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Jack Crawford.

– Lamento el no poder haber estado contigo, Bella ha tenido un viaje y no ha podido quedarte contigo.

Jack había pasado por la mañana a recoger al pequeño, como había dicho. Hannibal se mostró amable, como siempre y se despidió de los dos. Ahora estaban de camino a casa del mayor. Will tenía puesto el cinturón de seguridad, Jack lo había confirmado. Abrocho el suyo y emprendió camino.

– ¿Está de vacaciones como papa y mama?  – Pregunto inocente.

A Jack le dio un vuelco el corazón. Se sentía mal al mentirle, pero aun no encontraba las palabras para contárselo y claro, el mentirle solo le daba esperanzas. Solo esperaría a su esposa y se lo diría los dos juntos.

– No, es un viaje de negocios… ¿Te trato bien Hannibal? – cambiar de tema sería la mejor opción. Hannibal, Jack confiaba en el. Sabía que en ocasiones parecía un tipo extraño, pero nunca se portaría descortés con alguien, es un hombre de modales.

– Si, ¡tiene una casa muy grande! – espeto mirando al mayor. Jack sonrió y asintió con la cabeza, su vista pegada al frente.

 

Jack se acercó al pequeño.

– Will tengo que decirte algo

Ya había pasado 5 días desde que Will se quedó con Hannibal. Will estaba jugando en la sala con sus cochecitos.

– Sí, ¿Qué es? ¿Papá y Mamá regresaran ya?

Preguntó con entusiasmo mientras que dejaba de jugar y se paraba en frete de Jack, Jack se sentó en el sillón. De esta manea podía ver cara a cara al pequeño. Jack medito las palabras. No estaba preparado para decirle, pero entre más tarde más esperanzas falsas le darían al pequeño. Y eso no sería bueno para él.

– No… lo que pasa es que ellos… Ellos no regresaran, Will.

Faltaban las palabras, no las tenía y no sabía cómo decirle. No quería que sufriera. El rostro del pequeño borro su sonrisa y miro confundido a Jack. Crawford sabía lo que se avecinaba, y no creía estar seguro de querer que pasara. Repaso lentamente las palabras en la mente, no quería cometer algún error.

– ¿Por qué? ¿Mamá se enojó porque trajimos al perrito que encontramos en el parque?

Otro problema más, Will aún era muy pequeño y muy inocente. No quería borrar esa singular sonrisa del rostro del pequeño, pero no lo logro. Will estaba confundido.

– No, Will. Ellos no están enojados.

– ¿Entonces por qué no regresaran? ¿Ya no me quieren?

Lagrimas amenazaban con salir de los ojos del pequeño Graham. El pensar en que sus padres se alejaban de el por su culpa, le dolía. Bajo la mirada. Jack se sentía el peor del mundo por decírselo, creía que sería mejor esperar a Bella para tener esta charla con el pequeño. Pero es mejor decírselo ya. Bella se enojaría con él, tal vez le reprocharía por no esperarla o por la manera en la que lo hizo. Bella siempre fue la más calmada, seguro ella si encontraría las palabras. Pero Jack no creía que alguien en el mundo encontrara las palabras en esta situación tan difícil.

– Ellos, ellos te quieren mucho, Will. Pero él no estar contigo no es algo que ellos quisieran.

– ¿Dónde está Papá y Mamá? Quiero ir con ellos.

 – Will, no puedes ir con ellos.

– ¿No quieres que este con ellos?

– No es eso. Yo quisiera que ellos estuvieran aquí. Contigo,… conmigo y con bella. – Will, dudo pero se aventó a los brazos del mayor. Jack correspondió el abrazo. - Pero no es así. Ellos ya no están aquí.

– Llámales, llámales y diles que regresen, que dejen las vacaciones que los quiero ver. – susurro en el hombro de Jack. – Que los extrañamos.

No era tan fácil.

No aguanto más y las lágrimas empezaron a caer de los ojos del pequeño, Jack lo noto y lo abrazo con más fuerza. Verlo llorar no era algo que le quisiera pero era necesario.

– Lo siento, Will.

– ¿Por qué? no entiendo.

Will se separó del abrazo y miro fijamente a Jack. Crawford cerró los ojos por unos segundos y los abrió solo para toparse con la mirada dolida del pequeño y su rostro empapado de lágrimas. Tenía que decirlo, no se llevaría toda la tarde con rodeos.

– No puedo llamarles, ellos… ellos están muertos.

– ¿Mamá y Papá? no, no es cierto. Ellos fueron de vacaciones, tú… tú me lo dijiste.

Jack no sabía que contestar.

Si con eso había bastado para que el pequeño llorara, no tenía pensado decirle como murieron. Aunque el aún no descubría como, ni donde estaban los cuerpos… simplemente desaparecieron.

Y eso era lo que más le frustraba.

 

Despertó con cansancio. Un nuevo día empezaba. Bella había regresado. Después de una pequeña pelea entre los dos todo se arregló o al menos eso era lo que quería creer. Bella le reprocho el por qué no la había esperado para tener esa charla.

Salió de la cama no sin antes darle un beso en la mejilla a su esposa. Esta le sonrió y le dio los buenos días. Jack fue a la ducha y escucho a Bella decirle que prepararía el desayuno.

Tal vez todo estaba bien entre ellos.

Pero Will, no era en cierta forma el mismo. Claro como todos los pequeños andaba juagado, y con sus preguntas curiosas de vez en cuando. Pero no hablaba mucho. Y no es que siempre haya sido un chico de muchas palabras, al contrario siempre fue tímido. Ya había empezado a ir la primaria. Lo cambiaron de escuela a una más cercana a la casa de Jack y Bella. Él no se opuso. De vez en cuando iban a cenar con su “tío Hannibal”,como ya se había acostumbrado a llamarle.

 

Y aunque no lo aparentaba, poco a poco, con el tiempo… iba olvidando el hecho de que sus padres ya no estaban allí. Tena el vago recuerdo, pero ya no le dolía tanto. Se estaba acostumbrando a que ya no les vería más.

 

El tiempo paso, y ya estaba en tercero de primaria.

Muchas casa habían cambiado. Lo que Will creía seria temporalmente, se convirtió en su nuevo hogar desde ese entonces. Ahora sabía que viviría con ellos, Jack y bella. Que ellos  lo habían adoptado. Pero ningunos de los dos adultos, hacían el esfuerzo por que Will les llamara “Papá y Mamá” ya que ese puesto no era de ellos. Optaron por que les llamar por su nombre. Pero aun así el niño les respetaba, nunca les tuteaba.

Sus mascotas las dieron en adopción, puesto a que no disponían de espacio para ellos. Al menos no para todos. Will se opuso a ello, él los quería y los quería a su lado. Pero al final no pudo hacer nada. Jack le comentaba que vivirían con otros niños que cuidaría de ellos, que estaban en un buen hogar, que no les pasaría nada, que serían felices. Pero aún estaba esa duda, esa desconfianza -mínima pero existía y ese era el problema-. A Will le costó por un tiempo confiar plenamente en Jack por lo de sus padres. Y aunque Jack y bella lo notaron, no dijeron nada. El joven Graham estaba en todo su derecho al desconfiar pero eso no evitaba que Jack se sintiera mal ante aquello. Al final, el pequeño, simplemente fue olvidando ese hecho y poco a poco fue retomando la confianza. 

En los desayunos Bella siempre hacia preguntas a Will sobre la escuela, sus compañeros y el cómo se la pasaba. El pequeño Graham contestaba y agregaba unas de sus tantas aventuras que se llevaban a cabo en el patio de su escuela. Jack dejaba escapar risas al escuchar las tremendas cosas que Graham hacía, mientras que Bella apoyaba el hecho aventurero del pequeño.

 

 

– Adiós, ¡regreso en la tarde! – se despidió Jack. Le dio un beso a su esposa y revolvió el cabello de Will. Salió por la puerta. Bella sonrió a la nada y mira a Will;

– Will, corre a tu habitación. Alista tu uniforme y te duchas. – La rutina de todos los días. – Te llevare a la escuela.

Graham así lo hizo, ya era un niño grande -Eso era lo que Jack le decía-, ya se podía bañar solito. Ya listo y cambiado son su uniforme, fue a la cocina y se sentó en su lugar. Bella le dio su desayuno mientras que ella lo acompañaba tomando su Té. Al acabar, Will se cepillo los dientes y partieron rumbo al colegio de Will en el auto de bella.

– Will mañana por la tarde iremos a casa de tío Hannibal. Nos ha invitado a pasar la tarde haya.

Comento mientras que no perdía la vista del camino.

– ¡Si! ¿Puedo llevar mi nuevo cochecito? Para mostrárselo a tío Hannibal.

– Claro, te avisaba para que cogieras un buen traje. Hay que ir presentables.

– Está bien, ya quiero que sea mañana.

– Oh, y no quiero que usted señorito se porte mal. Recuerda que a tío Hannibal no le gustan los chicos con malos modales.

– Me portare bien.

Llegaron al colegio, Bella estaciono el auto.

– Will, que te valla bien. Pasare por ti a la hora de salida.

– Está bien, adiós. – Will ya estaba abriendo la puerta cuando la mujer lo llama de nuevo

– ¿No se te olvida algo?

Will, se confunde. Pero entiende el mensaje y deposito un besito en la mejilla de  Bella.

 – Que tengas buen día, cariño.

Se despide Bella y Will sale del auto con su mochila bien puesta y entra al colegio. Hoy a comparación de otros días tenía una sonrisa en su rostro, y era solo porque iría a la casa de tío Hannibal. Le gustaba mucho ir con él. Tenía muchas cosas interesantes y un gran patio donde podía aventurarse el solo con su mochila. Pero él quería conocer más allá de la reja que le impedía el paso.

 

Sin duda no desperdiciaría esa oportunidad, mañana en la casa de tío Hannibal, por fin, se aventuraría al bosque. Claro que lo haría, pero sin que los adultos se dieran cuenta.


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