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Sin Libertades por Polaris

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Notas del capitulo:

Bueno, bueno, aqui esta ell segundo capitulo... espero estar actualizando esta de manera semanal, de tal forma que pido paciencia en caso de que me tardé más d elo previsto.

 

sin más que decir, espero sea de su agrado y Gracias Anonimo por su comentario.

            La mansión Wayne nunca era un sitio tranquilo. Quizá era el lugar de los pudientes más animado de Gótica. Mientras que otras familias se enorgullecían de colgar en una habitación o en la sala de bienvenida los muchos trofeos que su familia ganaba en la escuela, en los reconocimientos u otras sandeces, los Wayne homenajeaban a los padres de Bruce, que al fin y al cabo habían creado con su muerte al mayor símbolo de Gotica.

            Bruce imaginaba constantemente el colgar las medallas que Dick ganaba en las competencias de ciencias en sus tiempos de estudiante, o de Jason que era un erudito para las competencias en deportes.. Pero Tim, Tim les ganaba a los dos... Y Damian les mostraba sus muchos diplomas... Pero si existiera un sólo premio que quisiera colgar, ese era el del silencio.

            Sus hijos se peleaban a la mitad de la sala.

            Se daban buenos puñetazos, se soltaban patadas, rodaban y en algunos momentos se formaban equipos para luego ser uno todos contra todos.

 

-No hay nada como llegar a casa.- Suspiro.

 

-Así es, señor.- Alfred le recogió el saco y fue a guardarlo para lavandería.- Los jóvenes amos han estado así desde medio día.

 

-¿Y ahora porque?.

 

-El amo Jason trajo una compañera para pasar el celo, la señorita no fue muy discreta al salir de la habitación este día. Sin ducharse, se paseó por los pasillos, intentando hallar la cocina por si misma. Ella aún parecía receptiva, así que mando una ola de feromonas por toda la mansión, incluso Titus enloqueció por la lujuria. El señorito Damian, se sintió amenazado en su propia casa por tal descaro, así que se levantó de su cama para sacar por sí mismo a la indeseable zorra como bien dijo, pero Tim salió para hacer lo mismo, porque él tenía de visita al joven Conner, que estaba en el mismo estado de excitación que Titus, pero a diferencia del perro que encontró un rápido consuelo en Alfred - Bruce no dejo pasar el leve sonrojo que su mayordomo sintió al mencionar su nombre en un cruce ínter especie. Pero por respeto al hombre, tuvo la decencia de girarse a sus vástagos, que ya iban por la sexta lámpara rota - Conner tuvo que salir volando.

 

-¿Por qué estaba el hijo de Clark, aquí, en la habitación de mi hijo?

 

-Cosa de Titanes, señor.

 

            Bruce no se creía nada de eso.

            Tim gustaba de Conner y pese a que ninguno de los dos se había tomado la preocupación de marcarse, se celaban de una manera que era ridícula. Aun eran jóvenes, y la estupidez era parte de la vida.

            Vaya consuelo.

 

-La mujer al saber que el amito Dick era el único en la cocina, no le importo que fuera Omega y no estuviera en celo, prácticamente se le echo encima. El señorito Damian, ofuscado de nuevo y ofendido, y el amo Tim que estaba por la misma acera, se le echaron encima, intentando marcarle la cara por haber arrojado a su hermano mayor al suelo. No importa lo que digan, amo Bruce, los niños quieren y protegen mucho a su hermano mayor.

 

            Bruce lo comprendía. Sabía que no era el mejor padre del mundo ¡Dios! Que había dejado morir a Jason, luego a Damian... sin mencionar que dejo que torturaran a Tim y a Dick una infinidad de veces. Por lo que, cuando creía que Gotica era su única preocupación y todo lo demás podía esperar, era Dick el que atendía a sus hermanos, asesorándolos y calmándolos. Era un Aba para Damian, el modelo de Jason y Tim.

            Y Dick era el más amable de los cuatro, el que pese a su edad, mantenía una inocencia traviesa e infantil. Un lujo que ninguno de los otros logro mantener y que al parecer, los tres en un acuerdo tácito y silencioso, pactaron por conservarlo lo más que sus vidas de vigilantes nocturnos se los permitieran.

            Dick había perdido a sus padres, sí.. Pero nunca tuvo que mendigar en las calles, dormir a la intemperie con el miedo de no volver a despertar por el condenado frío que congelaba a Gotica, ó tener que apostar por salvar el pellejo un día más... Ni asesinar para seguir penando. Bruce entendía lo que sus hijos hacían y porque lo hacían.

 

-¿Y Jason se enojó porque echaron a su amiguita?

 

-No, El amo Jason se enojó porque la sacaran sin que él pudiera darle una patada. A partir de allí, se comenzaron a echarse en cara los compañeros de celo... De todos, donde incluso salió que el Amo Damian, ha compartido su lecho con anterioridad y discreción.

 

            ¡¿Su hijo de Doce años, que?!

            ¡¿¿Qué??!

           

-QUIETOS - Ordeno. De inmediato los chicos dejaron de pelear entre sí para formarse en posición de firmes frente a su padre. De cualquier manera, la pelea nadie la ganaría - Tenemos trabajo. Cenaremos y partiremos.

 

            Bruce no quería saber nada más.

 

-No hay manera de comprobar sus rutas, Batman - Dijo Gordon. Explicando el caso de Trata de Blanca que Mastyni Ducan formara desde hacía años - Lo único que tenemos es a un omega medio loco encerrado en Arkham, que en medio de terapia regresiva, dijo su experiencia. Pero como aún era muy pequeño cuando lo vendieron, no sabe reconocer los sitios.. Sólo sabe que comenzaron en Turquía y sólo habla de esto durante el trance, una vez que despierta de la hipnosis, es como si nunca hubiera sido un pedazo de carne más vendido y ultrajado. Su testimonio es inválido.

 

-La burocracia es un estorbo - Chasqueo Tood. Recargado en la pared más alejada de todos, sumido en las sombras, detrás de Tim, cuidando que nadie les fuera a saltar encima.

 

-Mastyni Ducan es un hombre de intachable reputación, Red Hood - Explico Nightwing - No hay forma de vincularlo, pero no hay crimen perfecto. Tuvo que cometer errores, tiene que dejar rastro.

 

-Batman, Red Robin y yo, podemos ir a Turquía. Investigaremos primero. - Dijo Robin mientras revisaba las últimas imágenes de este joven. De la edad de Dick, para ser más precisos.

 

            Jim Gordon aun no se acostumbraba a ver a la Batifamilia unida. Es decir, los conocía, el baticlan era popular en Gotica, con las chicas y los jovencitos, un total muy numeroso que usaban la insignia del murciélago para causar terror en las noches... Pero, a excepción de las contadas ocasiones en las que tuvieron que trabajar juntos por la destrucción masiva a la ciudad, no esperaba verlos así, como lo que sabía eran, una familia maldita.

            Una maldita familia que ¡joder! Le causaban pánico. Él los había visto a todos desfilar con el traje de Robin, se sentía viejo.

            Claro, que cuando los conoció, el único que no le dio un infarto fue Red Hood... Esperaba que Robin fuera un Alfa, no un omega (Como lo eran tres de ellos), que si resulto ser y que estreno su gran noche embutido en unos apretados pantaloncitos más parecidos a trusas verdes que el omega número uno usó durante su carrera con Batman... Gracias al cielo que el Alfa lo cambio rápidamente por pantalones más acorde a lo que se esperaba en un Alfa, niño o no. No discriminaba a nadie... No, ya que su hija era una omega fuerte, no se trataba de eso, pero Barbara no saltaba por ahí en leotardos sobre los techos rompiéndoles el alma a los ladrones, no... Su hija era una omega que se resguardaba. Batman no podía culparle por que le mirase mal...

            A todo esto.. ¿Batman que era? ¿Un Beta, un Omega, un Alfa? Ninguna noche falto a patrullar... No desprendía olor ninguno... Una cosa seguramente bien cuidada.

 

-No...

 

-Batman - Volvió a insistir Robin - Sólo se llevan a niños. Omegas. Huérfanos. De todos, yo soy el que calza con la descripción. Puedo hacerlo.

 

-No.

 

            Los hermanos se vieron indecisos.

 

-No te mandaremos al infierno - Dijo Red Robin.

 

-Yo vengo de allá, nací en el infierno oscuro y crecí con sus llamas. Me alimentaron... Me amantaron en los ácidos. Unos pobres idiotas no me harán extrañar el sitio de donde salí. Ni se acercaran.

           

            Tomo unos cuantos argumentos más para que su padre aceptara dejarlo ir de infiltrado. No era nada que no hicieran con anterioridad. Dick había entrado a Arkham como el Joker, y así, sucesivamente. Él no era menos que sus hermanos y podía hacerlo.

            Podía estar colgado de brazos dentro de una jaula, siendo exhibido para que los clientes le tocaran las piernas, amasaran sus glúteos y jalaran de vez en cuando su dormido pene. No había manera de que el ambiente le dejara disfrutar de vez en cuando un toque bien dado, de algún bastardo que por lo menos no era tan vil.

            Le habían es polveado la piel con polvos de oro, colocándole una máscara para resaltar sus ojos verdes, delineados y filosos.

 

-Un nuevo muñeco - Damian anoto lo dicho. Nunca se sabía cuándo las claves estaban en las palabras o simplemente era que le recordaban al muñequero. Cual fuera, nunca olvidaría la paternalista voz, que con la fusta en mano le separo más las piernas, sobando sus testículos para que los espectadores se decidieran a ofertar por el primer turno de la noche.

 

            Tt, maldita escoria.

 

- Un novato, un turco muy bonito - Tt, árabe, soy árabe. ¿De dónde me ve lo turco?- les aseguro que aquí abajo - Contorneo la máscara - Hay un rostro de gitano - Nuevamente, este estúpido no distingue. Grayson si que es una belleza gitana - ¿Quién quiere distorsionarlo y mirarlo? -El fuete le marco la cadera. Zizeo. El maltrato era innecesario. Esto parecía más la arena del coliseo que una venta de sexo - Y en este angelical cuerpo, reside lo impío de los gotamitas. Esa sangre perversa y lujuriosa - Si, Tood es un lujurioso - Esos brazos le rodearon por la cintura y apretaron cerca, muy cerca de su pelvis, le lamió la oreja y se restregó sobre su espalda, obligando a su instinto a gemir porque lo dejara tranquilo, lo que a la multitud enardeció - Lo mejor de este gatito, es que es un salvaje indomable, un purasangre que requiere tiempo y una dosis de aceleradores - Damian tembló por vez primera. No veía a nadie del equipo y de ninguna manera le inyectarían esa mierda para que moviera el culo para cualquier bastardo - Ya se cerraron los boletos. Para los que han quedado afuera, les invito a seguir tratando de conseguir un pedazo de este pajarito.

 

            Damian sintió que algo estaba mal.

            Hasta el día de hoy, había sido el Turco... El zorro turco, para ser más precisos.

            Miro hasta una esquina, donde un brillo fuera de lugar, un láser, le azuzo directo a la córnea, para ver a una mujer. Una Alfa que le sonreía con todos los dientes. Que le mostraba un batarang entre sus cuidadas uñas.

            ¡Al diablo!.

            La misión estaba arruinada.

            Así como su visión.

            ¡No podía gritar!

            No se podía mover... Colgaba en peso muerto.

            ¡Le atraparon!

           

-Hoy jugaremos a algo nuevo.

 

            Era un tonto, un estúpido y descuidado. Un imbécil por no ver las señales, por no estar atento. Fue descuidado y confiado.

            Tenía que saber que no era el Kytti. Que estos clientes no se veían como los habituales, estos eran hombres curtidos en armas y violencia, en asesinatos. Que las copas que viajaban entre camareros fueron sustituidas por licor fuerte, y no eran frufrus afrutados.

            Los habían descubierto.

            Ese tipo arrojo al piso la jeringa con la que le habían inyectado.

           

-El número uno, pase por favor - El sujeto se le figuro a un asesino del gremio. Fuerte y exudando un olor de animal salvaje. Seguramente un metahumano alfa que estaba ahí por órdenes de alguien que sabía quién era. Bien, al parecer sólo unos cuantos le identificaban como Robin - ¿Qué querrá hacer?

 

            Las sogas mordieron sus muñecas, sangrándole. Soportando su peso, aumentando la presión sobre las articulaciones de los hombros. Odiaba su cuerpo humano, los limites que tenía a causa de su edad, por su sexo, por su herencia... Odiaba estar atrapado, odió confiar en esos tontos, en esos tontos que ahora le preocupaban.

            ¿Estarían bien?.

            Damian se obligó a saber que no era la primera vez que le rompían en contra de su voluntad. Pues, en anteriores celos, había ido en contra de su intención aparearse, simplemente el ardor era demasiado para controlarlo y terminaba follando con plebeyos despreciables dentro del gremio que en sus mejores momentos veían las oportunidades para asesinarle días sí y noches también. La diferencia era esa, esa precisamente: Aun cuando se revolcaba en el suelo, chorreando y pulsando por un pene duro y estocadas profundas y contaminantes, estaba en celo, en calor... No ciento por ciento en seco.

            Sin una lubricación previa.

            Sin la necesidad de gemir.

            Sin la embestidura del consuelo de la biología natural.

            Por vez primera, se sintió sucio por lo que pasaría.

           

            El asesino, jaló del negro cabello de Damian, obligándole a levantar el mentón para que viera el techo.            

            Su garganta, tirante y expuesta provoco salivaciones en todos, Damian trago duro.

            Se negaba a dejar salir su frustración. Ya era suficiente con lo que iban  a llevarse de él, no podía permitir más que eso.  Su abuelo le enseño a enfrentar situaciones como estas y su padre, le demostraba que era incorrumpible, que sin importar lo que pasase, Batman se quedaría demostrando que no era humano.

            Él no sería menos.     

           

-Sé bueno, niño. Tengamos diversión.

 

            Damian fue abierto, expuesto. Sus manos fueron sujetadas sobre un largo bastón, por debajo de sus brazos echados hacia atrás y sus piernas, amarradas a cada extremo con una soga que le quemaba los tobillos, bien sujetada al mismo bastón.

            Quedo suspendido y amordazado.

            La cadena que lo alzaba desde el techo, lo subió un poco más, para que quedara  a la altura correcta de la pelvis de ése asesino.

            Sabía lo que vendría.

            Un largo zumbido en sus oídos le hizo cerrar los ojos, un pequeño aviso ante las manos que le separaban los glúteos, exponiendo su entrada cerrada, apretada, en completa negación a lo que Damian no toleraba... ¡Oh! Porque fuera de la temporada de celo, para Damian el sexo era un intercambio de fluidos obligatorio.

            Sintió el ardor característico, el empuje necesario y la respiración pudriéndole la piel. Trato de ahogar el sollozo que se le vino desde la garganta, su cuerpo buscando un alivio que no llegaría por toda la noche.. O  quizá, cuando terminaran con él, , le degollarían y colgarían en el centro de Gotica para dejarle un mensaje a su padre.

            El embiste intento romperlo, quedarse en su cuerpo, sin conseguirlo. El sujeto volvió a agarrar un vaivén, afuera y adentro, consiguiendo meterse cada vez más en él con violencia, aprovechando la precaria lubricación que el rojo le brindaba. Las gotas mojaban sus botas y salpicaba su cadera, manchando la piel rosada de Damian que se estremecía a cada segundo de sentirlo profundo, de saborearlo en su estómago.

            La mano desconocida fue directo a su pene, halando y sobando. Deteniéndose en la cabeza seca, haciéndole doler por la violencia con la que marcaba un ritmo dispar con las estocadas que por momentos le obligaban a llorar.

            Damian se mordió los labios.

            Negándose a pedir ayuda... Estaba demasiado preocupado, por él y por sus compañeros.

            ¡¿Qué demonios pasaría luego de esto?!

            ¡¿Cómo los descubrieron?!

            Otro de los hombres, el número dos, se sumó a la diversión. Le lamió los pezones, halándolos, mordiéndolos, susurrando sandeces de las que su mareada cabeza era incapaz de procesar como las maldiciones y vejaciones que eran. Sobaba sus caderas, besaba su cuello, repartía traviesos mordisquitos sangrantes por aquí y por allá, muy cerca de su cuello, muy íntimo, como burlándose del acto de apareamiento que los omegas tenían, diciéndole que si le placía la gana, lo marcaría para que jamás pudiera librarse de él, para dejarlo como su sumiso de juramento.

            Damian no quiso imaginarse obedeciendo de por vida a causa de ser un omega a cualquiera de estos cerdos.

            Si un Alfa marcaba a un omega que no fuera su compañero de vida, la biología activaba de una manera extraña un sistema de obediencia absoluta. Prácticamente los dejaba indefensos en contra de los susodichos Alfas. Les obedecían en cualquier orden que usaran con una voz de comando. De allí que muchos Alfas tuvieran un harén fuera del matrimonio sin pena alguna.

            Los omegas marcados que no fueran parejas destinadas, eran simples esclavos.

            La mordaza le fue arrancada. Sus comisuras sangrantes, fueron abiertas aún más, exigiéndole a su boca un grosor que en desacostumbre, le hizo entrar en pánico. Sobre un banquito, otro hombre se ponía de pie, metiéndole su miembro hasta la garganta, rozándole con un piercing sus rosadas intimidades.    

            Se atraganto por el ritmo que le obligaban.

            Diez minutos de esa tortura finalizaron cuando el sujeto que se recreaba en su interior, comenzó a inflamarse, preparándose para anudarlo (Sus paredes se contrajeron en infructuosa protesta por ser obligadas de tal vil manera) y antes de que eyaculara, salió de golpe, haciéndole cimbrar suspendido, lastimándose aún más los brazos inutilizados y vulnerables.

            Damian jadeo, tragándose el semen que chorreo a presión dentro de su boquita.

            Apretó los ojos, maldiciendo a estos hombres.

            Repitiendo que ninguno moriría cuando esto terminase.

            Su padre jamás pasaría esa línea.

            Y él mismo era el soldado de su padre, uno que lo honraría como Tood hizo con su muerte, como Dick hacia cada noche a su lado y desde un principio (desde que no asesino a Zuko) y ni hablar del cerebrito de Drake.

            Así que seguiría cumpliendo su promesa, no asesinaría a nadie...

 

-¡aahaha! - Gritó, cansado.

           

            Era la quinta ronda en que le usaban. La sangre abundaba, el semen le bañaba y ni que decir de otras cosas.

            La gente era imaginativa cuando de sexo se trataba, demasiadas variantes, mucho que hacer para humillar a alguien, para hacerlo gozar aun en contra de la voluntad... Justo lo que el número nuevo estaba asiéndole.

            Damian volvió a gemir en manos de ese sin rostro. Gemía con sus toques maestros, incluso parecía disfrutar de sus atenciones. El beta le hablaba de placer y amor, de pecado y manzanas que tenía que probar  y que de hecho, él le daría a masticar... ¡Y como lo estaba consiguiendo!

            Damian sintió esa lengua lavarle, lamerle desde su sangrante y palpitante entrada, chupándole, rozando, penetrándole y respirándole, dándole calor, haciéndolo gemir sin fuerzas. Empuñaba sus manos, casi rasguñaba el acero de la fría tarima en donde estaba recostado, donde le veían abrir las piernas y gemir, suplicando en silencio por que le dejaran respirar en tranquilidad, en silencio para poder lamerse las heridas en humillación.

            ¡Puto Beta! Lo haría pedazos cuando saliera de esta.

            No le mostraría piedad

            Al diablo su juramento, al demonio su promesa... Siempre podía purgar sus culpas con un acto de buena voluntad... Con un cuadro vendido o una donación para hacer un nuevo y mejor mañana. O simplemente con quedarse en su habitación castigado, sin patrullaje y postre.

 

-¡Canta para mí! - La música inundo la sala que olía a lujuria. Los comensales desde hacía rato que estaban en lo suyo. - ¿La reconoces?  Luces en la oscuridad.... ¿Sabes de quién es? ¿En dónde aparece? ¿Para quién fue escrita? ¿Quién la cantaba?. Han existido muchas versiones, - Damian le sintió por completo sobre él, empujándole con su pecho la espalda, obligándole a sostener su peso. El Beta no se sorprendía por lo que su víctima era capaz de hacer por el contrario, a cada gramo de exhibición, el Beta lo usaba para endulzar el mejor recuerdo que tendría en la vida; Después de todo, pocos podrían jactarse de haber follado a un petirrojo-  Mi favorita es donde el ángel que canta se arranca la cara ¿Te parece familiar?

 

-Un puto payaso - Dijo Damian, escondiendo otro gemido. Separo las piernas, dejándole entrar más profundo, moviendo sus propias caderas, buscando mayor contacto. Buscando placer.

 

-Si, Joker nos lo dijo. Parece que tiene algo en contra de los pajarillos. -  Se burló - Tiene algo en contra tuya. Dijo nimiedades sobre una palanca y tú, algo sobre una revancha por la familia y cosas que de seguro entiendes mejor que yo - Damian le mando su mejor mirada asesina sin el mayor efecto que impulsar el baile primitivo que desde hacía rato había roto su cadera y seguía haciendo estragos en su joven cuerpo - Me tendrás siempre presente, pajarillo.

 

-Jamás... ¡Ahaha! - Damian volvió a morderse. - Tennn a enc-ccontaaree-¡Aaa!  -El beta siguió burlándose de la criatura, de sus mejillas rojas, de su alta temperatura que le mojaba y perlaba. Así que dándole tregua, dejo de bombear. Damian aprovecho para recuperar el aire, resignándose a ser volteado, a ser cargado, a ser obligado a abrazar ese cuerpo que le profanaba para no caerse, aferrándosele desde el cuello, jurando su amenaza dentro de la boca enemiga, prácticamente comiendo cada exhalación caliente que salía, viendo los blancos dientes que denotaban un filo impropio en un Beta - Y te mataré. No sabrás que te golpeara hasta que me veas sobre tu espalda. Y lamentaras tu mala decisión.

 

-Y cuando eso pasé - Un escalofrió recorrió el pequeño cuerpo. La voz sobo su diminuta oreja roja por el esfuerzo que su dueño hacía de seguir consiente.- Te darás cuenta que nunca he mentido, pajarillo. Estarás mejor conmigo que con Batman.

 

 

            Lejos de Kitty, aún más retirado de Estigia y perdidos por las callejuelas, Batman, Red Hood, Red Robin y Conner buscaban frenéticamente cualquier indicio que les llevara con Robin, desaparecido durante la misión.

            Todo había marchado según lo planeado. Jason y Conner, con máscaras meta morfas hechas a base de luz y fotografías, ingresaron, pasaron las redes de seguridad y los guardias. Ambos agentes consumieron lo que se esperaba, incluso pidieron la compañía de un joven omega que temblaba por cualquier cosa, uno que se ganó la simpatía inmediata de Conner, que no le dejo volver en toda la noche (Pagando una suma alta que ya luego tendría que justificar con Tim. Pareja  o no, Tim no estaba muy contento con que otro omega intentara llegar a algo con Conner) la subasta se llevó a cabo, betas, omegas y Alfas, de todo, desfilaban por el escenario: algunos drogados, otros siendo arrastrados y unos pocos, asumiendo su destino, retaban a quienes les compraran por unas horas a tratar de convencerlos de que el filo de un cuchillo sobre las venas era mejor que mamar algo debajo de las mesas públicas del pub.

            Encantadora vista para ambos Alfas, piernas albinas y lampiñas, algunas menos torneadas y muy pequeñas, abdómenes planos y curvas que quemaban allá por donde iba la mirada. Pero ni rastros de Damian.

            Jason comenzó a entrar en pánico al no saber de su hermanito, más temprano que tarde, apenas el ultimo pimpollo fue llevado a un cuarto privado, se comunicó con Bruce, diciéndole que Damian no estaba, que no había logrado tener comunicación de ningún tipo, ningún mensaje secreto, ninguna clave... Nada y aquello desato la imaginación de Batman.

            Los jóvenes justicieros conocían del carácter de su padre, el único que desconocía la obsesividad que Batman tenia durante un secuestro dentro de la familia era Conner, que rápidamente les seguía la pista.

           

-No tenemos nada, Batman - Dijo Red Robin, parándose sobre el techo, siendo el primero en abordar a Batman, en zanjarle el camino en esa búsqueda sin resultados - Ya va a amanecer. No podemos continuar la búsqueda de esta manera. Los murciélagos son nocturnos, así como ladrones, informantes y prostitutas. Todos los que nos podrían decir algo están escondidos, curándose la resaca o la paliza de la noche, recuperándose para volver con información  de todo tipo. No seas tonto, también tenemos que descansar.

 

-No lo entiendes - La cruda voz, la rasposa profunda tesitura que usaba para intimidar a Joker y a Dent, no hizo nada en contra de Tim - Ninguno lo hace. Es mi hijo.

 

-Es nuestro hermano - Aviso Jason - Y el pequeño demonio es el Robin de Nightwing, él tiene que enterarse que hemos perdido a su pequeña ave. Dickbird no va estar contento con esto, pero no lo puedes retrasar más tiempo, viejo. ¡Puta madre, que Dickbird va arrojar la casa!

 

            Bruce les miro debajo del antifaz, agradecía que no pudieran ver su angustiada expresión.

            Nunca debió permitirle ir a esa loca misión.

            Tim hubiera sido una mejor opción.

            ¡No!

            Ninguno de sus hijos tendría porque hacer algo como esto.

            Nunca debió haberlos arrastrados al mundo en el que  él vivía.

            En cuanto llegaron a sus alas, tuvo que poner un límite, encerrarlos dentro de la mansión, protegerlos con plumas y almohadas, dejarlos tener una vida normal y feliz.

            Tuvo que hacer tantas cosas... Tenía, era su deber y una vez más, fallaba.

 

-Miren - Conner llamó poderosamente la atención de los tres - Sé que no quieres que mi viejo se meta en esto, digo, es tu ciudad y eso, a mi apenas me permites estar unas semanas y con vigilancia - Batman no iba a disculparse por eso. Nunca le gustaron los metahumanos, y no exoneraría a un clon alienígena super fuerte por más aliado fuera o quisiera encamarse con su hijo - Pero, tengo un plan.

 

Notas finales:

Entonces... felices fiestas!!!!


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