Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Tutto non è niente por Teddy_Freddy

[Reviews - 427]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Gracias a quienes comentaron el prologo, espero que me sigan en esta historia hasta el infinito y mas allá. O hasta que termine?

Clases de Teddy_Freddy: Para quienes no saben que es un omegaverse estaré poniendo pequeñas lecciones en las notas del capitulo.

En este mundo la población se divide en tres clases. "Alfas, Betas y Omegas" Los Alfas son la pirámide de la clases, son altos imponentes y dominantes. ocupan cargos importantes en cualquier parte -aunque esto no es del todo exclusivo.- Ellos y ellas nacen con un instinto de "dominación", sus olfatos estan desarrollados para captar aromas de todo tipo (como a los omegas sin unir o en celo). Las feromonas Omega pueden volver locos y territoriales a los Alfas.

Los Beta son personas comunes, pueden ocupar cargos especificos donde tengan mucho contacto con los omegas ya que no son afectados por sus feromonas. Tienen olor, pero no tan "atractivo" para los Alfas y omegas.

Omegas: Los eternos sumisos subyugados por los Alfas.Ellos y ellas comparten características con los Alfas (en cuanto a captar olores). Cada cierto tiempo entran en estado de "celo", durante este tiempo pueden quedar en cinta si tienen relaciones con un Alfa. Muchas veces el celo los convierte en personas que no son y su instinto primitivo solo quiere ser llenado con el semen de un Alfa sano. Los supresores les ayudan a calmar las molestias de sus temporadas de celo.

La discriminación hacia los Betas y los Omegas es muy fea. Pero como yo escribo puro amor y paz los ataques estarán al mínimo. XD

Espero que les guste el capitulo.

I.

 

Recordabas la sensación de su mano cálida, apretando con fuerza tu brazo. Aferrándose a ti como si tu vida dependiera de ello, ella lloraba desconsolada preguntándose ¿Por qué? ¿Por qué, había tenido que ser su Stanley?

Aun estabas en shock, no podías creer que tu esposo te había llamado para decirte que tu padre había muerto. Así de repente, sin que nadie lo esperara. Querías creer que era una broma, recordabas haber preguntado si se trataba del mismo Stanley que te había traído al mundo, el que te cargo en sus brazos, el que junto con Lizzie te dio una familia... No, no podías creerlo, te negabas a hacerlo.

Era un lazo roto que no podías llenar con nada, la separación de un padre y un hijo.

Y meses después cuando estabas reacomodando tu vida poco a poco un choque te mando al hospital.

—¿Ha escuchado lo que le dije?

—Claro... tengo una enfermedad que me matara antes de los treinta. La misma que mato a mi padre... Vaya cosa me fue a heredar ¿verdad?

 

I.-Scusa il disturbo.

 

"Quiero tener un bebé"

Fue lo que dijiste una mañana del 13 de octubre de tus 22 años. El pelirrojo frente a ti bajo su tableta electrónica por medio minuto y te lanzo una mirada analítica. Estabas acostumbrado a esas miradas por parte de tu esposo, así que no retrocediste, antes te paraste recto mostrándote tal cual alto eras. Retándolo contra tu naturaleza -que se suponía deberías ser sumiso.- a que se atreviera a decirte que no.

—McQueen, cariño. ¿Quien carajos quiere ser padre a los 22? Espera... -levanto una mano antes de que dijeras nada, su mirada color miel regresando a su tableta electrónica.

—Pues muchas personas en realidad. Es la edad promedio en la que los Omegas comunes empiezan a formar su familia. -Aunque tu no eras un omega "común".

—Permiteme reformular la pregunta ¿Quien carajos quiere ser padre a cualquier edad? Los niños son sin duda la peor plaga que existe, son molestos, caros de mantener, lloran por todo, ensucian todo y sus pañales apestan. Mejor comprate un perro, es casi lo mismo.

—No compares a un perro con un bebé, sabia que los Betas tienen muy bajo deseo de tener una familia, pero tu manera de referirte a los bebés es casi ofensiva. Y digo casi porque ya se que eres un idiota amargado que quiere joderme la existencia.

—Quiero joderte de muchas maneras, pero tu no te dejas. Eso me excita. -bajo su tableta electrónica y dio unos golpecitos a la mesa frente a él. —Vamos, deberíamos tener sexo ahora mismo. ¡Vamos a hacer un bebé! Ah, claro... No podemos porque soy un beta y tu un omega. Que mal, inténtalo otro día.

Iba a volver a tomar su tableta pero lograste quitársela, tomaste asiento frente a él en la mesa en la que siempre te decía que -según sus palabras- te "iba a coger" hasta que no pudieras sentarte en una semana. Eso desde luego nunca pasaba, pero vamos que estabas seguro que esa mesa necesitaba terapia por los traumas que había vivido desde que la compraron.

—Harv, por favor. -pediste en tono meloso abrazando al pelirrojo por el cuello, casi te asqueaba sonar así pero pensaste que podías convencerlo si seguías tu instinto omega -y te comportabas sumiso y obediente-. Pero Harv, que te conocía tan bien desde hace años te lanzo una mirada de reprimenda. Aunque no dijo nada en tu cabeza resonaba un

"Steve, sabes que no me gusta que te comportes así. " con su voz.

—Si fuera un Alfa te embarazaría ahora mismo. -dijo con voz ronca, recargando su nariz en la parte que unía tu hombro y tu cuello. — Hueles como flores, manzana, madera y hierbas... Todo lo que me gustaba antes de salir de mi anticuado pueblo. -aunque Harv acostumbra hacer eso de vez en cuando aun no podías acostúmbrate del todo, te daba un poco de risa que hablara de a que hueles cuando es obvio que los betas no pueden percibir los olores de los omegas.

—Harv, tal vez no lo entiendas... pero quiero tener un bebé. No porque me lo pide mi "naturaleza omega", es solo que... de verdad, de verdad quiero tener una familia. -La mirada color miel de Harv se desvió por un segundo a tu abdomen, tus dedos se hundieron en su cabello rojizo antes de sentir las manos de tu representante tomar tus muñecas. La mesa dura en tu espalda te dejaba en una posición incomoda, tus muñecas siendo retenidas con fuerza -pero sin lastimarte.- Y antes de que pudieras decir nada más los labios de Harv te callaban, besándote de manera tan ruda y posesiva que te hacia creer que estabas tratando con un Alfa.

—¿Eso quiere decir que tengo que compartir a mi esposo? Por lo que sé la inseminación artificial en omegas aun no es posible, así que vas a ir a acostarte con algún Alfa para tener un bebé. -Soltó tus muñecas y te ayudo a levantarte de la mesa.

—Bueno, estaba pensando que si funciona... podría pedírselo a Mater, así si algo me pasa la custodia quedaría en manos de Mater y McMisille. -Lo ves tomar de nuevo su tableta antes de verte enarcar una ceja. —Sé que tu no cuidarías de un niño aun si fuese mio.

Te pareció escuchar que susurro un "Si fuera tu hijo lo haría", pero el pelirrojo sonrió amplio antes de caminar hacia la cocina.

—Tienes razón, soy malo con los niños. Posiblemente lo perdería en el centro comercial.

—O lo dejarías morir con tu indiferencia. -dijiste yendo tras él, el pelirrojo buscaba una cerveza en el refrigerador. Te lanzo una mirada recelosa antes de tomar su cerveza rápidamente.

—Bien, pero si no funciona no quiero que vengas lloriqueando. Te voy a apoyar hasta donde mi paciencia me lo permita, pero tengo algunas condiciones. No voy a ser amable con el idiota que te embarace, no vas a abandonar tu trabajo y no vuelvas a interrumpirme mientas estoy jugando Candy Crush. -dijo regresando su mirada a su tablet.

Casi te dieron ganas de saltar sobre él, pero ese no era tu estilo.

 

 

[]-[]-[]-[]-[]-[]-[]-[]-[]-[]

 

En la primavera de tus 23 años fuiste a ver a tu padre. El doctor Alfa Hudson Hornet, normalmente no ibas a visitarlo así que cuando te vio en su consultorio de repente sus instintos de protección alfa hicieron que te revisara de inmediato en buscas de heridas. Explicarle que estabas bien fue fácil, prácticamente podía darse cuenta por tu olor. Cuando trataste de explicarle porque estabas allí fue un poco más difícil.

Lo primero que hizo fue regañarte, estabas casado con un Beta no podías tener hijos. Entonces le explicaste que querías hacer lo mismo que hicieron tus padres y él.

Stanley, tu padre era un omega. Lizzie tu madre era una beta infertil... No tuviste que decir mas para que él lo entendiera.

—¿Y si terminas enamorado del Alfa? -pregunto frunciendo ligeramente el ceño, reíste de manera despreocupada.

—Eso no pasara papá, se lo pediré a Mater. Él esta con McMisille y yo con Harv, no pasara nada.

—Eso dices porque no has pasado ni un celo con algún Alfa, pero bueno... eres tan terco que nada de lo que te diga te hará cambiar de opinión. Veamos, ¿Cuando fue la ultima vez que tuviste un celo?

—¿Qué, que? -Lo pensaste un poco, pero no recordabas haber tenido uno desde los 17 que fue cuando te casaste con Harv.

—Chico, ¿Cada cuando tomas tus supresores?

—No lo sé, ¿a todas horas?

—¿Por las mañanas?

—Las tomo de manera automática, antes de apagar la alarma mi cuerpo se mueve solo y me tomo dos.-te lanzo una carpeta directo a la cabeza, pero la alcanzaste a esquivar.

—Tantos supresores pueden afectar tu cuerpo, si quieres tener un bebé debes volver a tener celos. Eso quiere decir que debes dejar tu adicción a los supresores. -asentiste llevándote algo a la boca, Hudson Hornet entrecerró la mirada sobre ti. —¿Acabas de tomarte los supresores que te dije que no te tomaras?

—Mm.. ¿no? -pero era un reflejo casi automático, cuando estabas cerca de un alfa tomabas supresores para que no captaran tu olor omega.

—Dame tus malditos supresores, Steve. -y te confisco las pastillas.

Lo malo era que ese día tenias una una carrera importante y no te sentías muy seguro entre tantos Alfas. -paisanos y extranjeros- Pero no ibas a faltar, no ibas a dejar que tu naturaleza omega afectara tu vida diaria.

Por suerte para ti tus compañeros Alfa no notaron tu cambio, estabas seguro que nadie podría notarlo ya que llevabas solo unas horas sin supresores, tal vez la cantidad casi exagerada que habías consumido aun seguía haciendo efecto.

Nadie lo había notado... hasta que de pronto él lo noto.

Se acerco a ti mientras acomodabas tus guantes, pasando la su nariz por tu nuca. Provocandote un escalofrió. Furioso te volteaste hacia aquel intruso ¿Quien se creía para hacer eso? Te encontraste con un hombre alto, -unos 15 o 20 centímetros mas que tú. De cabello castaño, color chocolate, ojos color avellana y una sonrisa que pretendía ser seductora.

—Un olor de flores, madera y hierba me trajo aquí. Pensé que era muy extraño que una chica oliera así.

—¿Quien demonios eres tu? -Preguntaste viéndolo con furia.

—Francesco Bernoulli, tu debes ser.. Mm ¿Lightning McQueen? Buonasera. - Su estatura, su presencia, sus gestos y su olor gritaban "Alfa" por todas partes, un Alfa sano que podía darte un bebé. Tus entrañas se revolvían con ansiedad, tu parte primitiva te decía a gritos "Él es perfecto para ser el padre de nuestro hijo", pero tu no querías hacerle caso al omega en tu interior. —Es tan raro ver a un omega virgen en las carreras de auto. ¿Debería pedir un deseo?

—Solo que el deseo sea que no estampe tu presumida cara contra el pavimento, si sigues molestando ni todos los deseos del mundo te salvaran de salir de aquí ileso. -gruñiste y él italiano rió bajito susurrando un "Sei cosi carino, McQueen". — Estas en mis pits y estas estorbando, así que vete.

—¿Qué? ¿Un omega mandando a un alfa? Es obvio que los americanos no saben como controlar a los de tu clase. Ma va bene... me gustan un poco salvajes. -Empezó a alejarse y estabas seguro que no fueron por tus amenazas sino porque le llamaban en sus pits. —Le dedico mi triunfo de hoy al bello McQueen. Con quien tengo una cena romántica reservada. -grito y todos se voltearon a verlo y después a verte.

—Ni en tus putos sueños... -gruñiste.

—¡Ciao, McQueen!

 

 

Y gano la carrera, como dijo la dedico a ti públicamente. Se burlo y te contuviste para no patearle las bolas frente a las cámaras. Ese fue tu primer encuentro con Francesco Bernoulli.

La segunda vez que se encontraron fue en una carrera también, esta vez tu ganaste. Lo retaste a burlarse de ti esta vez, le recordaste que le había ganado un "omega" y el te vio como si quisiera matarte con la mirada, antes de sonreír y abrazarte de manera amistosa.

Querías alejarlo de inmediato, pero Harv te veía desde la zona de prensa levantando los pulgares en una seña de "Esto es genial, la viene bien a tu imagen" Así que dejaste que el italiano te abrazara por unos segundos, sin pensar en lo desagradable que era.

Francesco paso su nariz por tu cuello, escondido de la mirada de las cámaras te susurro al oído.

"—Creo que estas entrando en celo"

Y sus pupilas dilatadas y el fuerte olor de Alfa te hicieron temblar.


El molesto italiano había tenido razón, cuando llegaste a casa tu celo inicio.
Tu piel se sentía caliente, hirviendo a tal punto que te parecía que te iba a derretir . Un escalofrió recorría toda tu columna
mientras el calor hacia tus piernas temblaran, incapaz de sostenerte más terminaste cayendo antes de llegar a la cama. Habías olvidado la asquerosa sensación de el lubricante recorrer tus muslos, empapando tu ropa. El calor era casi sofocante así que arrastrándote de manera casi lastimera lograste llegar a la cama, tus temblorosas manos quitaron la chaqueta arrojándola del otro lado de la cama.

A penas el rose de tus dedos contra tu piel te provocaba que te estremecieras y te retorcieras en tu cama. Tu cuerpo pedía ser tocado, tu cuerpo pedía ser marcado y tomado por un alfa. Y lo odiabas, odiabas la sensación que tenias de necesitar de alguien, de estar incompleto.

Sin poder evitarlo tus manos buscan sofocar ese calor que te consume, sacas tus pantalones y tus mojados boxers moviendo un poco las piernas, tus dedos temblorosos se mueven lentamente por tu dureza, muerdes con fuerza tu labio para evitar emitir gemidos, Harv podía llegar en cualquier momento y no querías que te escuchara.

El tocarte no calma en nada tu calor, no es suficiente para correrte, para aliviar ese dolor acumulándose debajo de tu ombligo. Tratas de ocupar tu mente, pensar en alguien que logre que sientas algo. No lo logras, aprietas con fuerza los parpados y captas un olor que no habías notado antes porque estabas sofocado en el calor de tu celo.

Es un olor agradable, masculino, uno que no habías captado nunca antes. Aun con los ojos cerrados te arrastras hasta el centro de ese olor, tus dedos parecen ajenos cuando comienzan a abrirse paso dentro de tu cuerpo, poco a poco se adentran mientras en tu cabeza empieza a llenarse de preguntas a medio hacer, el calor no te deja pensar lógicamente.

¿De quien es ese olor? ¿A quien le pertenecía ese aroma que te volvía loco?

Tus caderas moviéndose contra tus dígitos, soltando los gemidos que tratabas de contener. Tus ojos se abren un poco para ver que es lo que huele tan bien, sobre la cama solo encuentras tu chaqueta, la que estabas usando cuando Francesco Bernoulli te dio un abrazo amistoso.

"Francesco Bernoulli"


Pensar en el italiano hace que todo tu cuerpo tiemble, la sensación invasora de tus dedos se siente mas intensa.
No, no quieres correrte mientras estas pensando en él. Quieres sacarlo de tu mente pero su maldito olor parece estar por toda la habitación ahora.

—Nghh... -te corres sintiendo todo tu cuerpo temblar, ahogando el nombre del italiano contra la cama, no quieres nombrarlo pero tu cuerpo parece querer lo contrario. Alcanzas unos segundos de lucidez antes de volver a sentir el calor regresar con mas fuerzas, necesitas tus supresores para terminar ese tormento. Pero los únicos que te quedan los tiene Harv y no sabes donde esta él.

Contra tu voluntad -o eso crees.- tus manos empiezan a moverse por tu cuerpo imaginando que es el italiano el que te toca, que tus dedos entrando y saliendo de tu cuerpo son los de Francesco.

Tu cuerpo tiembla al recordar la sensación de el italiano tocando tu cuello, su voz susurrando a tu oído. Tu omega interior pide ser tomado por Francesco y tu lo mandas al diablo. No vas a dejarte doblegar por ese tipo, al menos eso es lo que quieres creer. Un sonido lastimero escapa de tus labios, con lagrimas contenidas tratas de pensar en algo, cualquier cosa... Y la puerta se abre mostrándote a Harv. Entra a la habitación despacio y camina hasta ti.

Sus manos frías son como un alivio cuando tu piel se siente tan caliente, agradeces que sea un Beta o seguramente ya se estaría lanzando sobre ti afectado por tus feromonas de omega en celo. Logra darte tus supresores y te acaricia el cabello susurrando con voz tranquilizadora

"Calma, todo estará bien... Todo esta bien ahora"

—Harv yo...

—Iré a prepararte un baño de burbujas ¿ok? No te muevas hasta que te sientas mejor. -dice cubriendo tu cuerpo desnudo con una sabana y sale de la habitación llevándose tu chaqueta.

Con los supresores haciendo efecto tu piel empezó a normalizar su temperatura. Tu cabeza poco a poco se fue despejando, habías estado tanto tiempo bajo inhibidores que no recordabas lo horrible que era tener un celos solo.

Después de eso pasaron unos días para que volvieras a ver a Harv a la cara. Te sentías avergonzado, estabas seguro que escucho cuando pedías por Francesco. Esperabas no ver nunca más a ese tipo.

 

 

Sin embargo y para tu mala suerte volviste a verlo una tercera vez y fue por consecuencia de lo que paso esa tercera vez que ahora estabas allí buscándolo.

Harv tenia demasiado trabajo, pero Sally se ofreció a ir contigo para "protegerte". Estabas seguro que ella sabia que tu podías cuidarte solo y también estabas seguro que la abogada quería conocer a Francesco Bernoulli.
Habías tenido suerte de que no regresara a Italia aun, así que fuiste a buscarlo a la dirección que Harv consiguió. Era el mismo hotel en el que te "ataco" semanas antes.

Preguntaste en recepción por la habitación del italiano, el hombre que los atendió parecía ser un omega arrugo la nariz barriéndolos con la mirada, estabas casi seguro que capto el olor de Omega en cinta y de un Alfa. Pero por la manera en la que veía a Sally seguro se había equivocado de quien era quien. Subieron en elevador hasta la habitación del italiano, a penas pusiste un pie en el pasillo captaste el embriagador aroma del italiano. Y el de una chica beta.

Golpeaste fuerte en la puerta a pesar de que había un letrero de no molestar. Segundos después un italiano a medio vestir -o desvestir, no estabas seguro. -abrió la puerta, viéndote con el ceño fruncido te examino por unos segundos. Pensabas que no te reconocería de inmediato debido a que tenias el cabello rojo -para que nadie te reconociera.- pero al castaño le basto con olisquear en tu dirección para reconocerte.

—Ah, McQueen... buonanotte.

—Francesco, necesito hablar contigo.

—Estoy ocupado ¿no sabes leer? -dijo señalando el letrero. Tenias que ser directo como siempre habías sido.

—Estoy en cinta y es tuyo. -El italiano enarco una ceja antes de frotarse la barbilla.

—Bueno, me corrí un montón dentro de ti así que era obvio.¿Estas aquí para ponerme una demanda por paternidad? -preguntando con una sonrisa burlona. —Mala suerte para ti aun si es verdad que es mio no te servirá para atarme.

—Para tu información estoy casado. -respondiste mostrandole el brillante anillo de diamantes que Harv había comprado para ti hace años, Francesco frunció el ceño al verlo. — Y no tengo ningún deseo de unirme a un troglodita, idiota, presuntuoso y engreído Alfa que piensa con el pene.

—Jajaja ¿Entonces porque estas aquí? Señorito, no quiero pero métemela hasta el fondo. -bufo burlesco y trataste de fulminarlo con la mirada. — Estoy ocupado. ..-dijo al mismo tiempo que la beta que lo acompañaba salia para ver quien había tocado la puerta.

—Oh, tu eres su nueva victima. -la chica te vio fijamente. —Este tipo suele acostarse y embarazar a betas y huir, después no quiere hacerse cargo de ellos. No me creas a mi, ella es mi abogada -señalas a Sally que de inmediato te sigue la corriente.

—Así es señorita, este hombre de aquí presenta una demanda por 48 hijos a los que no quiere reconocer como suyos. Usted podría ser la próxima victima.

La chica hizo una cara de espanto antes de decir de manera apresurada "Lo siento, creo que tengo que regresar a mi casa" y salio huyendo. Francesco se golpeo la frente con la palma de la mano.


—¿Como las mujeres americanas pueden ser tan idiotas?

—Cualquiera que se acueste contigo en sus cinco sentidos es un idiota. -dijiste de inmediato, una sonrisa burlona apareció en los labios del italiano. —Estar en celo no es estar en sus cinco sentidos. -aclaraste, aun así Francesco seguía sonriendo.

— Bene... ¿Que es lo que quieres? -pregunto el italiano echándose el cabello hacia atrás. —Acabas de arruinar mi noche de diversión, mas vale que sea algo bueno.

—No es como si me hiciera mucha gracia estar aquí ahora mismo, créeme que después de lo que paso lo que menos quiero es ver tu estúpida cara. Pero te necesito. -cruzaste los brazos enfadado. Te molestaba pedirle ayuda, pero era por el bien de tu hijo.

—¿Me necesitas? No quieres verme pero me necesitas... Decías "no, no quiero" pero tu cuerpo seguía empujándose contra el mio. ¿Siempre eres así de contradictorio? -trato de acariciarte el cabello pero retrocediste. —¿Y para que quieres mi ayuda?

—Te necesito para que mi bebé nazca sano... -dijiste refunfuñando.

—¿Acaso quieres que te ayude a criar a tu hijo? Eso es imposible, no tengo instinto paternal y quiero no desperdiciar mi tiempo cuidando de un mocoso.

—No quiero que cuidas de él, necesito que te acuestes conmigo para que mi bebé nazca sano. Ughh suena más asqueroso decirlo en voz alta. -tus nauseas regresaban con eso. El italiano te lanzo una mirada incrédula, ya que no explicabas nada Sally tuvo que interferir.

—La doctora que le hizo los exámenes le explico que su cuerpo no esta adaptado para tener un bebé debido a todos los años que paso bajo supresores. El embarazo podría ser fallido si el bebé no recibe tu energía y olor... Y eso solo puede ser obtenido atraves del sexo. Todo esta aquí. -dijo dándole una copia de los papeles que antes te había dado la doctora.

Francesco tomo los papeles y los vio por unos segundos.

—Y si no quiero ayudar ¿que pasaría? -apretaste los puños tratando de recordar el porque estabas allí.

—Hay una posibilidad del 99% de que tanto el feto como McQueen no sobrevivan.

Cuando la doctora te lo dijo te sentiste atrapado, tanto tiempo huyendo de tu naturaleza omega para que al final tuvieras que someterte a un Alfa solo para que tu bebé pudiera nacer.
El italiano dejo de ver las hojas de papel, una sonrisa engreída se dibujo en su rostro.

—Entonces deberías pedírmelo de nuevo, pero de forma más amable y sumisa...

—¡¿Qué?!

—Estoy esperando~ - el castaño se cruzo de brazos, esperando que su autoridad de Alfa te hicieran doblegarte ante él.

 

Entonces tu...


A) Aunque no es tu estilo y sabes que te sentirás asqueado contigo mismo. Pedir sumisamente -"Por favor, por favor, por favor. Te lo suplico Francesco -con voz melosa.".

B) No te dejaras doblegar por un estúpido Alfa. -"No estaría aquí de no ser necesario, eres la ultima persona a la que me gustaría pedirle ayuda. Si no quieres ayudarme esta bien, no voy a suplicarte por ello."

Notas finales:

¡A votar!

 

La opcion que tenga más votos sera lo que va a pasar en la historia, deben elegir sabiamente o podrian llegar a un game over y matar a alguno de los dos XD es en serio. 

 

Bueno agradezco a: Melany71, EClover, Lily, Arual, Okami, Natyniau, yumekoi, tarumis, PinkuBarakku,Yaoi Mania X3 <3, Luciana Di Vaio, Aria-chan,  Luxa Garmassaki, KiraTakishima, Shioode, Midori-Hikari1312 y Hostlove.

Gracias por comentar.

 

 

XD Escribir sobre hombres embarazados y que tienen etapas de celos y se lubrican naturalemente deberia ser incomodo, pero me resulta hilarante. ¿Soy el unico que rie como foca con retraso mental al leer eso? XD

 

Saludos. 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).