Me levanté de mi silla y recorrí el pasillo hasta salir de la oficina. Tomé el ascensor y bajé hasta la entrada principal. Vi a Kisa junto a su pareja cerca de la entrada a la editorial, ambos parecían tan ilusionados por su embarazo que a mí solo me quedaba desearles lo mejor.
Me dirigí a la estación y tomé el último tren. Ese día había tenido mucho trabajo y solo quería regresar a casa a descansar. Cuando llegué solamente Sorata me esperaba. Lo acaricié y avance a la cocina para darle algo de comer.
Entré a la habitación y me recosté sobre la cama, justo a un lado de Ritsu.
Estos últimos 10 años se me habían pasado volando.
Como había sido su sueño, él estudió literatura y está en el departamento de edición de Marukawa, justo como él quería. Por mi parte soy editor de manga shoujo. Ambos habíamos empezado en la editorial de su padre pero debido a unas cuestiones que Ritsu tuvo que manejar –de las cuales yo me enteré hasta que lo obligué a decírmelo- decidimos cambiar de editorial desde hace un año y debo decir que en verdad nos va muy bien.
Por fin había terminado la semana más pesada que tuve de todo el mes y el hecho de llegar a casa después de trabajar todo el día me hizo sentir bastante bien.
Pasaron algunos minutos hasta que Ritsu se despertó –Takano-san, bienvenido-
-No quería despertarte-
-Esta bien, ya había despertado- me dijo en un bostezo mientras se sentaba sobre la cama -¿Quieres cenar algo?-
-No, estoy exhausto- respondí mientras me quitaba mi anillo de compromiso y lo colocaba sobre un buró.
Nos habíamos casado hace tres años.
-Llevaron el manuscrito hoy a la imprenta-
-¿No debieron hacer eso desde hace cuatro días?-
-No siempre debemos hacer lo que la imprenta dice… además tuve problemas con unos mangakas. Fue una semana terrible-
Ritsu bajó su cabeza un poco –Entonces deberías descansar-
Yo me di cuenta de eso y lo miré de reojo –Creo que mejor prefiero relajarme de otra manera-
-¿Ah?-
-Dejé pasar toda la semana… sin duda debiste sentirte solo-
-Ah, Takano-san, yo…-
-Hace un rato me preguntaste si quería cenar y creo que te tomaré la palabra- le dije colocándome sobre él
-¿Q-Quieres que te prepare algo?-
-Contigo quedaré satisfecho- le dije mientras comenzaba a besarlo
-Takano-san… espera…-
-¿Qué pasa?- pregunté mordiendo su labio mientras comenzaba a bajar su pantalón
-Te…Tengo que, decirte algo…-
-Puede esperar-
-Pero…ah-
-Relájate Ritsu…- le dije
De inmediato continué con mis cariños por su cuello, mordiéndolo gentilmente mientras mis manos comenzaban a adentrarse por debajo de su camisa, tocando su piel blanca.
Alcé su ropa para poder lamer un camino desde su abdomen hasta su pecho, distrayéndome con sus pezones ya erectos. No soporté mucho más la presión y comencé a bajar sus pantalones, arrasando con su ropa interior, causándole un escalofrío que lo recorrió por completo, lo cual solo fue un antecedente para los inevitables gemidos que escaparon de su garganta poco después.
-E-Espera, Taka-no-san…- gimió al sentir unos intensos roces cerca de su entrada
-Estás muy inquieto… relájate- le dije mientras lo veía de frente.
Llevé mi mano ante mi boca y comencé lamer mis dedos para después llevarlas a su parte baja, introduciéndolos lentamente en su entrada, causándole un incontenible sonrojo. Los moví un poco mientras mitigaba sus gemidos con mis labios, besándolo con mi lengua sin tocar aún su miembro.
Pasó poco tiempo para que notara cómo comenzaba a lubricar y a tensarse de más, por lo que no demoré en pensarlo mucho y entré tan solo un poco en su cuerpo, provocándole un intenso y profundo gemido que se prolongó hasta que estuve completamente dentro de él, chocando mi cadera contra su cuerpo.
-¡Ah! Ta…Takano-san…Ngh- se quejó mientras me abrazaba, aferrándose a mi espalda
La sensación que lo embargaba era demasiado intensa como para que su débil cuerpo pudiera evitar demostrar el gozo que sentía y ante cada movimiento de mi cadera sentía más la presión que provocaba en mi espalda, pero era una que yo gozaba mucho, una sensación que me excitaba.
El tacto, el aroma, la textura de la piel, cada músculo, toda su anatomía me causaba un intenso placer que no podía evitar demostrárselo para que no tuviera duda alguna de lo que sentía por él.
Hicimos el amor por varias horas hasta que nuestros cuerpos ya no pudieron más y era necesario un descanso.
-Takano-san- me llamó
-Creí que te había dejado sin energías- respondí mientras me volteaba para verlo, pero él se enderezó y se sentó
-Hay algo que tengo que decirte-
-¿A sí?- pregunté imitándolo -¿De qué se trata?-
-Es solo que…-
-¿Mmh?- musité acercándome a su oreja para lamerla
-Ngh…Es algo serio-
-¿Algo serio? Entonces déjame ponerme cómodo- contesté dejándome caer en su pecho
-Espera, yo tengo que… ¡Takano-san!- me llamó asustado -¡Tu espalda está sangrando!-
-¿Ah?- pregunté enderezándome y tocándola con mi mano, mirando ese líquido espeso en mis dedos –Creo que me rasguñaste-
-Ah, yo… lo-lo siento- dijo apenado mientras abría su cajón, buscando algo para limpiarme –Espera aquí-
Cubrió su cintura con una sábana –para mi mala suerte- y salió rumbo al baño. Yo solo lo miré. Esa reacción suya ante la idea de que me lastimó era realmente adorable. Busqué algo para limpiar mi mano, lo que me hizo fijarme en el cajón entre abierto del buró de Ritsu, llamando mi atención un delgado tubo azul que se alcanzaba a ver. Mi curiosidad fue mayor y lo tomé sin pensar… simplemente no podía creer lo que era.
-De verdad lo siento tanto- me dijo Ritsu cuando llegaba
-Ah… estoy bien, solo fueron unos rasguños- respondí ocultando el tubo entre las sábanas, dándole la espalda
-Salió mucha sangre… debe doler- me dijo mientras se sentaba atrás de mí y comenzaba a limpiarme
-Te preocupas demasiado… ni siquiera me había dado cuenta- le dije intentando calmarlo, pero la verdad era que ya comenzaba a arderme
-No trates de hacerme sentir mejor…-
Sonreí –Y… ¿Cómo te sientes?-
-Yo estoy bien- respondió sonrojado
-¿Qué era lo que ibas a decirme?-
Sentí cómo se detuvo de pronto, lo que aproveché para voltearme y tenerlo de frente -¿Entonces qué es?- pregunté –¿Algo relacionado con esto?- agregué mientras le mostraba la prueba de embarazo que tomé de su cajón
Él se sonrojó avergonzado
-No creo que me engañes con alguien- dije con sarcasmo mientras sujetaba su cadera y lo acercaba a mí –Aunque de lo contrario me gustaría saber desde cuándo-
-Cinco… cinco semanas- respondió evitando verme
-Eso explica el por qué no me había dado cuenta todavía- sonreí dándole un beso –Me siento muy feliz-
-¿De verdad?- preguntó en un sollozo
“Típico de él” pensé –Por supuesto que sí-
-Takano-san- me llamó mientras me abrazaba –No sé… tengo miedo-
-¿Miedo? ¿Por qué?-
-Porque… no quiero que vuelva a pasar… no podría soportarlo- sollozó derramando un par de lágrimas –No podría-
-Oye, eso no sucederá ¿De acuerdo?- dije sujetando su mejilla para verlo de frente –No sucederá-
-¿Estarás conmigo?-
-No pienso ir a ningún lado-
Él me sonrió y ante su expresión no pude hacer más que darle un beso en su frente “Qué lindo” pensé y lo abracé
-¿Takano-san?-
-¿Mmh?-
-Te amo-
Sonreí –También te amo Ritsu-
Sí, en verdad lo amaba, tanto como nunca pensé amar a alguien que sintiera lo mismo por mí de esa forma tan sincera e inocente.