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POR UNA NOCHE DE LUNA-KAISOO por Ugly Girl

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Notas del capitulo:

Como dije, haría dobre actualización, aquí el capitulo numero 4

Espero y lo disfruten, ya sale el lobo <3

¡A leer!

JongIn se paseaba de un lado a otro de la sala de su cabaña. La construcción había sido herencia del antiguo Alfa. Era una hermosa casona estilo rustica, una mezcla entre piedra y madera, vidrio y cemento, que le daba un aire solido sin dejar de ser acogedor; mirando el reloj por enésima vez, no pudo dejar de preguntarse el porqué del retraso, sus lobos tenían órdenes precisas, ir por el mocoso y traerlo. La instrucción del Sagrado Consejo era tan clara que hasta unos gatos melindrosos tendrían que entenderlo.

El sonido de los dos vehículos que se acercaban por el camino le advirtieron que su segundo regresaba con su encargo. Respirando profundo retuvo el aire en sus pulmones  unos segundos y luego lo dejo salir lentamente, tratando de centrarse. 

Era un malvado y gran macho alfa, como para ponerse nervioso por la llegada de un proyecto de gato. El chico no llegaba ni al metro setenta de altura, para ser un cambia forma era una pinta de hombre. Según recordaba entre la neblina de recuerdos de esa noche de luna llena, el cachorro era tan joven que apenas si debía haber atravesado su primer cambio hacía unos meses. En la sociedad de las manadas los veinticinco años de su pareja apenas hacía de su emparejamiento algo legal. Todo porque el maldito gato le había dado por pasear en su territorio de caza con la cola al viento, tentando a su lobo hasta llevarlo a la locura. 

La voz de su madre de cría, Kiko, se escuchaba en la puerta de entrada de la casona. Gracias a su oído animal pudo escuchar la manera rígida en que recibió a los invitados. La mujer odiaba a muerte a TaeMin, su segundo, y al parecer la idea de un felino en la casa era la otra mala noticia para ella. Solo esperaba que la loba cascarrabias no despellejara ni a uno ni a otro JongIn podía escuchar los pasos de los tres hombres, pesados con sus botas estilo militar que caminaban con pasos largos, luego escucho el sonido de las faldas de Kiko, pero nada más; empezaba a inquietarse, cuando los vio llegar, su madre de cría, una mujer hermosa, alta, de cuerpo esbelto y mirada escrutadora, entro seguida por los lobos, tras estos, su pareja. El chico era más bonito de lo que podía recordar, más aún que las fotos que el Consejo le había enviado para su reconocimiento, era simplemente una cosita linda. Su lobo gruño en su interior, el animal estaba listo para comenzar los juegos de cortejo y el consiguiente apareamiento.

— Empezaba a pensar que habían perdido el camino de regreso. — Se dirigió el alfa a los lobos, ignorando adrede al felino. — Es que no deje claro que lo quería sin pérdidas de tiempo.

El segundo, un hombre alto, con la apariencia de un hombre de cuarenta y cinco años, aunque ya contaba con más de cuatrocientos años, no pareció muy preocupado con el reclamo de su alfa. — Su familia insistió en darle algunas instrucciones antes de dejarlo partir con nosotros. — Casi escupió las palabras, TaeMin fue uno de los que más trabas puso para que el Alfa se emparejara con un felino. — Ese cachorro no es más que un mocoso mimando, no sobrevivirá ni una semana en nuestra manada. — Se quejó TaeMin arrugando el ceño. 

— ¡Es mi problema! — Le aclaro JongIn, mirando directo a los ojos de su segundo, este desvió la mirada reconociendo la posición de su Alfa. — Ahora vallase, hasta aquí llega su trabajo. Yo me encargaré personalmente de mi pareja de aquí en adelante. 

Los dos lobos más jóvenes sonrieron cómplices, ellos entendía perfectamente los apuros de su jefe por quedarse solo con el minino. El chico era sexy, tenía la piel de un color claro, los ojos que siempre mantenía bajos en actitud sumisa, eran de un vivo color verde, el cabello lo llevaba peinado hacia un lado, dejando más expuesta su pálida cara. El cuerpo del hombre joven, se podía describir como un fino bocadito, con su metro setenta, sus músculos flexibles de gato, era algo difícil de ignorar. Con cuidado de que el Alfa no notara la fragante admiración, ambos lobos salieron tras el segundo al mando, que se notaba furioso con todo este asunto del emparejamiento.

JongIn vio a los lobos salir de la sala de estar de su casa. Dando un rápido vistazo trato de asegurarse que todo estuviera de modo aceptable para su pareja. Las cortinas estaban corridas, los ventanales abiertos, la brisa de la tarde refrescaba el recinto, los pesados sillones de cuero color crema estaban acomodados a la perfección, las flores había sido colocadas frescas en los jarrones, las habitaciones se sacudieron a conciencia, todo listo para recibir al compañero del alfa.

— ¿Desea algo? — Preguntó Kiko con el tono respetuoso que usaba cuando estaban frente a otros miembros de la manada, lo cual dejaba claro que el felino era un intruso. 

— Te avisaremos si necesitamos algo. — Dio por terminada la conversación con su madre de cría. — Por ahora déjanos solos y asegúrate de que nadie nos moleste. 

Kiko arrugo el ceño, tenía la apariencia de una mujer que recién pasaba de los cuarenta años, cosa que desmentía su mirada inteligente y sus maneras controladas de dama de otra época. — Lo que usted diga, señor. — Fue la respuesta forzada de la loba antes de salir.

KyungSoo se había mantenido mirando los hilos de la mullida alfombra, la brisa que entraba por los amplios ventanales refrescaba las pequeñas gotitas de sudor que se le estaban formando en la frente. Todos hablaban a su alrededor como si él fuera invisible, y no sabía si agradecer o enfurecerse por ser tratado como si fuera un mueble. Al menos no tendría que fingir ser cortes cuando lo único que quería era clavarle un puñal en el pecho al hijo de puta que lo había separado de su familia.

Los olores de la casona no le eran desagradables, olía a madera y a limpio. Su lado pantera casi ronroneaba con los aromas que llegaban desde el jardín, tierra fresca, flores, aire limpio, todo formando un perfume embriagador. El macho alfa, había despedido a la hembra, podía escuchar el sonido de la falda amplia de la mujer cuando salía de la sala, dejándolo solo con el alfa. Tragando grueso trato de calmar los latidos de su corazón, debía apestar a miedo.

— Eres hermoso. — Comentó JongIn mientras caminaba alrededor de su presa. — Al menos mi lobo supo escoger, ya que no me dejo otra opción. 

Las palabras fueron un golpe en la boca del estómago para KyungSoo. Mordiéndose los labios trato de mantener la boca cerrada, el desgraciado todavía tenía el descaro de quejarse. Sintiéndose orgulloso de sí mismo, soporto el lento escrutinio al que el alfa lo estaba sometiendo. Ahora entendía que era sentirse desnudo aunque se trajera la ropa puesta. 

— Levanta la vista. — Ordenó el lobo. — Quiero ver tus ojos. ¡Mírame!

Su pantera no le dio tiempo a KyungSoo de oponerse, el animal reconocía la presencia de un alfa y respondía en consideración. — Tienes unos hermosos ojos verdes. — Felicitó JongIn con una sonrisa ladeada. — Y tienes unos labios llenos, perfectos para ser mordidos. — Sin darle tiempo a la pantera, el lobo lo tomo por la nuca acercando su cabeza lo suficiente para que sus labios se juntaran. Dejando de lado toda consideración, el enorme macho tomo por asalto al felino, invadiendo la boca con su lengua cuando este intento protestar.

— ¡Suéltame!— Gritó cuando el lobo dejo su boca para tomar aire — ¡Déjame! — Poniendo las manos contra el sólido pecho trato de apartarlo, pero lo único que logro fue que el lobo lo envolviera con sus brazos por la cintura, friccionando los penes juntos bajo la tela de los pantalones. 

— ¿Qué intentas? — Gruñó el alfa sosteniendo a su pareja por la cintura. — ¿Qué te joda en la sala?

KyungSoo dejo de luchar de inmediato, como si las palabras del hombre hubieran sido una bofetada. Respirando entrecortadamente miraba a su oponente sin poder evitar un escalofrió de miedo. El hombre debía medir cuando menos metro noventa de alto, tenía los hombros tan anchos como una maldita pared, los brazos que lo apresaban eran tan gruesos como troncos de árboles, no había manera de que pudiera vencer limpiamente a ese tipo. — ¡Por favor! — Suplicó como lo había hecho durante esa fatídica noche de luna, en la que había cambiado su destino para siempre. Contrario a lo que había pasado esa noche, el enorme lobo lo soltó, dejando que Soo callera de culo sobre el piso.

— Ahora resulta que eres un tímido, gatito. — Gruño el lobo, los ojos dorados lo miraban con franco desprecio. — Entraste en mi territorio durante la noche en que mi lobo toma el control, jugaste tu carta de lindo gatito y lograste que te siguiera como cordero al matadero, y ahora vienes aquí fingiendo ser una doncella ofendida. 

 

De la total sorpresa KyungSoo paso a la furia ciega. Los ojos verdes asustados pasaron a convertirse en dos ranuras felinas, los colmillos salieron de sus encías, las pequeñas y filosas garras salieron de sus dedos. Hasta su pantera fue capaz de ofenderse, ahora ambas naturalezas estaban de acuerdo en algo, ese maldito chucho iba a tener que arrastrarse por los fuegos del infierno si iba a querer meterse en su culo.

El enorme lobo en respuesta solo se rió de la furia de la pantera, sabía que podría comérselo de un bocado sin ninguna dificultad. En su naturaleza humana era mucho más grande, y en su forma animal lo sobrepasaba por tres veces. El chico no tendría oportunidad. 

— ¡Ríete, maldito chucho! — Explotó el mal genio de KyungSoo, no se convivía con ocho hermanos mayores y se sobrevivía a eso simplemente por ser el consentido de su padre.— ¿Crees que brinco de la felicidad? — Habló mientras se ponía sobre sus dos piernas en un ágil salto. — No eres más que un bruto que se aprovechó de un animal más pequeño. — Mostrando sus colmillos gruño amenazadoramente, doblando sus piernas se preparó para el ataque del hombre más grade. — Si quieres algo de mí tendrás que tomarlo a la fuerza, porque nunca te lo daré por gusto. — KyungSoo sonrió al ver la palidez en el rostro del alfa.

El hombre no se la podía creer. 

— Eres mi pareja. — hablo JongIn apenas controlando su furia. — Harás lo que yo te diga.

KyungSoo observó a su oponente, tal vez si lo hubiera conocido bajo otras condiciones, tal vez si el idiota fuera menos bruto; tal vez, y solo tal vez, se habría dejado embaucar por esos misteriosos ojos dorados y esa cara que parecía cincelada por los mismos dioses. — Y así será. — Respondió el felino en el mismo tono. — Haré lo que pides solo porque tú lo ordenas, jamás por mi gusto; además. — Se relamió de gusto por lo que iba a decir. — aún no estamos emparejados. 

Los ojos dorados de JongIn relampaguearon de furia, su lado humano deseaba tomar al chico, ponerlo sobre sus rodillas y darle una buena surra. Su lado animal se relamía por poner al cachorro contra el suelo hasta que aceptara su sumisión frente al macho alfa. 

— Ahora es mi turno de darte una advertencia, gatito. — Se contuvo el lobo, sabiendo que al final el único ganador sería él. — Cuando acabe contigo vas a suplicar para que te convierta en mi pareja enlazada, de eso estoy seguro; pero mientras ese momento llega, te diré que tomarás el lugar que tú mismo has elegido, serás mi mascota, la puta del alfa, hasta que decidas por ti mismo venir a suplicar para que te tome como compañero.

Las protestas murieron en la garganta de KyungSoo antes de poder pronunciarlas. Replegando las uñas y guardando los colmillos miró boquiabierto al que el destino había decretado que sería su pareja de vida. Con esas claras palabras, cualquier resquicio de esperanza que había guardado en su corazón, acabo por marchitarse. El lobo ni siquiera se tomó la molestia de tratar de convencerlo, de seducirlo. Antes pensaba que ningún chico se le acercaba a él por la amenaza de despellejamiento que su padre había lanzado sobre cualquier posible pretendiente, ahora terminaba de convencerse de que simplemente no había nacido para ser tratado de esa tierna manera.

— ¡Bien!— Trato de sonar valiente. — Que sea como dice. — Era mejor la honestidad, jamás sería suficiente para que alguien lo quisiera como su pareja, se conformaría con ser el quita calenturas del alfa. No quería hacerse ilusiones. — ¡Veamos quién termina suplicándole a quién!—

JongIn miro al hombre frente así. El chico no se daría por vencido, por fuera podía parecer una cosita linda, pero por dentro era toda una fiera. Con una sonrisa pensó en todas las cosas que le haría para demostrarle que retarlo no acabaría más que retrasando lo inevitable.

— ¡Kiko! — Llamó a su madre de cría. — Acomoda a nuestro invitado en la habitación que el antiguo alfa tenía junto a la suya. — Le explico a la mujer apenas entro a la sala.

La mujer hizo su mejor intento para disimular su sorpresa. — ¿Quiere que lo acomodo en la habitación donde el antiguo alfa acomodaba a sus amantes?

—Exacto. Esa será la posición de mi compañero hasta que el emparejamiento se lleve a cabo.

KyungSoo observo el intercambio entre la mujer y el alfa. Por un momento le pareció ver un atisbo de desaprobación de parte de la mujer, pero fue algo tan rápido que apenas si lo pudo dar por un hecho. Una extraña desconfianza se comenzó a construir dentro del felino. Caminando tras la mujer por el pasillo que llevaba a las habitaciones, observo las caderas redondas, la cintura estrecha, y esa manera elegante en que la mujer se movía. No sería de extrañar que ella manejara la casa del alfa con tanta familiaridad, bien podrían ser amantes. Tal vez hasta la madre de sus futuros cachorros, mientras él simplemente sería el que rascara la picazón del lobo. 

— Esta será su habitación. — Señalo la mujer a una puerta de madera con un terminado rústico, como el resto de la casa. — ¿Dónde están sus cosas?

KyungSoo dejo sus oscuros pensamientos, para dirigirle una mirada avergonzada a la mujer. — No traje nada conmigo. — Fue lo mejor que pudo decir. — Los hombres que me trajeron exigieron a mi familia mi traslado inmediato, ni siquiera tuve tiempo de despedirme de mis hermanos. 

— ¡Bueno! — Acepto la mujer. — No es como que vaya a usar mucha ropa en los primeros días de su emparejamiento, los lobos suelen ser criaturas muy sensuales. Su animal no va a dejar que usted salga de la habitación hasta estar muy seguro de que usted le pertenece.

Kiko uso las llaves que colgaban de un cordón en su cintura para abrir la habitación que por pura casualidad había ordenado limpiar durante la mañana. Dándole la espalda al cachorro se mordió los labios para no reírse, el chico se había puesto de un lindo color rojo escarlata. Esa era la única prueba que necesitaba para descubrir que el felino no era un seductor de acciones calculadas. Ahora comenzaba a ser partidaria de la versión de todo fue una celada del destino. Solo esperaba que las cosas no terminaran en un desastre de leyenda.

KyungSoo siguió a la mujer lobo hasta dentro de la habitación. No era tan grande como la que tenía en la casa de su padre. El lugar tenía las dimensiones de un vestidor de dama, de esos que las esposas del señor de la casa tienen para su ropa o tal vez un pequeño cuarto para el bebé. La cama era individual, un edredón de flores sobre esta, que hacia juego con las cortinas. Una ventana pequeña permitía la entrada de la luz  del sol y el aire. Una lámpara sobre una mesita  en una esquina y un pequeño mueble para guardar la ropa eran todo el mobiliario. 

—Le traeré algunas cosas para su aseo personal. — Interrumpió la observación de Soo. — Póngase cómodo.

El chasquido de la puerta al cerrarse le aviso al felino que estaba solo. Como si el peso del mundo de pronto hubiera caído en sus hombros, se sentó sobre la cama sosteniendo la cabeza entre sus manos. Acababa de llegar a su nueva vida, lamentablemente no veía que fuera precisamente una vida lo que estaba iniciando. En una de las paredes había una pequeña puerta, la que debía dar a la habitación contigua. Por eso era donde se quedaban las amantes del alfa. Sintiéndose aún más hundido entendió cuál era su posición en la manada, una en la que el mismo se había puesto.

Aún vestido con el desgastado pantalón de mezclilla y la camiseta blanca de manga larga, se hizo un nudo en la cama. Se quedaría allí hasta que lo llamaran a cenar. El gruñido de su estómago le indico que tendría que asaltar la cocina si alguien no se acordaba de él, era un gato en crecimiento, o eso decía su abuela cuando le daba una ración extra de pastel de carne.

Cayendo en un turbulento sueño se dejó vencer, tomando su forma animal durmió a patas sueltas sobre el edredón de flores. Usualmente en su casa no se permitía dormir sobre la cama si se estaba en la forma felina, ya que las mantas quedaban llenas de pelos.

Si ahora era un hombre libre del poder de su abuela, dormiría en su forma animal, al menos pensaba sacar eso en provecho.

Notas finales:

¡Espero y les haya gustado! dejen su review, eso me motiva a subir los siguientes capitulos, ojo, ya se viene lo bueno, ah <3 

¡Bonita noche!


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