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RETTE MICH por Ina Laufeyson

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Cuando llegó a la florería donde trabajaba Loki, se puso a trabajar con todas las ganas. Atendía llamadas cuando Frigga estaba ocupada. A veces, hasta era Loki quien  se quedaba todo el día sin la dueña.

Frigga estaba feliz por Loki, lo había amado como a un hijo.

-     Eres tan amable, tan lindo y además muy responsable –le dijo un día –sé que te irá bien en la vida por el hermoso corazón que tienes.

-     Aunque me habría gustado estudiar –dijo Loki añorando sus sueños.

-     ¿Y qué te detiene? –le preguntó Frigga curioseando.

-     Problemas de mis padres –dijo Loki sin explicar mucho.

-     Pues, yo creo que tus padres deberían ayudarte –dijo Frigga –no sabes lo que yo arriesgué para que mi hijo estudiara.

-     ¿Tiene un hijo? –dio Loki puesto que nunca la había escuchado hablar de él y tampoco visto a ningún hijo por ahí.

-     Sí, está en Londres, está estudiando Relaciones Internacionales. Es bien estudioso. Este año se licencia y vuelve a casa. Es muy feliz por haber logrado sus sueños y yo más feliz por su felicidad.

-     Wow, no lo sabía –dijo Loki viendo la suerte que tenía ese hijo - ¿y cómo se llama?

-     Se llama Thor –dijo Frigga con algo de melancolía de no poder estar cerca de su hijo.

-     ¿Le ha visitado alguna vez?

-     Claro, Loki. Voy cuatro veces al año hasta Londres por mi pequeño. Bueno, ya tiene 24 años, pero como es mi hijo único, siempre será mi pequeño.

****

Un día como cualquiera, Frigga le dijo a Loki que ese día también se iría a casa y le dejaba a cargo la florería.

Loki como buen empleado, no puso objeciones ni nada por el estilo. La florería era su segundo hogar. Un lugar donde podía encontrar lindas flores, y olerlas. No había nada más bello que le gustara. Ya cuando anochecía y era hora de cerrar la tienda, pues Loki se quedó un poquito más para terminar de arreglar las flores que debían ser entregadas al día siguiente.

Todo bajo llave, Loki se encaminó a su casa. Pero un auto le detuvo el paso. Era una camioneta negra del que bajaron dos hombres con máscaras. Loki sabía que debía correr, aquello no parecía nada bueno. Pero fue demasiado tarde porque le metieron al auto. Loki empezó a gritar pero fue en vano.

–    Thanos –dijo uno de los enmascarados –este lugar está bien.

–    ¡Idiota! –dio el conductor –no digas mi nombre.

Todo el día parecía un día más para Loki pero ese día no lo fue. Ese tal Thanos era un peligro. Lo supo cuando empezó a tocarlo. Era un lugar silencioso, un lugar abandonado de la ciudad.

En contra de su voluntad, fue violado brutalmente tanto física como psicológicamente. Jamás olvidaría ese día, ese momento. Sería por siempre su mayor vergüenza. Su cuerpo jamás volvería a ser puro…

*****

Laufey estaba molesto, pues su pequeño Loki no llegaba de su trabajo. Andaba lanzando injurias por aquí y por allá. Farbauti tampoco sabía la demora de su hijo. Solo esperaba que no estuviera haciendo nada para molestar a su padre.

Y de pronto sonó el teléfono y fue Farbauti quien contestó:

–    Sí,…es nuestro hijo –dijo de pronto asustada-¿qué? ¿En el hospital? Sí… está bien.

Ambos padres se quedaron un momento en silencio.

-     ¿Qué paso? –dijo Laufey asustado.

-     Llamaron desde el hospital y no sé por qué –dijo Farbauti afligida.

-     Llamaré a Tony por si está ahí –dijo Laufey marcando rápidamente –Tony… ¿estás con Loki?

-     “no señor, ¿paso algo?” –dijo Tony al otro lado del teléfono.

-     Es que acabaron de llamarnos del hospital diciendo que se encuentra ahí.

Para Tony esa fue una horrible noticia y junto con sus padres fue hacia el hospital. En la sala de espera, estaban tanto Frigga y los padres de Tony como los de Loki.

Los padres de Loki fueron a ver a su hijo quien se encontraba completamente destrozado. Sus lágrimas no dejaban de salir. Sus padres intentaron consolarlo pero Loki no podía siquiera escucharlos.

–    Llamaré a Tony –dijo Laufey –es mejor que él esté a tu lado.

Pero Loki le detuvo.

–    No. No quiero verlo. –y mirando a sus padres con gran pesar –me violaron. No puedo permitir que me vea así. –y empezó a llorar desconsoladamente.

Solo esas palabras fueron como una bomba atómica en la cabeza de Laufey. Su hijo, a quién tan bien había cuidado fue violado.


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