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Debilidad de un Deseo Reprimido por ruru_san

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Notas del capitulo:

Acá estoy de nuevo... Se suponía debía subir esto anoche, pero entre una cosa y otra, finalmente me tienen aquí hasta hoy 😢

II. De como NO tener planes de fin de semana

 

Pasaban treinta minutos después de las cinco de la tarde y todos en The Andou’s Financiers, excepto Yuuto, estaban agitados y se movían con la coordinación y esmero de las abejas obreras en un panal… aunque ninguno de ellos lo hacía para trabajar precisamente. Al salir de la segunda y agotadora reunión del día, pudo ver a varias mujeres maquillándose detrás de sus escritorios y la combinación de perfumes y diversas colonias le hizo tener molestas nauseas que no se ocupó en disimular con ninguna clase de sonrisa. Incluso los hombres tenían ese no sé qué que qué se yo que dejaba de manifiesto su emoción al aproximarse la hora de salida.

Triste pero cierto… Tarde de viernes y todo el personal de The Andou’s parecía tener un plan para iniciar su fin de semana.

Todos menos él.

Tendría suerte si conseguía salir algunos minutos antes de las ocho y todavía tenía que hacer circo, maroma y teatro para intentar llegar dentro del rango de visitas en el asilo donde su madre se encontraba. Y aun así… Al día siguiente debería despertar de madrugada para estar puntualmente a primera hora de la mañana en la oficina para reunirse con su jefe, antes de ir a abordar un avión con destino a Fukushima para una reunión a las diez de la mañana.

Si… Ese empleo con un salario de en sueño era bastante pesado y ya le había tocado comprobarlo en los dos meses que llevaba ahí laborando. Lo ridículo era que el trabajo parecía nunca terminarse, tanto así que aún estaban en busca de un ayudante más, y debían arreglárselas con tres choferes distintos y a saber cuantísimas personas más para que The Andou’s jamás corriera la mala suerte de irse en pique y que Ryosuke Andou hiciera lo que mejor sabía hacer aparte de ligar y no dormir casi nunca a solas en su cama: Rescatar empresas en punto de quiebre, mover cielo, mar y tierra para hacerlas rentables y ganarse una absurdamente enorme cantidad de dinero por ello.

Su trabajo no era ni de cerca aburrido. No había tiempo para aburrirse después de todo… como le tocaba ir a casa de Andou a encargarse de que el calendario de vacunas de su gato estuviera al corriente, como podía estar revisando la lista de invitados de la futura fiesta de graduación de la hermana de este o… le asistía en alguna junta en la que no solo le competía el que todos los involucrados tuvieran café y agua sobre la mesa junto con bocaditos, sino también llevar al corriente los planes de trabajo que noche a noche Andou elaboraba pulcramente. En otras tantas también debía hacerla de capturista o suplir al ama de llaves en sus días de descanso… Jamás terminaría de enlistar actividades, pero la paga era mucho más que solo increíble.

Tenía hambre. Tuvo que salir a recepción a por un cuadrito tetrapack de leche con chocolate y una bolsa de papas con a saber cuántas especias. Debía engañar al hambre ahora que había aprendido a obligar al estómago a no hacer gruñidos extraños a media junta de negocios. Iba de camino a uno de los ascensores que le llevarían a la oficina del jefe cuando…

 

 

-¡Eres el más maldito de los cínicos!

Yuuto tuvo que echarse atrás justo en el momento en que una muy agraciada joven de larga cabellera negra y altos pómulos se abría paso al exterior. Probablemente venía del despacho de Andou… Detrás de ella venía el susodicho, pero no parecía querer hacer demasiado esfuerzo por aparentar que la furia de la chica le importaba realmente.

-Esta vez juro que no ha sido culpa mía… - Dijo Andou asomando la cabeza por la puerta metálica del ascensor, parecía estar asegurándose de que su cabeza no sería cortada en cuanto pusiera un pie fuera. – En serio que esta vez no ha sido culpa mía… no del todo.

El joven asistente permaneció muy quieto y en silencio, mientras que su jefe salía por fin y solo para quitarle la leche con chocolate para colocarle la pajita y comenzar a beberlo.

-¿No me crees? – Con un gesto de la cabeza le hiso entrar al ascensor con él.

- Siempre dices que no es culpa tuya, Andou. – Respondió Yuuto con sarcasmo una vez que las hojas metálicas se cerraron frente a ellos. Quizás no era la forma idónea para hablar con un jefe, pero él se daba esas confianzas porque aunque su empleo le obligaba a meterse en todos los asuntos del mayor, de alguna manera mantenía las distancias con este y hacía bien su trabajo. Quitando del medio aquella lejana invitación a Kyoto… Ryosuke Andou no había vuelto a intentar coquetear con él y se lo agradecía en silencio.

- Tú hermana ha llamado. Quiere saber si ya has mirado el catálogo de hoteles.

- ¿Hoteles? – Ryosuke siempre quedaba maravillado con la eficiencia del asistente. Se manejaba perfectamente con las tecnologías y parecía no tener problemas en caminar, salir del ascensor y moverse por el pasillo sin siquiera levantar la mirada de la tableta electrónica en la que manejaba su agenda.

-Te envió un catálogo para que elijas donde se llevara acabo la recepción de su graduación. También quiere saber si irás a casa. Ha llamado muchas veces hoy.

- Hay que recordarle lo que vale una hora de mi tiempo con mis demás clientes. – Contestó Ryosuke.

-¿Qué? ¿Bromeas? ¿En verdad debo cobrarle a tu hermana por querer hablar contigo? – Era claro que su jefe no podía estar hablando en serio. Simplemente resopló fastidiado una vez estuvieron dentro del despacho del otro.

-Lo que quiero es que practiques la frialdad y firmeza que tu trabajo exige, Yuuto. – Y ahí iban de nuevo con ese mismo sermón… y todo comenzaba con Andou llamándole con su nombre de pila con esa especial entonación de quien va a dar todo un discursillo. El aludido solo revoleó los ojos antes de dejarse caer en la silla frente al escritorio de su jefe con los brazos colgando a los laterales. Ni siquiera recordaba el momento en que su jefe se había dado por llamarle con esas confianzas… Él no se tomaba esas libertades. – No quiero que se me moleste con esta clase de cosas ¿Queda claro? – Hizo una pausa, pero el menor estaba reacio a responder nada. – Tú vas a elegir el hotel, tú vas a escoger las bebidas y bocadillos de esa fiesta, tú te vas a encargar de toda esa clase de asuntos y tienes mi permiso para decirle a mi hermana que soy yo quien lo ha decidido.

 

- De acuerdo.

Andou estaba a punto de abrir la portátil y eso solo podía significar que se enajenaría por lo menos durante una hora. El cartóncito de leche enchocolatada terminó en el cesto de basura y antes de perderse en sus asuntos levantó la mirada de la pantalla para poner toda su atención en el empleado.

-¿Tienes planes para esta noche?

-Si. –Masculló Yuuto intentando que no pareciera que su voz estaba a la defensiva. Debía moderarse por mucho esfuerzo que eso supusiera. –Tengo cosas que hacer.

-Cancela todo. – Esa clase de respuestas eran las que dejaban boquiabierto a Yuuto la mayor parte del tiempo.

-¡Tengo planes! – Replicó como si eso de verdad fuera a ser de ayuda; incluso apoyó ambas manos en los posabrazos de la silla con dureza.

-Manji iba a venir conmigo a una horrible cena. – Explicaba Ryosuke ahora si ocupado de mirar inentendibles cifras en la pantalla táctil de la portátil. Siempre que hablaba de su mejor amigo parecía que lo disfrutaba pese a la actividad que le ocupase mientras la conversación se efectuaba. – Es una cena y baile en Tofuya Ukai… - El lugar le sonaba, ya en otras ocasiones algunos inversionistas habían solicitado la presencia de su jefe en tal restaurante. – Si voy acompañado de un hombre no hay necesidad de levantarme para bailar… Estoy cansado.

-Planeo ir a ver a mi madre… Llevo cuatro noches postergándolo ¿sabes? – Explicó Yuuto con desgano, no le gustaba cuando Andou se veía involucrado más de la cuenta en sus asuntos más personales. – Ya es algo que le he prometido.

-Explícale que tienes trabajo pendiente.

Trabajaba mucho y en verdad que esta sería la quinta noche que no veía a su madre y ya veía algo más que injusta la situación. No deseaba seguir atrasando esa visita… Se sentía orgulloso de ser más que responsable con sus labores, pero… Precisamente por ello… ¿No se merecía la oportunidad de tener una vida privada?

-Oye… - Tanteó Yuuto. – Sé que no suelo decir no a nada… casi nunca. – Se apresuró a rectificar puesto que en más de una ocasión se había ganado una reprimenda visual por parte de su jefe cada vez que intentaba tener siquiera la intención de rezongar por algo. – Pero… ¿De verdad no puedes pedirle a otra persona que te acompañe?

Era una pregunta estúpida desde el solo hecho de recordar que Ryosuke Andou se encontraba a un simple llamado para asistir a ese evento acompañado de la más atractiva chica o el más divertido joven que se pudiera imaginar.

-Esperaba terminar pronto esta noche e ir directo a dormir a casa… - Suspiró Ryosuke apoyando la barbilla en la palma de la mano y el codo sobre la orilla del escritorio con gesto apesumbrado. – Contigo sé que solo sería una cena y nada más… Pero ya se lo pediré a Abby

-¿De verdad no recuerdas que le diste incapacidad por el asunto de la tendinitis que te reportó la semana pasada? – Abeshi era la mano izquierda de su jefe, mientras él se quedaba con la derecha para no dejarlo caer bajo ninguna circunstancia. - ¿Sabes qué? – Y por la inasistencia de la mujer era que ahora estaban seguros de que necesitaban un tercer empleado con urgencia. – Olvida todo, yo te acompaño.

-¿Seguro? – Solo así consiguió que Ryosuke despegase la mirada de lo que sea que le estuviera manteniendo la mente ocupada en la computadora. Yuuto casi tenía la esperanza de encontrar algo de culpabilidad en su mirada… Sin embargo, rápidamente Andou volvió a enfrascarse en lo suyo. – En ese caso… podríamos ir a ver a tu madre de camino.

Y con una mierda… ¿Eso quería decir que entraría al asilo vestido en traje sastre? La Tierra ya podía ir tragándoselo.

-Saldremos en una hora, así que ve preparándote.

* * *

Yuuto era ya todo un experto en arreglarse para una ocasión formal en cuestión de unos quince minutos. En el piso donde se encontraba su oficina había un cuarto de baño en donde bien podía darse una ducha express, tomar una secadora de pelo y adecentarse lo mejor posible. Incluso tenía un closet en la oficina en donde guardaba una maleta de viaje donde llevaba todo lo necesario para una ida a Fukushima como la del día siguiente o a donde le requiriese Andou.

-Necesitas más trajes formales. – Fue la observación de su jefe una vez le vio vestido en aquel traje gris en el que no solo le vio la ocasión en que se conocieron, sino en tres ocasiones más… ocasiones en las que tuvo el cuidado de reparar en que no tratarían con clientes que hubiesen visto antes. No deseaba parecer retrato.

-Créeme que no es por falta de dinero… - Masculló. – Sino por falta de tiempo libre. ¿Tú estás ya listo?

Su jefe no respondió y se limitó a dirigirse a los ascensores con Yuuto siguiéndole muy de cerca, consigo llevaba un pequeño bolso con cosas para su madre… Ryosuke no hiso comentarios al respecto y el menor tampoco dio explicaciones.

-Rayos… Me he olvidado de la colonia… - Recordó el menor llevándose una palmada a la frente justo cuando abordaban el auto en el asiento trasero. El chofer saludó a penas con un asentimiento de la cabeza a través del espejo retrovisor.

- Hueles bien. Siempre traes un aroma dulzón encima… - Ryosuke olisqueó el aire de manera graciosa. – Como a vainilla.

Al llegar al departamento de Andou, Yuuto supo que lo primero por atender era ese gato con el que de verdad no parecía llevarse ni un poco mejor… Ni el hombre ni el animal se gustaban y los rasguños que recibía siempre que le tocaba alimentarlo eran prueba fidedigna de la aversión mutua que se tenían.

-¿No decías que estaba a dieta? – Más que pregunta era un reproche. El gato era enorme y aún así le estaban dando pechuga de pollo y arroz… Además de un sobre de comida.

-Ve al cuarto de baño. Ahí debe de haber alguna loción para ti que venías quejándote. – Era evidente que el mayor le ignoraba en cuanto a cualquier opinión que pudiera tener respecto a su mascota.

Ahí dentro parecía una tienda de cosmetología: Perfumes, lociones, pintalabios, cremas… Todo parecía haber sido dejado por los diferentes amantes que por ahí hubieran pasado en algún momento. Pero eso no fue lo que terminó llamando la atención de Yuuto, sino el reflejo que a través del espejo consiguió ver. Sobre el cristal se apreciaba la imagen de Andou con solo unos calzoncillos negros… ajustados a su silueta, parecía estar decidiendo cual par de pantalones serían la mejor opción. Vaya cosa, que era la primera vez que le veía casi desnudo y solo entonces tuvo que reconocer algo: Entendía por qué era tan asediado el economista. Ryosuke Andou estaba tan bien dotado como las revistas decían.

Era un hombre altanero y arrogante en un bajo perfil… Con los clientes tendía más a dárselas de humilde y hasta mojigato. Y ahora que lo veía bien… no tenía para nada unas malas piernas, por el contrario, se veían firmes y musculosas. Andou se vestía la camisa y una punzada de algo que pensaba era “envidia” le atacó en el vientre… ¿por qué personas como su jefe si podían gozar de un abdomen bien marcado? Él no era gordo, pero ni por asomo tendría los músculos tan bien delineados como el mayor. Ese malestar le hizo apartar los ojos y por fin eligió una loción del tocador… Pero la supuesta envidia le hizo devolver los ojos al espejo y por fin le vio sentado en la orilla de la cama para vestirse los pantalones.

Fue entonces que Ryosuke Andou le sorprendió.

Andou le sostenía la mirada a través del espejo y vagamente una media sonrisa se podía apreciar en sus facciones. Yuuto no apartó la mirada… hizo lo posible por endurecer el gesto y aún así le temblaba el labio inferior.

-Si no nos damos prisa no llegaremos a tiempo con tu madre.

Andou lo sabía.

Internamente Yuuto lo sabía.

Yuuto sabía que Andou lo sabía.

A pesar de su mutua manera de bromear, las contestaciones frías o indiferentes en ocasiones, la distancia que deseaba mantener… Ryosuke Andou de alguna manera le afectaba.

Yuuto no estaba seguro de que se tratase de algún tipo de atracción precisamente, pero… ¿Por qué le había jodido tanto que Andou le descubriese observándole?

Por primera vez en ese par de meses… Yuuto se sintió vulnerable.

 

 

Notas finales:

Y pues eso~ que me ha emocionado ver el número de lecturas, pero más me encantaría saber si de verdad les esta gustando esto, ojalá que si, cualquier comentario será bien recibido~

Saludos desde México 😚


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