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Sin Libertades por Polaris

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Notas del capitulo:

Pues, si, me e tardado mas de lo esperado... pero entre las musas y el trabajo y la escuela, ustedes comprenderan que escribir no es lo unico que se hace.

 

sin más... espero que este capitulo sea de su agrado y no les haga llorar de mas... ajajajaja

 

nos vemos y gracias por apoyarme en esta entrega y esta historia.

-Me entregaste el mejor regalo que me han hecho en la vida, me regalaste desesperación.- Susurro Damian, hurgando en la habitación de Drake. Hacía rato que encontró los archivos que su hermano le dejo pero siempre era bueno ver que tenía el perfecto Robin. Nunca se sabía con lo que uno podría toparse debajo de la cama - Más te vale que no sea porno barato, Drake.

 

            A Damian le costó tres días animarse a tomar el encargo de su hermano. Eso de que era trabajo para dos, no le convencía. No fuera que lo emparejara con un inútil de su grupo, que sería la alternativa congruente dada las circunstancias.

            Gracias al cielo que no lo fue.

            Sólo le pedía que fuera con un acompañante (Vigilante) al que podía elegir a su gusto a la bahía para la recolecta y protección de unos adorables huevos de tortuga de vándalos.

            No era la gran misión hasta allí.

            Luego, el asunto subía y bajaba en tráfico de blancas y especies exóticas, la razón por la que Drake no le había comentado a Batman. Tenía lógica.

            Suspiro.

            Estaba listo para tomarse el trabajo de blancas nuevamente.

            No existía ninguna posibilidad de que en ese círculo al que investigaba rondaran los Alfas y betas que le violaron en la pasada misión. Ni él estaba tan maldito.   

            Salió desilusionado por no encontrar listas secretas, ni bitácoras sentimentales... O calzoncillos sucios fuera de lugar. Drake era tan jodidamente cuidadosos y polifacético que engañaría a cualquiera.

 

-Arregla todo, Pennyworth. Me voy a ciudad Costera con Colin.- Demando con estilo, bajando las escaleras. Apuntándose para la batcueva.

 

-Siento decir esto, Joven amo, pero el joven Colin no está disponible. - Damian se inclinó. Alfred dejo el plumero - Dejo un recado esta mañana. Si mi memoria no me falla, dijo que estaría rondando las tuberías de la ciudad, en busca de un nuevo coliseo de peleas infantiles. Se le escuchaba alterado. Agregó que estaría fuera del radar por lo menos dos semanas. Y de necesitar apoyo, él se comunicaría. - Roló los ojos - No sé cómo planea hacer eso, sin usted amo Damian y sin Batman, pues, no creo que al amo Jason le haga en gracia interrumpir sus negocios nocturnos por socorrerlo.

 

-Eso no cambia mis planes. Tengo que hacerme cargo de esto. Drake dejo muchos cabos sueltos que necesitan cerrase a la brevedad- Suspiro  - Padre estará ocupado.

 

            Damian sacó su celular y escucho la inexistente lista de contactos. Un listado que se reducía a su familia y Colin, hasta llegar al número del indeseable.

            Un metahumano pirado, con menos caramelos en el frasco y con un feminismo rayando en lo ridículo por las venas malditas.

            Pero no estaba para ponerse delicado.

 

-¡Sorpresa que me llamas! - Damian tuvo que retirarse la bocina de la oreja - ¿En dónde te estas desangrando? Voy para allá.

 

-No es tu día de suerte.

 

-Y yo que me ilusionaba con verte todo sudoroso y pálido, delirando por la muerte - Damian roló los ojos, cansado porque cada que le llamaba era lo mismo - Si no me pagas no voy. No hago favores.

 

-Puedo llamar a Rose.

 

-Si pudieras no estaríamos teniendo esta conversación... ¿Por qué la estamos teniendo, verdad? No es un delirio - Rio de buena gana. - ¿Hola? Tts, estoy seguro que tras esta bocina estaba Damian.. Pero bueno - Golpeo las pequeñas rendijas de su movil - ¿Quién me lo asegura?.

 

-Deja tus estupideces. Voy a ciudad costera. Tengo un trabajo de blancas. Se ocupa de dos.

 

            Damian ya no escucho nada más que el sonido de aviso de llamada cortada. Lo que significaba que él estaba en camino a Ciudad Costera, que ya él se encargaría de encontrarle en menos de veinticuatro horas. Tiempo suficiente para alistarse e investigar un poco por los rededores.

            Seis horas después, desempacaba en uno de los hoteles de cinco estrellas de la compañía Wayne.

            Si no fuera uno de los herederos de su padre, seguro que no lo trataba tan bien. Algunos de los empleados tenían sus reservas al dirigirse a él. Algunos no sabían cómo llamarlo. Otros se limitaban a usar el apellido de su padre y tantos más, ni le miraban.

            Juzgándole por ser un omega de contrato, reclamado y abandonado.

            Como si él lo hubiera planeado.

            Como si la cosa fuera por la inexperiencia y el dulzor al oírlo y no la violencia que fue.

            Malditos miserables que se atrevían a verle por sobre el hombro.

            Ya verían, ya quisiera verlos en su lugar. Y entonces, quizás sólo así podría decir que su actuar era de lo más normal en tal situación.

            Listo, la misión de Drake no iba a ser tan encubierta. Pues que se jodiera. Era su culpa para empezar por mandarlo a él.

            Se estiro y se puso la ropa de playa. Una sudadera con gorra y unos bermudas sobre las rodillas. Detestaba el sol. Si, si, por el lugar en el que nació se esperaba que tuviera resistencia y cierto amor al incandescente astro culpable de cáncer, pero no... Toda su vida la pasó en el desierto o en el frio, cualquiera tendría un momento para decir basta.

            La arena se le pegaba y sentía pegajosas sus piernas.

            Estúpido calor.

            La reserva tortuguera daba turs. Brindaba información.

            Bueno, ya que estaba ahí...

 

-No puedes robarlas - Le saludo campante, con un traje de surf rojo. Coronado por un ofensivo sombrero floreado - Asegúrate de regresarlas. Las liberarán hoy.

 

-Tardaste, Wilson - Wey Wilson alzo los hombros - Hay una cueva. No permiten pasar. Pero he sentido el ir y venir de gente. De seguro que es el lugar.

 

-Ya lo veremos, principito.

 

            El asesino abrazo a Damian, inspirando profundo. Asqueado por percibir la marca de olor. El enano se hizo el occiso. No quería contestar ninguna pregunta. Lo que menos necesitaba era la lástima de alguien que sufrió tanto como él.

            El Alfa le estrujo. Pidiéndole perdón por no estar con él cuando más lo necesito. Cierto que no eran los mejores amigos, ni los más cercanos. Sólo se veían dos o tres veces al año cuando concordaban en las misiones y se daban cinco minutos para criticar la nueva obra de teatro o el comic de la semana.

            En otras ocasiones, se sentaban para intercambiar anécdotas de muerte y sobré vivencia. Las mayorías decoradas y censuradas. Ni Damian, le decía las torturas que le infringieron, ni Wilson el cómo se convirtió en lo que era... Ciertos temas simplemente no se comentaban.

            Batman no sabía de este singular dúo. Y Damian tenía sus reservas para contarle, no creía que fuera una amistad aprobada. No porque Wilson fuera un demente asesino inclinado a la acera del bien, sino por su florido vocabulario y su estridente personalidad. Ni Dick con lo abierto que era, aceptaría a su pequeño minilord aristocrático juntándose con un experimento de botella inmortal.

            A Jason le gustaría. Y si Wilson no fuera Alfa, seguro que serían la pareja destinada, la dupla perfecta. Ambos de rojo sangre, saltando por los techos, disparando y destajando a los malos. Si, simplemente la pareja perfecta. Masacre y Red Hood.. ¿A que era tentador?.

 

-Esta noche, después de la caminata nocturna.

 

-¡¡Si!! - Chillo - Siempre quise una cita contigo, un omega tan delicioso y peligroso, haces que se me ponga la carne de gallina. Yo pongo la manta y las velas, tú traes las papas... Estoy seguro que si consigues un cuchillo bien grande y afilado, podremos hacer bistecks a la luz de la luna.

 

-Sin masacres, Masacre - La cicatrizada cara de Wild Wilson se estiro siniestramente de tal manera que Damian no tenía que verla para saber que estaba ahí, pintándole la cara… entre Joker y Deadpool, Joker seguía ganando pero sólo porque Wilson si tenía corazón - Es en serio. Esta misión no es mía. Es de mi estúpido hermano. No quiero que tenga problem... - Damian trago duro - No, no dije eso. Es decir... Si dices algo, te mato.- Aclaro resignándose.

 

-De mí no sabrán que eres un amor.

 

            Ambos fueron a comer al restaurante en la playa. Masacre tomó un par de tarros de cerveza bien fría y Damian se inclinó con los tés helados sin servir en porcelana.

            Se pusieron al corriente entre malos chistes y sarcasmo, sacándose la lengua. Algunas personas que identificaban a Damian Wayne se preguntaban que hacia él con un tipo tan mayor y feo que sacaba temblores ajenos por lo repulsivo de sus manías.

           

-Metámonos al mar, Damian.- Wilson jalo a Damian por el delicado brazo. - Nademos hasta la boya.

 

-Te ganaré.

 

-De acuerdo, más allá de la boya. Por dónde están esos delfines...- Damian alzó los hombros, de todas manera no sabía por dónde es que estaban los dichosos animalitos, pero no así fue el ruido que el motor de un yate hizo al parar, Wilson le describió los contornos con lo que parecía ser figuras candorosas bailando por los filos y el estribor de la popa con un hombre debajo.

 

- Creo que encontramos un inicio mejor.

 

-Sólo piensas en trabajo – Deadpool suspiro - Te arrugaras pronto.

 

-No está lejos.

 

-Eso dilo tú. Estas acostumbrado a nadar largas distancias. Pero a mí no me parece la idea.

 

            El Cristobal era el yate de ocio de Kardiel Dilem, el hombre que Drake investigaba. Al parecer tenía negocios con el Kitty. El mismo sitio que le vendió al espectáculo. En los informes, Drake dejaba en claro que Damian fue vendido por una suma de dinero fuerte a Noveno, un círculo privado, del que Dilem y Moreto, no tenían acceso por ser chiquillos en el negocio... Pero, Dilem tenía una cita en esta semana con el Jefe Voira que a su vez, suministraba mercancía a un tal Zeuz de la galaxia Tajira, que sí era parte de Noveno.

            ¿Coincidencia?

            De ninguna manera.

            Red Robin investigo una parte de los laboratorios Catmus, más precisamente sus últimas adquisiciones: impactándose al ver criaturas que no pertenecían a la tierra con las que experimentaban.

            El plan era capturar a Voira para que les dijera sobre Noveno y encerrar a los culpables de su situación. La única venganza que Tim podía darle a su hermano y en lo más profundo de su corazón, Damian agradecía el gesto.

           

-Arrójalo, no sirve. - Dijo Kardiel con un omega sentado en sus piernas, lamiéndolo - ¡Ross! Tráeme más licor.

 

            Wilson se apuró a sumergirse, lejos de la hélice y su fuerza. Damian hizo lo mismo.

            El agua se tiño de rojo. Nubes que luchaban por difuminarse sobre los corales. Atrayendo a los tiburones lugareños, que olían una presa fácil. Ambos superhéroes reconocieron el cuerpo hundiéndose, aún consiente pero sin voluntad de vida.

            Masacre obligo a Damian a subir, alejándose de los problemas que traía el traer carnada viva. Masacre tomo al omega, que le miro asustado por entre los hinchados parpados, tragando duro con la dañada garganta.

            La piel de Masacre ardió, burbujeo encogiéndole el estómago, tirando de su entrepierna y cosquilleándole los pies. La lengua se le seco y juro matar al hijoeputa que lanzo a su destino al mar como si fuera una bolsa de plástico. El chiquillo le miraba con terror, intentando que lo soltara. Decepcionado consigo mismo por encontrar a su pareja en tales circunstancias.

 

-¿Wilson? - Masacre le ignoro - Te estoy hablando.

 

-Es mi destino - Y Damian sintió lástima por su compañero.

 

            El azul del mar los acompaño hasta que salieron de el en una de las orillas alejadas de la zona turística. En donde dejaron aparcado un jeep para la misión de la noche, camuflajeado entre los arbustos con un sistema de tecnología de punta Wayne. Damian miro a los costados, “asegurándose” de que nadie les viera aparecer y desaparecer, una costumbre que no se le iría en un buen rato, pudiera ver o no.

            Se metieron en el auto, acomodando al omega en los asientos traseros, junto a las muchas armas de Masacre. Encendieron el aire acondicionado y se dedicaron a esperar a que el bello durmiente terminara su siestecita, la que tomo sin que nadie se percatara.

 

-Ya habrá alguien, Dami - Dijo Masacre, limpiando la frente de su lastimado Destino - Ya encontraras al que lloré por ti. El que sufra más que tú mismo. Quien se juré matarlos por lo que te hicieron pasar - Apretó los dientes, haciéndose sangre las encías - El que se maldiga por no encontrarte rápido. El que piense lo que hizo todas las noches, cubierto en el calor de una buena comida y una compañía placentera debajo de sábanas sintéticas, mientras que llorabas maldiciendo a la vida.

 

-No llores - Negó suavemente, pasándole las vendas que guardaba en la guantera para que atendiera al chiquillo. Olía la sangre en todas partes - No quiero venganza, para esa me basto solo. Pero... Sé amable con él.

 

            Y Wilson lo leyó en esas palabras cristalinas, de esos hechizantes tonos que en otra época no hubiesen salido. Damian estaba asustado tal y como su omega por ser despreciado por su Alfa a causa de su cicatrices.

 

            Damian los dejo solos. Lo que sea que pasara en esos asientos de coche, tenía que ser privado, de dos... Con la intimidad de una pareja en prados vírgenes, buscando el candoroso romance de los cuentos.

            Y fue cuando lo miro, entre los quebra olas, las púas y filos de las rocas engalanadas con erizos, estaba un pequeño muelle, un camino de madera para la pesca del mediodía de un faro que se veía funcionaba todavía.

            Damian aspiro, se sintió atraído por lo inexplicable. Por lo que continúo esquivando piedras y basura.

            La casa, pintoresca, bueno suponía que era una casa, porque un faro con tantos detalles no podría ser otra cosa, le saludaba con sus ventanas sucias y decoradas con macetas de prímulas.

            Se metió, convencido de que el asunto era por su investigación. Aspiro con mayor fuerza. Arriba y abajo, su pecho fue un tango. Sus ojos se vidriaron y sintió un tirón en el estómago. Era parecido al celo. Sus encías picaban, siendo llamadas por el olor de su pareja... O de quien hubiese sido su pareja.

            Su cuerpo estaba en shock sin saber qué hacer, ni que sentir. La mitad de él quería quedarse, averiguar sobre su destino y la otra, deseaba ir a buscar a su contrato para reforzar el vínculo. El asunto estaba jodiéndole la cabeza.

            Volvió a aspirar y cerró los ojos, echándose en el sofá que desprendía el aroma con mayor fuerza.

            Se arrojó en él. Aspirando, jadeando, sintiendo la dureza entre sus piernas, la humedad entre las nalgas. Maldijo nuevamente no controlar sus instintos. Cerro sus extremidades, frotándose sin querer, oliendo tan profundo que la nariz le escocia. La piel le ardía como en ningún celo.

            ¡Si quiera estaba en uno!

            Si este olor hacia tan poco, no quería imaginarse si tuviera al Alfa enfrente.

            Pero, ni tuvo que hacerlo.... La pisadas en las escaleras le avisaban de alguien bajando, con sigilo y con extrañeza... El aroma se intensifico y técnicamente se quedó quieto, gimoteando y mostrando el cuello.

            Casi llorando por abrir las piernas.

 

-Esto es inesperado - Dijo Artur terminando de secarse el cabello. De ninguna manera esperaba a su omega destino en casa, esperándolo con las piernas abiertas y a medio celo. Su idea de vacaciones lejos del trono de Atlantis, eran vacaciones sin problemas - Y... - Artur aspiro de nueva cuenta. Atragantándose con la marca de propiedad con la que otro Alfa y Nightwing le habían marcado. Su cerebro proceso rápido. Si este mocoso tenía un lazo de unión con Nightwing, pupilo de Batman, hijo de Batman... Por consiguiente, este debería ser ¿Dorian?..¿Daryl? No...Era algo así como un nombre maldito ¡Damian! Sí, así se llamaba. - La vida me odia.

 

            Se lamentó.

            Batman no iba a tomarse a bien esto.

            Con la piel chinita y con el tacto propio hacia las crías de dos días, Artur levanto a Damian para llevarlo a la habitación de invitados. El único cuarto que no estaba perfumado por su marca a causa de que tenía que ser así para que sus visitas estuvieran cómodas.

            No era buena idea llevar al sensible omega a una bomba de tiempo como lo era su recamara.

            Para eso ya tendría mucho tiempo.

            Damian maldecía su suerte. Maldecía a Drake. Maldecía a todos.

           

-¿Tienes supresores? - Pregunto angustiado. Tratando de liar una forma en que no se enterasen que él compraba tales cosas en la farmacias. Aquello levantaría polémica. - Por favor dime que traes uno en tu cinturón mega cutre.

 

-Claro que si - Damian prefirió ignorarlo para intoxicarse con todas la pastillas que traía.

 

-Alto, alto con eso. Ya, es suficiente - Artur le quito el pomito de la boca. Ni idea cuantas píldoras trago Damian cuando se empino el frasco, pero, más le valía no ponerse malo a continuación. Suficiente era que estuviera en celo contra natura, lo que pasaba cuando el omega estaba reclamado por alguien que no era su destino y dicho destino aparecía de buenas a primeras. Era la única manera en la que el cuerpo podía reaccionar, intentando anular el otro contrato para dar paso a uno más adecuado pero sin lograrlo- Yo... Te dejaré descansar. ¿Estas con alguien? ¿Misión? ¿Algo?.

 

-Tt déjalo. Él tiene cosas que hacer.

 

-Bueno.. Yo... Descansa. Vendré luego.

 

            Apenas Aquaman salió pitando por la puerta y del faro, según pudo apreciar Damian, este se dedicó a aporrear su cara contra la almohada.

            Simplemente genial se repetía una y otra vez.

            ¿En serio? ¿Su destino era un triton? ¿Ni siquiera humano sino Atlante? Nunca había escuchado sobre uniones terrestres-marítimas... Vale con las alienígenas, Detective marciano estaba enlazado con John el Linterna y creía haber escuchado por allí que Cyborg cortejaba a Rosse el búho (Una elección rara a su comprensión... Pero que va)... El punto era que él ni siquiera podía esperar a ser el omega... Un momento...

 

-¿Por qué me hago un lío? Estoy reclamado - No pudo evitar la decepción en su voz. Si, su Alfa era un bastardo enfermo que adoraba el dolor, proferirlo, no padecerlo, mientras que le clavaba sobre el colchón pero era el Alfa que le encajo los colmillos. Quien le desgracio la vida, arrojándolo sin consideración. Abandonándolo. Y no era un reclamo. Damian amaba la idea de no estar con él... Pero, el hecho de que un Alfa no buscara a su omega, pues, aaaaa, la cabeza le estaba dando vueltas. Si quiera pensaba con coherencia.- Tr, vas a levantarte y vas a irte. De aquí en más, sin misiones para la Liga.

 

            Por su parte Artur nadaba a lo loco, tratando de desahogar sus temores, sus muchas dudas. Ya estaba enterado de que el hijo menor de Batman había sido secuestrado, y reclamado. Al principio no le prestó atención al asunto, una vez le dijesen que el vigilante seguía con vida. Los justicieros desaparecían con frecuencia y volvían en pedazos, pero lo hacían... Y Damian había vuelto, así que todo bien. No podían culparle por no visitar a Bruce en su momento.

            ¡No eran los más cercanos!

            Y menos lo haría con Superman respirándole sobre el cuello a ese Omega. Dijeran lo que dijeran, el hombrezote de azul no aceptaba que era celoso y tentar a la suerte no estaba en sus venas. La Liga ya tenía suficiente con Diana haciendo sus piruetas en torno a la candente parejita como para sumarse.

            ¿Qué se suponía que uno hacía en estos casos? Quería hundirse y no volver a pisar tierra firme en siglos.

 

-El amo esta diferente - Hablo un delfín nadando a su costado, echándose en su espalda mientras que sus hermanos rodeaban a Artur - Huele diferente y está espantando a la comida.

 

            Artur se percató entonces que ciertamente en su mal humor ordeno al cardumen de sardinas irse de inmediato, dejando sin comida a sus maravillosas criaturas.

 

-¿Ocupa ayuda, mi rey? - Salto otra, presta a escuchar - No sé qué pasé por su cabecita rubia y bonita - Aquaman arqueo una ceja ¿Le estaba coqueteando? ¿A él? - Y hablarlo a veces no soluciona nada, le recomiendo, que haga lo primero que el instinto le grita - ¿Un animal 100 veces más inteligente en cuestiones de capacidad a la humana le estaba diciendo que ignorase el raciocinio por dejarse llevar por el instinto? ... Demonios, lo que se tenía que escuchar - Huele a celo - Hizo lo posible por no sonrojarse, fallando miserablemente en el intento.- No entiendo que hace aquí. ¿Su omega es feo?

 

-No... En realidad es muy mono - Admitió - Para muchos estándares, en cuanto crezca, será un adonis.

 

-¿Esta en celo?.

 

-Si... Pero ya fue reclamado - Y mírenlo, hablando con unos chismosos delfines de su descubrimiento.-Esta...

 

-Sufriendo - Aclaro otro - Eso le pasa a todos los omegas que se topan a su destino ya reclamados. Antes veíamos a muchos morir ahogados - Comento como no queriendo la cosa. Las demás cabezas grises afirmaron - Los arrojaban por la borda, agonizantes por el calor. Algunos ancianos nos cuentan de historias viejas, los humanos tienen  las suyas con tanta sirena por allí, pero, nosotros también tenemos las nuestras y no de cazadores con sus asquerosos arpones.

 

-Mi favorita es de hace años.. Creo que más de un siglo. El punto era que solía ser común que los omegas no fueran reclamados por sus destinos, así que para cuando se topaban, el celo contranatura les golpeaba y tumbaba, como su cuerpo no podía ser reclamado por su destino y es que no entiendo esa parte, si se supone que es el destino entonces porque hay Alfas más fuertes reclamando y el Alfa legitimo no puede vencer a ese Alfa y entonces todo se arruina, pero en fin, los omegas en esa situación intentaban ser tomados por el Alfa de contrato y algunos eran tan hijueputa - Artur no dudaba que esa palabra la aprendiesen de los marineros en mar abierto - Que los dejaban a su suerte. El celo los consumía en sus instintos más básicos, pero al no poder satisfacerlos, se desvanecían. Aquí es en donde uno de esos Alfas de contrato, cansado de escuchar gemir y rogar a su omega, lo coloco en una barca y lo dejo en el mar, para que se muriera. La cosita de omega, termino en el agua, uno de mis antepasados, trato de mantenerlo a flote... No consiguió mantenerlo con vida más de unas horas. Murió ahogado, aferrado al delfín de entonces. Los humanos tienen de costumbre arrojar todo lo que ya no quieren al mar. Así vimos a muchos omegas morir.

 

-Hace no mucho, ví como un Omega era lanzado al agua en pleno celo, sujeto por una cuerda. Eso que los humanos llaman bote, lo arrastro... Creo que se le rompieron varios huesos antes de que muriera.

 

-La única forma de que ese omega se sienta bien, es siendo tomado por el Alfa de Contrato, mi rey. La vida es tan ironica.

 

            Aleluya por los supresores.

            Después de su paseo nada tranquilizador, Artur regreso a su faro. Tenía que encenderlo y ver a Damian. Luego avisarle a Batman y de allí, sobrevivir a lo que se le avecinaba.      

            No tenía esperanzas de vivir mucho tiempo, para ser honestos.

            Que sorpresa ver que su omega ya no estaba en casa.

            El pavor le invadió… ¿Y si se habían metido a la casa y secuestrado a su joven omega en celo?... no, eso no podía ser, no había marcas de lucha. Mejor se tranquilizaba o echaría todo a perder. Para empezar ¿Por qué estaba pensando en secuestros cuando lo más simple y obvio era que Damian había cogido sus cosas y marchado por su propio pie?... ¿Qué el mocoso no estaba ciego?.

            ¡Ni cinco minutos con su destino y ya extrañaba la soltería!

 

.

.

.

 

-¿Seguro que no tenemos que regresar a ver qué pasa? – Pregunto Wilson, cuidando de no chocar contra ninguna cosa que se moviera. La vez pasada accidentalmente había atropellado un gato por cruzarse la carretera y Damian le había disparado, menos mal que el hoyo le duro unos segundos. No estaba preocupado por él o el gato, sino por su Destino que no debía de soportar muy bien a los asesinos o cualquier  muestra de violencia para el caso…¡Siquiera le había contado lo que era, ni quien era! Estaba seguro que no apreciaría una demostración justo ahora – De seguro que a tu hermano …

 

-Drake no dirá nada y si se queja, que venga a hacerlo él mismo. Es su trabajo, su misión después de todo – Damian agradecía haberse arrancado los ojos, no soportaría la mirada de Masacre – El dinero se depositará a la cuenta de costumbre. No te haré perder tu tiempo. Puedes fijarte en un par de horas. Acabo de mandarle un mensaje a Pennyworth. Supongo que lo hará después de recoger la ropa en la lavandería.

 

-Sea lo que sea que no me estés contando, no vas a poder huir de ello. – Damian levanto su mentón, todo orgullo, todo reto - ¿Cómo te ha funcionado hasta el momento?.

 

-Pudo ser mejor.

 

            Deadpool dejo el asunto por la paz.

            Si insistía, Damian no volvería a tocar el tema. No sería atrabancado, sus vocecitas insistían en norte y sur, una sesión de verdad/mentira con mucho licor, velas y sogas… como si no fueran consientes del hermoso omega que estaba dormido sobre las piernas de Damian y al que no engañaría por más tierno y delicioso fuera el omega que compartiera misiones con él.

            Las luces iban y venían, las señales no fueron  para mejorar el ambiente.

            Pasando el letrero de “Gotica les desea un buen viaje” Masacre tuvo que preguntar.

 

-¿Seguro?.

 

-Es lo mejor. Padre lo entenderá.

 

-No es el viejo mártir el que me preocupa – Damian hizo una mueca. Bruce efectivamente era una mosca muerta, pero lo decía con todo el afecto del mundo. – Dami, necesitas estar con tu familia.

 

-Es mi vida.

 

-Y es la mía la que vas a poner de cabeza.

 

            Damian entonces por unas milésimas de segundo estuvo a tiempo de abrir la puerta del coche para saltar y dejar al Alfa en paz, pero, esa fracción en que lo pensó, fue usada por el otro para trabar con llave todas las puertas. El sonido hizo “clok” y Damian se mordió los labios.

            Aún quedaba la ventana.

 

-Es blindada ¿Recuerdas?.

           

            Diablos.

 

-No me molesta. No eres un fastidio… la mayoría del tiempo. – Masacre no era bueno con los discursos. Termino con su esposa porque le fue infiel. A esa preciosa mujer Beta que por mucho tiempo fue su motor y que en un buen día, él simplemente vio unas nalgas mejores y se fue de donde estaba y todo lo que le dijo a la estupefacta mujer fue un “No soy yo, eres tú” la verdad que resumía todo. No estaba hecho para dar ánimos, sólo para provocar furia en los que gravitaban a su rededor – El murciélago pegara el grito en el cielo cuando no vea a su pajarito regresar al nido.

 

-No lo hago por eso.

 

-¿La migración comenzó pronto?.

 

-Yo diría que tarde – Sonrió y Masacre piso fondo. La camioneta acelero de ochenta a ciento cuarenta y aumentando – Tengo que hacerlo, por mí.

 

-Te advierto… comparto piso con un maestro asesino y con un dios lengua de serpiente con sus respectivas crías psicópatas.

 

-Me sentiré como en casa.

 

.

.

.

 

-Tranquilízate. Ya lo escuchaste, quiere darse un tiempo – Clark estaba pasándola mal al intentar calmar a su voluble amante. Bruce gruñía para todo. La cena fue monosílabos y sinfonías guturales. Y el masaje de una hora no estaba ayudando en nada – No puedo deshacer los nudos. Bruce, juro que cada vez los siento más grandes y duros, y los estoy apretando. Esto no sirve si no dejas de pensar.

 

-Necesito a mi hijo, no un masaje.

 

-Ocupas dejarlo – Si Bruce tuviera mirada láser, Kal se daba echo queso suizo. – Damian estuvo haciendo todo lo que tenía que hacer para recuperarse lo antes posible. Sabes que el pequeño ama a Dick y la atención que le da, pero, debió sentirse asfixiado teniendo a Jason, Tim y Conner sobre él. ¡Ni Titus o Alfred lo dejaban! Tú no ayudabas tampoco. Dale tiempo, necesita saber quién es y qué hará. No hay muchos ciegos por el negocio…

 

-Darendevil…

 

-Bruce – El susodicho ronroneo, en advertencia… Clark casi se derrite de placer. Recuperando la compostura, se montó sobre Bruce, echándose cuan largo era sobre la cicatrizada piel de la espalda y susurrándole al oído – Damian no ocupa maestros, no más profesores. Quiere una familia. Pero por ahora, dale su espacio, puedes llevarte una gran sorpresa si lo haces.

 

            De mala gana Bruce se calló, intentando disfrutar de esas manos santas. Tendría que preguntarle si se había dedicado a hacer masajes en Villa chica, eso no podía ser talento natural. El tacto apretaba en donde tenía que hacerlo y cosquilleaba allá, en donde la imaginación perdía el decoro. Suspiro y en menos de diez minutos, el Alfa lo tenía de espaldas a  la cama, suspirando y gimiendo.

            Clark tenía ese no sé qué lo prendía a un en contra del celo. Kal podía tomarlo cuando quisiera e incluso, él lo buscaba… no era como en otras ocasiones, en donde simplemente el Omega se tendía a los deseos ajenos y dejaba que otros lideraran su vida a capricho. Bruce nunca fue así, aunque admitía que antes de conocer a Kal, tuvo su buena tajada de Alfas que incrementaban su asco, eso antes de aprender el autocontrol en el monasterio.

            Y para que dicho sitio lo aceptase, tuvo que pasar por mucho.

            Demostraba que estaba a la altura de los retos e incluso superaba a muchos Alfas, que se quedaba corto en las habilidades innatas de otros Omegas y en aquel limbo, no entendía que era lo que definía a  Alfas y Omegas cuando ambos eran en cuestiones de habilidades perfectamente capaces de aprender, claro, que en características era otro tema: Los Alfas no languidecían por migajas de afecto o por despertar respeto, ellos infundían las cosas o tomaban lo “suyo” a la fuerza mientras que el Omega aceptaba estar al final de la cadena de mando por un puto seguro.

           

-Bruce, hasta acá puedo escuchar a los engranes de tu cabeza – Volvió a regañar. Bruce entonces le dio la vuelta y se montó sobre Kal – Esto me gusta.

 

-¿Nos divertimos, señor Campeón del mundo?

 

            Kal ya no siguió pensando en los tormentos de Bruce y no porque no fueran importantes o él mismo fuera un hijoeputa que los hacia a un lado por buen sexo. Cuando su Omega se ponía mimoso, tenía que aprovecharlo, pues tardaría en verlo así en ... Al menos, la semana próxima que el celo lo invadía. Pero no era lo mismo el Bruce en celo que el Bruce consiente que se encendía por deseo y le hacia el Alfa más suertudo del planeta.

            Ellos no eran Destino. No hubo chispas calientes, ni miradas reveladoras. Siquiera un aroma que se sintiera correcto, todo con ellos fue instinto de aceptar y dominar, de respetar y configurarse para llevarse bien. Fueron de extraños a camaradas y saltaron a convertirse en compañeros de cama antes que ser amigos, para terminar en un intento de relación que no sabía para donde iba.

            ¿Estaba enamorado?... Si, lo estaba. ¿Bruce lo amaba?... No tenía ni idea.

            Ese bamboleo de caderas que se habría pasó a su carne despierta y deseosa de fricción y caliente amor, le robaban la cordura como si fuera el becerro frente al lobo. Y trataba que la boca pecaminosa y lujuriosa no siguiera robándose más de su pobre alma que no tenía lugar en este mundo cuando adoraba los contornos febriles de la misma noche.

            ¿Dónde pasarían esta vez la danza del siguiente celo?

             

-¿Qué fue eso? – Pregunto Bruce.

 

-Un pájaro chocando contra el ventanal – Le resto rápidamente importancia, frotando su aroma en el estómago marcado de mil maneras a su Omega.

 

-¿De noche?...

 

-Un murciélago – Dijo tratando de quitarle importancia, intentando volver a lamer ese ombligo que andaba perlado en sudor – Vamos…

 

-Buen intento, Kal – Bruce lo arrojo a un lado, con demasiada fuerza, tirando a Superman al suelo. El ruidito se repetía y ninguna alarma había sonado. – Eso parece ser… ¿Agua?.

 

-A menos que la fuente se volviera loca y este chocando contra tus ventanas, no lo creo. – La mirada culpable no la compro Bruce. Kal no era de los mentirosos, sólo de los que se aventuraban de más ocasionalmente a echar una tapadera. Al menos le dijo todo lo que necesitaba saber.

 

-Aquaman está aquí, vístete.

 

-Yo no escucho nada. – Trato de desentenderse… Todo estaba yéndose a pique.

 

-Treinta segundos, Clark – Amenazo y comenzó a vestirse con sus habituales cuellos de tortuga negros y pantalones de vestir. Nadie podría decir que Bruce Wayne tuviera algún color en su armario, ni Alfred recodaba si así fue.

 

            Mientras que Clark maldecía a su inoportuno amigo, Bruce bajo a la sala. Misteriosamente estaba vacía y Alfred brillaba por su ausencia, por lo que abrió personalmente los ventanales del jardín principal e invito a su compañero a que entrara y compartieran el calor de su chimenea. Estaba seguro que aunque Artur aguantara el frio, no menospreciaría su hospitalidad, y secretamente estaba al tanto del gusto del Rey de los mares por el cálido sol y los malvaviscos asados, casi carbonizados, los cuales eran su especialidad.

            Artur venía con sus ropas civiles, muy alejado de la pompa de los mares o de la Liga de la Justicia, así que su visita tenía que ser cortesía o un asunto personal. Artur no era un hombre desalineado pero en tenis y en ese chalequito desgarrado, no parecía muy respetable, anoto Bruce sin malicia. A lo mejor y pudiera cambiar eso para la próxima visita.

 

-Espero que nadie te siguiera. No quiero tener en primera plana chismes sobre tu visita. – Los  titulares no parecían apropiados ahora que estaba envuelto en tanta conmoción.

 

-Tan amable como siempre.

 

-¿Malvaviscos? – Ofreció ya pinchando unos cuantos- Kal bajara de inmediato, cuando sepa que no dejare que se refugie.

 

-No vine a verte a ti, Superman – Dijo con media sonrisa, aliviando el pecho del hombre de acero. Estaba seguro que por más amable y predispuesto que Kal era para ayudar, pintaba la línea cuando se trataba de respetar sus tiempos con Bruce. Un detalle que no pasaba desapercibido para ninguno de la Liga. Quizá excepto Diana pero esa mujer era otra historia.- Quiero hablar con Bruce, se trata de… bueno, es difícil para mí decirlo.

 

            Bruce le paso el trinchete con el bombón quemado y Artur pensó en lo afilado que se veía eso y en el arma mortal que era en manos de Bruce. No lo dejaba tranquilo el que tuviera uno suspendido en el fuego de su chimenea, como un niño travieso que ignora que no debe de hacer eso y lo hace a escondidas de su padre.

           

-No hay una manera de decir esto – Intento con el alma en un hilo – No como se han dado las cosas últimamente.

 

-Estas divagando.

 

-Estoy intentando salvar mi pellejo, aquí – Se rasco el cabello y Bruce aseguraba que de tener escamas se las arrancaría del nerviosismo – He encontrado a mi Destino.

 

            De inmediato, Clark bajo a sus lados y lo felicito, con esa clase de felicidad que era propia del pitufo azul con corazón de boyscaut. El ceño fruncido de Bruce fue lo que mantuvo en alerta a Artur, si el grandote no había hilado las palabras, eso no pasaba con el mejor detective del mundo.

 

-¿Estás buscando consejo? – Eso sonó más a una orden – No entiendo que tenga que ver conmigo, Artur. Porque puedo llamarte así ¿No? Vienes a mi casa con esa pinta de necesitado y a esta hora, bueno, creo que podemos hacer esto más cercano.

 

-No tan cercano, por favor – Pidió nervioso.

 

-Será mejor que me digas que tienes.

 

-Tu hijo Damian es mi Destino.

 

           

            

Notas finales:

Bueno, bueno... ahora con el Alfa Destino de Damian descubierto... ¿que les esperará a estos dos?

¿se esperaban esto? ¿Esta pareja?

No o si, van en sus lindos comentarios.

 

hasta la proxima


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