-¿Una maldición? Eso debería pensar yo, que rayos haces aquí Cristopher.
-Bueno por lo que parece seré tu compañero de vuelo, ahora calla y no me vuelvas dirigir la palabra.
Pues justo eso hice, lo ignore por completo, me importa un comino este sujeto, total el viaje fue de lo más aburrido, pero por fin llegamos, el aeropuerto estaba atiborrado de gente, trate de buscar a alguien de mi padre o la empresa pero por desgracia no vi a nadie así que decidí salir afuera, fue cuando choque con un sujeto de más de 2 metros de altura, rapado, grande y con una cara de pocos amigos, allí pensé ¡Rayos!
-Qué te pasa cucaracha - Me dijo el sujeto mientras me sujetaba de mi suéter.
-¿Qué pasa aquí? – Escuche a alguien más y pensé gracias Dios, alivio que solo me duro unos segundos al ver a otro sujeto casi con las mismas características del que me tenía agarrado, excepto que este parecía tener más tatuajes que piel.
-Este pedazo de grasa, que no sabe andar – Bueno que podía hacer, el sujeto era un poste, ni siquiera me dieron ganas de replicarle.
-¿Es cierto eso? - Me pregunto el de los tatuajes.
-Yo, yo, bueno… yo.
-Habla bien basura – Me zarandeo el primer sujeto y yo lo único que me pregunto es porque rayos nadie me ayudaba y de alguna manera se me empezaron a aguar lo ojos, nadie me iba a ayudar, acaso en este suelo, nadie nunca me iba ayudar.
-Oye Dan relájate, parece que el gordito está a punto de llorar – Dijo el sujeto tatuado, el tal Dan lo vio con el ceño fruncido, fue entonces cuando veo al tatuado acercarse a nosotros mientras suaviza el agarre del calvo.
-Se un buen chico y acompáñanos ¿hum?.
Conocía esa forma de persuasión y sentí calosfríos de solo recordarla, no quería ir con estos sujetos a quien sabe dónde, quería gritar y que alguien me ayudara, pero mi mente se puso en blanco mientras íbamos caminando era como si mi mente hubiese abandonado mi cuerpo, me sentía como ser un espectador de mis propios pasos.
-¡Oye! – Escuche cuando vi que los tipos se sacudían la cara y reaccione cuando sentí el agarre en mi mano y vi a Cristopher mover sus labios porque la verdad no podía escuchar nada.
-¡Corre! ¡Corre, Tonto! – Y fue en ese instante cuando volví a mi cuerpo y salimos corriendo, saben que es lo más extraño, que cuando corríamos escuchaba a la gente gritarnos.
-¡Ladrones!, ladrones, atrápenlos – incluso algunos se nos lanzaron encima no sé cómo salimos de todo eso, al fin llegamos a un callejón y nos ocultamos detrás de un contenedor de basura, estaba temblando, sudando, mi garganta estaba seca y sentía el corazón en mis oídos.
-Mírame, ¡Mírame!, ¡Maldita sea!, Al, Mírame – Fue cuando sentí como Cristopher me golpeo la mejilla y fue cuando finalmente empecé a gritar y agolpear todo lo que estaba a mi alrededor, no sé qué aspecto abre tenido pero debió ser horrible porque cuando me tranquilice Cristopher tenía una expresión entre espanto, susto y aunque pareciera imposible preocupación.
-Estas…. ¿Bien?
-Eso, yo si… gracias – Es ese instante estaba más que avergonzado acababa de mostrar la parte más patética de mí, frente a quien menos quería o hubiese imaginado en el mundo.
-Dios- Escuche exclamar a Cristopher mientras soltaba un enorme suspiro y se desplomaba sobre sus piernas.
-¡Cristopher estas bien! Te lastimaron, te duele algo.
-JAjAjA, por un segundo pensé que había salvado al equivocado y me matarías.
-Lo… lo siento… es una forma de liberar tensión.
-Pues vaya forma, si hubieras utilizado eso son esos dos tipos seguro no hubiera que tenido Yo, que meterme.
-E…Eso gracias, yo pensé que nadie me ayudaría.
-Claro que nadie lo haría si no lo pides, tienes suerte de que yo sea un buen observador y te conozco, para los demás era como una especie de juego entre amigos lo tuyo con los tipos esos.
-¿En serio?
-Lo malo, es unos que después pasamos a ser ladrones, viste como todo el mundo prácticamente se nos lanzó encima, solo por vernos correr.
-Hay Dios olvide todas mis cosas en el aeropuerto.
-Pues ya somos dos y no creo que sea bueno regresar allí, así sin más, ¿Por qué no llamas a tu familia?
- También deje mi celular y no tengo un peso ¿Qué tal tú?
-Mmm, tenemos problemas, ya casi se hace de noche, además los sujetos del aeropuerto no se veían unos cualquiera, no creo nos convenga andar por aquí cerca.
Entendía lo que me decía la verdad es que ambos tipos tenían unas pintas de pandilleros, pero de esos que son peces gordos, en eso Cristopher tenia razón.
-¿Qué propones? – Le pregunte a ver que se le ocurría porque a mi después de todo el susto que pase parece que tenía la mente en blanco.
-Empezar a caminar y buscar alguien que nos patrocine la forma de llegar ya sea a tu casa o a la mía.
-Ok y como se supone que hacemos eso.
- Mmm, ya veremos mientras tanto andando. Alan.
-¿Alan?
-No se tu pero yo prefiero que nadie se entere que ando con el hijo de uno de los hombres más poderosos del país, sin guardaespaldas por las calles de new york.
-¿Cómo así?
-Caray Alan, no has oído la palabra secuestro nunca ¿o Sí?
-Espera, espera no estas exagerando.
-Claro olvide que eres el chico de la buena suerte, andando Al, antes de que me arrepienta y cada quien se vaya por su lado.