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Rainbow VS Monochrome por Alphonse Zero

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Notas del capitulo:

Un capítulo un poco cargado. Espero sea de su agrado.

Vincent acababa de lavarse los dientes y de ponerse pijama. Salió del baño para irse a la cama cuando vio que Cris y Jeff peleaban.

-¡Aléjate! ¡No dormirás en mi cama hoy!- le decía Cris intentando alejar al pelirrojo de su cama.

Jeff creía que era injusto que Cris durmiera en la cama si se había portado mal. Merecía dormir en el sofá, ¡No!, merecía dormir en el suelo.

-Dejen de pelear. Es tarde y quiero dormir- se quejó Vincent.

-Díselo al niño mimado que cree que puede tomar lo que no es suyo cuando quiere. Esta es mi cama y quiero dormir solo- Cris seguía empujando a Jeff.

Vincent comenzaba a hartarse. Se metió en la cama e intentó dormir pero el ruido que hacían los chicos no lo dejaba. Se levantó enojado y tomó con fuerza a Jeff llevándolo al sofá.

-¡Jeff, hoy dormirás aquí!- Vincent tomó la manta y la almohada de Jeff y lo acomodó a la fuerza para que durmiera.

Jeff pataleaba y se quejaba, pero al final Vincent logró enredarlo muy bien en la manta y dejarlo recostado en el sofá. El pelirrojo se resignó y se quedó quieto.

-Gracias, Vincent. No sabes lo difícil que se pone a veces- decía Cris agradeciendo la ayuda del arlequín.

-No agradezcas. Deberías solucionar tú mismo esto. Se supone que son amigos. No puedes enojarte solo por un bobo castigo. Los amigos se meten juntos en problemas y salen juntos de ellos. Piénsalo, gran tonto- y dicho esto, Vincent se fue a la cama.

Cris se sorprendió por el regaño. Estaba muy molesto como para perdonar a Jeff por el momento, pero tal vez lo pensaría. Entonces fue a dormir igual que los otros.

 

La semana siguió así. Stan iba con Cris y Jeff a la biblioteca para ayudarlos con el ensayo de historia, Dante y Vincent estudiaban afuera, y Alexander no se había aparecido por allí desde lo que ocurrió con Dante. Todo igual hasta el viernes, el día en que los chicos debían presentar sus ensayos y en que Dante debía presentar la recuperación del examen.

-¿Nervioso?- le preguntaba Vincent al azabache mientras andaban por los pasillos.

-Solo un poco. La verdad es que me siento mucho más preparado para el examen ahora que estudiamos juntos- dice Dante.

Los chicos caminaban al salón después de haber desayunado. Jeff y Cris seguían molestos, aunque ya no peleaban, en su lugar se ignoraban el uno al otro.

-No pueden seguir molestos por siempre- dice Stan.

-No, pero no seré quien dé su brazo a torcer. Si alguien debe pedir perdón, ese es Jeff- decía Cris mientras cargaba con su ensayo de 10 páginas en las manos.

Jeff no decía nada, pero se notaba que tampoco tenía intenciones de disculparse.

-Pues alguien debe ceder. No pueden prolongar esto más tiempo- dijo Stan.

Los chicos entraron al salón de clases. Cuando llegó el profesor de historia, Jeff y Cris le entregaron sus ensayos.

-Espero que haya servido de lección. No toleraré más alborotos en mi salón de clases. El lunes les devolveré los ensayos calificados, y claro que esto se evaluará junto a sus exámenes- dijo el profesor.

Ambos chicos se sentaron en sus respectivos lugares y siguieron tan serios como lo habían estado toda la semana.

-El castigo ya terminó ¿no?- decía Stan. -¡Ya arreglen las cosas!

-No fue solo por el castigo- decía Cris. –Hasta que Jeff se disculpe no pienso cambiar mi actitud hacia él.

Stan suspiró pesadamente. Esos dos no tenían remedio. El día continuó así hasta que la hora de la clase de matemáticas llegó. Ya que era el día para presentar el examen de recuperación, el resto tenían la hora libre.

-Te deseo suerte, Dan- decía Cris mientras salía del salón.

-No la necesitará. Estudió como loco, puede hacerlo- le dijo Stan para animarle.

-Gracias chicos. Los veo más tarde- dijo Dante mientras los chicos salían.

-Lo harás bien. Solo recuerda lo que estudiamos- le dijo Vincent. –Por cierto, en cuanto salgas búscame en el patio.

-¿No estarás con los chicos?

-No, tengo algo que hacer. Pero podemos ir con ellos después de que nos veamos- decía Vincent mientras se iba. – ¡Recuerda, nos vemos en el mismo lugar de siempre.

Dante se despidió de Vincent. Pronto llegó el profesor y el examen comenzó. En ese tiempo, Vincent fue a la oficina del profesor Ben para hablar sobre lo que tenían planeado para el sábado. Ya estaba frente a la oficina cuando escuchó que el profesor estaba al teléfono.

 

-Sí. Estaré allí por eso de las 2:00 de la tarde- decía el profesor. La voz detrás de la línea preguntó algo y el profesor rio. –Haha, tal vez. Tendrás que esperar hasta mañana. Podría sorprenderte.

Vincent no esperó más y entró a la oficina. Cuando el profesor lo vio le dijo con un ademán que cerrara la puerta y que se sentara.

 

Mientras tanto, Dante estaba dando su examen. Se sentía mucho más confiado ahora, Vincent le había enseñado bastante bien. Definitivamente ese feo 4 cambiaría a una nota más alta.

-Les quedan 20 minutos, jóvenes- dijo el profesor de matemáticas quien leía en su escritorio.

Dante se levantó con su examen y fue al escritorio.

-Lo siento, pero hoy no resolveré ninguna duda- dijo el profesor al ver a Dante.

-No, vengo a entregarlo. Creo que he terminado- dijo Dante algo nervioso.

-¿Lo crees?- el profesor tomó el examen y le dio una ojeada rápida. –Pues a simple vista se ve que mejoraste en comparación al examen anterior. Bien, puedes retirarte.

Dante dio las gracias y salió del salón. Por fin se había librado del examen, una cosa menos que le preocupaba. Fue al patio como había quedado con Vincent y se dirigió al árbol donde solían estudiar juntos.

-¡Dan!- pero Stan lo interrumpió corriendo tras de él.

-¿Qué ocurre?- pregunta el azabache.

-Tienes que ayudarme con esos dos- dice Stan señalando a Cris y Jeff a la distancia sentados en el pasto, separados por unos dos metros de distancia y dándose la espalda. –Ya ha pasado mucho tiempo, no pueden seguir así.

-Lo sé, pero no podemos hacer mucho. Ellos deben querer solucionarlo. Quizás solo darles un empujón- propone el azabache.

-Se nos tiene que ocurrir algo. Por cierto ¿qué tal te fue en el examen?- le pregunta Stan.

-Creo que esta vez sí aprobaré- dice Dante riendo tímidamente.

-Me alegra- Stan nota que Dante estaba algo inquieto. -¿Buscas a Vincent, verdad?

Dante pensó que Stan era demasiado bueno deduciendo cosas. Había muy poco que pudiese ocultarle a su amigo.

-Sí, dijo que quería verme.

-Supongo que a solas- insinuó Stan no muy contento con la idea.

-Creo que sí- le responde Dante. –Pero dijo que luego nos reuniríamos con ustedes.

-¿Eso dijo?- pregunta Stan.

-Sí, eso dije- le responde Vincent, apareciendo detrás de él.

-¿Vincent, dónde estabas?- le pregunta Dante.

-Luego te digo. Necesito hablar a solas contigo- dice mirando fijamente a Stan.

-Entiendo el mensaje, pero antes de que se pongan acaramelados quisiera un poco de ayuda para resolver el problema de Cris y Jeff- insiste Stan, mirando fijo a Vincent.

-Ya tengo un plan para resolver eso. Pero si quieres saberlo, tienes que darme unos minutos a solas con Dani- Vincent negoció con Stan, aunque era obvio que haría lo que él quisiera. No se detendría por el mandón de Stan.

-Viniendo de ti me da mal rollo, pero creo que al menos debería escuchar ese plan- Stan se cruza de brazos y comienza a caminar. –Los espero en la habitación de los chicos- dice mientras se va yendo.

Cuando se aleja, Vincent toma a Dante de la mano y se lo lleva hasta aquel gran árbol. Solo esperaba que Stan no se hubiese enterado que aquel era un sitio especial para él y Dante porque no quería tener a todo el grupo allí rondando como moscas.

-¿Ahora sí me dirás dónde estabas?- preguntó Dante sentándose en el pasto.

-Sobre eso, no es que estuviera en algún lugar en especial- mentía, pero tenía una razón para hacerlo. –Eso no es lo importante, sino de lo que quiero hablarte.

-¿Sobre qué?- pregunta el azabache.

-¡Escapemos mañana!- dice Vincent de forma traviesa y acercándose al rostro de su ángel.

-¡Eh! ¿Escapar?- pregunta Dante. -¿No hablas en serio, verdad?- Dante se imaginaba lo de “escapar” como algo más drástico de lo que era.

-¡Claro que lo hago! Solo hemos salido en grupo. Yo quiero una cita de verdad ¡Solos!- reclama el rubio de ojos cielo.

-¡Oh! Tú hablas de salir a pasear sin los chicos- dice Dante aliviado.

Vincent miró a Dante seriamente. No se creía lo inocente y adorable que era. Debería ser delito ser tan dulce, y el castigo debería ser impuesto por él mismo.

-Pues claro, de eso hablo. Bien, ¿qué dices?- Vincent miró insistente a los ojos noche de Dante.

-Creo que…- Dante se sonrojó ligeramente. –Creo que es una buena idea. Es verdad que nunca hemos tenido una cita tal cual.

-¡Está decidido! Mañana escaparemos del mandón de Stan y del par de lunáticos- dice Vincent muy animado. –Pero debemos hacer las cosas bien. Cuando digo escapar, es literal. Quiero que nos vayamos sin que ellos se enteren.

-¡Espera! Stan necesita nuestra ayuda con los chicos. Lo prometiste- le recuerda el azabache.

-Ya he pensado en ello. Solo le diré a Stan lo que debe hacer. Con esa ayuda debe bastarle- dice Vincent muy seguro de sí. –Te contaría todo mi plan, pero quiero que sea sorpresa. Solo debes hacer lo que te pida.

Dante no estaba muy seguro. Vincent tenía esa costumbre de hacer cosas a sus espaldas, aunque no tenía una buena razón para no confiar en él. Además, él también quería salir a solas con Vincent.

-Está bien, haré lo que dices- le responde el azabache.

 

Mientras tanto, Stan había obligado a los chicos a ir a su habitación para charlar. En realidad solo obligó a Cris, ya que solo tuvo que sobornar a Jeff con un paquete de galletas y goma de mascar.

-Esto es una pérdida de tiempo- se queja Cris. –Yo ya dije que no me disculparé hasta que Jeff lo haga. Y yo no lo veo con ganas de disculparse- dice señalando al pelirrojo que devoraba sus golosinas en el sofá.

-Me sorprende que seas tan orgulloso. Nunca te había molestado tanto una travesura de Jeff. Sé que te castigaron por su culpa, pero es exagerado- le dice Stan intentando convencerlo.

-Fue el límite. No es que haya sido algo muy grave, pero es que ya estoy cansado de cuidarlo y salir perjudicado por ello.

Justo en eso, Vincent y Dante entraron a la habitación. Ya que Vincent dormía allí ni siquiera tocó a la puerta, solo llegó con Dante tomado de la mano y lo hizo sentarse junto a él en la cama.

-Hasta que llegan- se queja Stan.

-Perdona por llegar tarde a la junta- se burla Vincent. –Estábamos ocupados con “Asuntos más importantes”- dijo de una forma que hizo que Cris se sintiera incómodo.

-Olvídalo, solo quiero que me ayuden a convencer a este par de reconciliarse.

-Yo ya dije que no me disculparé primero- repite Cris, cruzándose de brazos.

-De acuerdo- le dice Vincent. –Al menos dile eso a Jeff.

-¿Decirle? ¿Cómo? Ese mocoso no escucha a nadie y enloquece cuando le quitas los audífonos- le responde Cris.

-¿Y si le escribes una nota?- propone Dante. –Vincent lo hizo antes para decirle que estaba castigado. Tú puedes hacer lo mismo y decirle por qué estás enojado.

-Excelente. Aquí hay papel y lápiz- dice Stan, sacando una libreta y un lápiz de su mochila. -¡Escríbele y acaba con esto!- le dice casi en forma de orden a Cris.

Cris no estaba muy de acuerdo con la idea, pero si con ello lo dejaban en paz lo haría. Tomó el cuaderno y comenzó a escribir. Termina y arranca la hoja.

-Listo- dice y se la entrega a Stan.

-No debes darme esa nota a mí. Dásela a Jeff- Stan se la regresa.

Cris se queja pero igual se levanta y va donde el pelirrojo. Jeff estaba recostado en el sofá, con la cara llena de migajas de galletas y masticando goma de mascar. Hizo una bomba, intentando que fuera muy grande, pero a medio camino se reventó. Ahora tenía goma de mascar en la cara.

Cris tenía una mezcla de sensaciones. Por un lado le molestaba que fuera tan infantil y descuidado. Por el otro le parecía graciosa su expresión de falsa tristeza al tener la cara llena de goma de mascar. “Es solo un niño”, pensaba, “pero ya me cansé de cuidarlo”. Le entrega la nota haciendo que Jeff voltee a verlo.

El pelirrojo no se creía que Cris se atreviera a entrar en sus dominios después de lo que le hizo. Vio que tenía una nota y de pronto su expresión cambió. Se quitó la goma de mascar de la cara y le arrebató la nota a Cris. Comienza a leerla y…se decepciona. Se preguntaba cómo se atrevía: “Si te disculpas por lo que hiciste te perdonaré” ¿Qué tontería era esa? Jeff arrugó la nota mezclándola con la goma de mascar y se la arrojó a Cris a la camisa.

-¡Ahhh! ¿Qué te pasa? Eso me pasa por intentar hacer algo por ti- se queja Cris. Por suerte no le fue difícil quitarse el papel y la goma de mascar. La arrojó al bote de basura y salió de allí.

-Bueno, eso salió terrible-dice Vincent recostándose en la cama.

-Al menos intentamos algo. Tú dijiste que tenías un plan, ¿no?- le pregunta Stan.

-Creí que mis planes te daban mal rollo- dice Vincent.

-¡Solo habla!- le ordena Stan.

-Bueno, ya que vimos que ninguno dará su brazo a torcer, debemos obligarlos a cooperar- Vincent se levanta muy animado. –Este es mi plan.

Vincent reveló su plan a Stan y Dante. Un plan que a los ojos de Stan parecían más bien una broma pesada, pero en ese punto tampoco le sonaba tan mal. Todos estuvieron de acuerdo en que era la clase de empujón que necesitaban.

-Si eso es todo, deberíamos irnos ya, Dan- dice Stan levantándose de la cama de Cris.

-¡Oye, aún no es tarde! Deja que se quede conmigo un rato- dice Vincent oponiéndose a la orden de Stan.

-¿Para que estén de melosos en una habitación solos? Olvidaste muy pronto por qué los separaron de habitación- dice Stan cruzándose de brazos.

-Nadie dijo que nos pondríamos melosos. Además, Jeff está aquí- dice señalando al pelirrojo.

-Jeff está más ausente que otra cosa. No confío en dejarlos a solas con él.

-¿Crees que yo haría algo con Jeff aquí?- se queja Dante, sorprendiendo tanto a Stan como a Vincent.

-Bien- dice Stan, resignándose. –Pero no tardes. Si sospecho algo volveré de inmediato- les advierte y se va de la habitación.

Una vez se quedan solos Vincent espera a que Stan se aleje y a que Jeff mire a otro lado para lanzarse sobre Dante y darle un beso. Ambos quedan recostados en la cama.

-¿Vincent? Dijiste que no harías esto- dice Dante, preocupado de que Jeff voltee y los vea así.

-Tranquilo, solo es un beso. Además de que Jeff no está viendo ahora- Vincent le muestra como Jeff, de la nada, se había quedado dormido.

-Pero le dijiste a Stan…

-Dani, está bien. No es como que vamos a hacerlo aquí- dice mirándolo a los ojos y haciendo que su ángel se sonroje.

-B-bien…- Dante se relaja un poco.

Al notarlo, Vincent vuelve a acercarse y a besarlo. Hacía un tiempo que no estaban así, además de los besos que le daba de vez en cuando. Extrañaba tenerlo así, debajo de él, besándolo sin control. Continuaría si pudiese, pero había dos cosas que se lo impedían, incluyendo a Jeff.

Por otro lado, Dante se sentía similar. Su conciencia le decía que debían separarse antes de ser descubiertos, pero hacía tanto que no lo tocaba.

De pronto la puerta de la habitación se abrió haciendo que ambos salieran de su nube. Cris había llegado y estaba viéndolos desde el marco de la puerta con una expresión de completa confusión y miedo. Inmediatamente, Dante y Vincent se levantaron pero Cris ya se había ido de nuevo antes de que le explicaran.

-Nos vio…- dijo Dante sonrojándose tanto que su rostro ardía. -¿Qué le diremos? ¿Qué dirá Stan?

-Probablemente nada. No creo que Cris nos acuse o algo así- dice Vincent un tanto más relajado que Dante. –Además que solo nos besábamos, no es para tanto.

-Pero estábamos en la cama, y…

-¡Y nada! Deja de preocuparte tanto. Yo hablo con Cris más tarde, ¿ok?- le dice Vincent para calmarlo.

-Creo que debo irme- dice Dante levantándose.

-Espera, sobre lo de mañana- Vincent lo detiene para contarle cómo escaparían.

Más tarde Dante volvió a su habitación, con la buena suerte de que Stan no sospechaba nada. Tomó una ducha y luego se fue a dormir, no sin antes poner una alarma en su teléfono (con el volumen bajo).

 

A la mañana siguiente, Stan despertó a eso de las 7:00 de la mañana. Se sentó en la cama y estiró los brazos. Volteó a ver la cama de Dante, quien parecía seguir durmiendo. Se levantó para ir al baño y una vez terminó, fue a despertar a Dante.

-Dan, despierta. Vamos a desayu…- pero Dan no estaba. Había colocado almohadas bajo las cobijas. -¿Pero qué…?- entonces vio que también había dejado una nota. –“Lo siento por irnos así. Vincent te dejó lo que necesitas para llevar a cabo el plan debajo de su cama en una bolsa. Por favor no te enojes. Att. Dante”- leyó Stan sin creerse que su amigo hubiera escrito algo así.

 

En ese momento, Dante ya se había encontrado con Vincent en el patio y habían salido de la escuela. Tomaron de inmediato el primer autobús que pasó frente a la escuela.

-¿No se despertó?- le preguntaba Vincent.

-No, me apresuré a vestirme y salí antes de que se diera cuenta- le respondió Dante. –Tengo un poco de miedo. Puede enojarse con nosotros.

-Estará bien. Yo también le dejé una nota. Además, seguro te llamaría al celular si estuviese enojado- le dijo Vincent.

Justo entonces, el celular de Dante comenzó a sonar. Ambos chicos se pusieron pálidos del miedo. Aun así, Dante sacó su teléfono para contestar.

-¡No, no le respondas!- le decía Vincent.

-Pero… ¿eh?- Dan ve el número y se calma. –No es Stan, es mi madre- dice mucho más tranquilo y responde.

-¿QUÉ?- pero Vincent se asusta mucho más.

-¿Sí? Hola, mamá- saludaba Dante. –No, desperté hace rato. De hecho no estoy en la escuela.

Vincent se sorprendía de lo sincero que era Dante con su madre. Seguramente él hubiera mentido, pero admiraba eso de Dan. Tenía una buena relación con su madre y por ello no temía contarle todo.

-Sí, está aquí conmigo- dijo refiriéndose a Vincent, quien moría de nervios. -¿Qué? ¿Quieres hablarle?

A ese punto, Vincent solo quería saltar del autobús. Tal vez si abría la ventana antes de que…

-Vincent, mi madre quiere saludarte- dijo Dan entregándole el teléfono.

-P-pero…yo- Vincent no sabía ni qué decir, pero tampoco quería que la madre de Dante pensara que él la evitaba, así que con sus manos temblorosas, tomó el teléfono.

-B-bu… Buenos días- Saludó Vincent.

Dante se dio cuenta que Vincent moría de nervios. Incluso su rostro se había enrojecido.

-Buenos días. Tú eres Vincent, ¿verdad? He oído mucho de ti- le respondió amablemente la voz de la mujer detrás de la línea.

-¿Eh? ¿En serio? Hahaha- se empezó a reír de forma nerviosa el rubio de ojos cielo.

Dante seguía observándolo. Nunca lo había visto tan apenado. Le parecía un poco tierno.

-Tranquilo, no tienes por qué estar tan asustado- le decía la mujer. –Dan me ha contado que están saliendo y que eres muy bueno con él.

-No… ¡Digo! ¡Dani es quien es bueno conmigo en realidad!- dijo muy nervioso. –Ah, pero no significa que yo sea malo con él… digo. Usted sabe… Dani es genial- comienza a hablar más calmado. –Tengo suerte de estar con él.

-Oh, ya veo- dice muy risueña. –Perdona si te puse un poco incómodo. Solo que quería conocer al novio de mi hijo, aunque sea por teléfono.

-Sobre eso- entonces Vincent voltea a ver a Dante. –Quisiera conocerla en persona. Yo… Yo voy en serio con Dani ¿Sería posible visitarlos en las vacaciones?- le pregunta a la madre de Dante pero sin dejar de verlo a él a los ojos.

Para Dante eso era una sorpresa. No había pensado en la posibilidad de que lo visitara en vacaciones. Se sintió realmente feliz.

-Me parece bien, pero…- comenzó a decir la madre de Dante, haciendo que ese “pero” lo pusiera muy nervioso. –Con una condición. Llámame Amelia- le responde con una voz dulce que le recordó a su ángel y lo hizo sentir aliviado.

-Está bien, Amelia- dice más tranquilo el rubio y sonriéndole a Dante.

-Entonces nos vemos cuando lleguen las vacaciones- se despide Amelia.

-Sí, hasta entonces- Vincent se despide y le devuelve el teléfono a Dante.

El azabache habla solo un poco más con su madre y luego cuelga. Ambos chicos se quedan en silencio un momento, hasta que Dante se atreve a hablar.

-¿Desde cuándo pensaste en eso?

-¿Lo de visitarte en vacaciones? Desde que me dijiste que tu madre sabe que existo- dice suspirando. –Tenía miedo pero si quiero hacer las cosas bien debo conocerla. No es que crea que ella es mala o algo… solo temo que yo no le agrade.

-Ya veo, pero ¿sabes? Creo que le agradarás- le dice Dante sonriéndole.

Vincent se sintió mucho más aliviado. Pronto llegaron a su destino. Vincent planeó llevar a Dante a desayunar a un restaurante familiar cerca de la plaza que frecuentaban. Habían salido muy temprano de la escuela y no habría mucho por hacer hasta más tarde. De igual forma no lo llevaría a la plaza esta vez. No quería toparse con Stan y los chicos o con el Diablo. Prefería llevar a Dante a sitios nuevos.

Se sentaron en una mesa junto a la ventana. Afuera estaba despejado, y un poco soleado. Parecía el último día cálido antes de que llegara el invierno. Pidieron para comer dos desayunos con huevos y panqueques y chocolate caliente.

-Por cierto, ¿estás consiente que vivo fuera de la ciudad? ¿Cómo harás para visitarme?- pregunta Dante.

-Ya me preocuparé por eso después. De todas formas, si se lo pido a mi tía puedo convencerla para que me lleve.

-Sobre eso ¿No has hablado con tu padre?- pregunta Dante.

-No, ya te dije que yo no le hablaré. Él le prometió a mi tía que lo haría, pero no lo ha hecho. Supongo que al final realmente no quiso arreglar las cosas.

-Entiendo- dice Dante, quedándose en silencio.

La camarera llegó con sus desayunos. Ambos comenzaron a comer, pues al parecer despertar temprano y huir de Stan les había abierto el apetito.

Después de comer y charlar un rato, salieron del restaurante. Aún era temprano, Vincent miraba insistentemente la hora de su teléfono.

-¿Te gustaría ir a un parque cerca de aquí?- le pregunta a Dante.

-Claro- Dante se veía de buen humor.

Caminaron hasta llegar al parque. No era tan grande, pero tenía juegos para niños, bancas, mucho pasto y una pequeña cancha de baloncesto. Vincent llevó a Dan a los juegos y se sentaron en los columpios. No había mucha gente ya que era temprano, así que era tranquilo estar allí.

-Ya que estábamos preguntando cosas- comienza a decir Vincent. -¿Por qué vienes tan lejos a estudiar?

-Por la beca. Yo no la esperaba, fue muy sorpresivo, pero me la ofrecieron y mi madre pensó que era una buena oportunidad- le respondió Dante mientras se columpiaba.

-…¿no hay otra razón?- pregunta Vincent en voz baja.

-¿Qué?

-¡No, nada!- contesta de inmediato. –Pero es una suerte. A pesar de que vives lejos de aquí, tuve la suerte de conocerte en la escuela.

-Sí, - Dante se queda pensativo. – tuvimos suerte.

Vincent ve que Dante se quedó algo distraído. Se baja del columpio y se coloca detrás del azabache para empujarlo.

-Ah… Vincent, no es necesario que me empujes- dice apenado.

-Lo sé, pero quiero hacerlo. Tranquilo, nadie está viéndonos- lo comienza a empujar un poco más fuerte.

Con el tiempo, Dante iba agarrando impulso. Estaba llegando muy alto. Se sentía apenado porque Vincent lo trataba como a un niño, pero era divertido. Al final, ambos estaban riendo.
Vincent miraba el cabello de Dante moverse suavemente. Definitivamente haría bien las cosas de ahora en adelante. Iba en serio con Dani.

Después de columpiarse, decidieron ir a dar la vuelta. Caminaron alrededor del parque un par de veces mientras charlaban. El tiempo se les iba volando y muy pronto ya era pasado de medio día. Vincent miraba más insistente la hora.

-¿Esperas algo?- pregunta Dante al percatarse de esto.

-No, solo que aún es temprano- dice Vincent un poco nervioso. –Pensaba en a dónde podríamos ir a esta hora.

-La plaza no queda muy lejos de aquí. Podríamos ir- propone Dante.

-No, es que ya hemos ido allí. Quiero mostrarte sitios nuevos- Vincent comienza a pensar.

-Bueno, y si solo caminamos a ver qué encontramos- vuelve a proponer Dante.

-Bien, vamos- Vincent lo toma de la mano.

Ambos comenzaron a caminar mientras se les ocurría qué hacer. Las calles comenzaban a llenarse cada vez de más gente.

-Me pregunto cómo estarán los chicos- dijo Dante cuando estaban por cruzar una calle.

-Seguramente Stan ya está poniendo en marcha el plan. No te preocupes por ellos ahora- Vincent seguía viendo la hora. -¡Ah!- grita de repente.

-¿Qué?

-Ya sé a dónde podemos ir- dice Vincent y se lleva a Dante a la dirección contraria. Caminaron unas calles hasta llegar a una dulcería.

-¿Qué tal? Dicen que esta es la mejor dulcería de la ciudad ¿No quieres entrar a ver?- le pregunta Vincent.

-Me parece bien- respondió Dante, aunque sospechaba que Vincent ya tenía planeado llevarlo allí. Se preguntaba por qué lo hacía dar vueltas.

La tienda tenía hermosos estantes con dulces de distintas variedades. Chocolates, caramelos, malvaviscos, goma de mascar, gomitas y muchas otras coloridas golosinas adornaban la tienda. Dante estaba asombrado.

-¿Te gusta? Toma todos los dulces que quieras. Yo invito- dice Vincent animando a su ángel a que tomara lo que quisiera.

-¿En serio? Pero…- decía apenado el azabache.

-Pero nada. Toma una bolsa y llénala- Vincent toma una de las bolsitas y se la da a Dante.

El azabache la toma apenado. Luego la reconoce. Tenía sentido ya que estaban a finales de octubre.

-Oh, entonces fue aquí- comenta Dante al ver la bolsita con decoraciones de Halloween. –Aquí compró los dulces Alexander aquella vez.

-No hables de ese tonto ahora- se queja Vincent.

-Perdón.

Vincent sintió un poco de celos. Era normal que Dante lo recordase por el regalo que le dio, pero no quería que pensara en él ese día.

-Solo olvídalo. Vamos por dulces- Vincent toma melosamente a Dante de la mano y van juntos a ver la tienda.

Dante intentaba contenerse un poco ya que Vincent pagaría, pero el arlequín insistía tanto que al final terminó con dos bolsas de dulces.

-Es demasiado- decía Dante.

-No lo es. Deja de preocuparte por eso- Vincent fue a la caja y sacó su tarjeta.
Dante recordó lo que dijo de su padre. En cierta forma se hacía cargo de él, pero era obvio que no eran nada cercanos y que tenían problemas. Le pareció muy triste que aun teniéndose el uno al otro estuvieran tan solos.

-Listo, ya podemos irnos- le dice Vincent tomándolo de nuevo de la mano. Las personas de la tienda los miraban mucho, pero no le importaba.

-¿A dónde iremos ahora, Vincent? ¿Vincent?

-¡Shhh! Mira- le dice Vincent en voz baja mientras señalaba a la florería de un lado.

Era otra tienda pintoresca llena de muchas flores, pero no fue lo que llamó la atención de los chicos, sino que el profesor de ética estaba comprando un ramo de rosas rosadas. Además de ello, tenía una bolsa de regalo en la mano.

-Es el profesor de ética ¿Qué te sorprende?- dice Dante un poco desinteresado.

-Está comprando flores. Creo que debe tener una cita- dice riendo en voz baja.

-Probablemente, pero no es de nuestra incumbencia.

-¡Sigámoslo!- propone Vincent.

-¿QUÉ? ¡No! No está bien, además…

-¡Vamos, solo para ver quién es su cita!- le insiste Vincent. Parecía que su instinto travieso se había despertado de pronto.

Dante no estaba muy contento con la idea, pero cedió ante la insistencia de Vincent y comenzaron a seguir al profesor. Cada que podían se escondían detrás de algún letrero o entre las tiendas de la calle. Para Vincent era emocionante al parecer. De pronto el profesor cruzó la calle.

-Creo que hasta aquí lo seguimos- dijo Dante.

-Claro que no- Vincent toma la mano de Dante y lo hace cruzar la calle con él.

Una vez cruzan la calle el profesor frena en seco y ambos chicos chocan con él.

-Ustedes dos son tan obvios. Más si visten de una forma tan peculiar- dice el profesor volteando a verlos. –Pude verlos desde las vitrinas de las tiendas.

-Ah… perdone, nosotros solo…- Dante intentó disculparse.

-¿Entonces tiene una cita?- pregunta Vincent de forma pícara.

-¿Lo dices por las flores? Bueno en cierta forma, sí, es una cita- dice sonriente el profesor.

-Así que es cierto. Me pregunto qué clase de chica se fijaría en usted- dice Vincent de forma burlona.

-¿Quieren conocerla?- pregunta de pronto el profesor, confundiendo a ambos chicos.

-¡N-no! Lo sentimos por seguirlo. No interrumpiremos su cita- se disculpa Dante.

-No me molesta que la vean. De hecho, creo que se pondrá contenta de verlos- dice sonriente.

A Dante aquella propuesta no le agradaba, pero al parecer a Vincent le dio mucha curiosidad.

-¿En serio? Entonces vamos- dice muy animado el de ojos cielo.

-Bien, mi coche está cerca. Vamos- dice el profesor mientras comienza a andar.

-¿Qué haces, Vincent? No podemos ir con él- dice Dante en voz baja.

-Solo un momento, te prometo que volveremos para terminar nuestra cita- insistió Vincent.

Dante suspiró pesadamente. Se suponía que era una cita entre ellos, no quería seguir al profesor en su propia cita. Además, seguía sin confiar del todo en él.
Llegaron al auto del profesor, abrió las puertas traseras e invitó a los chicos a que se subieran.

-¿Podrían cuidarme las rosas y el regalo mientras conduzco?- les dijo a los chicos y les entregó las rosas a Vincent y la bolsa de regalo a Dante.

El profesor se sube al coche y comienza a conducir. Por un rato los tres estaban muy callados, era una situación un poco incómoda. De pronto Dante sintió la mirada del profesor desde el retrovisor.

-Dime, Dan, ¿cómo van las cosas? ¿Ya te acostumbraste a la escuela?- le pregunta el profesor.

-Ya casi termina el semestre. Es obvio que ya me acostumbré- contesta un poco serio.

-Es verdad, el tiempo pasa muy rápido- dice el profesor sin verse afectado por la frialdad del chico. –Sobre el tema del Diablo. Vincent me habló de eso ¿Todo bien?

-¡Oiga, no hable de eso ahora!- se queja Vincent. –No es el momento.

Dante no dice nada. Por supuesto que no era el momento, se supone que estaban en una cita.
Después de un rato el profesor llegó a una zona de casas grandes.

-Bien, ya llegamos- dice al estacionarse frente a una casa muy bonita donde había más coches aparcados.

-¿Aquí?- pregunta Dante preocupado.

-Les recomiendo que dejen sus dulces aquí si no quieren perderlos- dice el profesor bajándose del coche.

-¿Dónde se supone que estamos?- se pregunta Dante en voz alta. Vincent no le respondió nada.

Cuando el profesor abrió la puerta, Vincent bajó con las rosas. Dante tenía algo de miedo pero bajó igual. Una vez fuera vio que en el cielo había un globo rosa que se iba volando.

-Síganme, es por aquí- les dice el profesor dirigiéndose a la casa.

-Vincent, ¿no crees que debamos volver?- dijo Dante ya sintiéndose muy incómodo con la situación.

-Todo estará bien, Dante. Confía en mí- le dijo Vincent muy seguro de sí, tanto que Dante se preguntaba el por qué.

Los tres fueron a la puerta y el profesor tocó el timbre. Entonces una mujer rubia y de cabellos rizados abrió la puerta.

-¡Ben! ¡Qué bueno verte!- le saludó la mujer besando su mejilla.

Dante pensó que esa debía ser su novia, pero luego se dio cuenta de que estaba muy equivocado.

-¡Tío Ben!- gritó una pequeña niña rubia de ojos verdes que usaba un vestido rosa de princesa muy pomposo.

-¡Feliz cumpleaños Amanda!- le dice el profesor a su sobrina y la abraza levantándola del suelo.

-Esto es… ¿una fiesta de cumpleaños?- le preguntó Dante en voz baja a Vincent.

-Eso parece- le responde el arlequín, supuestamente sorprendido.

Notas finales:

Cómo dije antes, un capítulo un tanto cargado pero con cosas interesantes.
Esperen muy pronto el siguiénte capítulo. 


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