Hasta ahora ver cosas fuera d lo común era tan natural como respirar pero la impresión y el susto nadie se lo iba a quitar.
-¿Ryou?
Tras un par de parpadeos el albino regresó a la “normalidad” un tanto desubicado con una mirada de confusión al ver frente a la puerta a su amigo completamente pasmado sentado sobre el piso, estaba algo pálido además de traer el cabello hecho un desastre, lleno de ramas y hojas.
-Yugi ¿Qué haces aquí?
-Eso debería preguntar yo, Ryou ¿Qué haces en mi habitación? – negó enérgicamente y añadió – ¿Qué te ocurrió? ¿Qué fue eso?
-Me viste ¿No?
Hubo un silencio prolongado en el que ambos proyectaban que había mucho que contar de ambas partes, Yugi se incorporó y Ryou lo ayudo no sin sacudir los restos de maleza que resaltaban en el tricolor antes de dirigirse al comedor y poner una tetera con agua para té. Ninguno se atrevía a hablar antes que el otro por lo cual con la mirada se incitaban a soltar la sopa.
-Voy primero, no es algo tan nuevo a decir verdad ¿Recuerdas que les mencioné a ti y a Malik que escuchaba una voz en mi cabeza? Esto es un secreto, no pensé que algún día alguien lo sabría así que no puedes decir nada ¿De acuerdo?
Yugi asintió, a decir verdad, le intrigaba lo que fuera que Ryou le diría.
-Puedo ver el futuro.
Tan delicado, un murmullo a penas a una velocidad de quien espera no retractarse de lo dicho, agachó la cabeza cerrando los ojos suspirando, esperando por la reacción de su amigo que trataba de asimilar la confesión; no estaba seguro de haber escuchado bien y le apenaba reiterar su duda. Sin embargo, su lengua y curiosidad fueron más rápidas que su pensamiento racional.
-¿Puedes qué?
Antes de contestar Ryou tuvo que respirar hondo un par de veces para serenarse, al sentirse más relajado respondió, esta vez más audible y despacio.
-Puedo ver el futuro.
Yugi tuvo que haber puesto una cara sumamente desencajada ya que la de su amigo mostraba algo de preocupación ante su reacción, se sentía reflejado en algún sentido, pero no sabía exactamente hasta qué punto. Sacudió su angustia para tartar de comprender mejor a Ryou.
-No sé si te entiendo, Ryou ¿Puedes explicarme mejor?
-No siempre ha sido así, sólo un día sucedió y ya. Puedo ver fragmentos del futuro, son premoniciones y sólo pasa cuando hay luna llena… como hoy. Lo que no puedo es saber cuándo ocurrirán, podrían ocurrir al siguiente día o dentro de un par de años o inclusive un par de horas después, es muy aleatorio, a veces es con personas que conozco o con conocidos de personas cercanas a mí. Y la voz es la que me lo recuerda continuamente, es como tener otro yo alterno, sólo que este es sumamente molesto – Hizo una pausa temiendo haber asustado a Yugi, bajó el ritmo y la intensidad de su voz – ¿No crees que soy un raro o sí? No soportaría que tú también me vieras como a un bicho raro.
El ojiamatista, por su parte, ya no sentía su pulso. La mera impresión de que su amigo confiara en él como para revelar su secreto era algo de lo que se sentía ligeramente culpable ¿Ahora cómo se sentiría si no contaba su parte? Pero una promesa era una promesa ¿Cierto? Nadie podía obligarlo a romperla y él era hombre de palabra.
-Por supuesto que no, Ryou. Es algo inusual, sí, pero eso no quita el hecho de que es singular. Al menos a mí me parece increíble.
-¿En serio? No lo dices sólo por compromiso ¿Verdad?
-¡Claro que no! ¿Tengo razones para mentirte? Además, debió de haber sido difícil para ti guardar el secreto.
-Bueno, ahora es tu turno.
-¿De qué?
-También tenías algo que contarme ¿No? Regresaste antes cuando la condición era toda la noche ¿Qué pasó?
Cierto, su visita a la curiosa mansión de los Von Schroeder.
-Ah, bueno pues… Parece ser que los dueños son Alemanes.
-¿Los?
-Sí, bueno, el propietario tiene un hermano menor y …
-¡Lo viste entonces! ¿Cómo era? ¿Era tan viejo como dicen que se ve? ¿Usa prótesis en la rodilla? ¿Es malhumorado? ¿Te hizo algo?
-N-no, espera, Ryou. Con calma.
-Lo siento, me deje llevar por la emoción, pero es que eres el primero que tiene contacto con el forastero.
-A eso iba, no lo vi propiamente a él sino a su hermano menor, Leon.
-Oh ~ eso no me lo esperaba. Pero ¿Cómo fue? ¿Cómo entraste?
-Pues sólo recuerdo que estaba en un claro del bosque cuando escuché ladridos y me quedé dormido de la nada, cuando desperté el perro me estaba ladrando y estaba dentro de la mansión en una habitación que a deducir por la fachada era una sala principal. Fue muy raro, ahí estaba Leon tratando de alejar a Chronos…
-¿Chronos?
-Es el nombre del perro, Leon habrá de tener doce años tal vez… no sé. Eso es todo lo que sé. Son alemanes, Leon es el menor y el mayor no se encontraba cerca. Una sensación que me efervescía en la nuca me decía que no debía quedarme mucho tiempo dentro, claro que me ofreció hospedarme, pero no podía aceptar. Así fue como regresé y te encontré en mi habitación.
-No es mucho pero ya sabemos quienes son al menos, eso ya es mucha ganancia ¿No? Además tenemos evidencia fotográfica ¿Tomaste fotos, verdad?
-Claro que sí, algunas.
-¡Muestra!
Al instante Yugi reparó en algo importante, la mochila donde llevaba sus pertenencias las había dejado en el claro antes de indagar de donde provenían los ladridos.
-Demonios… la dejé en el bosque.
-¡¿Ah?! Tienes que estar bromeando.
-No, es cierto, no la tengo aquí.
Esculcaba una y otra vez entre las cobijas que llevaba consigo para no pasar frío.
-Demonios… Tengo que ir de regreso ¿Me acompañas? Si pierdo esa cámara no me lo voy a perdonar.
-Puedes comprar otra, el dinero será el único problema pero será de mejor calidad.
-No importa la calidad, ahí tengo las últimas fotos que tomé con Joey antes de venir aquí, esas son la únicas fotos que me importan de verdad.
Ya salían después de tomar sus chaquetas correspondientes caminando po el sendero que llevaba al lugar.
-¿Joey? ¿Tu amigo de la preparatoria?
-Él mismo.
-¿Rubio?
-Aja
-¿Alto?
-Algo
-¿El prometido de Seto?
-Ese mis…
Su marcha se detuvo abruptamente al escuchar a Ryou mencionar a su amigo que no había visto ni una vez y a su primer y fallido amor. Seguido del cuerpo del albino que chocó contra el suyo al parar en seco.
-¿Yugi? ¿Pasa algo? ¿Por qué te detienes así?
No respondió al instante, ya había tenido demasiado por aquella noche que parecía no acabar y al sentir que podía fluir con normalidad, su pasado y futuro se veían envueltos con guiños que le indicaban que ahí seguían acechándolo aunque el los mandara muy lejos en sus sueños y su mente. No había sido suficiente evadirlos, tarde o temprano lo alcanzarían y ahí estaban, frente a sus oídos, frente a sus narices. El pasado estaba de vuelta.
-Olvidamos apagar la tetera…
Continuara...