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El último partido por Fullbuster

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Notas del capitulo:

Las actualizaciones serán a partir de este momento los miércoles y los sábados.

Sasuke miró el enfado de Naruto, ni siquiera se había quitado el equipo de lacrosse ni las protecciones. Por un segundo, sonrió y aquello sacó a Naruto todavía más de sus casillas.

 

- ¿De qué te ríes?

 

- De nada. Déjame ver esa muñeca – le aclaró Sasuke cogiendo su mano para quitarle la protección, pero Naruto se quejó en cuanto le movió ligeramente la muñeca - ¿Te duele eso?

 

- Sí – dijo Naruto – pero estoy bien, igualmente puedo jugar. No hay que darle tanta importancia a esto.

 

- ¿Cuánto tiempo llevas jugando con la muñeca en esas condiciones?

 

- No lo sé, no lo recuerdo – dijo rascándose la cabeza con la otra mano y sonrojándose ligeramente.

 

Aquello le aclaró a Sasuke que Naruto sabía perfectamente la respuesta pero se rehusaba a contestar a su pregunta sabiendo que no le gustaría la respuesta. Sasuke miró a su espalda hasta que sus ojos se encontraron con el stick de Naruto. Tiró la protección de la muñeca en el banco de madera y cogió el stick dándoselo a Naruto.

 

- Cógelo de la esquina, estíralo frente a ti y gira el palo sólo desde la muñeca.

 

Naruto entendió claramente con aquellas palabras lo que estaba pensando Sasuke. Miró el palo, sabía que cogiéndolo desde la punta todo el peso caería sobre el otro extremo, pesaría más y tendría que hacer más fuerza para moverlo. No habría sido un problema con la muñeca bien pero no estaba seguro de poder girarla sosteniendo el peso del stick. Avanzó la mano izquierda y Sasuke apartó el palo.

 

- La otra mano – le dijo con una sonrisa viendo cómo Naruto trataba de engañarle con la mano sana.

 

- ¿Es necesario, Sasuke?

 

- Sí. Si estás bien, no tendrás problemas. Vamos, cógelo.

 

Naruto lo cogió con decisión y elevó el stick frente a él. Sasuke observó con detenimiento cómo se iluminaba el rostro de Naruto y se le dibujaba una sonrisa a medida que iba girando el stick, hasta que cuando ya lo tenía prácticamente levantado para hacer el giro final de bajado, se le cayó hacia el suelo mientras lanzaba un quejido de dolor y se sujetaba la dolorida muñeca.

 

Sasuke fue rápido cogiendo el stick antes de que golpease el suelo, echándole una mirada de desaprobación hacia esa muñeca y cómo había ocultado el problema.

 

- Necesitas ir al médico.

 

- En realidad… - comentó Naruto aún cogiéndose la muñeca con su otra mano – ya fui.

 

- ¿Y qué te dijo?

 

Naruto buscó los papeles en su bolsa y trató de aplanar todas aquellas arrugas que tenía. A Sasuke se le escapó otra sonrisa y es que ese chico era un desastre para esos temas, al menos, lo parecía. Sasuke prácticamente le quitó el papel de las manos y leyó entre las arrugas del folio. El informe del médico era muy detallado.

 

- Aquí dice que no puedes jugar al menos en una semana – le informó Sasuke - ¿Qué haces jugando? Tendrías que estar recuperándote.

 

- No podía dejar de jugar esta semana, ni la que viene. Son las dos semanas de clasificación, podíamos llegar a primera división.

 

- Si te lesionas más, podrías no estar en primera división – le aclaró Sasuke – esa muñeca necesita reposo.

 

- ¿Ahora eres médico?

 

- Fisioterapeuta – le aclaró Sasuke – y sé bastante de lesiones, créeme. Es sólo una leve fisura que se puede curar en poco tiempo. Volverás a estar como nuevo.

 

- No lo creo. No puedes apartarme del campo.

 

- Primero explícame cómo te hiciste eso, luego te diré cómo curarlo y por último… te recuerdo que soy tu entrenador, así que si te mando hacer algo, lo harás sin rechistar, porque si me haces caso, es posible que estés preparado para el partido del próximo viernes. No me hagas caso y no jugarás lesionado. ¿Lo has entendido?

 

- ¿La tendré curada en una semana?

 

- Ni de coña – sonrió Sasuke – estamos hablando de una fisura, tardarás al menos un mes en estar bien. Pero puedo conseguir que juegues sin dolor en una semana aunque después del partido, debes seguir con el tratamiento y los ejercicios que te dé para fortalecer la muñeca de nuevo.

 

- Si vas a dejarme jugar ese partido, haré lo que me pidas. ¿Qué ejercicios quieres que haga?

 

- Vente mañana por mi casa y te ayudaré con esa lesión. Hoy… sólo ponte hielo para bajar la inflamación.

 

Sin mucho más que decir, Sasuke le devolvió el stick a Naruto, quien lo cogió con su mano buena para terminar de cambiarse. Aquel día, todos volvieron a sus casas agotados del duro partido pero contentos, tan sólo estaban a una victoria para subir a primera división.

 

Por la mañana temprano, Naruto acercó a su hijo hasta la guardería y tras despedirse de él con una gran sonrisa y un fuerte beso en su frente, se marchó a casa de Sasuke Uchiha. Quería empezar rápido con su rehabilitación porque en unos días, tendría que enfrentar el partido definitivo, el que marcaría si finalmente podrían acceder a la primera división. Por un segundo, se detuvo en seco al contemplar la idea de poder enfrentarse al equipo invicto de Sasuke. ¿Tan buenos eran? Era una pregunta que le asaltaba, pero tenía la respuesta, estaba claro que eran buenos si habían llegado a la cima de la clasificatoria sin perder ni un partido. Ni siquiera tendrían posibilidades contra ellos y aun así, le emocionaba la idea de enfrentarse al equipo de Sasuke.

 

Apenas eran las ocho de la mañana, pero Sasuke ya le esperaba sentado en el porche, abrigado hasta arriba con su bufanda oscura y la chaqueta beis y un buen café que olía a canela. Naruto subió los peldaños hacia el porche y vio cómo Sasuke movía la mano hasta otra taza de café empujándola en su dirección.

 

- ¿Cómo sabías que vendría tan pronto?

 

- Eres demasiado predecible – le dijo Sasuke con una sonrisa – estaba convencido de que seguías empeñado en la idea de jugar cuanto antes, así que querrías empezar lo antes posible. Me has hecho madrugar.

 

- No es cierto, tu padre siempre dice que te levantas pronto.

 

- Cierto – sonrió Sasuke – y mi padre acaba de arruinarme la excusa para caerte mejor – le sonrió.

 

- No necesitas caerme mejor, me caes bien aunque eres un poco arrogante y orgulloso.

 

- Y odias las decisiones que tomo en el campo.

 

- No me gusta que me pongas de defensa, ni que me saques del partido, pero si crees que es lo que este equipo necesita para ganar, lo acepto.

 

- Vamos a recuperar tu mano para el partido del viernes, eso te lo prometo. Dependiendo de cómo estés, quizá hasta pueda ponerte de delantero de nuevo. Ponte el hielo diez minutos. Luego te pondré las corrientes para relajar la musculatura unos quince minutos y acabaremos con un par de ejercicios de movimiento. Algo suave por hoy, no queremos forzarla de más.

 

- ¿No hay que ponerle yeso?

 

- No, eso me dificultaría más rehabilitarla después y no está rota, sólo es una leve fisura. Si aguantas el dolor, prefiero que puedas moverla y no atrofiar más el músculo.

 

Ambos chicos se relajaron en el porche, abrigados con sus chaquetas y tomando un matutino café con aroma a canela. Era relajante ver pasar las nubes, mirar aquel rojizo sol salir intentando calentar el frío que había dejado la noche, mientras Naruto aguantaba el frío hielo envuelto en un trapo que bajaba lentamente la hinchazón de su muñeca.

 

- Sasuke, haz el favor de coger el teléfono – se escuchó el grito de su hermano desde el interior de la casa, pero Sasuke no hizo caso - ¿Es que no me escuchas? – preguntó saliendo fuera con un móvil sonando en su mano – lleva días sonando.

 

- Lo siento, ni siquiera recuerdo que existe – sonrió Sasuke pero cuando cogió el teléfono, éste había dejado de sonar – seguro que es algún vendedor de algo – dijo sin importancia.

 

- Eres un caso sin remedio – le dijo Itachi resignado.

 

- ¿Qué ocurre? – preguntó Naruto con incertidumbre.

 

- Lo que ocurre es que no sé para qué mi hermano tiene un móvil si nunca lo utiliza.

 

- Me obligasteis a comprarlo.

 

- Y no llamas.

 

- Ya llamáis vosotros siempre que queréis hablar conmigo.

 

- ¿Ves, Naruto? A eso me refiero. Él no utiliza el  móvil para nada.

 

Itachi se marchó frustrado de allí aunque Sasuke sonrió antes de dejar el móvil en la mesilla y volver a relajarse mirando hacia el horizonte.

 

- ¿En serio nunca llamas?

 

- Ya te conté que no tengo amigos. En la universidad no hice muchos precisamente, ¿recuerdas? ¿A quién iba a llamar? Me acostumbré a no tener que utilizar este trasto.

 

- Quizá es importante si te están llamando.

 

- Será algo del equipo y no quiero hablar con el patrocinador en estos momentos.

 

- ¿Y si tu equipo ya no está invicto y necesitan hablar contigo?

 

- Está invicto, si no lo estuviera, habría salido en todos los periódicos y no he visto nada en la sección de deportes – dijo señalando el periódico de la mesa.

 

- Lo tienes todo bajo control.

 

- Siempre – dijo Sasuke – Querrán saber cuándo vuelvo y ya dije que no lo haría hasta que…

 

- ¿Hasta que tu padre ya no esté con nosotros? – susurró Naruto entristecido al ver que Sasuke no podía continuar la frase.

 

- Sí – dijo Sasuke al final tratando de calmar todos aquellos sentimientos que había despertado - ¿Cómo te hiciste lo de la muñeca?

 

- Marqué un gol espectacular – sonrió Naruto – pero creo que no le gustó a uno de los delanteros del otro equipo porque me golpeó con su stick.

 

- Suele pasar cuando van perdiendo. Algunos jugadores pierden la razón y comenten locuras de ese estilo. Podía haberte roto la muñeca.

 

- Pero no lo hizo. Sólo es una fisura – sonrió Naruto – eso no impidió que siguiera marcándole.

 

- Eres un terco cabezota, ¿lo sabías?

 

- Sí, mi padre dice que he salido a mi madre en ese aspecto.

 

- Déjame echar un vistazo a esa muñeca – sonrió Sasuke apartando el trapo con el hielo de la enrojecida piel.

 

El roce de las yemas de Sasuke sobre su piel, hizo que Naruto elevase la vista quedándose embelesado por aquel chico. Había algo en él que le llamaba la atención. Era un joven atractivo, con un pasado sombrío, un chico sin amigos que había pasado una dura etapa universitaria. Al mirar el móvil encima de la mesa en completo silencio, entendió lo frustrante que debió ser no escuchar nunca la voz de alguien al otro lado de ese aparato para invitarle al cine, o a jugar un partido o simplemente a estudiar con amigos. Había estado mucho tiempo solo.

 

- Lleva el móvil contigo – le dijo Naruto pese al escalofrío que sentía cuando los dedos de Sasuke le rozaban la piel.

 

- ¿Por qué?

 

- Porque ahora tienes un amigo – le dijo con una sonrisa de total sinceridad – quiero tu número de teléfono. Por favor.

 

- No le doy mi número a desconocidos – le dijo Sasuke sonriendo.

 

- Qué suerte que sea entonces tu amigo y no un desconocido.

 

- Eres persistente.

 

- Y cabezón, ya lo sabes. He salido a mi madre. Conseguiré tu número de una u otra forma y prefiero que me lo des tú en persona, es más ético – sonrió Naruto.

 

Sasuke cogió el bolígrafo que estaba encima del periódico y abrió la tapa. Le gustaba hacer los sudokus del periódico, así que siempre llevaba un bolígrafo con él. Tomó el brazo de Naruto y apuntó en su piel los números que formarían el tan ansiado número de teléfono. Cuando acabó, fue el mismo Naruto quien acabó acercándose hacia él para susurrar un “gracias” tan sugerente que consiguió que ambos terminasen de recorrer el poco espacio que les quedaba hasta unirse una vez más en un inesperado y tierno beso.


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