El fin de semana había terminado. Era lunes por la mañana y los chicos estaban en el salón de clases. El profesor de Historia aún no llegaba y el lugar estaba lleno de voces. Todos hablaban alegremente…todos menos Dan y sus amigos, quienes estaban serios.
No solo fue en el salón, en los comedores estuvieron iguales. Lo ocurrido en la plaza aún afectaba los ánimos de los chicos.
-¡Jeff! Deja de correr, el profesor llegará y te regañará de nuevo- Cris perseguía a Jeff e intentaba hacer que se sentara.
-Ese chico no tiene remedio- decía Vincent.
Dante no decía nada. Estaba muy perdido en sus pensamientos. Vincent lo tomó del hombro con delicadeza y éste reaccionó de golpe.
-¡Eh! ¿Qué pasa?- decía Dante volteando a ver al rubio.
-Nada, solo que no me estabas escuchando. Llevas días así.
-Lo siento, solo estoy distraído.
-Sé que te afectó lo que pasó- decía Vincent.
-A todos en realidad- interrumpió Stan.
-Pero no puedes seguir así. Ninguno debería. Ya les dije que no buscaba nada con ustedes y que no deben preocuparse. El Diab… ese chico no les hará nada- Vincent no soltaba el hombro de Dan.
Él quería creerle, pero no estaba seguro de nada. Ver como todos se paralizaban al ver al Diablo y que nadie dijo nada para detenerlo. Solo Vincent fue capaz de enfrentarlo.
-Buenos días, jóvenes- dijo el profesor en voz alta y todos se fueron a sus lugares.
-Jeff…por favor- Cris habló en voz baja e intentó que Jeff se sentara pero no lo hizo.
-Cristopher y Jeffrey, siéntense de inmediato o los mandaré a la dirección- el profesor los miraba molesto.
-¡No! No es necesario. Nosotros nos sentaremos-Cris sostenía a Jeff quien, inquieto, quería jugar atrapadas con Cris.
De pronto, Jeff se soltó y se subió al escritorio del profesor. Se sentía grande e imponente, era el rey de la montaña. El pelirrojo celebraba mientras Cris intentaba bajarlo.
-¡Jeff! ¡Nos meterás en problemas!
Todos en el salón se reían.
-¡Suficiente! Ambos vayan a la oficina de su tutor y esperen allí- ordenó el profesor.
-Pero…- Cris quería defenderse.
-¡Sin peros! ¡Vayan si no quieren más problemas!- ordenó de nuevo el profesor.
Cris ya no tuvo opción. Como estaba enfadado, no se llevó a Jeff con él. Pero eso no hizo falta, tan pronto Cris salió del salón Jeff se fue saltando tras de él.
-Muy bien. Si no hay más interrupciones comenzaremos- el profesor se sentó y sacó su viejo libro de historia.
-Ese profesor es un amargado- dijo Vincent en voz baja.
-Más que amargado es insensible. Entiendo que se enoje con Jeff, pero Cris solo lo está cuidando- dijo Stan. –Solo espero que no los castiguen.
-¡Ha! Claro que los castigarán. Los maestros se enojan por todo.
-Pero el profesor de Ética no es así. Es una suerte que sea nuestro tutor.
Vincent pensó en el profesor Ben. Tal vez debería hablar con él sobre lo ocurrido el viernes en la plaza.
A mitad de la clase el profesor salió y los dejó leyendo.
-Seguro va a ver a al tutor y a los chicos- dijo Stan.
-Seguramente- afirma Vincent. El rubio nota que Dan estaba muy callado. -¿Dan?
-¿Sí?- Dan no volteaba. Parecía concentrado leyendo.
-Oye deja de ignorarme. Pareciera que estás molesto conmigo.
-No lo estoy- decía pero seguía si verlo.
Vincent estaba a punto de obligarlo a mirarlo pero en lugar de eso se levantó.
-¿A dónde vas?- le pregunta Stan.
-Tengo curiosidad sobre la penitencia de Cris y el pelirrojo. Voy a investigar- dijo de forma traviesa.
-Te meterás en problemas.
-¿Sabes con quién estás hablando?- le responde Vincent y se va del salón.
El rubio se va dejando solos a Stan y a Dante. El castaño de gorro verde volteó a ver a Dante. No parecía importarle que Vincent fuera a espiar la charla de los profesores.
-Dan, no está bien que pienses tanto en lo que ocurrió. No podemos hacer nada, solo confiar en que Vincent tiene razón y no nos persiguen a nosotros- decía Stan.
-Cómo sabré si me dice la verdad cuando no me cuenta lo que ocurrió entre ellos. Quiero confiar pero siento que solo dice eso para que no me preocupe- le responde Dante.
Mientras tanto, Vincent fue a la oficina del profesor Ben para ver lo que ocurría con los chicos. Llegó y se pegó a la puerta para escuchar.
-Debe hacer algo sobre estos dos- decía el profesor de historia. –Siempre están armando un alboroto. Usted es su tutor, dígales algo- exigía con autoridad.
-¿Cómo qué? No es como que causen tantos problemas- decía un tanto despreocupado el profesor Ben.
-¿No causar problemas?- se quejaba el profesor de historia.
Cris estaba serio, sentado frente al escritorio del profesor sin mirar a nadie ni nada. Parecía molesto. Jeff por su parte andaba alrededor de la oficina, viendo todo con curiosidad.
-Jeff es algo hiperactivo, pero entrega sus tareas y saca buenas notas. En cuanto a Cris, es un estudiante modelo. Notas altas y sin tachas en su historial.
-Eso no justifica que ambos corran por todas partes y armen alborotos. Ya no son unos niños, deben actuar con madurez. Por mi parte, ambos deben realizar un ensayo de 10 páginas sobre el tema que estamos viendo en clases. Tienen hasta el viernes para entregarlo o los suspenderé de la materia-el profesor de historia dijo esto y se dirigió a la puerta. –Espero que hagas algo respecto a tus tutorados, porque no pienso soportar más de esto, Ben- el profesor dejó la oficina.
Vincent se ocultó antes de que lo viera.
-Qué gran idiota- dijo Vincent en voz baja. Se quedó un poco más para seguir escuchando lo que diría el profesor Ben sobre el pelirrojo y el de gafas.
Cris seguía serio, mientras Jeff no dejaba de merodear por el lugar.
-Cris, ¿te encuentras bien?- le pregunta el profesor Ben. –Sé que es algo injusto pero…
Jeff tiró de la manga de la camisa de Cris. Ya se estaba cansando de ese lugar, quería salir por golosinas.
-¡JEFF, YA BASTA!- Cris toma a Jeff del brazo y lo obliga a sentarse con un tirón fuerte.
-¡Ah!...C-Cris- se queja el pelirrojo.
-¡Cristopher, basta! No debes reaccionar así- le regaña el profesor.
-Pero él sí puede, ¿no? Siempre me mete en problemas y él anda como si nada- Cris comenzó a quejarse.
-Entiendo pero…-intentó hablar el profesor pero lo interrumpió.
-¡Estoy cansado de cuidarlo! Ya no me importa, que haga lo que quiera- Cris se levantó. –Si no me dirá nada más, tengo clases y un ensayo que escribir.
-Bien. Puedes retirarte, pero piensa bien si estás haciendo lo correcto. Jeff es tu amigo- le dice el profesor.
Cris no dice nada más. Se retira dejando allí a Jeff, ni siquiera notó a Vincent afuera de la oficina. Por su parte, el rubio estaba algo sorprendido de la actitud de Cris, aunque no podía culparlo del todo. Jeff podía ser muy desesperante.
El profesor Ben dio un largo suspiro. Miró a Jeff, éste seguía sentado sobándose el brazo. Al parecer no había escuchado nada de lo que Cris había dicho.
-Bueno, Jeff, creo que debes disculparte con tu amigo- le dice el profesor, aunque sabe que no lo escucha.
-Dudo que lo haga. Ni siquiera creo que entienda que ha hecho algo malo- Vincent se asoma desde el marco de la puerta.
-¿Qué haces espiando? ¿No tienes clases?- le pregunta el profesor, no muy sorprendido de que apareciera allí.
-Esa clase es aburrida. No entiendo por qué se queja tanto ese viejo profesor, si a veces hasta se queda dormido- Vincent entra y se sienta al lado de Jeff.
Al verlo, el pelirrojo se percata de que Cris no estaba allí y sale corriendo a buscarlo.
-¡Espera, Jeff!... Maldición- se queja el profesor. –No es como que pudiera decirle mucho…pero al menos pude intentarlo.
-Solo Cris puede tratar con él, aunque sea a medias.
-No creo que hayas venido solo para espiar a estos dos.
-Tiene razón- Vincent se levanta y cierra la puerta. –Tengo que decirle algo sobre el Diablo- dice en un tono más serio.
-¿Sobre Damián? Aquel chico del incidente, ¿no?- pregunta el profesor.
-El viernes nos topamos con él… quiere saber quién lo delató- Vincent se sentó de nuevo.
-Pues tú fuiste, pero nadie más lo sabe. No entiendo por qué le temen tanto a ese mocoso. Ya está fuera de la escuela, no alimenten su mala fama tratándolo como a una leyenda.
-Usted no lo entiende. Ese chico está loco, no solo es fuerte, tiene dinero e influencias. Hay rumores sobre su familia, y…
-¡Suficiente! Debes calmarte. Antes que nada, ni su dinero ni estatus pudieron hacer que permaneciera en la escuela. Si te amenaza o algo solo dime, podemos tratar el problema sin que tengas que pelear con él o algo así- El profesor intentaba calmar a Vincent. Después de todo solo eran cosas de adolescentes. Nunca entendió por qué todos le temían tanto a ese chico malcriado.
-¿No recuerda todo lo que le hizo a aquel chico?
-Claro, fue un caso de Bullying que no debe repetirse.
-Fue más que eso- decía Vincent con cierto pesar.
-Vincent- el profesor se levantó y se sentó a su lado. –Todo estará bien. Confía en que yo y tu familia podemos ayudarte si lo necesitas. No estás solo.
-Me dijo que si no lo ayudo…
-¿Qué? Dime.
-Dante- dice pensando en él. –Sabe que es importante para mí. Si no hago lo que quiere…
-¿Dan?- el profesor se preocupa. –Espera, ¿Lo conoce?
-Nos vio a todos. Estábamos todos juntos el viernes y el Diablo se apareció. Dijo que si no lo ayudo a descubrir al soplón lastimará a Dante.
-¿Eso dijo?- el profesor va a su silla y levanta el teléfono.
-¿A quién llama?
-Al director. Conseguiré el número de sus padres y hablaremos muy seriamente sobre esto- comienza a marcar.
-¡No!- Vincent le quita el teléfono y cuelga.
-¿Qué te pasa? No puedes tenerle tanto miedo. Vincent tenemos que hacer algo antes de que te lastimen a ti o a Dante.
-¡No entiende! Nadie lo sabe. Su familia logró que se ocultaran cosas sobre lo que ocurrió ese día- Vincent estaba desesperado.
-¿De qué hablas? ¡Vincent, dime!- el profesor sostuvo a Vincent de los hombros y lo obligó a verlo a los ojos.
-…él lastimó a ese chico… mucho más de lo que todos creen. Nadie lo dijo, seguro porque trataron de ocultarlo, pero yo lo sé- Vincent estaba a punto de llorar.
El profesor soltó a Vincent y lo miró sorprendido. Ahora muchas cosas tenían sentido. Que la expulsión de Damián ocurriera sin problemas, que el chico al que abusaron no quisiera volver a la escuela y no se supiera nada más de él. Ahora entendía el temor de Vincent y el de todos los chicos.
-¿Entonces ocultaron lo que pasó?- pregunta el profesor.
-Sus padres debieron sobornar o intimidar a los del chico para que no se dijera más de lo debido. No sé si el director lo sepa…pero no se hizo más que expulsarlos… el Diablo debería estar en prisión.
-Esto está mal. Pero debe haber algo que podamos hacer- el profesor pensaba. –Por ahora finge que haces lo que te pide.
-¿Qué? ¿En serio? ¿No me dijo antes que no debía seguirle el juego?
-¡Cállate y escucha! Si lo que dices es cierto necesitamos tiempo. Para que no te moleste y no atente contra Dante debes fingir que haces lo que te pide. Ya se me ocurrirá algo después. Confía en mí.
-Bien, pero solo tengo hasta que el semestre termine.
-Es suficiente tiempo para pensar en algo. Sigámosle el juego por ahora.
-¿Y qué hay de Dan? ¿No debería hablar con él ahora más que nunca?- le cuestiona Vincent.
-Ya te dije que no está en mis manos. Pero…- pensaba. Se fue y buscó en el cajón de su escritorio. –Puedo ayudar a que se adelanten las cosas- le mostró una tarjeta a Vincent.
Vincent lee la tarjeta, entendiendo el plan del profesor.
-¿Eso quiere decir que…?
-Te explicaré lo que vamos a hacer.
La clase de historia había terminado. El profesor salió y los estudiantes volvieron a levantarse para platicar. Ahora tanto Dan como Cris estaban serios.
-¿Qué fue lo que pasó Cris? ¿Y Jeff?- le pregunta Stan.
-Eso ya no me importa. No voy a cuidar más de ese mocoso- decía mientras comenzaba a tomar notas del libro de historia.
-Debieron castigarte realmente duro como para que digas eso con tanta seriedad- decía Stan.
En eso, Jeff apareció con los bolsillos del suéter llenos de golosinas que consiguió de una máquina expendedora. Fue y se sentó muy tranquilamente al lado de Cris.
-Veo que el castigo no afectó igual a ambos. Deberías decirle porque no creo que tenga idea- decía Stan.
-No. Si quiere saberlo que se quite los estúpidos audífonos y se comporte como alguien de su edad- decía Cris de forma seria.
Por su parte, Dante seguía perdido en sus pensamientos. Stan estaba comenzando a preocuparse. De pronto, volteó a la puerta y vio a Alexander parado en el marco de la puerta haciendo señas para que le hablara a Dante.
-Oye, Dan- le llamó Stan al azabache para que volteara. –Creo que te buscan.
Dante miró a Alexander llamándole desde la puerta. Se levantó y fue a ver lo que quería.
-Hola, Alex ¿Pasa algo?- le preguntó pero de inmediato Alexander lo tomó y lo sacó del salón. -¡Espera! Aún tengo clases.
-Será solo un momento- Alexander lo llevó hasta un lugar de los pasillos donde no pasaba gente.
-¿Qué te sucede? Estás actuando raro- se quejó Dante.
-Lo siento, pero no puedo evitarlo, no si se trata de ti.
-¿Qué dices?
-Hablo de ti y del Arlequín.
-¿Otra vez lo llamarás así? Creí que ya todo estaba bien entre ustedes.
-No si corres peligro por su culpa. Dante…-Alexander tomó a Dan de ambos hombros y lo miró a los ojos. –Deja a Vincent.
-¿Qué?- pregunta Dante sorprendido. –No, ya hablamos de esto.
-Dante, yo sé que se quieren pero no es bueno que estés con alguien con el que corres peligro. Vincent estuvo involucrado con el Diablo, no quiero que te pase nada por su culpa- Alexander sostenía fuerte a Dante.
-Me estás lastimando. Suéltame por favor- le pedía Dante con autoridad.
-Yo puedo cuidarte, solo tienes que dejarlo y venir conmigo. Dan aún me gustas. Te quiero- le decía suplicante el de ojos avellana.
-Alex, basta. No voy a dejarlo. Sé que tiene problemas y no quiere decirme pero solo… solo necesita tiempo- Dante se empieza a dar cuenta. –Quiere cuidarme, por eso no me dice lo que pasa. Y no está bien pero…
-¿Qué te sucede?- le pregunta Alexander.
Dante mira a Alexander. Sus ojos estaban furiosos, a punto de prenderse en llamas. Comenzaba a asustarse.
-Alex, ya suéltame- Dante intentó soltarse pero Alexander lo acorraló contra la pared.
-¡Abre los ojos! ¡Vincent solo te hará daño!
-¡El que me está lastimando eres tú! ¡Ya suéltame!- Dante se soltó del agarre de Alexander e intentó irse, pero el rubio lo detuvo y lo puso de nuevo contra la pared. -¡Alexander! ¡Mmm!
Alexander besó a Dante a la fuerza. Lo tomó de la cintura y de la nuca, y lo apretujó contra la pared para que no escapara. Para Alexander aquel beso fue como un sueño, hace tanto que lo deseaba. Los labios de Dante le sabían tan bien. Pero para Dante no fue así. No le hizo más que enfurecer.
Alexander se separó despacio, sin esperar la fuerte bofetada que Dante le dio.
-…Aléjate- decía el de ojos noche.
-D-Dan, yo…- Alexander pudo ver la furia en los ojos de Dante.
-¡Aléjate de mí y de Vincent! ¿Me escuchaste? ¡No quiero nada más que ver contigo!- Dante se fue de allí corriendo.
Alexander se quedó viendo como Dante se alejaba, como lo rechazaba. No solo nunca le correspondería, ahora ni siquiera podría estar cerca de él. Lágrimas de tristeza e ira mezcladas se le escaparon de los ojos.