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El último partido por Fullbuster

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Durante todo el día, Naruto había sentido los nervios revolver su estómago. Jamás había estado nervioso antes de un partido, fuera importante o no, para él sólo era un juego, una forma de sacar el estrés, de disfrutar, de estar con sus amigos y pasarlo bien, pero este último partido le había puesto demasiado nervioso, había empezado a convertirse en algo importante y hasta Fugaku había hecho un esfuerzo para ir a verles jugar pese a su enfermedad y sus malestares. No podía perder, no quería perder y menos… contra Neji.


Por la mañana había llevado a Kaito al hospital Aiiku para hacerle las pruebas de ADN, sabía que un futuro las necesitaría para compararlas a las de los “supuestos” padres, pero ahora mismo, lo único que le interesaba era hablar con Sasuke y saber exactamente su opinión respecto al tema. No debía ser fácil para él asimilar todo aquello, intentar iniciar una relación cuando él mismo ya tenía a Kaito en su vida, era un gran cambio para todos tratar de formar una familia en aquellas condiciones, más sabiendo que el padre podía aparecer en cualquier momento y echarlo todo por la borda.


Pese a que por la tarde estuvo viendo las horas pasar tumbado en la cama de su habitación, observando a su hijo dormir… el móvil no se despegó de su mano y la idea de llamar a Sasuke no quería marcharse de su pensamiento. Lo que Naruto no sabía ni podía imaginar… es que el mismo Sasuke estuviera en su casa pensando exactamente lo mismo, dando vueltas a ese teléfono en su mano, pensando si debía o no llamar para contar las cosas, aunque finalmente, desistió, no era un tema para hablarlo por teléfono, prefería hacerlo en persona.


Naruto observó a su hijo jugando con Deidara. Era extraño que Deidara jugase con él, más que nada… porque siempre había tratado de rehuir a los niños. Estaba convencido que Deidara ocultaba algo de su pasado, algo por lo que intentaba apartarse de los niños pese a que se le daban bien.


- Dei – se escuchó una vocecita junto a una risa que desde luego… Naruto supo al instante que no podía pertenecer a su compañero.


Por unos segundos la estancia permaneció en silencio, al menos por parte de los dos adultos que tan sólo escuchaban a Kaito reír. Naruto dejó el teléfono a un lateral de la cama girándose hacia su hijo, sin creerse aún que hubiera dicho su primera palabra y encima… hubiera sido el nombre de su mejor amigo. Era increíble.


- Ha… hablado – susurró Naruto.


- Sí – le confirmó Deidara con una gran sonrisa – ya te dije que hablaría cuando tuviera algo que decir.


- Menos mal, empezaba a preocuparme – comentó Naruto.


- No tienes por qué, cada niño es un mundo Naruto, algunos empiezan antes que otros. No debes darle mayor importancia, simplemente… dejarle a su ritmo.


- ¿Has hablado con Itachi? – preguntó Naruto.


- No, aún no. Supongo que tendré que hacerlo pero… no encontraba el momento.


- Tú mismo me lo dijiste una vez, no hay buenos momentos para decirlo y… no puedes jugar mañana así qué… si viene a ver el partido y no te ve entrar en el campo, se preocupará y sabrá que te ocurre algo.


- Eso es otra cosa que me preocupa Naruto… el partido. ¿Cómo vais a jugar con uno menos? Estáis en desventaja.


- Nos apañaremos.


- No, no lo haréis. Sabes que son buenos.


- No tanto – se quejó Naruto pero al ver la mirada de Deidara recapacitó – vale son mejores, pero no dejaremos que nos ganen.


- Son mejores, juegan con uno más y en su propio campo con un buen entrenador… créeme… es muy complicado que ganéis.


- Lo intentaremos.


- De eso no tengo dudas – sonrió Deidara – Deberíamos apagar la luz e irnos a dormir, mañana será un día largo.


- ¿Crees que Hidan vendrá con fuerzas para jugar? – sonrió Naruto – se enfrenta a su… novio – dijo tras pensar la palabra.


- Kakuzu tendrá más problemas en su equipo que Hidan, créeme.


- ¿Por qué?


- ¿Tú dejarías jugar en tu equipo a alguien cuyo novio está en el contrario? Pensarán que quizá no jugará al cien por cien porque es su novio, por los sentimientos, es posible que le mantengan en el banquillo.


- Yo dejo jugar a Hidan.


- Sí… tú sí, pero ellos lo dudo mucho, son muy competitivos, tú juegas por diversión. No es lo mismo Naruto.


- El equipo al que entrena Sasuke es un asco.


- Sí… pero así son casi todos los equipos profesionales Naruto. No puedes evitarlo. Seguramente Sasuke también tiene ya una fecha de salida.


- ¿Enserio?


- Es lo más probable… ha roto con su novio, jugador estrella del equipo, el padre del cual es en que pone el capital para la continuación del equipo, ayuda en las promociones, etc… créeme, no le habrá gustado que ayudase a la competencia, le despedirán casi seguro y más si saben que ahora sale contigo, rival del equipo al que entrena. Será su último partido.


- También el de su padre – comentó Naruto con cierta tristeza consiguiendo que Deidara le mirase extrañado – está en las últimas, los médicos no le recomendaban venir pero… quería venir a ver el partido así que… le dan días de vida, quizá un mes como mucho.


- ¿Lo sabe Sasuke?


- Imagino que se lo habrán dicho. Sea como sea… el verano se acerca, es el último partido que verá.


- Entonces habrá que jugar bien – comentó Deidara – ganéis o perdáis, jugad como él nos enseñó y así siempre estará orgulloso de vosotros.


- De nosotros – corrigió Naruto – aunque no juegues, siempre has estado en el equipo desde que se formó, eres parte de nosotros y cuando tengas a ese niño, volverás al equipo.


- Vamos a dormir – le aclaró Deidara al final.


Naruto llamó a Kaito para que volviera con él a la cama. Desde que estaban allí en Tokio, Kaito había dormido en la cama de su padre y quizá… Naruto se estaba también acostumbrando a ello. Siempre le habían dicho que era mejor que durmiera solo en su cama, primero en su cuna y luego en su propio cuarto, pero la verdad… es que nunca había sido capaz de dejar a su hijo solo cuando venía buscándole.


Fue Deidara quien acabó apagando la luz de la lámpara de la mesilla tras comprobar que Kaito ya estaba junto a su padre, arropado y acurrucado dispuesto a dormirse. Debía estar cansado de esos días en los que no paraba. Tokio siempre tenía algo que hacer, ver cosas… pasear… jugar… era muy diferente a la tranquilidad de Rebun, pero pronto regresarían a su hogar. Al apagarse la luz, Naruto observó por la ventana aquel cielo nublado que en el fondo, en lo más alto, pasando aquellas nubes, debían estar las estrellas que tan bien se veían en su isla. Pensó en Sasuke, en cómo les iría ante aquella distancia, porque él era entrenador en Tokio, pero Naruto seguía trabajando en el bar de Rebun y pese a ser un trabajo poco gratificante… le gustaba Rebun. No podía simplemente pedirle a Sasuke que abandonase todo para ir a vivir allí, habría sido demasiado egoísta. Quizá aquella relación no podría llegar a nada estable nunca, o eso pensaba Naruto en aquel instante.


A la mañana siguiente, todos fueron al partido pero en el vestuario, no tuvieron más remedio que enterarse de las novedades, de la gran noticia que Deidara había estado guardando esos últimos días para evitar desmotivar a la gente, para evitar que Itachi se enterase antes de hora de los rumores.


- Lo siento chicos – se disculpó Deidara – no esperaba quedarme embarazado, de verdad. Os he fastidiado el partido.


- ¿Pero qué dices? – preguntó Hidan sonriendo – vas a hacerme tío, el tío Hidan… suena hasta bien – sonreía Hidan – tú, siéntate en el banquillo o en las gradas, donde estés mejor y observa cómo ganamos – sonrió aún más tratando de darle ánimos a su compañero.


- Sigue sentándome mal no poder ayudaros hoy.


- No pasa nada – comentó esta vez Pain – ve a descansar, no es bueno para el niño este deporte y no podemos cubrirte durante todo el partido, estarás mejor fuera del campo. Nos apañaremos con uno menos.


Fugaku que observaba a todos sus jugadores alegrarse y felicitar a Deidara pese a la cara de desconcierto del rubio, sonrió, sabiendo que al menos había hecho las cosas bien en aquel equipo, había obviado la competitividad y les había dado un motivo de compañerismo, para ellos… siempre sería más importante sus compañeros que ganar un partido.


- Chicos… - sonrió Fugaku – yo sólo quiero deciros, que me alegro de haber sido vuestro entrenador, hice cosas mal en el pasado con otros equipos y estuve reacio a entrenaros cuando me lo pedisteis.


- ¿Reacio? – preguntó Naruto – me tuviste una semana pegado a ti como una lapa suplicándote que nos entrenases.


- No me hagas recordar eso, aparecías hasta por la ventana del cuarto de aseo cuando entraba a él – sonrió Fugaku – eras muy pesado.


- Pero aceptaste.


- Para que me dejases ir al baño tranquilo – sonrió Fugaku haciendo reír a todos – Enserio… estoy muy orgulloso de este equipo, puede que no ganéis hoy pero para mí… habéis ganado algo mejor que un juego, tenéis vuestra forma de ver las cosas, os ayudáis entre vosotros y os entendéis, sois más que simples jugadores, soy compañeros y amigos, eso es lo importante. Ahora salid al campo y dadles a esos chicos de ciudad algo de lo que hablar.


Todos sonrieron ante las palabras de ánimo de su entrenador y uno a uno, fue saliendo al campo tras tocar el hombro de Fugaku. Deidara esperó a que todos salieran para ir con Fugaku hacia el banquillo, no podía jugar pero al menos podría observar el partido y dar ideas para alguna estrategia. Para sorpresa de Itachi, observar a su chico sentarse en el banquillo, le hizo incomodarse aún más, sabiendo que algo ocurría para que él no jugase con los demás. Quizá se había lesionado o eso pensó al principio.


El partido dio inicio con un jugador menos para el equipo de Rebun pero aun así, los primeros minutos de partido no cedieron ni un poco en la ofensiva y la defensa pese a saber que a ese ritmo no aguantarían todo el partido. Sasuke sonrió desde su banquillo dándose cuenta que algunas de las estrategias y trucos que estaban utilizando aquellos chicos… se las había enseñado él en los días que estuvo con ellos. No dijo nada, ni siquiera trató de parar su propia estrategia cuando sus chicos venían a escucharle la nueva táctica. A Neji no le preocupaba mucho que el marcador estuviera medio igualado, sabía que con Naruto lesionado en la muñeca y con Deidara fuera del campo, aquel equipo caería tarde o temprano.


No fue hasta casi el final del partido cuando al ver lo igualado del marcador, Neji hizo una nueva falta sobre el portero lesionándolo, algo que dejaría a ese equipo ya de por sí devastado, con otro jugador menos. Naruto entró al banquillo tratando de encontrar una solución para el último penalti que decidiría aquel partido en el que ni siquiera Kakuzu había jugado, Deidara tuvo razón, no le dejaron participar por culpa de Hidan, pero aun así, él sonreía de vez en cuando al ver a Hidan pasar por su lado o le animaba con alguna palabra o frase.


- ¿Qué hacemos? – preguntó Naruto al ver a Pain lesionado, su portero.


- Alguien va a tener que ponerse de portero – comentó Fugaku alterado.


- No tenemos más porteros – dijo Naruto – y nadie aquí sabe defender la portería.


- Puedo ir yo – se ofreció Shikamaru.


- En realidad da igual el que vaya… - comentó Deidara – el problema es que no hemos entrenado nadie para portero. Debería ir el que tenga mejores reflejos pero…


- ¿Pero? – preguntó Gaara.


- Ese sería Naruto, pero está lesionado. Su muñeca no aguantaría el impacto de la bola entrando a esa velocidad de lanzamiento en su stick.


- Puedo intentarlo – dijo Naruto.


- Puedes lesionarte más – comentó Fugaku – no es recomendable.


- Soy el capitán… si alguien debe dar la cara por este equipo, sería yo. Yo defenderé la portería en ese tiro.


Nadie quiso rebatir aquella idea pese a que todos sabían que era mala, aunque todas las opciones que tenían eran malas. Estaba claro que tenían una mínima posibilidad de ganar y todo… porque Sasuke no les había delatado sus jugadas a sus jugadores pese a conocerlas, todo porque todos habían sufrido para intentar parar a un equipo con un jugador más, pero sin portero… aquello ya no podía sostenerse.


Naruto caminó hasta la portería y se colocó en ella observando a Neji dirigirse hacia la bola para efectuar el lanzamiento. Pese a ver la bola y conseguir atraparla, se dio cuenta que Deidara tenía razón, su muñeca estaba demasiado debilitada para sostener aquel impulso y la bola acabó por entrar en la red derribando su stick de las manos. Con cierta melancolía, sus ojos se fijaron en aquel equipo que celebraba su tan ansiada victoria mientras ellos deberían regresar a casa con la fatídica derrota. Aun así, todo el equipo le recibió entre abrazos y sonrisas como si hubiera ganado, hasta Fugaku le felicitó pese a no obtener el resultado que todos esperaban.


- Lo siento – dijo Naruto.


- Al año que viene lo conseguiremos – dijo Deidara – ya lo verás. Seguimos estando en primera división. Ganaremos, ya lo verás.


- Sí – dijo Naruto – el año que viene – sonrió.


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