Llegó a su casa con la ropa totalmente húmeda. Al verlo su padre no hizo mas que decirle un “cámbiate ya, no tengo tiempo para cuidarte si te enfermas”, a lo que el chico ni siquiera respondió.
Se dirigió a su cuarto en busca de algo de paz. Después de ponerse algo seco se acurrucó entre las sábanas de su cama que seguía deshecha. Había ordenado a la mucama que no entrara a su habitación sin su propia autorización. Colocó su móvil sobre la mesita. Para esos momentos lo único que quedaba del sol eran aquellos leves reflejos naranjas que se colaban por la ventana en contra de su voluntad los cuales iban desapareciendo conforme la lluvia incrementaba. Cerró los ojos para sumirse de lleno en sus pensamientos escuchando sólo las gotas caer cuando el sonido del celular lo hizo distraerse.
-Diga...-. Contestó de forma desganada sólo para que aquel molesto sonido se detuviera.
-Parece que no te da gusto hablar conmigo...-. La voz de su hermano lo saludó.
-Shinju!!!-. Se permitió sonreír al oír aquella dulce voz. -¿Cómo estas?, ¿Estás aquí?... Te extraño mucho!!-.
-Tranquilo chibi, yo también te extraño mucho, pero...-.
-¿Pero...?-.
-¿Puedes hacerme un favor?-. La voz del mayor se oía insegura.
-Si, claro, lo que quieras... ¿Te encuentras bien?-.
-Si, si... sólo, ¿Recuerdas los lirios que hay en el jardín?-.
-Si... ¿Qué pasa con ellos?-.
-¿Puedes salir a verlos por favor?-.
-Seguro, ¿En verdad te sientes bien?-.
-Jajaja, calma, todavía no me vuelvo loco...-.
-Lo sé no es eso, sólo que tu petición es algo extraña-. Se calzó los zapatos y salió de su habitación.
Pasó rápidamente por la sala, mirando que su padre se había marchado sin siquiera avisar. Llegó a la puerta de entrada y sin más la abrió. La alta figura de su hermano apareció ante sus ojos. Sin importarle nada lanzó el móvil para abrazar a su hermano, quién sólo sonrió cálidamente al ver la reacción del más pequeño.
-Sorpresa chibi...-. Le dijo lentamente todavía abrazando a su hermano.
-Shinju...-.
-Ven, vamos adentro, no quiero que te resfríes...-. Mencionó al darse cuenta de estaban fuera con semejante lluvia.
-Espera...-.
-Pero...-.
-Déjame abrazarte... sólo un poco más...-. Una pequeña lágrima brotó de sus ojos, pero ésta era diferente, una lágrima de felicidad absoluta.
Ya dentro de la casa, el mayor tomó asiento mientras Arata preparaba un poco de té. Shinju miró alrededor, nada había cambiado, incluso después de dos años todo seguía igual, un retrato de su madre colgado arriba de la chimenea, el estante lleno de libros de medicina que anteriormente habían sido suyos, los sillones de piel marrón y la mesita de centro, las largas ventanas que daban a la calle principal cubiertas con gruesas cortinas de fina tela , todo seguía intacto. Se dirigió a la cocina dispuesto a ayudar a su hermano menor.
-Arata... ¿Quieres que te ayude?-. Preguntó recargándose en el marco de la puerta.
-Shinju, no, por favor... quédate en la sala, no tardo-. Dijo dirigiéndole una hermosa sonrisa.
-Sabes... más que nada, extrañaba ver tu sonrisa...-.
-Hermano...-. Susurró con un ligero sonrojo en las mejillas.
-Te espero...-.
Después de pocos minutos fue a la sala con el té, el cual sirvió cuidadosamente, extendiéndole a su hermano una pequeña taza de porcelana.
-Y... ¿Cómo te fue? ¿Te gustó Alemania? -. Preguntó el menor ansiosamente.
-Es bastante lindo, aunque me gusta mas aquí...-.
-En verdad te extrañé...-. Dijo fijando sus orbes en aquella mirada azul.
-Tranquilo, no pasa nada, ya estoy aquí...-. Le dijo con una sonrisa bebiendo un poco de la taza.
-Eso quiere decir que...-.
-Si, así es, me quedo... Traerán mis cosas esta semana...-.
-Hermano!!... Gracias...-. Saltó encima del mayor dándole un abrazo. –Me alegra... desde que te fuiste yo... -.
-Si, papá me lo dijo, dejaste de sonreír... Pero ¿Por qué? Si esa sonrisa te sienta muy linda-.
-No... no quería sonreír si no era para ti...-.
-Gracias, pero quiero... que desde ahora, sonrías, no importa quién te mire... ¿De acuerdo?-.
-Claro, lo que quieras...-.
-¿Y papá sigue igual de “atento” que siempre?-.
-Si, su frialdad no lo abandona...-.
-Ya veo...-.
-Pero olvidemos eso, ¿Quieres?...-.
-Seguro...-. Se levantó separando a su hermano del abrazo.
-¿A dónde vas?-. Preguntó Arata imitando a su hermano.
-Si no te molesta, estoy un algo cansado, deseo dormir un poco, ¿Puedo usar tu cama?-.
-Claro, pero déjame arreglarla un poco...-.
-Veo que sigues tan desordenado como siempre...-. Dijo abrazándolo por atrás, sorprendiendo al de orbes vino.
-Shinju yo... lo siento-. Respondió apegándose más a aquella figura y sonrojándose en el acto.
-No te preocupes, si fueras ordenado no serías tu...-. Se separó y revolvió ligeramente el cabello castaño del otro.
Subió las escaleras y se metió en el cuarto de Arata, se quitó el abrigo y abrió un poco las cortinas viendo como la lluvia seguía cayendo incansablemente. Se acostó hundiéndose en el aroma de la cama, en aquella suave fragancia que envolvía a su hermano menor. “Arata, aun después de dos años este sentimiento no cambia, no importa cuanto lo intente, no puedo evitar la sensación de querer abrazarte eternamente cuando estoy contigo, tu dulce sonrisa, tu rostro, eres tan perfecto y ni siquiera lo notas, perdóname, esto comienza a parecer una obsesión, pero ¿Cómo no amar a un ser tan perfecto?... Arata... ¿Tu me amas?...”. Cerró los ojos tratando de suprimir toda emoción, tenía que dejar esa idea atrás...
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Etto, en primera perdón por lo cortito del capítulo, pero así es la historia, se desarrolla lentamente, de ahí, no me maten, no hay rastro de Haru aquí, pero aparecerá en el próximo, (Buaa ya se extraña u.u). Y bueno, aquí conocen al bello y hermoso de Shinju, como verán cambié las advertencias del fic poniendo incesto, aunque la verdad no se con quien termina cada quien (*O*muajajaja)... Si tienen alguna idea para este fic, o comentario, burla, regaño o lo que sea, escribanme un review, creanme, son muy valiosos para mí, me animan a escribir más... ^o^ y claro, a mejorar cada día... Se despide este intento de escritora... Matta-ne!!!
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