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MEMORIES por Sakurako

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Notas del capitulo:

Hola.

Aqui sigo.

Disfrútenlo. 

TERCERA PARTE

 

Mientras tanto, en algún lugar de Tokio…

 

-¿Qué crees que estás haciendo?

-Empacar mis cosas.

-Yukihiro.

Pero Yukihiro siguió en lo suyo, sin inmutarse, tan frío que hizo a Yoshiro estremecerse. Seguía empacando de espaldas a la puerta, donde estaba de pie su padre mirándolo con desesperación.

-Yukihiro…- repitió Yoshiro.

-No, padre. Lo siento, pero me voy. Ya todo está arreglado.

-No puedes dejar todo botado, tus amigos, tus estudios…

-Antes no te importaron mis amigos… nunca te he importado…- miró a su padre y luego sonrió triunfante. –No tienes porqué esforzarte, sé por qué me quieres aquí. Sin mí no hay herencia, ¿no es cierto?

-……- Yoshiro no contestó. Simplemente tensó la quijada y apretó los puños, pero no se marchó, siguió de pie viendo ir y venir a su hijo mientras terminaba de recoger sus cosas.

-No te preocupes, soy mayor de edad, y siempre he sabido arreglármelas yo solo. Además, hablé con un abogado y tienes la mitad de todo, pese a los deseos del abuelo, la mitad de la herencia es tuya…

No sé si se los había dicho, pero Yukihiro era la viva imagen de su madre, en aspecto y hasta personalidad, pero había heredado la testarudez y el orgullo de su padre. Esa insolencia…

 

Hacía más de un año, Yukihiro Awaji había sido arrastrado por su padre a una nueva vida, una que él no había elegido, una que no quería, pero que igual aceptó, porque se trataba de su padre, porque no le quedaba nada más y, principalmente, porque ya nada más le importaba.

Llegaron a Tokio, Yoshiro había conseguido un puesto como profesor en la misma Universidad de la que se había graduado. Al principio, Yukihiro siempre estaba ausente, no hablaba, apenas comía y pasaba mucho tiempo durmiendo. Ni siquiera el regreso a clases motivó al chico. Había ingresado a esa universidad y tomaba las clases que su padre había elegido. Se volvió solitario y huraño.

Pero un par de meses atrás, llegó una carta para Yukihiro. Se trataba de una notificación, al parecer su abuelo había fallecido y había dejado parte de la herencia a su nombre, una cantidad nada despreciable. Una cantidad capaz de dejarle vivir sin problemas los siguientes cincuenta años.

 

En ese momento el click de la maleta cerrándose trajo de nuevo al presente a Yoshiro.

-¿Al menos puedo saber a dónde vas?- le pidió cuando pasó por su lado.

Yukihiro se detuvo y sonrió de lado.

-¿De verdad te interesa?

Fue su respuesta y siguió su camino. Pero antes de cruzar la puerta principal y sin voltear dijo: -Vuelvo a Osaka…

Y la puerta se cerró.

 

********************************************************************************

 

Y como si todo hubiese sido un sueño, Hyde regresó a su vida normal.

Bueno, casi normal.

No se mudó al departamento con Ken, en su lugar, había conseguido mudarse a un pequeño departamento con otro amigo, un compañero de clases, un chico taciturno, callado y siempre melancólico; Kazuhito Iwaike.

Al pelilargo le gustaba mucho la forma en que Iwaike se expresaba a través de la pintura. Sus cuadros eran como él, serenos, relajantes y a la vez algo melancólicos. Hyde siempre le insistía en que debía expandir sus horizontes, probar con una exposición, lo que le ayudara a ser un profesional, pero Kazuhito tenía un sueño. Y era convertirse en un gran mangaka.

Hyde, en cambio, sus pinturas eran misteriosas y exóticas; la viva imagen de Hyde. Y eran cambiantes. Algo que impresionaba mucho a los profesores, y algunos consultores que tuvieron la oportunidad de apreciar los trabajos de Hyde, era que a través de sus pinturas podías notar incluso su estado de ánimo.

Era increíble la facilidad con que Hyde transmitía sentimientos a través de sus pinturas. Era la habilidad propia que separaba a un artista de un simple pintor.

En cuanto a la carpeta que su padre le había entregado, donde venía toda la información  de su madre biológica, la había guardado junto con los papeles de adopción; justo al fondo de la caja que siempre guardaba debajo de la cama.

Y así, el tiempo pasó…

 

*******

 

-¿A dónde vas?

-¡Haido!, me asustaste…

-Pues qué estarías pensando, Kaz-chan…- respondió burlesco.

-Nada tan perverso… como tú…- respondió juguetón.

-¿Vas a salir?- le preguntó el pelilargo al tiempo que se recostaba en la cama de su compañero y con una bolsa llena de gomitas. Hyde las comía y saboreaba cual niño de cinco años.

-Sí.- respondió simplemente. Pero Hyde lo miraba intensamente, esperando por una respuesta más detallada. –Me reuniré con un gran amigo mío. No nos hemos visto desde que salimos del instituto… ¿sabes? Él está esforzándose mucho para llegar a ser un reconocido diseñador de modas…

-¿Él te gusta?- preguntó de repente. Con una simpleza extraordinaria. Tanto que se podría decir que estaba burlándose de él. Y siendo Hyde, tal vez lo hacía.

-¡¿Qué?!- se sonrojó. La sonrisa de Hyde era de maldad pura. –No, claro que no… Tetsu es… Tetsu es, él es sólo mi amigo… además, él tiene novia, ¿sabes?

-¿Y eso qué?- se encogió de hombros. –Yo también tuve una novia… y Ken-chan tuvo como un millón de novias…

-Eres imposible, Haido…

-¿Vas a presentármelo?

-Hoy no…- le miró a través del espejo y preguntó. -¿Tú tienes algo planeado para hoy?

-Sí, por fin tendré una cita con Ken-chan…- lo dijo sonriente. –Ein tuvo que ir a visitar a su papá, y Sakura… creo que tenía una cita, o algo así…- Se incorporó y antes de salir de la habitación agregó. –Tenemos el departamento para nosotros solos… toooda la noche…- le guiñó un ojo de manera pícara.

-Es demasiada información para mí, Haido…- Kaz hizo un gesto de resignación y entonces tomó su chaqueta y checó que llevara su cartera antes de salir de la habitación. –Nos vemos más tarde…- se despidió.

-¡Nos vemos mañana!- le gritó entre risas.

 

*******

 

Sakura no había ido a una cita. Bueno, no a una cita amorosa como Hyde y los demás creían. Sino a una cita de trabajo. Un cazatalentos que los había escuchado algunas noches atrás, le había hecho una propuesta, al parecer, una de las bandas más importantes de Tokio, Lion Heads, estaba en busca de un baterista de apoyo.

Y si bien Sakura había aceptado la entrevista, pensaba en rechazar la propuesta. Principalmente porque no era lo que quería, además, era demasiado joven y demasiado inexperto aún. Un mero pretexto, la verdad era que no quería separarse de Hyde.

Así que había mentido, les había dicho a sus compañeros que tendría una cita con una hermosa chica de la ciudad y que pensaba pasar la noche con ella.

Como sea, Ken y Hyde decidieron aprovechar la oportunidad para estar juntos ese día… y noche.

 

El timbre sonó varias veces antes de que Ken se dignara a atender.

-Creí que ya te habías ido sin mí, Ken-chan…- le saludó con ironía.

-Claro que no.- le recibió con un beso en los labios. –Es sólo que me estaba preparando para ti…

-Pues no te esforzaste lo suficiente…- respondió juguetón.

-Mira quién lo dice…- le siguió el juego. –El que lleva una enorme bata blanca… a puesto que le robaste eso a tu madre…

-Bueno, es que dijiste que nos pasaríamos el día aquí, en tu departamento, así que decidí vestirme lo más cómodo posible…- Hyde empleó un tono sumamente sensual al momento que lucía el atuendo delante de su novio. Extendiendo los lados de la “bata”, mostrando lo mucho que se transparentaba al hacer eso y mostrando la amplia pantalonera blanca. Dejando que el cabello largo y rizado se le viniera al rostro, luciendo una mueca por demás inocente.

Ken no pudo contenerse por más tiempo y tomó al chico de la cintura y lo atrajo para atrapar sus labios en un beso desesperado.

Hyde se dejó hacer, sin oponerse a nada, pero cuando Ken intentó ir más lejos, lo detuvo de inmediato.

-Tengo hambre, Ken-chan…- se quejó. Ken sonrió divertido, más que molesto.

-¿Se te antoja comida china?

-…mmm… lo que tú quieras está bien, pero pide mucho de todo, ¿eh?

-Quisiera saber dónde metes todo lo que comes…

-Tampoco como tanto… además estoy en pleno desarrollo, es normal que coma mucho…- Hyde hizo un gesto de disgusto pero luego sonrió divertido. Ken fue al teléfono y ordenó la comida.

Hablaron, comieron, rieron, se besaron, volvieron a comer, rentaron un par de películas; de terror, eran las favoritas de Hyde, y a pesar de que se moría de miedo y se pasaba media película gritando y escondiéndose entre los brazos de Ken, se divertían mucho.

-¡Que no vayas a abrir, imbécil, van a matarte!- le gritaba Hyde a uno de los personajes principales.

-Sabes que no pueden escucharte, ¿cierto?

-¡Te lo dije imbécil, por qué no me escuchaste!- seguía Hyde con la vista pegada a la pantalla. -¿Decías Ken?

-Nada…- ese “nada” sonó a “todo” y Hyde lo notó perfectamente.

-¿Estás enojado?-Ken negó. –Si la película te da tanto miedo, deberíamos quitarla…

Ken lo miró incrédulo y sin poder evitarlo le siguió el juego y asintió. Apagó la pantalla y el living se sumió en una profunda oscuridad. Lentamente se acercó a Hyde y le besó dulcemente.

Sin darse cuenta ya estaban ambos tendidos en el sofá, Hyde soportando el peso de Ken, que le besaba con desesperación y le acariciaba por sobre la ropa. Ken se separó un poco y comenzó a quitarse la camisa, cuando intentó acercarse de nuevo, Hyde lo detuvo.

-¿Qué pasa?- le preguntó sorprendido.

-¿Y si llegan los demás?

-No te preocupes, dijeron que no vendrían hasta mañana…

-Mejor vamos a tu habitación… ¿sí?- le pidió extrañamente sonrojado. Ken sonrió complacido y asintió a la propuesta.

Ambos se incorporaron y entraron en la habitación del moreno.

En cuanto cruzaron la puerta, Ken tomó a Hyde y comenzó a desvestirlo con desesperación. Por un segundo el pelilargo se asustó e intentó detenerlo, pero se contuvo. Se abrazó al cuerpo de Ken y comenzaron a besarse mientras éste seguía desnudándolo. Al poco rato estaban ambos desnudos tendidos en la cama, besándose y acariciándose con cierta timidez.

-¿Estás bien, Haido?- preguntó, pues cuando comenzó a tantear la entrada de su pareja y al sentirlo, Hyde se estremeció.

-S-sí…. Lo siento…- se disculpó sin estar seguro por qué.

-¿Estás seguro de esto?- preguntó el moreno temiendo que su amante sentía miedo de todo esto. –Si tú quieres podemos intentarlo en…

-No.- le interrumpió. Abrazó más fuerte el cuerpo de Ken, acercándolo más, logrando que sus erecciones chocaran. –Hazlo,-alcanzó a decir en medio del gemido, provocado por el delicioso roce. –Quiero hacerlo… quiero sentirte, Ken-chan… estoy listo…

Al escucharlo, Ken, decidido, le dio la vuelta a Hyde y lo colocó de espaldas. Hyde se sonrojó violentamente cuando sintió que Ken le levantaba un poco la cadera, cerró fuertemente los ojos y esperó… un par de segundos después lo sintió. Sintió cómo el miembro de Ken se abría paso lentamente entre sus entrañas.

Hyde contuvo el aliento por un rato. Cuando lo sintió completamente dentro, abrió los ojos y, completamente rojo, con las lágrimas que habían logrado escapársele y con la respiración dificultosa, ladeó el rostro para mirar a Ken, pero en ese momento comenzó a moverse…

-¡ahh… K-ken..!

Al poco rato, los gemidos de ambos llenaron la habitación completa… tan concentrados estaban el uno en el otro, en las sensaciones, que no escucharon que alguien abría y cerraba la puerta principal. O tal vez eran los gemidos tan altos que era imposible escuchar nada más.

 

Sakura había regresado antes. La entrevista la había terminado el representante, pues al notar las escusas tan tontas que el chico le daba para negar la propuesta, se sintió frustrado y decidió dejarle solamente su tarjeta por si cambiaba de opinión. Sakura había pensado en vagar por allí pero, la verdad, tenía ganas de ver a Hyde así que tenía pensado llamarlo desde su departamento e invitarlo a algún lado, obviamente junto con Ken.

Pero cuál fue su sorpresa que cuando cruzó la puerta principal, antes de tomar la bocina del teléfono los escuchó.

Se estremeció, era la voz de Hyde envuelta en gemidos y jadeos…

Sakura no se movió de su logar… podía verlo perfectamente en su mente, el cuerpo de Hyde desnudo… perlado… su rostro contraído por la excitación… un nuevo gemido le llegó desde la habitación. Cerró los ojos y por un segundo dejó que su imaginación vagara y entonces se vio a sí mismo en esa habitación… eran él y Hyde… y podía sentir su cabello largo y rizado entre sus dedos y podía sentir su piel de seda en su labios… y podía escuchar su voz grave diciendo su nombre en sus oídos, entre esos gemidos y jadeos y…. ¡Ahh… K-ken…! Y abrió los ojos de golpe…

Sakura apretó la quijada y sus puños estuvieron a punto de sangrar. Repentinamente sintió una furia incontrolable, sintió celos y quiso gritar y correr y golpear, pero… no lo hizo. Negó resignado al tiempo que una risilla irónica se le escapaba.

Se largó de allí…

 

Ken cayó rendido sobre el cuerpo de Hyde, y logró sentirlo estremecerse…

-¿Tienes frío?- se elevó un poco para poder preguntarle.

-No…- respondió jadeante.

-¿Estás bien? ¿Te dolió?

-Estoy bien, Ken-chan… y fue genial…- respondió sonriente, acariciando la encrespada cabellera de su amante que seguía descansando en su pecho.

Hyde cerró los ojos un momento. Repentinamente, había sentido todo el cansancio en un segundo. Y comenzó a dormitar, pero los brazos de Ken se lo impidieron. Pues se había girado y lo había traído consigo para que descansara en su pecho. Hyde sonrió enternecido y complacido a la vez.

Los latiros del corazón de Ken y su respiración tranquila y acompasada, terminaron por arrullarlo. Y a los pocos minutos ambos se quedaron dormidos…

 

*******

 

-¡ES HORA DE LEVANTARSE, PEDASO DE…- la frase quedó a medias.

Hyde y Ken habían amanecido desnudos y abrazados. Envueltos en una fina sábana. Fue la fuerte voz de Ein y la manera tan abrupta en que irrumpió en la habitación lo que los había despertado.

-¡Con un demonio!- se desperezó el moreno. –Quieres callarte, Ein… Haido sigue dormido…

-L-lo, lo siento, yo…

-¿Qué ocurre?- Hyde se despertó. Se incorporó un poco y se talló los ojos para poder enfocar la vista. Su voz había sonado infantilmente amodorrada. Ken no pudo evitar sonreír.

-Nada, vuelve a dormir…- susurró Ken. Ein sonrió, Ken lo había dicho como si se tratara de un niño.

-¡Hey, par de flojos… será mejor que se levanten, ¿de acuerdo? Voy a preparar el desayuno…!

-¿Desayuno?- ahora sí Hyde se incorporó por completo. -¿Ya está listo?

-Aun no…- respondió un muy divertido Ken. -¿Qué te parece si tomas una ducha mientras yo ayudo a Ein con el desayuno?

Hyde negó. –Tengo sueño, tú ve primero, yo quiero dormir otro rato.- Se dejó caer pesadamente en la cama, se cubrió de nuevo y cerró los ojos. Ken se incorporó y se vistió. Pero antes de salir de la habitación le robó un suave beso.

 

*******

 

Hacía rato que Ken había salido del baño, ya vestido y desperezado. Entró en la cocina y le preguntó a su amigo en qué podía ayudarle, pero Ein no le respondió y lo miraba con una sonrisa boba, e insistente. Ken no volvió a preguntar, se dio la vuelta, tomó la tetera y comenzó a preparar té. Pero la mirada de su amigo era demasiado. Se rindió.

-Pregunta lo que quieras… pero no te pases, ¿eh?- advirtió.

-¿Qué tal estuvo? ¿El enano es tan agresivo en la cama como parece?

-Eres un imbécil…- rió. –Fue genial... es todo lo que diré.- agregó al notar que Ein iba a decir algo más. –Por cierto, ¿a qué hora llega Sakura?

-No lo sé, no debe de tardar…- y justo en ese momento, el aludido cruzó la puerta.

-Buenos días…- les saludo un muy seco y aparentemente molesto Sakura.

-Buenas noches…- se burlaron Ken y Ein. -¿Tan mal te fue anoche?

Sakura simplemente les lanzó una mirada fría y se dirigió a su habitación. Pero justo al abrir la puerta otra también se abrió.  

-Ya-chan, ¿Acabas de llegar?- Hyde vestía la misma “bata” de la noche anterior,  y aún llevaba el cabello mojado. Se veía lindo… -¿A dónde vas, Ya-chan? ¿no piensas desayunar con nosotros?

-Claro…- y como siempre, Sakura se encontró respondiendo antes de siquiera pensarlo. Nunca podía decirle que no a Hyde.

Se sentaron los cuatro a la mesa y comenzaron con el desayuno. Sakura de vez en cuando le lanzaba miradas a Hyde. No podía evitar recordar lo que había escuchado anoche… y su corazón se quebraba un poco cada vez. Se quedó en silencio un largo rato. De repente vino algo a su mente… una necesidad irreprimible de alejarse de todo… de él…

-Escuchen…- les interrumpió. –Hay algo que debo decirles…

-¿Qué es Ya-chan?

-Lion Heads…

-¿Qué?

-Me reuní con el manager de la banda de Lion Heads, me ofrecieron ser el baterista de apoyo y… acepté.

-Eso es genial, Sakura.- dijo ahora Ken. –Me siento triste porque ahora nuestra banda ya no tendrá tanta actividad, pero…

-Ken…- Sakura le interrumpió. –Lo que intento decir es que, voy a irme…

-¿De qué hablas, Ya-chan? ¿a dónde? ¿Cuándo?- los ojos brillosos de Hyde realmente lo conmovieron, pero debía hacerlo. Debía alejarse.

-Debo mudarme a Tokio. Hablé con mi madre y ella también cree que es una oportunidad única… así que…- No era verdad, y debía hablar con ella y con el manager antes de que terminara el día y la propuesta caducara.

-Pero…- pronunció Hyde con pesar.

-De todas maneras nuestra banda ya no tiene mucho caso…- continuó Sakura. -Ken, tú pronto comenzaras con las prácticas y no tendrás tiempo para nada. Ein, tú debes concentrarte en los negocios familiares ahora que tu padre enfermó. Y Haido-chan…- algo en su voz y la mirada cambió. –estoy seguro de que tú ganaras esa beca en Londres y podrás hacer tus sueños realidad…

-Pero aún falta mucho para eso… y ni siquiera sé si quiero irme…- susurró Hyde con gran pesar.

Sakura no se atrevió a decir nada. Nadie agregó nada más.  

Hyde, completamente abatido, y Ken, sin entender muy bien lo que había pasado, salieron. Hyde tenía clases y Ken trabajo. Así que Sakura se quedó solo con Ein. Sakura seguía sentado a la mesa, pensativo, con la taza de café intacta, fría, entre sus manos.

Ein se sentó frente a él y le preguntó con voz tranquila, voz confidente, de amigo, de hermano.

-Te vas por el enano, ¿no es cierto?

-¿Qué? No, claro que no.- respondió rehuyéndole la mirada.

-Te conozco desde que estábamos en el colegio, Yasunori Sakurazawa.-le miró tercamente.

-De acuerdo, sí, me voy por él.- se sinceró. –Ya no puedo más. Es una tortura verlo con él… yo… anoche los sorprendí y tú no sabes lo que es sentirse perdido… saber que jamás dejaré de ser simplemente su amigo… yo…

-Deberías decirle lo que sientes…

-Ja…- rió irónico, desganado. -¿A caso no notaste lo enamorado que está de Kitamura? No, Ein. Lo mejor es que me aleje de él… de todo…

-Estás cometiendo un gran error, Yazunori…- le miró comprensivo. –O tal vez no…

 

 

FIN DEL TERCER CAPÍTULO

 

Notas finales:

Ok, ¿les gustó? ¿Muy mal por Sakura? lo sé... :(

Continuará...


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