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La Tregua por sue

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Notas del capitulo:

 

 

Hi!!! ¿Cómo están mis queridos y adorados lectores? *_* estoy sumamente contenta con los hermosos comentarios dejados en el capi pasado, de verdad gracias a todos los que se animaron a escribirlos!! Sus opiniones son muy valiosas para mí y tengan por seguro que sea tarde o temprano, yo les contestaré sus rr ;) también pensaba que era la única que suspiraba por el RippenxPenn (me sentía como una loca xD) es maravilloso saber que no es así, eso me anima escribir *w* en fin, volviendo a la historia, Penn ya ha demostrado síntomas de amor y Phyllis lo ha advertido :O (adoro a esa mujer, su cinismo me encanta x3) ¿Qué sucederá? A leer para saber!! *.* 

 

 

Al día siguiente, todo pareció transcurrir tranquilamente. Lo alertado por Phyllis no le quitó el sueño pues pensaba que todo se trataba de un sermón más; como adolescente que era, los adultos le parecía que se estresaban por tonterías.

 

Salió del examen aún más tranquilo. No había estado tan difícil de responder, por lo que el pelirrojo caminaba despreocupado por el pasillo.

 

- ¡Hey Rip! – Penn señaló al hombre con ambos índices.

 

- Ah, Penn… - Medio sonrió y eso al chico de los ojos azules le gustó.

 

Lo de la tregua le permitía serenarse. Era bueno no sentirse atacado de vez en cuando y poder compartir con el hombre un poco de esa agradable sensación de “profesor y alumno en buenos términos”.

 

- ¿Qué haces vagueando en el pasillo? – Se ubicó a su lado.

 

- Los profesores no vagueamos en los pasillos – Contestó, muy seguro de sus palabras.

 

- ¿Ah no? ¿Entonces qué haces? Porque no te veo más que recostado sin hacer nada… Eso se llama vaguear.

 

- Estoy esperando que es distinto.

 

- Así que esperando… - Se rascó la barbilla - ¿Esperando qué? ¿Un evento importante?

 

- Eres una molestia ¿Lo sabías? – Mencionó junto a una sonrisa, hasta tuvo deseos de revolotearle los cabellos al chico… pero se contuvo – Espero a Larry – Dijo al fin.

 

- … - Penn guardó silencio un par de segundos, meditando su respuesta - ¿Al director Larry?

 

- Si, es el único Larry que conozco – Agregó luego de un suspiro de alivio: - Y no sabes lo agradecido que estoy por eso.

 

- Ya… - Dirigió su vista al frente, más por el rabillo del ojo observaba a Rippen - ¿Y qué? ¿Se irán juntos a alguna parte…? – Trató de sonar desinteresado, aunque la verdad fuera otra.

 

- ¿Tú no tienes que irte a casa Penn? – Interrumpió el mayor – Oí que tenían un examen y luego los soltarían temprano. Por eso Larry ideó una reunión de profesores para hablar de sus desempeños académicos… como sea, todos sabemos que se hablará de cualquier tontería menos de eso – Cerró los ojos un instante – Quedarte a molestar en el pasillo es de revoltosos. 

 

Saber que el hombre compartía tiempo con otra persona, le provocaba un leve dolor en el pecho.

 

No quería admitirlo, pero le agradó saber que la razón por la que Rippen esperaba a Larry era para asistir a una reunión y no para otra cosa… pero… ¿Qué cosa específicamente?

 

- Ya sé ¿Y si salimos por ahí? – Propuso Zero.

 

Rippen alzó las amplias cejas.

 

- ¿Me ves cara de fugarme con un mocoso?

 

- No creo que sea tan malo ¿O me dirás que prefieres quedarte en la reunión de maestros que se ha inventado el director Larry? – Con el pulgar señalaba a su costado – De seguro se trajo galletas que preparó el mismo para el refrigerio y conociéndolo…

 

Ambos mencionaron al unísono “Debió confundir la sal con la azúcar”. Penn lo intuía y Rippen ya había sufrido aquella experiencia de comer galletas fabricadas a base de dos tazas y media de sal… Toda el agua que bebiera luego, no le calmaría la endemoniada sed de comer un sólo bocado de aquellas feas galletas.  

 

El pelinegro debatió por unos instantes sus opciones...

 

- Está bien, salgamos de aquí.

 

Penn se subió de nueva cuenta al auto de su profesor, se sintió cómodo y hasta ansioso de estar en un sitio tan pequeño con el pelinegro.

 

- Y bien Penn Zero ¿A dónde vamos?

 

- ¿Eh? ¿Por qué me preguntas a mí?

 

- Tú fuiste el de la idea de fugarnos – Se sentía como un adolescente de nuevo.

 

- Pues… - Pensó un poco - ¿Qué te parece al cine?

 

- Odio los cines. Siempre dan malas películas.

 

- ¿Y una cafetería?

 

- Las odio. Siempre hay mucha gente parloteando estupideces.

 

- ¿Y a la piscina?

 

- No lo creo.

 

- ¿Y al arcade?

 

- Ponte a creer.

 

- Mmm… - Pensó una vez más - Podemos ir al parque.

 

- Odio los parques también – Admitió, sin ocultar su repudio por los lugares concurridos.

 

- Vamos Rip, ya se me acabaron las ideas – Se quejó abiertamente - Además, será divertido – Sonrió con amplitud - Podríamos sentarnos en un banco a ver las cometas.

 

- Detesto las cometas.

 

- ¿Ah si? Que mal… Mi padre y yo solíamos volarlas juntos… incluso, hacíamos nuestras propias cometas… je je… era… divertido… - Trató de mantener una leve sonrisa. 

 

- …

 

- Lamento que tu vida sea un eterno detestar… - Vociferó con algo de tono teatral.

 

Rippen se dio cuenta de hasta dónde quería llegar el chico. La nostalgia con qué había mencionado su deseo, era latente.

 

- Supongo… que ver las cometas no parece tan detestable – Habló el mayor con tono neutral.

 

- ¿Lo dices en serio Rip? – Sus ojos azules se encendieron de inmediato.

 

- Si – Mostró una mediana sonrisa – ¿Quién sabe? Tal vez alguna se enrede o quede atorada en un árbol – Rió dichoso – Eso sería muy divertido.

 

Penn imitó su sonrisa. Aunque fuese por el motivo equivocado, se alegraba de que el hombre aceptara el ver las cometas con él.

 

Hallaron un banco custodiado por la sombra de un frondoso árbol y allí se sentaron. La hermosa vista del cielo cubierto por cometas multicolores hizo que el corazón de Penn se sobresaltara de la emoción.

 

- ¡Wow! Mira, mira… - Señalaba como niño chiquito - Que alto están… ¿No sería grandioso ir a un mundo sólo de cometas?

 

Tantos recuerdos de su infancia, compartiendo con sus padres los fines de semana, le llegaron a la mente.

 

- No sé como algo así te puede gustar, en serio – Rippen no ocultaba su desprecio por la alegría de los niños riendo junto a sus padres. De pronto miró al pelirrojo ensimismado con lo que pasaba ante ellos. Suspiró – Bien, es parte de la tregua, supongo.

 

- ¿Ah?

 

- Conseguiré una cometa para ti – Mencionó mientras se levantaba de su asiento.

 

- Eh… No tienes que hacerlo…

 

- Tengo que. Conseguiré una para mí también, porque te tengo que demostrar que soy mejor que tú volándolas – Desafió junto a una galante sonrisa.

 

- Pensé que aquí no tendríamos competencias.

 

- Es una competencia amistosa. Únicamente por diversión – Sonrió amplio.

 

- Pues… viéndolo desde ese punto de vista… de acuerdo. Acepto tu reto.

 

Luego de recibir su respectiva cometa, Penn puso manos a la obra para elevarla. Corría a toda prisa, alentado por el recuerdo de épocas en las que se divertía junto a su progenitor. Pronto la cometa alzó vuelo y la hizo danzar en el aire con múltiples giros.

 

- ¡Wow! ¡Mira que alto va!... ¿Qué tal vas tú Rip?

 

Pero al observar al mayor, se lo encontró todo enredado con la cuerda y su cometa… arrastrándose en el césped.

 

- Ja ja… Eres malo en esto.

 

- Cállate. Grr – Gruñó – No puede ser tan difícil si hasta un niño lo hace… ¿Por qué no te elevas? – Le gritaba a su cometa como si fuera capaz de oírle.

 

- ¿Qué pasa Rip? ¿Nunca volaste una antes? – Se reía.

 

- ¡Por supuesto que…!  - Rippen calló por unos segundos, avergonzado – La verdad es que no… ¿Por qué debería? – Esto último lo masculló entre dientes.

 

- ¿Tú padre nunca te enseñó como hacerlo? – Dejó de burlarse.

 

Rippen desvió la mirada.

 

- … Mi padre y yo… no pasábamos mucho tiempo juntos de hecho… - No supo porqué lo dijo, sólo salió de su boca.

 

- …

 

El ojiazul atrajo su cometa, lo suficiente para que volviera a sus manos.

 

- ¿Qué pasó? ¿Tan rápido te aburriste?

 

- Pues no… primero tengo que enseñarte a volar tu cometa – Explicó el muchacho – No tendrá sentido la competencia si llevo tanta ventaja sobre ti. Eso no sería divertido – Agarró la cometa del mayor.

 

- Sería sobre lo único que me llevas tanta ventaja en éste mundo – Espetó Rippen, tratándose de dar importancia.

 

- Eso y sobre bailar – Penn sonrió pícaro – Dudo mucho que hayas mejorado desde nuestro último baile.

 

- Pues… - Rippen se sonrojó levemente.

 

- Tal vez, luego deberíamos tener una pequeña sesión ¿Te parece? – Mencionó junto a una candorosa sonrisa.

 

- Sesión… - Le miró de reojo - ¿De baile?

 

- Pues claro, ¿De qué más va a ser? ¿De yoga?

 

- “…O de sexo…” – No pudo evitar malentender la proposición desde el principio. Se sintió terrible de pensar en semejante cosa con un adolescente. Un dolor punzante en el estómago que sabía era la culpa, le atizó de inmediato.

 

- Anda. Toma el hilo y jala cuando te diga – Mandó el ojiazul mientras se alejaba, sacando al hombre de su dilema mental.

 

- Eh… claro…

 

Luego de varios intentos, la cometa de Rippen se elevó en lo alto. El hombre estaba emocionado ante su hazaña, pero hacía lo posible por contener su alegría…

 

- ¡Lo ves Penn Zero! ¡La mía está más alta que la tuya! – Más no pudo aguantarse su júbilo por mucho tiempo ante la dulce victoria - ¡Soy el vencedor!

 

- Lo veo Rip – Penn sonreía, las cometas de ambos volaban majestuosamente en el cielo – Cuidado y un rayo te atrapa.

 

- Pero si no hay ni una sola nube – Alzó las cejas.

 

- Es sólo un decir – Sin dejar de sonreír.

 

Volvieron a sentarse en el banquillo a reposar.

 

- Tengo que admitirlo, eso fue divertido – Confesó el pelinegro, un poco avergonzado.

 

- ¿Lo ves? Lo que pasa contigo es que eres bastante cascarrabias.

 

- Otro comentario como ese y te bajaré cinco puntos en la siguiente evaluación.

 

- Hey, no estamos en el salón de clases – Penn se quejó – Además tenemos un acuerdo de cero agresión ¿Lo recuerdas? 

 

- Lo sé… - Se excusó, evidenciando que todo se trataba de una broma - Es que a veces lo olvido.

 

Se produjo un breve silencio que Penn acabó cuando se estiró en su sitio y exclamó en un tono infantil mientras pataleaba:

 

- ¡Ah…! ¡Que calor!... Dan ganas de comer un gran y refrescante helado.

 

Rippen entrecerró el mirar, viendo al niño expresar abiertamente su deseo.

 

- Emmm… Hola ¿Se entiende la indirecta? – Hizo un puchero al darse cuenta de que el pelinegro ni pestañeaba - Oh vamos. No sabes lo que me cuesta conseguir una mesada decente teniendo a mis padres atrapados en otra dimensión… Acotando que tú, eres el adulto aquí y lo más correcto es que me invites.

 

- ¿Y crees qué voy a usar mi dinero para comprarte un mugroso helado?

 

- Ya compraste unas cometas si se te olvidó.

 

- ¿Lo ves? Suficiente gasto en tonterías.

 

El ojiazul hizo otro puchero e incluso hizo soniditos de súplicas, similares a los de un cachorrito.

 

Fue una buena jugada. Aunque no lo supiera, Rippen era susceptible a todo lo que le recordara a los canes.

 

- Está bien, iré por tu estúpido helado… pero no vuelvas a hacer eso nunca más en la vida… cielos, te pareces a Larry - Ocultando que le había afectado verle actuar así - Enseguida regreso.

 

- ¡De choco-menta por favor! – Exclamó Penn - ¡Ah! ¡Y procura traer servilletas extras, no quiero quedarme con los dedos pegajosos!

 

Cuando el mayor volvió con un helado, el pelirrojo se sintió extrañado.

 

- ¿Qué hay del tuyo? No me digas que a los villanos no les gusta lo dulce – Se burlaba mientras degustaba su helado.

 

- Por supuesto que me gustan… pero el helado no mucho. Es tan frío…

 

- Oh vamos, si es delicioso… - Le dio una lamida – Mmm… tienes que probarlo – Le ofreció.

 

- No gracias – Desvió el mirar. Ver al chico lamiendo el helado, lo ponía a pensar de nuevo en cosas inapropiadas…

 

- Anda – Pasó su dedo y recogió un poco de helado - ¿Y así?... ¿Qué? ¿Les temes a mis gérmenes?

 

Rippen le miró mover el dedo frente a su cara pálida… seguidamente le agarró con fuerza de la muñeca, haciendo que el pelirrojo se sintiera intimidado.

 

De pronto, los sonidos de los niños jugando a su alrededor ya no se escuchaban… era como si el mundo se hubiese reducido a ese pequeño banco que compartían.

 

- ¿De verdad quieres que lo haga? ¿A qué juegas? – Espetó con suavidad.

 

- Yo…

 

- Además, si le temiera a tus gérmenes, no te hubiera besado ¿No lo crees? – Luego de mencionarlo, sonrió ampliamente.

 

- … - No sabía que responderle. De sólo pensar en sus besos, Penn perdía todo el arrebato que lo caracterizaba.

 

Rippen se apresuró antes de que el muchacho retirara su mano y llevó la misma hasta su boca. Sin quitarle los ojos de encima al pelirrojo, el mayor se metió el pequeño dedo y lo chupó con esmero. Penn se sentía sofocado, nunca se esperó algo tan sensual de su parte al desafiarlo.

 

- Tienes razón… está muy sabroso – Sonrió con amplitud.

 

- ¡Pero ¿Qué dices…?! – Tras recuperar su mano, el pelirrojo se la llevó al pecho. El helado se empezaba a derretir, deslizándose entre sus dedos – “¿Por qué me siento así…?”

 

- Ja ja ja ja… Deberías ver tu cara – Se reía abiertamente.  

 

El ojiazul hizo un puchero.

 

- Eres cruel.

 

- Tú también eres cruel a veces ¿Lo sabías? Sólo que a diferencia de mí, tú lo haces inconscientemente…

 

- ¿?

 

Penn no supo a qué se refería. Trató de distraer su mente terminándose el helado, pero le era difícil. Había pensado que Rippen buscaría de nuevo de besarlo aquel día… aquel acto con su dedo lo había turbado mucho más… sin saber porqué, le había gustado. El cosquilleo por todo el cuerpo se lo confirmaba.

 

- Bien, ya he hecho suficiente caridad por hoy – Rippen se levantó de su asiento - ¿Qué pasa? ¿No vienes?

 

- No… olvidé que hay unas cosas que tengo que hacer en casa de Boone. No te preocupes, es cerca de aquí… - Se sentía incapaz de subirse al auto del ojirojo en aquellas condiciones.

 

- De acuerdo – Antes de irse anunció – Vuelve a casa temprano. Es peligroso que los muchachos anden fuera tan tarde… y yo soy el encargado de vencerte, no la delincuencia.

 

- Lo tendré muy presente – Rió un poco – Esto… Rippen.

 

- ¿Um?

 

Le hizo entrega de las cometas.

 

- Quédatelas ¿Qué haré con eso? – Espetó haciendo un ademán con su mano.

 

- Bueno… hagamos algo. Yo me quedo con una y tú con la otra… - Penn sonrió – Así recordaremos lo de la tregua.

 

- Esto es tonto.

 

- ¿Y qué si lo es? – Se encogió de hombros – Es divertido hacer una tontería o dos de vez en cuando.

 

- Sólo espero que no se me vuelva costumbre – Rippen tomó la suya y le devolvió la sonrisa.

 

En casa de su amigo, el pelirrojo trataba de mantener su mente en la habitación, pero le era imposible. Cavilaba en lo que acababa de pasar con su profesor en el parque, en el beso del salón y la vez en que lo tuvo tan cerca que se sintió desfallecer.

 

- Veo que estás muy pensativo últimamente mi amigo Penn ¿No será que ahora cambiarás de ser el casi héroe a ser el casi sabio del equipo? – Comentó – Y de ser así… ¿Cuál será mi trabajo? Sabes que no puedo con la presión de ser un héroe.

 

- Lo sé, Boone – Se levantó de la cama – Tranquilo, para nada estoy pensando en hacer algo como eso.

 

- Es bueno oírlo… Sashi está muy preocupada por ti… y yo también – Hizo un breve silencio - ¿Estás seguro de que todo está bien, Penn? Sabes que soy tu amigo y que puedes contar conmigo para lo que sea.

 

- Gracias Boone – Se conmovió – Pero estoy bien, de verdad.

 

- ¿En serio? – Boone entrecerró los ojos.

 

- En serio – Sonrió, tratando de convencerlo – Eres mi mejor amigo ¿Cómo podría mentirte?

 

Continuará…

Notas finales:

 

Penn, Penn… te veo caer xD No pude resistirme, pensar en Rippen y Penn compartiendo como “padre e hijo” me llena de brillos y colores la cabeza xB (inner: que raro ¬¬UU) ya que por fin he encontrado personas que comparten mi moe por Penn, les quiero invitar a que miren algunos fanarts que he hecho de Penn Zero n_n en el deviantart me encontraran como “madame-green”, en mi galería tengo una carpeta dedicada a ésta serie donde tengo todos esos dibujitos que les digo, también si se animan a escribir o a dibujar algo ¡Onegai invítenme! No me dejen por fuera je je xD Gracias a todos por leer y si se animan a comentar n_n besos y abrazos!! Bye Bye!!

 

 

 


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