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Rainbow VS Monochrome por Alphonse Zero

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Después de haber escapado por un hueco del cerco de maya que estaba por el campo de soccer, Vincent y Stan tomaron el autobús y fueron a la plaza.

-¿Qué se supone que hacemos aquí?- pregunta Stan.

-Buscamos a un viejo amigo- responde Vincent.

Se dirigieron a la tienda que el arlequín frecuentaba. El chico del mostrador había cambiado el tinte de su cabello a un morado chillante. Lo saludó tan pronto lo vio entrar.

-¡Hola, arlequín! Tiempo sin vernos- le saluda y luego posa su mirada en Stan. -¿Quién es tu amigo?

-Escucha, no tenemos tiempo. Esto es de vida o muerte- Vincent lo miraba con seriedad.

-Te escucho- el chico intentó mantener su tono de voz alegre, pero la mirada de Vincent lo intimidó.

-Necesito que me digas dónde está ahora el Diablo.

-Mmm…no, no puedo. Buscas problemas, ¿no?- el chico lo señala con el dedo, justo a sus ojos. –No quiero que me metas en ellos. Mejor, ¿no quieres comprar algo? Tenemos nueva mercancía que puede interesarte.

-Escucha, esto es serio- interviene Stan. –No puedes encubrir a ese malvado. Si lo haces, te meterás en verdaderos problemas.

-¡Ha!, ¿eso piensas? Miren, se los diría en cualquier otra circunstancia, pero ahora el Diablo está de malas. Debieron verlo, estuvo aquí hace un par de horas. Estaba furiooooso- después de darse cuenta que dijo demasiado, se aclaró la garganta y continuó. -Es capaz de ensañarse conmigo por decirles donde está. Deberían agradecerme, les estoy salvando la vida.

-Por favor- le pide Vincent. -¿No estás harto también? Ese idiota te ha usado como a todos.

-No sigas, no tienes que recordármelo- ahora el chico parecía algo incómodo. –Ya te dije, en cualquier otro momento sí, pero ahora…- suspira. –Debes irte.

-No nos iremos- dice Stan. –Lastimó a alguien preciado para mí. Quiero encontrarlo, quiero que pague por ello. No puedes encubrir a un criminal.

-Díganme una cosa, ¿qué harán cuando lo encuentren? No pueden pelear contra él, tiene a todos esos matones que lo siguen. Los harán añicos en un segundo.

-Llamaremos a la policía- responde Stan.

El chico del mostrador comienza a reír. –Oh, ¿eso harán? Ese tipo no pisará nunca la cárcel, su padre se encargará de ello.

-No me importa quién sea su padre- responde Vincent. –Igual voy a entregarlo a la policía. Alguien con un historial como el suyo no puede estar libre por siempre. Así que, dime de una vez dónde está.

El chico del mostrador duda. Conocía a Damián como todos, sabía de lo que era capaz, pero debía admitir que igual se sentiría mejor si estuviera tras las rejas.

-¿Recuerdas la pequeña fiesta del año pasado? En esos departamentos del centro. Fue una locura, todos bebimos y fumamos tanto. Fuiste el único que salió en una pieza de allí.

-¿A qué quieres llegar?- el rubio se estaba desesperando.

-Creo haber escuchado que volvería a vivir allí. Algo de que tenía que esconderse un tiempo.

-¿En el centro?- se preguntó Vincent. -¿Por qué volvería allí? Creí que estaba viviendo de nuevo con su padre.

-Por favor, sabes que ni su padre podría soportar a una peste como él por mucho tiempo. Como sea, te lo digo porque me agradas y todo eso. Pero que nadie lo sepa, no quiero quedar enredado en lo que sea que estés a punto de provocar.

-No te preocupes. Gracias por la información, te debo una- Vincent le agradece. –Ahora vámonos, Stan.

-Claro que me debes una, Vincent, y una grande. Pero si logras tu objetivo me doy por bien servido- le sonríe desde el mostrador, despidiéndose y deseándoles suerte a ambos.

Una vez fuera de la tienda, ambos chicos se apresuran a salir de la plaza.

-Ya sabemos la ubicación, llamemos a la policía- le dice Stan.

-No, aún no. Él me agrada, pero no podemos confiar de todo en lo que dijo- refiriéndose al chico del mostrador. –Imagina que por el miedo nos haya enviado a una dirección falsa. Incluso podría ser una trampa.

-¿Trampa? – pregunta Stan. -¿Hablas de que el Diablo pudo hablar primero con él y decirle que te enviará a ese lugar?

-Exacto. Debemos ir primero y cerciorarnos por nuestra cuenta que Damián esté allí.

 

 

El tiempo pasaba, pero no había noticias. Dante estaba en su habitación con Cris y Jeff. Ambos cuidaban de él. En parte porque ambos temían que se metiera en problemas una vez más. No querían que él también se fuera.

Pero Dante no podía estar tranquilo. Tenía su teléfono celular en la mano, esperando que en cualquier momento Vincent le llamara diciendo que estaba bien. Pero en el fondo sabía que aquello era muy difícil. Quería ser positivo, pero la situación no pintaba nada bien.

-Los van a encontrar, Dan. Hay que ser pacientes- le dice Cris.

-Pacientes- dice Jeff dándole palmaditas en la espalda.

-Lo sé, pero no puedo quedarme tranquilo.

En eso, el teléfono de Dante sonó. Sus manos temblaron nerviosas, casi lo tira al suelo, pero logró sostenerlo y contestar la llamada.

-¿Vincent!- Responde.

-¿Dante?

Aquella no era la voz de Vincent. Era su madre.

-Mamá, eres tú- calmó el tono de su voz.

-Hijo, ¿cómo estás?- se notaba preocupada, aunque tratara de sonar feliz. –Tu profesor llamó anoche. Me contó que te perdiste, y que te encontraron pero no fuiste a la escuela de inmediato.

-Sí, el hermano del profesor y su esposa me cuidaron esa noche. Pero estoy bien, no tienes que venir. Sé que estás ocupada con el trabajo.

-No digas eso. Claro que iré. Estoy por salir de la estación. Quería controlar las ganas de llamarte, hablar todo en persona, pero…solo quiero saber si ahora estás bien- la voz de la mujer se entrecortaba.

-Sí- dijo después de un rato. –Estoy bien.

-Bien. Llegaré en la madrugada, pero me quedaré en un hotel. Mañana en la mañana iré a verte. Por ahora descansa.

-Lo haré.

-Por cierto, ¿cómo está Vincent?

-¿Vincent?

-Pensaste que era él hace un momento.

-Ah, sí. Está bien…fue a buscar algo de comer. Por eso creí que él me hablaba.

Le mintió, pero solo para no preocuparla más de lo que ya estaba. Se despidió de su madre y colgó el teléfono. En serio esperaba que Vincent apareciera pronto, no quería que cuando llegase su madre los problemas siguieran allí.

-No debiste mentirle- le dice Cris.

-¿Para qué decirle? Prefiero que viaje tranquila.

 

La noche les parecía eterna. No había noticias de nada. El profesor prometió llamarlos cuando supieran algo, pero no había ni mandado un mensaje.

Jeff se había quedado dormido, solo Cris y Dante seguían de pie.

-Dan- dice de pronto Cris, rompiendo el silencio. -¿Sabes?, desde que te conozco, siempre has sido un chico amable, positivo y alegre. A mí y a los chicos nos agradaste desde el primer día. Te volviste nuestro amigo muy rápido, gracias a tu forma de ser- guarda silencio un momento. –Por eso, entiendo lo que están haciendo Vincent y Stan. No lo apruebo, pero al menos no se quedaron de brazos cruzados. Lo que quiero decir es…lo siento.

-¿Por qué te disculpas?- Dante no entendía.

-Debimos escucharte aquel día. Debimos apoyarte y buscar a Vincent todos juntos. No tenías por qué irte solo con Alexander.

Dante entendió que todos sus amigos se sentían culpables por lo que pasó. Pero no era su culpa, era suya. Él fue quien escapó de la escuela, él fue atrapado y herido por causa de sus propios errores. Y ahora, Vincent estaba afuera, intentando remediar lo que él ocasionó.

-No tienes que disculparte. Yo debí escucharlos. Debí avisar al tutor, cualquier cosa, todo menos escapar de la escuela. Ustedes me han estado cuidando, se preocuparon por mí. Yo soy quien debe pedir disculpas por todo lo que causé.

Cris estaba a punto de responder cuando escuchó que el teléfono de Jeff recibió un mensaje. Lo tomó del bolsillo del pelirrojo que seguía dormido y lo leyó.

-¡Es Stan! Me acaba de mandar una ubicación. Y me pide que avise al profesor y la policía- se levanta apresurado.

-¡Voy contigo!- dice Dante levantándose- ¿Dónde están? ¿Dice si están bien?

Cris lo detiene. –No, Dan, tú quédate.

Jeff se despierta por el alboroto.

-Jeff, escucha, quédate con Dante. No lo dejes solo, ¿ok?, volveré de inmediato. Dan…prométeme que te quedarás con Jeff- la mirada de Cris era muy insistente.

-Bien, pero vuelve en cuanto tengas noticias. Por favor, vuelve y cuéntame todo.

 Cris sale dejando solos a Dante y el pelirrojo. Dante se pone a dar vueltas en la habitación, no podía con la angustia. Si tan solo pudiera salir a buscar a Vincent y Stan.

Dante vio la chaqueta que le dio el señor Jordán en la silla del escritorio. Entonces fue de inmediato y buscó en los bolsillos, encontrando el trozo de papel con el número de teléfono del señor Jordán.

Notas finales:

Ya estoy trabajando en el capítulo 43. Espero tenerlo listo pronto.

Gracias por seguir leyendo esta historia. 

Att. Alphonse Zero


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