Traición, deseo, amor, todo pasaba por mi mente estar así con Al era algo que no podría explicar con palabras, cuando lo escuche pedirme que le besara no pude resistirme y cuando me dijo que me quería sentí morir, quería todo con él, por siempre, pero al estar besándolo me di cuenta que no tenía olor a alcohol en su aliento, eso me hizo parar en seco, pude ver la forma como me miraba , parecía perdido en su propio mundo y al mismo tiempo parecía tan anhelante de mis caricias, pero si ahora cedo siento que jamás volveré a tener la más mínima posibilidad de que Al vuelva a verme así.
- Espera, espera Al, mírame ¿Qué te dieron? , no estás bien – me observo fijamente como si quisiera comprender lo que estaba pasándole, fue cuando vi algunas lágrimas asomarse a sus ojos.
- Yo…yo no sé – Tras decir eso empezó a vomitar, gracias a Dios, porque no sabría hasta cuándo podría seguir resistiéndome a esa imagen tan vulnerable – me siento raro – fue lo último que dijo antes de caer de espaldas en la cama, por suerte solo se quedó dormido, pero eso no me dejaba más tranquilo, aquí estaba pasando algo demasiado extraño, como sea no podía dejarlo aquí, que tal alguien entraba y se aprovecha de él, bueno aunque Al no sea un canon de sex appeal, tiene lo suyo y nunca faltan malas personas en el mundo y que tal se topara con Marc, ah… no eso sí que no, pero como lo saco afuera hay un sinfín de gente.
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- Espera que? – respondía Zent con una vena en la ceja a punto de estallar mientras subía las escaleras de la casa empujando a quien se metiera en su camino, mientras era seguida por Rem y Sam - ¡Como que Alan desapareció!.
- No sabemos que paso, lo dejamos un ratito y cuando los amigos de Richard llegaron los llevamos con él, pero ya no estaba – Finalmente entraron a la habitación y pues si ya estaba vacía, con un olor no muy agradable y un charco de vomito en el centro.
- ¡Cómo pudo pasar esto! , y como que lo dejaron solo un “ratito”, se suponía que ustedes serían los perros guardianes de esa puerta ¡Carajo!.-
Rem y Sam solo atinaron a verse nerviosamente uno al otro.
- Bueno es que, es que – Tartamudeo Sam.
- Hay Dios no, Es increíble, se les ve la culpa en la cara y en cabello, por lo menos disimulen un poco, acaso solo piensan en follar.
- Oye, oye, te estás pasando, además, todo esto no es más que una mierda – Reprocho Rem abrazando a Sam contra su cuerpo que parecía muy afectado por toda la situación.
- Ok, Ok, respiremos… ¡claro! Como no lo pensé, podemos encontrar a Alan fácilmente – Exclamo Zent.
- En serio – hipo Sam.
- Por supuesto, la cámara – Rem y Sam vieron a Zent en forma de interrogación - La deje encendida, para probarla – Entonces se dirigió a un reloj que estaba sobre la mesa de noche que no era más que una cámara en cubierta, veamos…
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Sacar a Al no fue tan complicado viendo lo loco que todo estaba afuera, sin embargo que alguien me viera sacarlo de la fiesta, no creo que fuera algo que nos conviniera a ninguno de los dos, así que solo lo envolví en el edredón y me lo eche al hombro jamás estuve más agradecido con mi padre por obligarme a hacerme aficionado al gimnasio, si bien no era muy musculoso, la poca fibra que tenía ahora sí que me estaba sirviendo y mucho.
Después de media hora ya estábamos en el departamento, ahora vendría la parte más difícil esperar a que recobrara la conciencia lo más alejado posible, entonces escuche mi celular y al ver en la pantalla mi sorpresa no pudo ser mayor, ¿Hace cuánto que no veía ese nombre allí?
- Hola Zent.
- ¿Dónde está? ¿Qué le has hecho Cristopher? – en ese instante Al se revolvió en la cama, por lo cual preferí salir de la habitación para no molestarlo.
- ¿No sé de qué hablas?
- ¡De Alan, sé que tú te lo llevaste! - ¡Maldición! ¡¡Como es que lo sabe!!
- No se….
- ¡No trates de negarlo!; Escucha si tú te atreves a…
- A que ¿a violarlo? – Si quería jugar rudo yo también podía.
- No, eso… – La escuche dudar.
- Eso nada, ¡el gordo es mío!
- ¿Qué? – bien tuve que darme un golpe mental por la barrabasada que acababa de decir.
- Lo que quiero decir es que está conmigo, en mi departamento, lo encontré en un estado terrible y lo traje aquí, no le voy a hacer nada – rogaba a Dios porque dejara todo hasta allí.
- Ok- La escuche suspirar y luego se quedó muda.
- Bueno, adiós – estaba por colgar la verdad, esta conversación ya se puso bastante incomoda.
- ¡Cristopher, espera!, tú, ¿tu? ¿Sabes que Marc y Alan? – Hay claro que lo sé, no soy tan idiota, también sé por dónde iba su hilo mental.
- Lo sé. Y te equivocas en todo lo que estás pensando, todo lo hago por Marc, es decir, ¿Qué tal le pasara algo al gordo? – Tuve que mentir.
- Mmmm – Parecía estar meditando lo que le dije, por lo que aproveche cortar esa conversación.
Realmente estoy en un lio, mi padre siempre me enseño que lo más importante era la lealtad con la familia, de sangre o no, y bueno Marc es de mi sangre y no nos digamos más mentiras si no hubiera pasado lo que paso, él y yo nos seguiríamos llevando como hermanos, Marc es el único que nunca me vio como un estorbo o me trato como un desconocido.
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No sé exactamente donde estoy o lo que está pasando, solo sé que tengo un calor horrible por lo que trato de quitarme todo lo que tengo encima para seguir descansando.
-Tranquilo, tranquilo – escucho una voz familiar y siento una mano acariciando mi cabeza – Si vuelves a decirme en tus cinco sentidos lo que me dijiste hoy, seré capaz de ir en contra de mí mismo y arrancarle a la persona que más ama, así que no lo vuelvas a hacer.
Se escuchaba triste muy triste, pero su mano y sus palabras resonaban cálidamente en mi mente y en mi corazón, pero ¿Quién eres?.