Actualidad…
—¡No pueden dejar la sentencia así! —rugió Shino, mostrando su porte de abogado en frente de los jurados
Se había infiltrado con mucho cuidado a la sala donde los jurados estaban deliberando, estos al verlo habían sentido un poco de curiosidad, otros indignación.
—Mi cliente no merece esa sentencia.
—¿Sabe que por hacer esto está infringiendo las leyes no? Usted también puede ser acusado abogado —dijo una mujer.
—Mi cliente fue víctima de la señora Haruno, no entienden, ella fue la culpable de que mi cliente reaccionara así, él solo quería proteger su identidad.
—De no haber sido el señor Uzumaki hubiera sido la señora Haruno, no se sale de la disputa.
—¡Bien! —dijo enojado, no podría sacar de ese embrollo a Sasuke, no contaba con las pruebas que se habían presentado.
Salió por las puertas y comenzó a buscar una gran suma de billetes, se recostó en la pared del pasillo en espera, vio su reloj, contó hasta 5 y las puertas fueron abiertas, sonrió de lado y se preparó, había reconocido a un viejo amigo de su padre dentro del jurado.
—Anda chaval, sí que no arreglaste nada.
Afiló su mirada detrás de esos lentes que ocupaba y miró directo a los ojos del hombre viejo, sacó algunos de los billetes con cuidado para que nadie lo viera.
—Para eso estás tú.
—Eres igual a tu padre, con dinero se puede conseguir todo ¿no?
—Reduce esa maldita sentencia lo más que puedas, ¿entiendes?
—Como mandes.
El viejo agarró el dinero y regresó al interior de la sala, Shino se estiró y tronó varios huesos de la espalda, después de todo su trabajo no era honesto, claro que su papá le había enseñado bien, su papá ganaba casos de la misma manera que él había hecho con el viejo, solo era cuestión de dinero y de darlo a las personas importantes y adecuadas.
Esperaba que bajaran la sentencia de cadena perpetua a unos cuantos años.
Salió de ahí con cuidado sin ser visto por nadie y se sentó en la mesa donde estaban en el juicio.
Las horas pasaron y el resultado salió, sonrió, claro que había salido temprano, él había pagado por eso, ese viejo era reconocido y se hacía lo que él decía.
Veinticinco años de cárcel no estaba tan mal, vio como Sasuke hacia un alboroto y suspiró, ahí su trabajo se había acabado, solo pudo ver cómo el señor Uzumaki —para él—, se iba corriendo y como Sasuke se quedaba petrificado, comenzó a caminar a otra dirección y vio a Itachi parado con los puños cerrados, hecho una furia. Sus ojos llenos de dolor le dijeron todo, se acercó decidido.
—Mi trabajo ha concluido, hice lo mejor que pude señor Uchiha.
—Bien, gracias por todo.
—A sus servicios.
*
*
*
Claro que sabía quién llamaba, suspiró fuerte y no lo pudo contener, comenzó a llorar como un niño pequeño.
¿Por qué después de tanto tiempo? Porqué ahora que trataba de pensar que ya no los necesitaba, venían ellos y le votaban toda la farsa que había armado.
—Solo vuelve…
—¿C-cómo lo supieron? —dijo hipando.
—La noticia es mundial hijo…
Todo su cuerpo se estremeció, escuchar “hijo” de la voz de su madre era nuevo casi olvidaba el sonido de esa bonita palabra… sí, de su madre.
Los que hablaban no eran otros que sus padres.
—Bien.
Sus piernas temblaban y su voz estaba por quebrarse completamente, su primer impulso fue cortar, no tenía fuerza para mantener la conversación, se quedó quieto limpiando esas ridículas lágrimas que salían sin su permiso, cuando sintió que alguien lo abrazó, devolvió el abrazo y se dejó querer.
Itachi le había demostrado que estaba ahí para él y Naruto no podía demostrarle lo mismo, se sentía mal, tenía que arreglar su vida, tenía que alejarse de todos y volver a iniciar de 0.
Bien era el momento adecuado para hacerlo, aunque le doliera con todo el alma.
—Oye, perdóname…
—¿De qué hablas? —escuchó la voz ronca que le gustaba tanto.
Se separó un poco y acarició el largo cabello de Itachi, quedó encantado con la vista, esos ojos negros que le miraban atentos a cualquier situación que estuviera pasando.
—Me voy.
—Está bien, te dejo en tu casa…
—No, me voy del país, lejos… ¿Comprendes?
—¿Qué?
Esa simple palabra le había dejado sin aire, le había golpeado muy fuerte, vio esos ojitos azules tan tristes y no supo qué más decir.
—Creo que… —se vio indeciso, no sabía con qué cara pedir lo que iba a pedir—. Creo que si después del tiempo que me tome regresar seguimos teniendo estos sentimientos, no habrá nada que nos separe.
Se alejó de él, dejando a Itachi con la sensación de un terrible vacío y miedo.
Miedo de quedarse solo nuevamente.
—Yo… yo… ¡Esto no es una película Naruto! ¡¡Me pides lo imposible!!.
—No, no lo hago. Sé que eres fuerte.
—Pero…
—Gracias por todo.
Sus labios fueron tomados por los de Naruto en un suave beso y solo pudo sentir el leve calor que quedó entre ese frío inmenso que sentía.
Pudo ver como se alejaba mientras él no sabía qué hacer.
¿Encadenarlo a una cama? ¿No dejar que saliera nunca? ¿Cortar sus alas para que así nunca más volara?
…¿Parecerse a Sasuke?
No, no podía, se mordió el labio fuertemente lastimándose.
—¿Cuánto tiempo Naruto? ¿Cuándo te dejarás amar?
¿Por qué dolía tanto?
Naruto no había dejado de llorar mientras se marchaba. Ahora entendía que una persona cambia solo por una de dos razones, aprendió demasiado o sufrió suficiente.
*
*
*
—Bien, estamos llevando un nuevo recluso, por favor estén preparados para el recibimiento.
—No entra en el periodo que se debe —se comunicó un policía por la radio.
—Sí, lo sé pero yo solo sigo órdenes.
—Bien, como sea, otro día en el estúpido paraíso.
Sasuke iba muy callado viendo por la ventana, esposado y de mal humor, claro que los policías que iban adelante no le hacían caso, ni siquiera le miraban o se burlaban de él, como todos los demás, no sabía si sentirse tranquilo o no.
Lo llevaban a una cárcel de verdad, no iba a ser la comisaría donde había estado estas semanas. ¡Ahora iba a estar en una cárcel!
—Joder.
A sus 27 años nunca se le habría ocurrido que estaría rumbo a la cárcel. Es más, si le hubieran dicho que el estaría en una cárcel se hubiera reído en su cara.
Cálculo el tiempo que se tardó en llegar a ese lugar, cuando lo bajaron le dieron la libertad de caminar. Quizá no lo tachaban de un criminal peligroso después de todo.
El lugar se miraba grande y terrible, iban a ser los peores años de su vida. ¿Cómo demonios iba a salir de esa?
Lo metieron a una sala pequeña donde tomaron todos sus datos y papeles de su expediente, le dieron su uniforme con los números grabados en él y un papelito con el número de su celda. Era el reo 6890.
Habían hecho un chequeo general a su cuerpo para ver si no ocultaba algo malo.
Cuando fue liberado dentro de esas paredes abarrotadas, escuchó el sin fin de silbidos de todos los hombres ahí presentes, de las barbaridades que llegó a escuchar se le revolvió el estómago.
¿Acaso pensaban que era marica? ¿Qué le gustaba la polla?
¡Pues no!
Cuando sintió una mano estamparse en su trasero fue el colmo se volteó hecho una total furia y agarró al tipo entre los barrotes y lo estampó contra ellos, todos comenzaron a corear al nuevo cuando los policías lo detuvieron.
—No empieces a hacer relajo*, llevas menos de 10 minutos metido aquí, no rompas récord carne fresca — dijo un tipo muy alto y musculoso.
—Bien. Suéltenme, puedo llegar solo.
—Como quieras.
Y así sin más lo dejaron, todos los reos estaban tras las rejas pero cuando los policías se vieron seguros las puertas se abrieron y eso no le gustó para nada a Sasuke, quien fue rodeado por varios hombres, si querían pelea se las iba a dar, él no era débil, para nada.
De un momento a otro unos aplausos resonaron por todo el lugar y todo quedó en silencio, para luego ser roto por una carcajada mientras los hombres se iban apartando para dar paso a una persona.
Cuando Sasuke lo tuvo a la vista, casi se ahoga con su propia saliva, el mismo hombre de la comisaría estaba ahí, el hombre de ojos amarillos y aspecto de serpiente.
—Te dije que te iba a estar esperando princesa. También te dije que recordaras mi nombre… soy Orochimaru.
Fue un duro golpe de realidad.