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Slaughter Boxing Club por Iratxe

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Notas del capitulo:

yyy aquí estamos como cada mes...esta vez se me ha saltado un poco el tiempo eh......

 

Bueno however os presento el penúltimo capítulo de la historia, espero que os guste ^^

Cuando Shinya llegó al gimnasio, puntual como un reloj, tuve que hacer un esfuerzo colosal para aguantarme la risa: tan pequeño y escuálido, nadando en el pantalón de deporte que se había comprado para la ocasión...


 


–Qué.–me miró 


 


Y no pude más. Empecé a reírme igual o incluso más que cuando me propuso esto.


 


–¡Aki! ¡Que te den, esto ha sido una mala idea!–se dio media vuelta


 


–¡Que no, que no!–le agarré de la muñeca para que no huyera–Perdón ha sido el impacto visual, no te veía en chándal desde el instituto.–


 


–Y esperaba no tener que volver a ponerme uno nunca.–se llevó las manos a la cara–Esto no es ni elegante ni agradable. ¿Cómo lo haces para pasarte todo el día así?–


 


–Oh vamos, estás muy guapo. Pero recógete el pelo que te va a molestar.–


 


–Sí hombre.–se negó


 


–Anda, déjame a mí.–me puse detrás de él, sosteniendo una goma de pelo entre mis dientes mientras trataba de recoger todos los mechones al mismo tiempo–Menos mal que eres bajito.–


 


–Te voy a dar.–


 


–Oh sí. Me encantaría.–me reí–Listo, vamos, te enseñaré lo básico.–


 


–¿Puedo darle al saco?–


 


–No, el saco no puede decirme cómo lo haces.–le lancé un par de guantes–Pero yo sí.–me puse las almohadillas de golpeo en las manos–Venga, cuando quieras.–


 


–A ver si te voy a hacer daño...–se puso los guantes no muy convencido de lo que estaba a punto de hacer


 


–Bueno, si lo haces me pondré a llorar y así lo sabrás.–


 


–Imbécil.–golpeó con la derecha


 


–Oh, muy buena, ahora a ver con la izquierda.–


 


–Mm.–


 


Se lo estaba tomando en serio, no podía creérmelo. El pobre acabó sin aliento a los cinco minutos de empezar, pero aún así quería más. ¡Me pidió que siguiéramos entrenando, Shinya no ha hecho tanto ejercicio en toda su vida! ¿A qué venía este interés tan repentino por mi mundo? Si no lo conociera juraría que estaba celoso de Anis.


 


–Aah...–lo dejé descansar por fin–No puedo más...–


 


–Lo has hecho muy bien.–me sentí muy tentado a molestarle, con esa expresión de agotamiento parecía que acabara de tener sexo


 


–¿Puedo...apuntarme al club?–


 


–¿Ah? ¿En serio?–le pasé una toalla para que se secara el sudor


 


–Para probar...ha...sido divertido hoy...–me miró


 


–¿Quieres que te machaque más?–


 


–Sí.–


 


–Acepto.–


 


Algo está tramando Shinya...Quizá le hayan encomendado diseñar un ring y quiere meterse en el papel o algo así...


 


Supongo que lo sabré eventualmente.


 


**


El entrenamiento con Aki había sido divertido, pero al día siguiente a penas si podía levantarme de la cama... Quizá fuera una buena excusa para ira visitar a mi "amigo masajista". Volví de nuevo a aquel pseudo-spa y la recepcionista me dedicó una sonrisa pícara cuando pedí que me atendiera Makoto, lo cual me confirmó que realmente era muy popular entre los clientes.


 


–Has tenido suerte, está libre.–


 


–Gracias.–no quería que hiciera preguntas así que entré rápidamente a cambiarme


 


–Oh, Shinya-san.–se sorprendió al verme–¿Estresado de nuevo?–


 


–Adolorido...–


 


–¿Mm?–


 


–Te hice caso.–me tumbé boca abajo en la camilla–Con lo del boxeo. Estoy reventado.–


 


–¿Y qué tal con Aki-san?–empezó con el masaje, esta vez haciendo más presión, intentando deshacerse de mis dolores


 


–Nos lo pasamos bien...ah...–intenté no quejarme mucho–Nos reímos...hubo mucho contacto...–sonreí al recordarlo–Ah...–


 


–Me alegro mucho entonces.–


 


–Makoto.–


 


–¿Sí?–


 


–¿Debería declararme?–nunca había lanzado aquella pregunta en voz alta, su sola existencia me aterraba


 


–¿Mm?–


 


–No en el sentido de...sal conmigo...más como...bueno esto es lo que hay...supuse que deberías saberlo...–


 


–Si sientes que es lo que deberías hacer hazlo.–


 


–Mm...–no sé si me quedé pensativo o dormido entre sus brazos, el olor de aquel lugar realmente me relajaba


 


Ah...no me reconozco.


 


**


 


Después de haber tenido aquella conversación con Kuina me dirigí al gimnasio con una actitud totalmente distinta a la habitual; iba a poner en orden mi vida y lo iba a hacer en un santiamén:


 


–¡Hey, Subaru!–Kazuki me recibió con un abrazo


–Buenos días.–me aparté rápido


 


–¿Estás menos tristón hoy?–su mano en mi hombro


 


–Kazuki quiero hablar contigo.–


 


–Claro dime. ¿Hay algo que te preocupe?–


–Deja de ligar conmigo.–fui directo


–...–apartó su mano por reflejo


 


–Tengo novio. Eres muy guapo y muy amable pero lo siento, no puedo corresponderte. Adoro a Kuina, y me incomoda que te portes así conmigo porque le quiero a él.–


 


Ni siquiera sé cómo conseguí que no me temblara la voz al decirlo. ¡Había tomado las riendas de verdad!


 


–...wo.–carraspeó–Am...no sé qué decir ahora.–una risa nerviosa por su parte–Lo siento ya te dije que...me gustaste mucho.–


 


–Y me siento halagado pero...eso.–


 


–Entendido. No volverá a repetirse. Quedamos como amigos.–


 


–Gracias.–


 


El entrenamiento fue realmente incómodo aquel día; Kazuki no se atrevía a tocarme.A pesar de todo yo me sentía tan empoderado... Quizá me haya costado adoptar esta nueva actitud y haya tardado toda una vida en ganar seguridad en mí mismo...pero una vez lo he conseguido...me siento como el rey del mundo.


 


Y en mis propios zapatos.


 


**


 


Habían pasado varias semanas desde que comencé a "entrenar a Shinya" y para mi sorpresa seguía viniendo regularmente a pesar de lo mucho que me aprovechaba de él. Me gustaba torturarle de cuando en cuando, empujándolo más allá de su límite o estirando los ejercicios todo lo que podía para agotarlo.


 


Pero nada de esto podía prepararme para lo que se me echó encima aquel viernes por la tarde. Estábamos sentados en el suelo a lo indio, bebiendo agua después del entrenamiento, como siempre. ¡No había nada raro,nada especial, todo tenía que haber seguido su curso!


 


–Oye Aki...–


 


–¿Sí?–


 


–Estas semanas han sido geniales...me he divertido mucho...–


 


–Sí yo también me lo he pasado bien, ¿eso es que ya te has cansado del boxeo?–


 


–¡Para nada, me gusta más de lo que pensaba!–


 


–Y se te da mejor de lo que yo creía.–


 


–Y el loro me quiere.–Green se posó en su hombro–Hola~–


 


–Hola Shinya~–le saludó


 


–Me robas el amor de mis animales.–me quejé


 


–Mi amor es tu amor.–


 


–Cursi.–


 


–Es que me gustas.–


 


–Y tú a mí.–


 


–Solo que yo voy en serio.–


 


–...–


 


Green salió volando, mucho más listo que yo. Esperé durante diez segundos rogando que se riera, que me dijera que era una broma. Pero eso no ocurrió.


 


No lo era.


 


–Me voy a casa.–se levantó, y ni siquiera supe detenerle


 


Me quedé quieto como un pasmarote viendo como mi mejor amigo se alejaba.


 


–¿Todo bien?–y Anis apareció detrás de mí


 


Tampoco respondí.


 


–¿Aki?–se agachó para zarandearme un poco


 


–Shinya se me  ha declarado.–


 


–¿Ah?–


 


–Así de la nada.–


 


–Wow. Y qué le has dicho.–


 


–...nada.–


 


–Eres un casanova eh. Uff.–


 


–¡No sabía cómo reaccionar!–lo empujé–¡Le conozco desde hace muchos años como para que ahora pase esto de repente!–


 


–¿Quieres un consejo? No salgas con él por pena.–se sentó junto a mí


 


–¿Ah?–


 


–Que si realmente nunca has pensado en ello no lo hagas "por probar", eso es una gilipollez.–


 


Iba realmente en serio con eso.


 


–¿Lo dices por experiencia personal?–


 


–Si a eso lo llamas experiencia.–


 


–Mm.–


 


–Una chica. Salimos durante dos años.–


 


–Guau. Entonces no fue tan mal.–


 


–Acabamos tirándonos los muebles a la cabeza. No nos soportábamos más. Nos cargamos nuestra amistad y todo lo bueno que podría haber venido con ella.–


 


–Lo siento.–


 


–Está bien.–


 


Se hizo el silencio de nuevo, y una pregunta no paraba de golpear mi nuca desde dentro, queriendo que la dejara escapar:


 


–¿Qué fue lo que te pasó?–


 


–¿Mm?–


 


–Te lesionaste, ¿no?–


 


–Ah, sí.–sonrió–Tuve un accidente de coche.–


 


–¿Y ya?–


 


–¿Mm? ¿Esperabas una historia emotiva? Las cosas pasan así en la vida real.–


 


–¿No llevabas el cinturón puesto?–


 


–Había discutido con ella.–


 


–...–


 


–No, ella no iba en el coche y sigue viva.–


 


–Vale.–


 


–Te he dicho que no era emotivo; simplemente perdí el control del vehículo y salí disparado. No me maté de milagro.–


 


Me quedé mirando su perfil unos segundos...y tomé una decisión.


 


–Te invito a una copa.–me levanté


 


–¿Mm?–


 


–Y no es por pena.–comencé a caminar hacia la puerta


 


**


 


Cuando Kuina llegó a casa lo recibí con un abrazo y un beso nada más cruzó la puerta.


 


–Mm... ¿Y este recibimiento tan especial?–sus manos rodeando mi cintura–Como me digas que la cena está lista me arrodillo.–


 


–Pues lo está pero...reserva eso de arrodillarte para más tarde.–caminé de vuelta por el pasillo


 


–¿Eso es una proposición indecente?–


 


–Lo es.–le guiñé un ojo antes de perderme tras la puerta de la cocina, y me siguió como un perrito


 


–Oh dios mío.–se sorprendió al ver la mesa llena–Qué celebramos.–se quedó estático un momento y comprobó el calendario–Qué susto pensaba que se me había olvidado nuestro aniversario.–


 


–¿Qué día es nuestro aniversario?–


 


–El 14 de febrero.–


 


–Muy bien. Y qué más pasa ese día.–


 


–Es San Valentín.–


 


–Y qué más.–


 


–El cumpleaños de mi chico favorito~–


 


–¿Me lo pediste ese día para no tener que recordar muchas fechas?–


 


–Nooo....–se sentó a la mesa–¡Que aproveche!–se puso a comer de inmediato


 


Cuando Kuina me pidió salir fue de forma directa, casi atropellada. Llevábamos dos meses trabajando juntos y la atmósfera entre ambos había sido realmente genial desde el primer momento.


 


Conectamos. Y él me gustó. Era distinto a todos los chicos que había conocido, con ese look rebelde e individualista propio de las grandes ciudades como Tokio... Realmente quería gustarle, aunque no tenía muchas esperanzas de hacerlo: Me ponía ropa bonita para ir al trabajo y en ocasiones me quedaba un poco más tarde inventándome cosas que hacer para poder caminar a su lado hasta la estación de tren.


 


Oye, Subaru.–fue en una de esas caminatas cuando todo sucedió


 


¿Sí?–


 


Feliz cumpleaños.–me tendió una cajita


 


¿Ah?–yo no le había dicho que era aquel día–Cómo...–acepté su regalo


 


Tengo espías.–bromeó–Me lo dijo una clienta el otro día y pensé que debía buscar algo para ti.–


 


En aquel momento solo nos dedicábamos a moda femenina y muchas chicas se quedaban a hablar con nosotros mientras compraban, así que acabábamos conociendo las vidas de todas y por consiguiente ellas las nuestras.


 


Oh...–abrí la caja–¿Ah?–era un piercing


 


Es para la lengua.–


 


Oh...–se había fijado en que tenía uno


 


¿Cuál llevas ahora?–puso su mano en mi mentón para que lo mirara


 


Uno normal.–abrí un poco la boca para enseñárselo


 


Y me besó.


 


Me pilló tan desprevenido que ni siquiera supe qué hacer, era lo que más había deseado durante estos dos meses...


 


Mm...–nos separamos despacio, y me quedé callado–¿Todo bien?–me preguntó


 


S...sí...–


 


Me gustas mucho, Subaru.–


 


...–


 


No te he besado por nada.–


 


Tú también...me gustas...–


 


¿Te gustaría que saliéramos juntos?–


 


¿Ah?–


 


Si quieres.–me dio la mano, y asentí con algo de vergüenza–¡Genial!–


 


Y hasta el día de hoy.


 


–¿Subaru? Se te va a quedar fría la comida–


 


–¡Ah, perdón! Me había quedado atontado... ¿Está rico?–me senté frente a él a comer


 


–¡Mucho!–


 


–Ah...hoy he hablado con Kazuki.–


 


–¿Sí?–


 


–Le he dicho que deje de ligar conmigo.–


 


–¿Ah? Amor yo no te pedí que hicieras eso ni nada, no hacia falta.....–


 


–Lo he hecho por mí. No quiero que esté así conmigo.–lo miré–Quiero estar contigo...–


 


–Eres adorable, ¿lo sabías?–estiró de mi mejilla


 


–¡Ay!Bueno...está bien que me lo recuerdes.–sonreí


 


**


 


Anis y yo acabamos en un local mal iluminado, tirados en uno de los sofás compartiendo una botella de whisky. Él era demasiado alto para aquel mueble y tenía que apoyar su cabeza en la pared, lo cual a mi yo borracho le hacía mucha gracia.


 


–No te rías de mí, enano. En Japón todo es muy pequeño para mí.–


 


Mi risa solo aumentó ante ese comentario fácilmente malinterpretable.


 


–¿Las pollas también?–seguí riéndome hasta que agarró la mía–¿Ah?–


 


–Por lo que vi en la ducha creo que me vale.–


 


–Suelta eso.–me quejé


 


–¿Vas a volver a emborracharte tanto que te quedarás dormido antes de dejarme follarte?–se apartó


 


–¿Vas a follarme después de lo que acaba de pasar con Shinya?–


 


–¿Vas a mentirme fingiendo que no tenías esas intenciones cuando me has invitado?–vació su copa y sonreí


 


–Vamos a mi casa.–


 


–Oh, pero si tomas la iniciativa y todo.–se burló de mí


 


–Sí. Veremos cómo acabas la noche.–me levanté–Espero que te guste el sabor de mi almohada.–


 


–Y a ti el de mi polla.–


 


–...–


 


 


Último asalto. Vamos allá.

Notas finales:

y hasta aquí...

 

¡Nos vemos el próximo mes en el final!


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