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MEMORIES por Sakurako

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Notas del capitulo:

Hola. 

¿Saben? reescribí este capitulo. Hace algunos días, mientras checaba la ortografía, no me gustó para nada lo deprimente que se estaba volviendo la historia. Asi que espero que esto les guste. 

Otra cosa que me comía el cerebro, era la huida de J, así que cuéntenme qué les pareció. 

Y sin más, difrútenlo. 

SEGUNDA PARTE

 

El calor sofocante elevándose desde el pavimento le obligaba a ir más lento que los otros. Yukihirio casi podía sentir las suelas de sus botas derretirse con cada paso. Sentía tanto calor que estaba seguro que se desmayaría en cualquier momento.

¿Por qué demonios había decidido vestir de negro ese día? Y para colmo, ¡llevaba esa chaqueta de cuero!!! Sin mencionar su cabello demasiado largo y suelto….

-¿Todo bien, Awaji-san?

Ah, cierto… a Ken le gustaba cuando se vestía así…

-¡Eh! Sí, sí…

¿Y quién rayos le aseguraba que Ken estaría allí? Hacía semanas que no sabía de él. Lo último que este le contó el día que fue a recoger a su hijo, fue que debían regresar lo más pronto posible a Osaka ya que él debía comenzar a trabajar en una construcción.

¿A quién quiero engañar? La verdad es que había deseado con todo su corazón que el moreno pasara la noche en su casa… ¡No piensen mal!... Sólo por permanecer bajo el mismo techo, eso es todo.

-Date prisa Awaji-san, o te dejaremos atrás…

¿Y Cómo demonios le habían convencido de ir a esa fiesta? ¿Y por qué debía haber ido él al aeropuerto a recoger a este par de vagos?

Hace tres días había recibido una llamada de Imai-san, al parecer estaban organizándole una fiesta sorpresa a su hermano menor,  Terachi Shinya.

Imai Hisashi y Terachi Shinya, en realidad eran hijos del mismo padre pero de madres diferentes. No eran muy parecidos físicamente y sin embargo, si les veías juntos podrías adivinar inmediatamente que se trataba de hermanos. Yukihiro no le conocía personalmente, pero eso le había contado Imai en alguna ocasión.

-Adelántense, voy justo detrás de ustedes.

El punto era que había intentado declinar la invitación, pero al final no pudo. Incluso esa misma mañana había tenido la intención de llamar a Imai y disculparse con él, pero al final no tuvo el valor.

Así que ahí estaba, casi corriendo, con las maletas de esos chicos a cuestas, para darle alcance a Jin y a Takuya, dos de los mejores amigos de Shinya que habían venido desde Tokio sólo por la fiesta, y por los que había pasado a recoger al aeropuerto, por petición de Imai.

Por fin llegaron al departamento de Imai, el que pronto compartiría con su hermano… ah y el novio de este (Al menos mientras conseguían algo para ellos); Yukihiro notó que había demasiada gente y por un segundo se sintió fuera de lugar, pensó en huir.

-Por fin llegaron…- fue el saludo con el que Imai les recibió. –Vamos Yukihiro, te presentaré a mi hermano, creo que a Andou-san ya lo conoces, ¿no?- Yukihiro asintió mientras caminaba detrás de él.

Imai comenzó a guiarlo dentro del departamento, a través el living, donde saludaron a un montón de personas que el rubio no conocía de ningún lado, y llegaron hasta la cocina; ahí, de espaldas a ellos estaba un chico alto y delgado, de cabello rubio y largo, aunque no tan largo como el de Yukihiro, apenas arriba de los hombros; vestido con un simple pantalón de mezclilla oscuro y una playera blanca ceñida, la que lo hacía ver más delgado de lo que en realidad era. Frente a él un hombre grande y robusto preparaba un par de bebidas. El tipo levantó el rostro al escuchar que alguien llamaba a Shinya, fue entonces que reconoció al profesor.

-¡¿Awaji?!!!!- casi gritó. -¡Increíble, de todos los lugares posibles, jamás creí encontrarte aquí! ¡¿Cuánto tiempo sin verte, hombre?!

-Andou-san, ¿Cómo has estado?

-Pues no me quejo.- dijo con una gran sonrisa. –Pero dime Die, ¿acaso no somos amigos?, Ah, déjame presentarte a Shin…- en ese momento el rubio se acercó y se colocó al lado de Die.

-Mucho gusto, Terachi Shinya.

-Awaji Yukihiro.

-¿Tú eres el novio de Onose-san?- preguntó con inocencia.

-No, bueno, J y yo… no…

-Claro que no, Shin.- intervino Die.

-Lo siento, es sólo que como él siempre hablaba mucho de ti, yo creí que ustedes…

-Sí, lo comprendo.- se sonrojó un poco. -J nunca me contó que Imai-san y tú fueran hermanos.

-Eso es porque no lo sabía…- una voz conocida se levantó desde el fondo, a pesar de la fuerte música, Yukihiro la escuchó fuerte y clara. –Fue una verdadera sorpresa cuando me enteré…

-J….

-Este ingrato no nunca me lo contó…- dijo señalando a Imai. -Cuanto tiempo sin verte, Yukihiro. ¿Cómo has estado?

-Yo… bien, yo… ¿y tú, cómo has estado?

En ese momento Daisuke tomó del brazo a Shinya y ambos se alejaron un poco del resto.

-¿Ocurre algo, Die?

-Creo que hice una estupidez…- susurró para que nadie más pudiera escucharle.

-¿Qué?...

-Die, ¿no vas a saludarme?

-Hola, Jun, ¿qué tal?

-Tú siempre tan elocuente.- sonrió el abogado.

Yukihiro se quedó mirando a Jun, una extraña mezcla de emoción y nerviosismo se apoderó de él. Jun también parecía algo nervioso, lo notó por la forma en que se mordía el labio inferior. Nada propio de él.

-Creí que no volvería a verte…

-También yo, Yuki.- respondió. -¿Qué te parece si vamos a la terraza, allí podremos hablar más tranquilamente.

Le pidió, y con un ademán le indicó el camino. Yukihiro asintió y se adelantó.

-Oye, ¿no tienes calor con esa ropa?- Le preguntó cuando cruzaron el ventanal. Yukihiro se miró un momento en el reflejo del vidrio y asintió un poco apenado. –Bueno, la verdad es que te queda muy bien…- le dijo. Y eso sólo logró sonrojarlo.

-Estoy asándome…- rio un poco divertido.

En ese momento comenzó a quitarse la chaqueta de cuero, llevaba una playera desmangada y una camisa blanca, la que desabotonó hasta la mitad para refrescarse un poco.

-Ten…- J le tendió una cinta. –Deberías atar tu cabello…- y así lo hizo. Tomó la cintilla y ató su cabello en una coleta alta.

Jun estaba fascinado con los movimientos delicados con los que intentaba peinar su cabello. La forma en que se estiraba le hacía ver tan… sexy… Sonrió para sí mismo. La verdad es que J le había extrañado tanto. Las noches en Sapporo le habían parecido tan largas y crueles… Cada noche recordaba los besos y caricias que habían compartido, y tal vez para Yukihiro no habían sido más que placer vano e instintivo, pero para él, para Jun todo había tenido un significado mucho más profundo y valioso. Fue una de esas noches en que se dio cuenta de que había sido un cobarde al darse por vencido tan rápidamente. Así que allí estaba, dispuesto a luchar por lo que quería. Sabía que llevaba desventaja, pero, no importaba, lucharía y vencería, o moriría en el intento.

-¿Por qué no me llamaste? ¿Hace cuánto que estás aquí? ¿Te quedarás mucho tiempo?- las preguntas del rubio le sacaron de su ensoñación. Y además, le causaron cierta ternura, Yukihiro lo había dicho con un toque de reproche que le alagó.

-No me quedaré mucho tiempo, vine por trabajo. Hablé con Imai hace un par de días y me contó de la fiesta.

-Oh, ¿Así que no viniste a verme?

-No digas eso. Es sólo que yo creí que tú no querrías verme…

-Bromeas, ¿cierto? Yo… te extrañé mucho…

 

********************************************************************************

 

El calor asfixiante, el aire pegajoso y esa sensación de empezar a derretirse, provocaron que el cuerpo tirado en el piso se retorciera de un lado a otro en busca de la frialdad de la duela. El menudo pintor se secó el sudor de la frente y miró un segundo su palma húmeda. Luego miró el reloj en la pared y notó que apenas pasaban cinco minutos después de las tres de la tarde. Suspiró. Era sábado y normalmente a esta hora estaría enclaustrado en su taller pintando algo, pero desde que habían ido a visitar ese bar no había tenido ánimos de pintar nada. Al principio se sentía decido a encontrar esa playa y por fin dar con su madre biológica, luego, al no tener resultados comenzó a desmotivarse y así fue dándose por vencido poco a poco.

Además, Tetsuya cada vez tenía más trabajo, cada vez estaba más ocupado y eso era otra cosa que le molestaba.

Se levantó pesadamente del suelo, fue hasta su habitación, tomó sus llaves y las gafas de sol. Al salir a la calle el viento caliente le dio la bienvenida, tan caliente que por un segundo le escoció la piel, tanto que se sintió tentado a regresar al departamento; pero no lo hizo, en lugar de eso subió a su auto y avanzó calle abajo.

Luego de recorrer gran parte del centro, llegó hasta lo que parecía una antigua barbería. Un local bastante pintoresco, un lugar pequeño pero elegante. Con un toque de los años veinte que a Hyde tanto le llamó la atención.

-Buenos días, ¿en qué puedo servirle?- le recibió una mujer grande y pesada, con una sonrisilla pícara en los labios, y que llevaba el cabello de colores. Lo cual hacía un poco difícil intentar adivinar su edad.

-Necesito un corte de cabello…- dijo simplemente y la mujer le hizo un gesto para que se sentara en el sillón.

Hyde se acomodó y a través del espejo vio cómo la señora se movía de un lado a otro en busca de los utensilios. Ella parecía moverse en cámara lenta, y cada movimiento parecía costarle un esfuerzo sobrenatural.

-¿Qué tan corto lo prefiere?

-Bueno…

Hyde comenzó a explicarle el estilo que quería. Le explicaba con ademanes, moviendo las manos alrededor de su cabeza. La mujer lo observaba un poco divertida, asintiendo a cada palabra que el pintor pronunciaba. Entonces la mujer le puso la bata, tomó sus tijeras y comenzó a trabajar.

Hideto observaba a la mujer completamente embelesado, era un poco como ver a un artista trabajando. Su rostro contraído, completamente concentrada en sus pinceladas, claro sólo que en vez de llevar pinceles ella llevaba tijeras.  

Luego de un largo rato, Hyde se miraba al espejo, notando con asombro el cambio tan radical.

-¿Qué le parece?- preguntó un poco preocupada, Hyde parecía algo… aturdido con el cambio.

El pintor no dejaba de mirarse al espejo. Él no era una persona vanidosa… bueno no tanto. De acuerdo tal vez un poco. Pero es que en su estancia en Europa, Masahiro le había explicado la importancia de su imagen; y por poco más de tres años había llevado el cabello al estilo de Tsuyoshi Maki, sólo que con el cabello oscuro.

-Es… genial… me gusta…- Se volvió hacia ella con una enorme sonrisa. -Me gusta mucho. Gracias.

Se sentía ligero y fresco. Ahora llevaba el cabello mucho más corto y de color rubio. La verdad es que lucía al menos quince años más joven y eso le gustaba.

*******

-Hyde… ya estoy en casa…

Nada. Silencio.

-¿Hyde?

Tetsuya caminó por el pasillo, buscó en el living y nada. Entró a la recámara, vacía. Llegó hasta la cocina y se sentó en la mesa. Suspiró. Por un segundo pensó en llamarle, pero se arrepintió, Hyde necesitaba su espacio; en especial ahora que parecía estar “artísticamente atascado”.

Aprovechando de Hyde no estaba en casa, Tetsuya llamó al detective privado que había contratado, a espaldas de Hyde ya que él prefería hacerlo todo “a su modo”. Tetsuya le había dado toda la información que poseía, todo lo que había escuchado esa noche en el bar.

Tetsuya estaba tan concentrado en la llamada que no escuchó la puerta principal abrirse o cerrarse. Hyde, al ver los zapatos del diseñador y su chaqueta en el perchero, entró a hurtadillas para sorprenderle, aunque la sorpresa se la llevó él.

En el fondo de la pequeña terraza de la cocina se encontraba Tetsuya, y en el momento justo en que Hyde cruzaba el ventanal, escuchó las palabras:

-¡Ah!, y recuerda, Hyde no tiene que enterarse de esto, ¿de acuerdo?.... yo te llamaré en cuanto pueda… adiós. – en ese momento Tetsu se giró.

-¿De qué no debería enterarme?

-Es… no es nada, es… una tontería.

-Pues si es una tontería, dímelo.- exigió. -¿Con quién hablaba hace un momento?- Tetsu se tensó, pero pensó rápido. -¿Y qué es de lo que no me tengo que enterar?- siguió Hyde.

-Con… Minoru.- dijo simplemente e intentó huir. Cruzó la cocina y llegó hasta el living.

-Quiero tomarme unas vacaciones y él se hará cargo de todo…

-Y…

-Y  debía ser una sorpresa para ti, pero ahora….

Hyde se quedó de pie, frente a él, decidiendo si lo que le decía era verdad o mentira. Algo en sus ojos le decían que mentía, pero decidió creerle, por ahora. Se dio media vuelta he iba a retirarse cuando sintió los brazos del diseñador envolverle desde la espalda.

-No creas que no lo noté… luces hermoso con ese look…- le susurró al oído y luego le besó la mejilla. He iba en busca de sus labios cuando el ahora el rubio se apartó. -¿Ocurre algo?

-Nada. ¿Tienes hambre?

-No. Comimos algo en la oficina.

-¿Comimos?

-Sakai tenía antojo de comida italiana. Así que…

Hyde hizo un gesto de desagrado pero no dijo nada, a pesar de que tenía mucho qué decir.

-Iré a tomar una ducha… me siento pegajoso…- se encaminó hacía la recámara.

-¿Te acompaño?

-No, estoy bien.

Tetsuya suspiró con cansancio. Tal vez debería decirle la verdad.

 

Hyde abrió el ventanal de par en par, el viento era delicioso y la luna lucía hermosa.

Tetsuya entró a la habitación y notó al hombre que amaba recargado en la baranda. Lucía triste, distante, melancólico… el cabello rubio reflejaba los rayos de la luna, lo que le daba un tono platinado, eso y su piel clara, limpia hacían que pareciera un ángel a punto de iniciar el vuelo… Tetsu incluso podía ver sus alas extenderse debajo de la camisa blanca que solía usar como pijama… lo contempló un largo rato… vagó su mirada a través de su figura, su cabello claro, sus ojos oscuros y profundos, sus labios suaves, su torso delgado pero tonificado, sus piernas torneadas y largas…

-Deja de mírame así.- dijo el rubio sin volverse. Había sentido la mirada intensa a sus espaldas. Tetsuya era así, era otra cosa que tanto le gustaba de él y su mirada fuerte, sus palabras certeras. Él siempre sabía qué decir en el momento preciso. –Me pones nervioso…

Tetsuya se acercó lentamente, Hyde se giró, quedaron de frente. Tetsuya le acarició el cabello y luego la mejilla, le tomó del mentón y le sonrió antes de besarlo.

-Vamos…- dijo cuando se separaron. –…es hora de dormir.

 

-¿Sigues molesto conmigo?- le preguntó el diseñador ya recostados en la cama, inclinado sobre el cuerpo del pintor. Hyde lucía débil, frágil, tan incitante... Tetsuya le abrió la camisa botón tras botón, dejando que sus dedos rosaran ligeramente su piel, haciéndole estremecer de placer…

-Sí… sigo molesto contigo…- respondió.

Tetsuya le sonrió divertido, adoraba al Hyde molesto, contentarlo era una tarea que le fascinaba. El castaño retiró por completo la prenda, acarició el pecho suave y luego comenzó a besarlo. La piel del pintor estaba fría y el roce del diseñador parecía quemarla… La respiración de Hyde comenzó a alterarse, acarició el cabello de Tetsuya y lo jaló un poco cuando este mordió una de sus tetillas.

Ambos estaban excitados y comenzaban a perderse en las sensaciones cuando el teléfono comenzó a sonar.

-No contestes…- jadeó el pintor. Tetsuya fue un poco más abajo, hasta su vientre, donde besó y mordió y… el teléfono de nuevo. –No…- le pidió el rubio antes de que intentara alejarse. Tetsuya tomó la ropa interior ajena y la bajó hasta las rodillas. Frente a él, la pronunciada erección palpitó al sentir la respiración tan cerca. Hyde gimió fuerte cuando sintió la húmeda cavidad cubrirlo. Continuaba con su labor cuando de nuevo el sonido estridente le interrumpió, desconcentrándolo. –D-déjalo sonar…

Tetsuya obedeció. Regresó a su posición, sobre el cuerpo suplicante que le esperaba tendido en la cama, desnudo….

 

********************************************************************************

 

Ahí estaban hablando tan tranquilamente. J le contaba sobre sus aventuras en Sapporo y Yukihiro reía al imaginarlo en tantos aprietos.

Durante mucho tiempo J se sintió algo intimado por la forma en que Yukihiro se dirigía hacia él. Siempre tan frío y calculador, excepto esas noches, las noches que pasaban juntos enfrascados en una danza íntima, frenética y casi instintiva… Pero ahora, justo en este momento, aislados de los demás invitados, hablando tan animadamente, parecía que fueran los mejores amigos de siempre. De hecho, a los ojos de algunos, podrían parecer un par de enamorados, flirteando el uno con el otro…

…Y precisamente fue eso lo que pensó el hombre que al cruzar por el recibidor,  los notó a lo lejos…

-Es increíble…

-Sí, lo sé. Sapporo ha sido todo una experiencia, sabes.- repentinamente ambos se pusieron muy serios. –Cuéntame, qué tal va tu escuela…

Una risilla soplada antes de responder.

-Bien…

-¿Bien?- ladeó el rostro haciendo énfasis en la vaguedad de la respuesta.

-Dirigir una escuela, preparar las clases, lidiar con los padres aún más que con los alumnos, sin mencionar a algunos maestros es… es muy cansado…- una sonrisilla irónica. –Lo sé, a veces soy tan ingenuo, ¿no?…

-Y esa es la mejor parte de ti, ¿sabes?

-Hablo en serio.

-También yo.- Jun se quedó prendado de la mirada brillante de Yukihiro, parecía feliz y el hecho de que esa felicidad se la proporcionara su sola presencia lo hacía sentir orgulloso. -Y dime, ¿qué piensas hacer?

-Habrá un consejo educativo que se hará cargo de todo. He estado pensando en ceder los derechos completamente al poblado.

-¿Y convertirte en un simple accionista?

-Según Oba-san aún tendría el cincuenta y un porciento de las acciones, así que…

Seguían hablando de todo y de nada sin percatarse de la presencia que les observaba desde el otro lado del cristal.

 

-¡Ken! No sabía que vendrías…- fue el recibimiento por parte de Imai.

-¡Kitamura!- se escuchó desde el otro lado de la habitación. Era Daisuke quien hablaba, pero ambos, Shinya y Die, se acercaron a él. –Viniste…

-Sí… Muchas felicidades Shinya-kun…- le abrazó al tiempo que lo felicitaba.

-¿te ofrezco una cerveza?

-Me vendría bien algo más fuerte, por favor….

Los tres se giraron rumbo a la cocina, Shinya quedó resagado, fue detenido por Imai quién lo sujetó del brazo.

-¿Tú lo invitaste, Shin?

-Fue Die, ¿Te molesta?

-No, claro que no, es sólo que…

-Oye, Die no sabía que Onose-san o Awaji-san estarían aquí…

-Está bien.

*******

Yukihiro volvió el rostro al momento justo en que escuchó el “Ken” dentro de la sala, un ligero nerviosismo se apoderó de él, algo más bien parecido a las ansias. J también sintió ese escalofrío pero por la razón contraria; Ken era el último hombre en el planeta al que esperaba encontrarse ahí esa noche; y aún le había visto.

-Voy por un trago ¿te apetece algo?- preguntó J con el único fin de tantear el terreno.

-Una coca cola está bien para mí.

Yukihiro quería entrar al departamento y ver de nuevo a Ken, saludarlo y  tal vez hablar un poco con él, preguntarle a cerca de Yuudai… Pero se contuvo, la presencia de J le contuvo.

Jun entró a la cocina y mientras preparaba su bebida y buscaba la lata de coca cola para Yukihiro, vagó la mirada por todo el lugar; Ken no estaba en ningún lado. Por un segundo respiró tranquilo, tal vez Ken los había visto, a él y a Yuki, y se había marchado y….

-Cuánto tiempo sin verte Onose-san…

-Kitamura, cuánto tiempo…- respondió con desdén.

-Creí que te habías mudado a Sapporo… o eso me contó Yuki.- había un toque de burla en sus palabras y Jun las captó perfectamente. Mientras él estaba en Sapporo, jugando al mártir, Ken estaba atacando directamente y sin duda había hecho avances.

-Si bueno, todos necesitamos unas vacaciones…

-Por supuesto.- Ken sonrió de lado y se movió lentamente, presuntuosamente. –Si no te molesta ahora iré a saludar a Yuki-chan…

Antes de darse la media vuelta le arrebató la bebida de las manos y se encaminó hasta la terraza. Jun elevó la mano decido a detenerlo, girarlo y reventarle la sonrisa socarrona de un solo golpe… pero no lo hizo, para él, la presencia de Yukihiro también era un freno a sus impulsos.

Avanzó tras Ken, aún tenía una ventaja, si antes no se arriesgaba más allá de lo necesario era porque la única relación que creía poder mantener con Yukihiro era la de Abogado-Cliente, pero ahora todo era diferente, ya no existía esa relación así que, ¿qué podía perder?

-Luces genial en ese atuendo, Yukihiro…- fue el saludo de Ken.

-Hola, Ken, ¿cómo estás?

-No tan bien como tú…- le dijo al momento que le tendía la lata de coca cola y se sentaba a su lado.

En ese momento Jun se colocó bajo el umbral. Se quedó mirándolos, escuchándolos, casi deseando de Yukihiro lo notara.

-¿Y qué haces aquí? Creí que comenzarías a trabajar en Osaka este mes.

-Recibí una llamada de Die. Me contó que habría una fiesta por el cumpleaños de Shinya, y aquí me tienes.

-Debiste traer a Yuudai-chan, me habría gustado saludarlo…

Mientras seguían hablando, Jun seguía de pie, a pesar de todo sin el valor para acercarse. Hasta que notó la repentina incomodidad del rubio.

-Su madre lo llevó de vacaciones con sus padres.- dijo sin notar la incomodidad del otro. -Midori me contó que Yuu-chan le pregunta todos los días cuándo vendremos a verte… está volviéndola loca…- a pesar de todo; del tiempo y del perdón, escucharlo hablar así de su esposa, o exesposa, le incomodaba, de cualquier manera se trataba de la mujer que se interpuso entre ellos. Y J debió notarlo porque en ese momento se acercó.

-J, ¿recuerdas a Ken?- y sus ruegos fueron escuchados.

-Por supuesto…

 

********************************************************************************

 

Tetsuya despertó temprano a pesar de ser domingo. Estiró el brazo en busca del cuerpo cálido del pequeño pintor, pero el lado derecho de la cama estaba vacío y frío. Supuso que Hyde estaba en la ducha o en la cocina preparando el desayuno. Volvió a cerrar los ojos y esperó un rato a que regresara y le ordenara que se levantara, pero esperó inútilmente. Luego de casi una hora decidió ir a buscarlo. Entró a la cocina, allí no había nadie. Todo estaba exactamente como lo habían dejado la noche anterior. La terraza estaba vacía también. Tomó el teléfono pero antes de marcar cualquier número decidió que echaría un vistazo al taller del pintor. Hacía rato que Hyde no iba allí, pero quién sabe, tal vez había despertado de humor.

 

-¿Te gustan?

-Wow, Doiha... Son hermosos, y demasiado… sugerentes si puedo decirlo…- Tetsuya hizo un lindo gesto de asombro, y Hyde no pudo sino reír ligeramente.

-Bueno, es tu culpa, Tet-chan…- se levantó del taburete y se acercó para darle el primer beso del día.

Tetsuya seguía mirando las pinturas una a una. Se preguntaba a qué hora se había levantado Hyde porque no le sintió. Habían muchas pinturas, todas con una belleza extraña, un tanto extravagante y misteriosa, un poco como Hyde mismo. En algunas, las que más le llamaron la atención, a simple vista parecerían garabatos, pero si prestabas más atención de podías dar cuenta de que eran figuras, siluetas de dos hombres haciendo el amor….

-Doiha, ¿estos…- señaló la pintura- estos somos nosotros?- se sonrojó al pensar eso.

 Hyde volvió a reír, una risilla soplada, adorable. –Como dije, tú tienes la culpa, anoche sí que me inspiraste…

-Doiha….- se sonrojó aún más.

*******

Lástima que esa fue la última vez que la pasaron tan bien, fue la última vez que hicieron el amor tan tierna y apasionadamente; esa fue la última mañana que hablaron tan amenamente luego de replicar cada una de las pinturas…. Fue agradable hacer el amor también en el taller, desayunar a las tres de la tarde, tirados en el suelo de la sala escuchando algo de música.

Lástima porque luego de ese día ya no hubo tiempo del uno para el otro.

El negocio de Tetsuya iba de maravilla había comenzado la exportación de su producto a todo Europa, y aunque tenía el personal adecuado que se hacía cargo de todos los pedidos y embarques, y aunque Minoru se hacía cargo de todo el manejo de las tiendas de Tokio; todo esto para aligerarle el trabajo, él tenía cada vez menos tiempo para Hyde. Todo esto aunado a que cuando Masahiro vio los bocetos y pinturas del artista se puso en obra para poder conseguirle una nueva exposición al pintor. Algo más privado y clientes más selectos.

*******

Habían pasado varias semanas, Hyde y Tetsuya a penas y se habían visto un par de veces.

Y este distanciamiento lo notó Atsushi y supo aprovecharlo. Claro con algo de ayuda de la señorita Sakai que le avisaba cuando estarían trabajando hasta muy tarde, entonces él aparecía de improviso a donde quiera que el pintor se encontraba.

Dicho sea de paso, todo a espaldas de Camui, quien había estado muy ocupado con sus negocios también.

 

-¿Otra vez tú Sakurai?

-Oye, acabas de herir mi corazón.

Hyde sonrió de lado. Otra vez Tetsuya lo había dejado plantado, y otra vez era Atsushi su salvador. Así que no pudo sino sonreír un poco resignado y un tanto agradecido de no tener que volver a casa solo.

-Lo siento, no fue mi intensión.

-Perdonado.- sonrió de vuelta y abrió la puerta del copiloto. Hyde subió a su auto sin pensarlo. -¿Tienes hambre?

-Ahora que lo mencionas, un poco.- Atsushi sonrió sin despegar la vista del camino.

-¿Qué te apetece?

-Humm…. Lo que tú quieras está bien para mí…

-Entonces tengo el lugar perfecto.

Viajaron un rato más en auto y luego Hyde reconoció un par de calles, pero no se atrevió a preguntar, sentía verdadera curiosidad por saber a dónde lo llevaría este hombre.

Llegaron a uno de los bares más caros de la zona, un bar cuyo el dueño era el Sr. Sakurai, por supuesto.

-Tengo hambre, no sed…- dijo de manera juguetona y el otro no pudo si no creer que el chico le coqueteaba.

-Bueno, aquí pediremos que nos preparen algo, ven…- le dijo cuando bajó del auto y le habría abierto la portezuela al otro pero sabía que eso era algo que Hyde odiaba.

Al entrar, Sakurai saludó a un tipo de seguridad y entonces otro tipo se acercó rápidamente.

-El privado…- dijo simplemente. Y el hombre comenzó a guiarlos. Cuando llegaron a la mesa, Atsushi pidió un par de tragos y el chico asintió antes de retirarse. –Tomaremos un trago mientras decides qué comer…

Hyde asintió. Sabía del juego que se traía Sakurai. Sabía que este tipo lo que quería era emborracharlo para poder llevárselo a la cama, pero no sería tan fácil. Él estaba enamorado de Tetsuya y eso, bueno…

-¿Cuándo me contarás tus secretos, Hyde?- preguntó el moreno luego dela décima copa o botella…?

-Cuáles secretos, soy un libro abierto para ti Sakurai.- dijo divertido.

-Hummm… eres lindo cuando mientes.- arrastraba un poco las palabras. Cualquiera diría que la edad había menguado su aguante al alcohol, pero si le preguntaban, seguro Sakurai diría que entre la música tan estridente, el humo del cigarro y los ojos profundos de Hyde le habían mariado. -¿Hace cuánto nos conocemos ya? ¿Un año?

-Más o menos.- dijo y se llevó la copa a los labios.

-¿Y ese tiempo no me confiere algunos privilegios?- dijo con un susurro bajo que a pesar de la fuete música, Hyde logró escuchar. El hombre mayor se acercó ligeramente e intentó besarle, Hyde evitó el contacto desviando el rostro.

El pintor rio, no que se burlara de él, pero la verdad un hombre de su edad intentado seducirlo era… era divertido, de hecho.

-Sakurai, te dije que tengo pareja.- Sakurai rodó los ojos. –Me he ofrecido a presentártelo, porque realmente te considero mi amigo, pero tú te has negado…

-Ya, ¿sabes, Hyde? Hoy estoy muy borracho…

Otra risilla por parte de Hyde.

-Lo sé…

-Vamos, te llevaré a casa.

-Está bien, llamaré a Tetsuya, para que venga a recogerme. La verdad no creo que estés en condiciones de conducir.

Hyde se levantó del sillón y salió a la calle para poder hablar por teléfono. El frío arreciaba y no iba bien cubierto, apenas un suéter blanco, gigantesco con una capucha eso era todo. Se encogió en sí mismo mientras intentaba marcarle al diseñador.

El teléfono repiqueaba una y otra vez pero nadie respondió. Suspiró al tiempo que se frotó las manos. En serio tenía frío. Intentó de nuevo, pero otra vez, nadie contestó. Suspiró. Estaba a punto de maldecir cundo sintió el abrigo que caía en su espalda. Se volvió curioso. Otra vez, su salvador, Atsushi Sakurai.

-Vamos, yo te llevo.

-Te dije que no estás en condiciones de…

-Su auto Sakurai-san…- les interrumpió un chico.

-Él es Shota, él nos llevará en mi auto. Vamos.- Hyde le saludó al chico y luego asintió a Atsushi.

Ambos subieron en la parte trasera del coche.

 

-¿Lo ves? Sano y salvo…

-Gracias por la velada.- dijo y abrió la puerta para bajar, pero las manos de otro hombre lo detuvieron.

-¿No me merezco un beso de despedida?

-Buenas noches, Sakurai…- dijo simplemente.

 

*******

Hyde entró al departamento, las luces apagadas, eso sólo significaba que Tetsuya aún no había regresado. Miró su reloj de pulsera; dos cuarenta y cinco de la mañana. Fue a la recamara y se puso ropa más cómoda y luego volvió a salir del departamento. Fue a su taller, últimamente la ausencia de Tetsuya también se había convertido en fuente de inspiración; sólo que ahora sus obras eran melancólicas, grises y, en algún modo, hasta agresivas…

Tomó el pincel y comenzó a hacer trazos en el lienzo, al poco rato estos comenzaron a tener forma.

 

Al subir a su auto, Tetsuya se dio cuenta que ahí estaba su celular. Al encenderlo notó las dos llamadas perdidas de Hyde. En seguida devolvió la llamada, pero ahora fue él quien no obtuvo respuesta. Hyde al cambiarse de ropa, olvidó su teléfono en el pantalón.

Y así, otra noche desperdiciada.

Tetsuya regresó al departamento vacío, Hyde continuaba en el taller trabajando. No fue sino hasta que notó los primeros rayos de sol que Hyde se dio cuenta del tiempo que había pasado allí. Casi corrió a su departamento, quería ver a Tetsu antes de que se fuera a trabajar. Ya no lo encontró, sólo encontró una nota en la cama que decía:

Siento haber perdido tus llamadas. Olvidaste aquí tu teléfono. Prometo intentar volver temprano, espérame despierto, ¿sí? Te extraño.”

-Idiota… dice que me extraña. Debió esperarme entonces…- rezongó Hyde.

Se tiró en la cama y empezó a dormitar, pero antes de rendirse al sueño marcó el número de Tetsuya. Este contestó  enseguida, lo que hizo sonreír a Hyde.

-¿Doiha?

-No, ese soy yo.- dijo completamente soñoliento.

-Siento mucho no haber pasado por ti anoche, tuve una reunión de último minuto y…

-Deja de darme explicaciones. Odio que me des explicaciones.

-¿Viste mi nota?

-Ajá…

-De nuevo te quedaste en el taller trabajando, ¿no es cierto?

-Si lo sabías deberías haberme ido a buscar… Sabes que pierdo la noción de tiempo mientras estoy ahí…- le recriminó.

-Lo siento, lo pensé cuando regresé, pero aún tenía trabajo qué hacer, y me quedé dormido… lo lamento…

-Me compensarás con una cena en mi restaurant favorito.- advirtió con la voz adormilada, el sueño lo estaba venciendo.

-Lo prometo…- aceptó feliz. –Por cierto, ¿cómo llegaste a casa? No tenías tu auto contigo, ¿cierto?…- Silencio. No se escuchaba nada del otro lado de la línea. Por un segundo Tetsu creyó que esta se había cortado. –Doiha…- nada.-Hyde…

Se preocupó, tal vez Hyde estaba realmente enojado con él, y no era para menos, la de anoche había sido ya la tercera vez que le dejaba plantado. Y aún podía escuchar su respiración.

-Doiha, sigues ahí…?- entonces lo escuchó; un ronquido. Sonrió. Hyde se había quedado dormido con el teléfono en la mano. –Buenas noches, Doiha-chan…

Tetsu encendió la radio y colocó el disco favorito del pintor y lo puso en el auricular. No podía estar en estos momentos a su lado, así que al menos le ayudaría a tener dulces sueños. 

 

 

Notas finales:

De verdad espero que les haya gustado. 

Continuará...


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