estilo. Miraba suéteres y chaquetas cuando alguien apareció detrás de él.

-¿Está buscando algo en especial?- preguntaba el empleado de la otra vez. Dante lo reconoció por su peinado.

-Oh, no yo solo…- sin darse cuenta había retrocedido y su cabello se enredó en los ganchos de una rueda de ropa. -¡Ahh!

-¡Déjeme ayudarle!- el joven castaño se acercó para ayudarle a desenredar su cabello.

Dante se sintió muy apenado, de nuevo causaba problemas en la tienda. El empleado estaba muy cerca de él. Notó que era más alto y se veía más fuerte que él. Sus ojos eran color miel, parecidos a los de su madre pero más claros.


-Dani, ¿qué pasa?- Vincent apareció de repente mirando con cierto desprecio al empleado.

-¿Vincent?- Primero no entendió por qué se veía molesto, luego se dio cuenta de que estaba muy cerca de aquel chico. – Esto…se me enredó el cabello y…

-¡Listo!- el empleado logró soltarlo. –Lamento si tiré muy fuerte.

Vincent se puso en medio de ambos y tomó a Dante del hombro. Sonreía pero se notaba molesto.

-Si tenías problemas debiste llamarme, Dani- Vincent pasó su mano a la cintura de Dan e hizo que se apegara a él.

Dante se sintió apenado al estar de esa forma con Vincent y frente al empleado, que por cierto se había desconcertado de la actitud del arlequín.

-¡Ed! ¿Estás aquí?- el chico de cabello blanco que Dante había visto antes apareció de nuevo. –Allí estás. Rose dijo que… ¿Pasa algo?- El chico de ojos azul obscuro vio la extraña situación. De inmediato reconoció a Dante y se aferró al brazo de Ed.

- ¿Owen?- Ed estaba sorprendido de la actitud de su novio, no solía ser tan afectivo en público. Después se dio cuenta que más bien era una escena de celos doble.

Dante también se dio cuenta de ello. Se sintió muy apenado, siempre que iba allí, pasaba algo.

-Rose dijo que le ayudáramos a acomodar la nueva mercancía- decía Owen.

-¿Los dos? Pero tú no trabajas aquí- Ed fue silenciado de inmediato gracias a la mirada molesta (pero adorable) de esos ojos de nebulosa azul. –Ahhhh, eso. Sí, vamos- Ed se fue junto a Owen. –Lo siento, si necesitan algo díganle a la cajera.

-Gracias- respondió Vincent de forma sínica. Seguía sujetando a Dante de la cintura.

-Vincent, lo que pasó…-Dante se veía nervioso. Conocía a Vincent y sabía que estaba celoso pero no entendía por qué.

-Lo sé, solo te ayudaba, pero igual me molesta. Menos mal que ese enano de cabello blanco apareció.

A Dante le pareció algo gracioso ya que ambos chicos medían más o menos lo mismo.

-Sí, ya lo había visto antes. También se puso celoso esa vez- Dante se arrepintió de decir eso.

-¿Esa vez? ¿Ya conocías a ese gigantón?- Los celos de Vincent volvieron a encenderse.

-Sí pero solo porque soy muy torpe. No te enfades, ese chico tiene pareja y yo también ¿No confías en mí?

-Pues claro, pero eso no quita que sienta celos. No me gusta que otros te traten tan cariñosamente, eso solo yo lo puedo hacer- Vincent se tomó un segundo para respirar y relajarse. –Pero no te preocupes, no estoy enojado. Como dije, estoy aliviado de que el mocoso apareciera. Se nota que se quieren mucho.

Dante se sintió aliviado. Era verdad, esos chicos se veían tan unidos como ellos dos.

-Entonces ¿seguimos viendo?- pregunta con una sonrisa angelical.

-Claro, dije que te compraría algo- Vincent soltó la cintura de Dante y tomó su mano.

-No tienes que comprarme nada- dice Dante.

-No, pero yo quiero. Además… - Vincent sonría de forma malvada. –yo seré quien elija qué comprarte.

-¿Eh? Bueno pero…

-Nada de ropa negra- dice Vincent son una sonrisa.

-¿Qué?

-Eso. Nada de color negro. No me malentiendas, me encantas con esa ropa pero a veces siento que usas siempre lo mismo. Quiero verte diferente. Como esa vez en el festival en que fuiste de púrpura- Vincent parecía muy metido en su mundo. Había llevado a Dante a una parte llena de cosas de colores pasteles.

-No uso solo negro, a veces lo convino con azul, rojo o púrpura como dijiste- Dante intentaba defenderse.

-Sí, pero esta vez no llevará nada de negro. No te preocupes no será nada tan llamativo. ¡Mira éste!- Vincent le mostró un suéter color lila.

-Ese color es demasiado claro.

-Creí que te gustaba el púrpura.
-Eso no es púrpura, es lila. Son diferentes. Por favor, no- Dante no estaba tan seguro de aquella idea de usar ropa de colores.

-Está bien, podemos ver otra cosa- Vincent tira de su mano y lo lleva a otra sección. - ¡Ese!- Vincent señala un suéter azul marino. –No es muy claro pero tampoco es negro. Se te verá genial.

Dante seguía sin estar seguro, pero era la opción menos llamativa que había. Ya había usado ese color, solo que siempre acompañado de negro.

-Tal vez…

-¡Excelente, lo llevamos!- Vincent lo toma y lo lleva alegremente a la caja.

La chica de cabello rosa de la otra vez también estaba allí. Vincent le entregó las dos prendas de ropa y sacó su cartera.

-¿Encontraron lo que buscaban, chicos?- preguntó amablemente la chica.

-Sí, justo lo que buscábamos- comenta Vincent con una sonrisa.

-Ya veo- la chica mira a Dante y lo reconoce. –Oye, eres ese chico de la otra vez ¿no? El que compró aquella camiseta tan colorida- luego, la chica vio a Vincent y con eso tuvo para entender toda la historia. –¿Le gustó a tu amigo?- le pregunta a Dan.

-Ah…pues- Dante se había puesto nervioso, igual que la vez pasada.

-Me encantó, por eso volvimos. Está vez yo le compré algo- A diferencia de Dan, Vincent tenía facilidad para hablar con desconocidos.

-¿En serio? Déjame adivinar, es éste- La chica señaló el suéter.

-Sí, decidí que ya ha usado demasiado negro por el resto de su vida. No le hará daño algo diferente de vez en cuando.

-Haha, entiendo. Bien, pues esperemos que le guste- la chica le giña un ojo a Dante.

Vincent le entrega una tarjeta de débito con la que paga todo. Dante no sabía que tenía una, le pareció un poco extraño ya que Vincent era muy joven para tener tarjetas (al menos desde su punto de vista).

-Aquí tienen. Que tengan un lindo día- La chica les entrega la bolsa con sus cosas y se despide con una sonrisa.

-Igualmente- Vincent toma del brazo a Dan y se lo lleva. Salen de la tienda dirigiéndose a la fuente.

-No sabía que tenías una tarjeta de débito- comenta Dante.

-Mi padre me la dio. Me deposita dinero cada cierto tiempo.

-¿No deberías usarlo solo para emergencias o algo así? Podría molestarse- Dante se preocupó un poco ya que no conocía al padre de Vincent.

-Tú tranquilo, no es como que me la pase comprando cosas. Además que él no me pide cuentas de nada- Vincent voltea a ver a Dante, lo notaba serio. – Deja de preocuparte ¿A caso no te gustó que te comprase algo?

Dante lo pensó un poco. Tal vez no era lo suyo pero Vincent había escogido un regalo para él. Se miraba tan emocionado al hacerlo ¿No era eso suficiente para que el regalo fuera hermoso?

-Claro que sí, solo que no estoy tan acostumbrado.

-Lo estarás. Me gustó ir de compras contigo y que soportaras mi capricho de escoger tu regalo- Vincent parecía feliz.

Con eso bastaba. Dante también estaba feliz de estar allí con Vincent.

Fueron a la fuente y se sentaron en la orilla. Los chicos aún no llegaban.

-Ya tardaron mucho ¿no crees?- comenta Dante.

-Déjalos, mejor para nosotros- Vincent busca en la bolsa el suéter de Dan. Lo saca y le quita la etiqueta.

-¿Qué haces?

-¡Póntelo!- le dice de forma juguetona.

-¿Ahora?

-Por supuesto. Quiero ver cómo te queda- Vincent se le lanza a Dante para quitarle el suéter que cargaba en ese momento.

-¡Espera! No quiero cambiarme aquí- Dante intentaba detenerlo.

-Es solo el suéter. Llevas una camisa debajo, no exageres.

-¡Vincent, espera!- En el forcejeo, Dante casi se cae a la fuente. Vincent lo detuvo pero el agua alcanzó a mojar sus mangas.

-Hehehe, ya no tienes opción- Dice Vincent ayudándolo a incorporarse.

-Creo que no- Dante se resigna, no le quedaba más. Se quita el suéter rápido. Debajo tenía una camiseta negra fajada. Se le cernía un poco al cuerpo.

Vincent lo observó con gusto. Le gustaba mucho la figura de su ángel. Le entregó el suéter y éste se lo puso de inmediato.
Era un suéter liso, sin cierres, bolsillos ni capucha. Largo hasta las caderas y de cuello redondo, esto último hacía que la gargantilla que Vincent le dio antes luciera más.

-Seguro me veo extraño con esto ¿verdad, Vincent? ¿Vincent?

El rubio no despegaba sus ojos del azabache. El resto de su ropa era negra pero el azul era lo que resaltaba en él ahora. De hecho, hacía que su cabello y ojos negros brillasen más.

-Hermoso- fue lo único que dijo Vincent, haciendo sonrojar a Dante.

-¡Chicos, nos ganaron!- se escuchó la voz de Cris. El resto de los chicos venían con él. –No creerán todo lo que Jeff me hizo pasar…- Cris nota de inmediato el cambio en Dante. -¿Qué pasó? ¿Por qué usas eso?

-¿Dan?- Stan fue el segundo en notarlo. -¿Tú compraste eso?- era obvio que Stan dudaría eso.

-No, yo lo escogí para él- dice Vincent con cierto orgullo. – ¿A poco no se ve genial así?- de nuevo lo apegó a él.

Dante se miraba nervios. Todos lo observaban como a un bicho raro.

-Si ibas a regalarle algo a Dante hubiera sido mejor algo que le gustara- comenta Stan.

-¿Tan mal se ve?- pregunta Dante de repente. Parecía muy incómodo.

-No quise decir… ¡Claro que no! Se ve bien, es solo que es raro verlo en ti- Stan no sabía cómo explicarlo sin hacerlo sentir mal.

Jeff estaba detrás de Cris, dando saltos con sus nuevos zapatos verdes cuando puso atención a Dan. Se sorprendió al verlo y se aproximó a él mirándolo directamente (solo su flequillo se interponía). Después de un rato sonrió y levantó el pulgar en signo de aprobación total.

-¿Eh? ¿Te gusta?- pregunta Dante.

-Creo que sí, y mí también- Habló de repente Alexander. Sus palabras no sonaron para nada falsas pero había cierta tristeza en ellas.

-Se ve bien. Diferente, pero bien- dice Cris para complementar.

Al final Dante sintió que no era tan malo. Además, era un regalo de Vincent y eso le daba un valor sentimental al suéter.

-Bueno, dejen de ver tanto a Dani ¿No íbamos a ir a comer?- dice Vincent ya que no dejaban de ver a su novio.

-Sí, Jeff insiste desde hace rato con que quiere pastel- dice Cris con cierto pesar.

-Vayamos a comer entonces. También tengo antojo de algo dulce- Alexander volvía a hablar con ese tono de voz despreocupado y alegre.

Entonces todos fueron a comer. Se sentaron en una mesa de la cafetería que solían frecuentar. De un lado estaban Dante, Vincent y Stan; del otro Jeff, Cris y Alexander.
El pelirrojo pidió dos pedazos de pastel de chocolate y una malteada de fresa (obviamente solo señaló lo que quería del menú). Cris, Stan y Alexander pidieron café y una rebanada de pastel de zanahoria, de queso y de vainilla respectivamente. En cuanto a nuestra pareja, Vincent ordenó una malteada de chocolate grande para compartir con Dante y dos trozos de pie de calabaza.

-De nuevo decidiendo por Dante- Comenta Stan una vez que la mesera se retiró.

-Stan, está bien. Sí me gusta lo que Vincent ordenó- dijo Dante intentando calmar a su amigo.

-Me gusta hacer que Dan experimente cosas nuevas. Tampoco lo estoy obligando- se defendió Vincent.

-Sí, pero…- Stan sintió la mirada de Dante. Sabía que le había prometido que no molestaría a Vincent pero le era difícil. – Mientras Dan esté de acuerdo- dijo por último y se recargó en la silla.

Después de un rato, la mesera trajo la orden y todos empezaron a comer. Jeff devoraba ambos pasteles. El pelirrojo sentía como si sus papilas gustativas bailasen al sentir el sabor del chocolate. Parecía un niño probando por primera vez un dulce.

-Por favor, Jeff, come con más cuidado- le pedía Cris aunque era obvio que no lo escuchaba y que no le haría caso.

Dante y Vincent compartían su malteada y de vez en cuando el rubio le daba trozos de pastel a su ángel. Los demás se sintieron algo incómodos por sus muestras de afecto pero Jeff los miraba curioso.

-Cr…Cris- dijo Jeff de repente, haciendo que el chico de gafas casi escupiese su café.

- ¿Qué…? ¿Qué ocurre?- Cris volteó a ver a Jeff.

-…ahhhh…- Jeff le estaba ofreciendo un trozo de pastel de chocolate (pequeño y mal cortado).

Ahora todos miraban al pelirrojo. No solo estaba hablando sino que quería compartir su pastel (por pequeño que fuese el trozo).

-¡N-no! No gracias- Cris negó con la cabeza.

A Jeff no pareció gustarle eso. Se lanzó sobre él con el tenedor en mano e intentando meterlo en la boca de Cris.

-¡JEFF! ¡Basta ya!- Cris se quejaba. En una de esas en que abrió la boca, Jeff introdujo el trozo de pastel. Cris solo tragó resignado.

El pelirrojo parecía satisfecho. Después de eso, continuó comiendo tranquilamente.

-¡Hahaha! ¿Ustedes también están de melosos?- se burlaba Stan.

-Cállate, no tienes idea- decía Cris ya resignado.

-¿Cómo que “también están melosos”? ¿Qué tratas de decir?- Vincent se alteró un poco. Aunque pareciera molesto solo sentía algo de pena de que lo viran siendo “meloso” con Dan.

-Tranquilo. Solo déjalo así- Dante calmó a Vincent y éste siguió comiendo con un ligero sonrojo en sus mejillas.

Alexander los miraba de reojo. Le parecían tan tiernos juntos…sobre todo Dan. Nunca creyó que se le viera tan bien el color azul, y su sonrisa angelical aparecía cada vez que Vincent lo mimaba. Definitivamente estaba celos de esos dos.

Una vez terminaron de comer, caminaron por la plaza buscando un lugar donde pasar el rato. No tenían mucho tiempo antes de que obscureciera y debían llegar temprano al instituto.

-No creo que alcancemos a ver una película- comentó Stan al ver de lejos la cartelera.

-Podríamos ir a alguna tienda. Hay una librería cerca de aquí- dijo Cris.

-¡Aburrido! Yo digo que vayamos a la zona de juegos ¿verdad, Dani?- Vincent tomó animosamente a Dante del brazo.

-Pues… creo que será divertido- El azabache solo sonrió.

-No suena mal, pero…-Stan intentaba buscar algo, una sola cosa para no darle la razón a Vincent.

-¿Pero?- Vincent arqueaba una ceja.

-Pero solo por unos minutos. Debemos volver temprano- Stan tomó la delantera y avanzó seguido por los demás.

-Parece que le gané esta vez- dijo Vincent en voz baja para Dante. El azabache se sonrió con él.

Llegaron a la zona de juegos. El lugar era obscuro pero las luces de todas las máquinas lo iluminaban. Los chicos no sabían ni por dónde empezar.

-¡Maldición! ¡Jeff, espera!- Cris sostenía al pelirrojo de la ropa pues quería salir corriendo a los juegos.

-Hahaha, solo déjalo ir- le dice Stan.

-Se gastará todo su dinero si no lo cuido ¡Maldición!- Al final Cris fue arrastrado por Jeff hasta una máquina de baile- ¡No! ¡No bailaré contigo!

-No sé ustedes, pero yo sí sé qué jugar- Vincent tomó a Dante y lo llevó consigo hasta una mesa de hockey.

-No soy bueno jugando a esto- dice Dante mientras toma su posición.

-Puedes aprender. Solo es para divertirnos ¡Juguemos!- Vincent lo convence.

Ambos chicos comienzan a jugar. Dante no mentía, sus tiros eran torpes y le costaba esquivar los de Vincent. El rubio tuvo que bajar el nivel un poco para darle una oportunidad.
Stan apareció y se puso a verlos jugar.

-Sabes, Stan, hay muchas otras máquinas para jugar- le dice Vincent intentando correrlo.

-¿Qué ocurre? ¿Te pones nervioso si te ven jugar?- le preguntó Stan.

Vincent no respondió a eso, no quería pelear. Se concentró en Dante, su amado ángel que daba todo de sí para estar a su nivel.

-Lo haces bien- le dice Vincent.

-¿En serio? Yo siento que no tengo oportunidad- Mientras Vincent daba los tiros casi por instinto a él le costaba.

Al poco rato terminaron con el marcados 2 a 7 (Vincent se había dejado meter dos tiros). Vincent estaba como si nada pero Dante se había cansado un poco.

-Creo que sigo siendo malo para esto.

-No lo eres, solo te falta práctica- le anima Vincent.

-Aun así fue divertido- Dante se miraba contento a pesar de haber perdido, eso tranquilizó a Vincent.

-Ya que terminó su juego…-interrumpió Stan- ¿Qué tal si jugamos, Vincent?- Stan miraba de forma retadora al arlequín.

Vincent sabía que eso era alguna clase de truco para hacerlo enojar, pero no dejaría que eso ocurriera.

-Como gustes. Estoy de ánimos para otro juego- Vincent parecía confiado.

Ambos chicos tomaron posición y empezaron a jugar.

-Solo no llores si te derroto tan rá…- Tan pronto habían comenzado, Stan ya había hecho una anotación. Vincent se sorprendió, claramente no sería como jugar con Dan.

-¿Decías?- Stan sonreía sínicamente.

Vincent se puso serio, ahora no se contendría.
Dante observaba el juego, sabía que había algo más que hockey de mesa allí.

-Entonces, Vincent, ¿por qué Dan? De todos los chicos de la escuela, ¿por qué te decidiste por alguien que no se parece nada a ti?

Vincent lo sabía, Stan tenía algo entre manos.

-No tiene que parecerse a mí para que me guste.

-Solo dilo, di por qué te gusta- insistió Stan.

-Eso no tengo por qué explicártelo a ti. Es cosa mía y de Dani- Vincent no quería responder al interrogatorio de Stan.

-Es solo que me parece curioso- Stan insistía. –No se parece a ninguno de tus viejos amigos.

En eso Stan dio otra anotación, Vincent se había bloqueado cuando mencionó a aquellos chicos.

-No, Dan no se parece en nada a ellos- dice Vincent de forma seria y continua jugando. –Esos tipos eran basura. Solo me juntaba con ellos porque nadie más quiso junarse conmigo…

Stan escuchaba pero no dejaba de jugar, quería saberlo todo aunque fuese provocándolo.

-En ese entonces no los mirabas como basura. Estuviste muy metido en su juego y parecías feliz de hacerlo.

-¡Yo no hacía lo mismo que ellos! Me divertía con bromas pero jamás herí a nadie- Vincent estaba llegando a su límite.

El juego se volvió más agresivo, el disco iba de un lado a otro, casi parecía que se saldría de la mesa. Dante quería detenerlos pero se quedó escuchando, en cierta forma él también quería saber.

-¿Y por qué te aprovechas de tu mala fama del “arlequín del Diablo” si nunca hiciste nada malo?

-¡Por personas como tú!- Vincent golpeó tan fuerte el disco que se salió de la mesa. -…todos me ven como si fuera como ellos, me juzgan por lo que ellos hicieron, pero nadie se pregunta lo qué pasó en realidad. Yo no ataqué a ese chico, fueron ellos ¿cómo podría…?

Stan supo que allí debía detenerse. Vincent se miraba alterado, se notaba claramente lo mucho que le dolía aquella situación. Dante se acercó a él y tomó su mano en silencio.

-…Me gusta Dante porque él no me ve como me ven ustedes. Es un buen chico, amable y sin prejuicios. Fue el primero en querer conocerme de verdad- Vincent apretó la mano de Dante, quería robar un poco de sus fuerzas para no derrumbarse allí mismo.

Mientras tanto, Stan trataba de digerir todo aquello. Podía verlo, todo lo que Vincent dijo…era verdad, parecía sincero. Ya no sabía qué decirle.

-¡Pero qué tenemos aquí!- se escuchó una voz que venía tras de Stan. –Mi arlequín por fin se deja ver la cara.

Vincent quedó helado. Lo habían invocado, de tanto hablar y pensar en él se les había aparecido. El Diablo estaba frente a ellos, viéndolos con una sonrisa perversa.

-¿Por qué la cara larga? ¿No estás feliz de verme?- Detrás del chico de cabellos rojos salieron otros dos que parecían intentar rodearlos.

-¿Vincent, él es…?- Dante fue el único capaz de decir algo. Era la primera vez que miraba a aquel chico pero entendía bien el porqué de su apodo, infundía miedo con solo verlo.

-¿Quién es ese? No lo recuerdo- El Diablo puso sus ojos en Dante. –Es lindo- dice sonriendo.

Vincent se pone frente a Dan para protegerlo. No decía nada, solo se colocó a la defensiva de su ángel.

-Hahaha, ¿qué ocurre? ¿Es un juguete tuyo?- dice de forma burlona. -¡Qué egoísta!- El Diablo bromeaba de forma sínica con Vincent. -Creo que no me he presentado- el chico se acercó a dónde estaban Vincent y Dante. Stan intentó detenerlo pero uno de los otros chicos lo tomó por la espalda. El Diablo estiró su mano con intención de acariciar el cabello de Dante.

-¡No lo toques!- Vincent detuvo su mano sosteniéndola por la muñeca. –A él no… ¡No puedes tocarlo!- Vincent le habló con firmeza. No importaba si le temía, por Dan lucharía contra el Diablo.

-Mmm… esto es nuevo- El Diablo se soltó del agarre del arlequín. –Debe gustarte mucho ese juguete.

-¡No lo llames así!

Los gritos hicieron que Alexander y Cris se acercaran. Al ver de quién se trataba quedaron pasmados, solo Alexander reaccionó tomando a Dante y alejándolo de ellos. Vincent no se molestó por eso, al contario, agradecía que lo hiciera.

-¿Alex?-Dante seguía sin entender ¿Por qué nadie decía algo? Incluso Stan estaba quieto, siendo detenido por ellos.

-Tranquilo, no digas nada- Alexander observaba el lugar. No tenían a dónde correr, solo al frente donde el Diablo y sus amigos bloqueaban el paso.

-Me tenías preocupado, Vincent, hace un buen tiempo que no hablas con nosotros- dijo el Diablo.

-Déjate de juegos, ¿para qué me buscas?- preguntó desafiante el rubio de ojos cielo.

-Para hablar contigo, claro. Quiero saber cómo está mi arlequín.

-Está bien, hablemos. Pero quiero que dejen a todos en paz. Vayamos afuera- Vincent no quería armar una pelea y que Dante terminase herido. Si quería enfrentar al Diablo lo haría solo.

-Como desees- el Diablo hizo una seña a sus amigos y estos soltaron a Stan y salieron del lugar. –Vamos entonces- el Diablo avanzó con ellos.

-Espera aquí, Dani, no tardaré- Vincent intentó sonreír para calmar a su ángel pero no pudo fingir. Salió del lugar junto al Diablo y los otros.

-¡No, Vincent!- Dante iba a ir tras él pero Stan y Alexander lo detuvieron.

-Déjalo, estará bien- decía Stan.

-¿Cómo lo sabes? Hace solo un segundo todos ustedes estaban muertos del miedo. No conozco a ese chico pero me asusta. No quiero que Vincent esté con él- Dante intentaba soltarse de las manos de Alexander.

-¡Escucha! Vincent no corre peligro con ellos. Él no tenía miedo por sí mismo…era por ti- le dijo Stan al azabache. –Creo que quería protegerte.

-Es verdad- continua Cris. –Vincent sabe cuidarse de ellos. Después de todo fue parte de su pandilla. Si sales a buscarlo podrías causar un pleito y entonces correremos peligro todos. Solo sé paciente.

Dante no tuvo más remedio, ellos tenían razón, así que se quedó con los chicos dentro de la zona de juegos. Alexander no había dicho nada, estaba callado, pensando en lo ocurrido y en el peligro que correría Dante si algo pasaba. En cuanto a Jeff, él estaba jugado videojuegos en una máquina no muy lejos de allí (no se dio cuenta de lo que pasó).

Mientras tanto, Vincent siguió al Diablo hasta la fuente. Sabía que si lo buscaba era porque quería algo más que solo charlar ¿Qué haría? Seguro le pediría algo con lo que no estaría de acuerdo… ¿Podría decirle que no? ¿Y si se enojaba?

-Te ves pensativo, eso es nuevo en ti- el Diablo saca una cajetilla de cigarros y le ofrece uno a Vincent.

-Sabes que no me gusta esa porquería- le responde con firmeza.

-Es porque aún eres un niño al que le gustan los dulces ¿no?- el Diablo se ríe y enciende un cigarrillo para empezar a fumarlo. Los otros chicos solo observaban en silencio.

-Solo dime qué es lo que quieres. Debo volver rápido.

-¡Qué frío! Se ve que has cambiado mucho ¿Dónde quedó mi arlequín travieso?- el Diablo acarició la mejilla de Vincent pero éste apartó su mano. – ¿Qué? ¿Tu juguetito es celoso contigo?- se burla. –Es muy lindo, debo admitir, sobre todo su cabello… me provoca tirar con fuerza de él…

-¡BASTA! ¿Qué demonios quieres? Ya no somos compañeros de escuela, ¿recuerdas?, te expulsaron junto a los otros por lo que le hicieron a ese chico…

-Solo porque alguien fue de soplón. No era para tanto- dijo el chico de cabellos rojos sin sentir remordimiento.

-Lo torturaron y abusaron de él… Yo nunca hubiera hecho algo así.

-No, tú no eres tan perverso. No me malentiendas, pero solo eres mi arlequín. Eres divertido, con tus bromas y tu forma de vestir. También el sexo fue divertido en su tiempo, aunque a ti nunca pareció gustarte tanto.


-Tienes razón, no sentía nada contigo. Solo fue por experimentar, espero que no te hayas hecho una idea equivocada- por primera vez, Vincent le sonreía de forma sínica al Diablo.

-Hahaha, ese es mi chico malo. Bien, no te retendré más- el Diablo deja salir el humo de su boca mientras habla. –Quiero que busques al maldito que nos delató.

-¿Qué? ¿Para qué quieres saberlo?

-¿No es obvio? Crees que me quedaré de brazos cruzados, ¿no? Sabes que no soy así. Quiero al maldito para darle una lección.

-Pudo ser cualquiera, todos escucharon los gritos del chico. De igual forma nadie en toda la escuela sabe exactamente lo que pasó, solo nosotros.

-Es igual, quiero a quien lo hizo y tú vas a traérmelo. Si no lo haces, quién sabe lo que podría pasarle a tu juguetito- el Diablo le sonríe con malicia.

-¡Bastardo! ¡Con él no te metas!- Vincent se le lanzó al chico de cabellos rojos pero fue detenido por los otros dos quienes lo detuvieron y lo arrojaron a la fuente.

El Diablo se reía entre dientes. Se acercó a Vincent y lo miró con aires de superioridad, como si tuviese todo el poder sobre él.
Vincent estaba empapado de pies a cabeza, no le importó y volvió a lanzarse sobre el Diablo, pero de nuevo lo detuvieron los dos chicos.

-Tienes hasta que acabe el semestre para encontrar al soplón, si no lo haces me voy a divertir mucho tirando con fuerza de ese lindo cabello negro- el Diablo tiró su cigarrillo a la fuente y se dio la vuelta para irse. Los otros dos soltaron a Vincent y se fueron con él.

Vincent no sabía lo que haría. Para empezar, el soplón era él mismo. No temía por él sino por Dante, pues el Diablo sabía cómo atacar. No dudaría en irse contra su ángel con el propósito de vengarse. No importa cómo lo viera, Dante corría peligro.

-¿Qué voy a hacer?...- se quedó un rato allí en la fuente, pensando, culpándose por lo que podría pasarle a Dante si no solucionaba las cosas. Viera como lo viera no tenía más que una opción: Proteger a Dante cueste lo que cueste.

Salió de la fuente, completamente empapado, y fue a buscar a Dante. Llegó a la zona de juegos notando que los chicos ya lo esperaban afuera. Cuando Dante lo vio corrió a verlo.

-¡Vincent! ¿Estás bien? ¿Por qué estás empapado?- el azabache se veía preocupado. Revisaba a Vincent como a un niño herido.

-Estoy bien, esto no es nada- dice Vincent.

-¿Qué ocurrió? ¿Qué te dijo el Diablo?- le preguntó Cris.

-Nada, solo estaba molesto porque no me comuniqué con él en mucho tiempo. Eso es todo- Vincent no quería preocuparlos con sus problemas, eso era cosa suya nada más.

-Pues parece que estaba muy molesto- comenta Stan de forma seria. –No deberías quedarte todo mojado, volvamos de una vez.

A Vincent le pareció rara la actitud de Stan ¿acaso estaba preocupado por él? No, eso no pasaría nunca.


Fueron a tomar el autobús y volvieron al instituto. Todos permanecieron callados, el camino se había sentido eterno y los ánimos habían decaído. Al llegar a los dormitorios se dividieron. El primero en irse fue Alexander, quien por cierto se veía muy serio desde hace rato. Stan y los demás fueron a sus respectivas habitaciones, solo Dante y Vincent se quedaron un momento en los pasillos.

-¿Me dirás lo que pasó?- preguntó Dante.

-Ya te lo dije, solo estaba molesto conmigo.

-No hablo de eso. Quiero saber lo que ocurrió el año pasado, cuando eras amigo del Diablo.

-Dani… no puedo. Sé que te he prometido hablar de ello pero no puedo hacerlo. Me verás diferente si lo digo, y ese ya no soy yo. Además, tengo que protegerte- Vincent hablaba muy seriamente.

-Te entenderé si me explicas. Además, ¿de qué me protegerás? ¿Cómo correría peligro si me lo dices?

-El Diablo es capaz de lo que sea. Mientras menos sepas y menos te relaciones con él, mejor. Por favor, entiende.

Dante solo suspira pesadamente, no podía obligarlo para que le contase.

-Deberías ir a cambiarte de ropa o pescarás un resfriado- le acaricia el cabello. Estaba húmedo y enredado.

-Eso haré- Vincent sonríe y se acerca a los labios de Dante. –Buenas noches- lo besa despacio. Una vez se separan, cada uno va a su habitación.

Esa noche Dante no pudo dormir pensando en Vincent, en su pasado con el Diablo y en cómo podría eso afectarles. Vincent pensaba en lo mismo. Debía proteger a su ángel de todo y de todos, de eso no tenía dudas. Solo deseaba que Dan no cayera nunca en manos del Diablo, porque él sabía de todo lo que era capaz.

Notas finales:

Las cosas se ponen cada vez más serias aquí. Sigo esperando sus teorías y comentaros sobre los últimos capítulos. Me interesa mucho saber cómo la están pasando ;3

Nos leemos luego.
Att. Alphonse Zero


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