Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mascarada por starsdust

[Reviews - 11]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Montes Cárpatos, Transilvania

Transilvania era distinta de Toscana. Allí los bosques emergían de las entrañas de las montañas, amenazando con tragar a quienes se atrevieran a cruzar los difusos caminos que los atravesaban. Poseía una belleza antigua y misteriosamente perturbadora. Era fácil imaginar que algo observaba desde la espesura, incluso en pleno día. A veces, los paisajes se cubrían de niebla. En esta tierra las leyendas eran distintas a las de Italia. Hablaban de criaturas de la noche que enamoraban a los mortales. Manigoldo podía oler la muerte pisándoles los talones.

-Entonces, este Lord Ruthven tiene un viejo amigo que vive por aquí...

-Así es -respondió Agostino, quien había insistido en seguir actuando como su guía-. Y esa persona organiza anualmente un baile en su castillo. Estamos a pocos días de la fiesta. Lord Ruthven suele acudir a este evento, según lo que he podido averiguar.

El castillo en cuestión era visible desde la elevación donde se encontraban. Parecía formar parte de la naturaleza que lo rodeaba, con su piedra añeja que se fundía con la ladera de la montaña.

-¿Qué te parece, Albafica? ¿Vas a bailar conmigo?

La mirada cortante de Albafica le hubiera puesto los pelos de punta a cualquier otro, pero Manigoldo estaba acostumbrándose a reconocer dónde estaba el límite de su tolerancia, y aún estaba lejos de llegar a él.

-No creo que sea apropiado que acuda a un lugar tan colmado de personas. Sería un peligro para todos.

-¿Qué piensas hacer entonces, esconderte? ¿Cuál es el plan exactamente? ¿Ir y esperar a que el tipo haga algo sospechoso? No podemos simplemente atacarlo sin motivos.

-Sage habló de detenerlo antes de que hiera a más gente, pero si no tenemos la seguridad de que él está realmente detrás de todo esto...

-Oye, Toscana -dijo Manigoldo, dirigiéndose a Agostino-. En tu experiencia, ¿qué dirías que podría sacar a este imbécil de su cascarón?

El joven doctor, que se había mantenido al margen durante la pequeña discusión, se tomó un tiempo para reflexionar.

-Una mujer. Una mujer hermosa. Lord Ruthven siempre va por ellas.

Manigoldo dejó escapar una carcajada.

-Ah, así que nuestro inglés es un galán. ¿Qué te parece entonces usar una carnada para atraer su atención, Albafica?

La idea no pareció agradarle demasiado a su compañero, que hizo una mueca de disgusto y se cruzó de brazos.

-¿Estás loco? ¿Arriesgar a alguien de esa manera para atraer algo que no sabemos qué tipo de poderes tiene?

-Pues algo tenemos que hacer, porque si no hay carnada este tipo atacará a una inocente de todas maneras. ¿Por qué no hay mujeres entre los dorados? Sería mucho más fácil en un momento como este... si Sage hubiera previsto... ¿Cómo pudo no preverlo si el mocoso este le había mandado los reportes?

Agostino estuvo a punto de protestar, pero Albafica fue quien habló antes de que él pudiera emitir palabra alguna.

-Si Sage nos asignó este trabajo es porque cree que podemos hacerlo con el menor daño colateral posible. Me opongo a involucrar a una persona inocente en este problema. Tiene que haber una manera.

-Sí, tiene que haberlo pensado bien... Ahora que lo mencionas...

Sage no era ningún tonto. A la hora de asignar misiones, solía hacerlo de manera que los designados fueran los más adecuados para las mismas, incluso cuando no fuera evidente a primera vista. Albafica suspiró, aún cruzado de brazos. Los rayos de luz del atardecer se deslizaban perezosamente entre el follaje, proyectándose delicadamente sobre la piel del caballero dorado hasta fundirse con los pliegues de su ropa. Una imagen tomó forma ante Manigoldo con tal claridad que le llevó a preguntarse cómo pudo no preverlo antes. Por el rabillo del ojo supo que Agostino también lo estaba viendo.

-¿Qué? -preguntó Albafica al percatarse de que todas las miradas estaban puestas sobre él-. ¿Qué miran?

-Viejo zorro... -masculló Manigoldo. Albafica no pareció entender, y su confusión fue en aumento cuando su compañero se acercó a él.

-Cuidado... -advirtió, más por costumbre que por otra cosa.

-Acaso la carnada... ¿eres tú?

Los ojos de Albafica se abrieron como platos. ¿Qué fue lo que vio Manigoldo en ellos? ¿Sorpresa? No, no realmente... Algo peor. ¿Rabia? ¿Decepción? ¿Humillación?

-Podría funcionar -se atrevió a opinar Agostino-. Con unos ajustes, no sería difícil hacer que pasara por una mujer...

-¡No! -exclamó Albafica.

Manigoldo entendía la ira de Albafica, aquel para quien su apariencia física era más una maldición que una bendición, quien detestaba la superficialidad por sobre todas las cosas, quien era tratado constantemente por otros como si fuera un adorno exquisito en lugar más que un guerrero. Manigoldo entendía, sí, y sin embargo, las palabras que salieron de su boca se apilaron una tras otra sin permiso, y solo consiguieron empeorarlo todo:

-¡No te enojes! ¡Ni que fuera tan duro! Si tanto problema tienes en vestirte de mujer, estoy seguro de que por un poco de oro podríamos conseguir a alguna muchachita que acceda a ayudarnos, aunque que yo sepa las muchachas hermosas no crecen en los árboles, e incluso si así fuera... aunque no seas una chica, tú le ganas a cualquiera.

-¡Hay vidas en peligro y tú te burlas de mí! -bramó Albafica, perdiendo la compostura-. ¡Seguiré mi propio plan! -declaró antes de perderse entre la vegetación.

-No parece que la idea le haya caído bien... -murmuró Agostino.

-Mierda -Manigoldo gruñó entre dientes, frustrado ante su propia falta de cuidado, y decidido a arreglar su propio lío fue tras Albafica, siguiendo el rastro de su cosmos a través de los bosques.

Lo encontró no demasiado lejos, parado sobre una formación rocosa con vista a una pequeña cascada. Esta vez, Manigoldo decidió hacer lo posible para medir cuidadosamente sus palabras.

-Alba, sé que fui un bruto, y en realidad entiendo que tú...

-¿Crees que realmente podría funcionar? -interrumpió Albafica. La furia de su mirada se había disuelto, dejado lugar a una calma resignación. Manigoldo no estaba seguro de cuál era más inquietante.

-¿Qué?

-El plan del que hablaban.

-¿De verdad lo estás considerando?

-Si es para minimizar riesgos... es probable que sea efectivamente la manera más segura. Y tienes razón, es posible que Sage lo haya previsto. Desde un punto de vista estratégico, tiene sentido. Soy un guerrero, y este no es un rol que me agrade tomar. Pero no debería ser tan egoísta. Si este individuo es tan peligroso como para que Sage decida enviar a un caballero dorado a su encuentro, sería irresponsable que un civil tomara un lugar que puedo ocupar yo.

-Sage sabe el tipo de guerrero que eres. Tú eres mucho más que tu apariencia. Quien no puede ver eso está mal de la cabeza. Tampoco creas que me gusta mucho la idea de que seas usado como carnada... pero sé que si alguien sabe cómo defenderse, ese eres tú...

Albafica lo consideró con cuidado, y unos momentos después, Manigoldo creyó ver una pálida sonrisa asomarse en su rostro.

-No se lo vas a mencionar a nadie que no sea el Patriarca, ¿verdad?

-Tienes mi palabra.

Continuará...

Notas finales:

Dije que iban a ser 4 capítulos, pero al final van a ser 5 XD

Nunca fui muy fanática del poner a personajes masculinos en ropa femenina (más bien lo evito), pero siempre hay una primera vez para todo, y Albafica se prestaba demasiado en este caso XD Ocurrió que cuando me puse a investigar el personaje de Lord Ruthven (de cuyos orígenes hablaré más adelante), resultó que era muy apasionado por las mujeres. Tenía que hacer algo al respecto... Mi razonamiento fue el que imagino a Sage haciendo. “Este Lord Ruthven está obsesionado con las mujeres hermosas, ¿cómo podría llamar su atención en esta historia? No hay manera. Oh, un momento”.

La razón principal del enojo de Albafica es que él no quiere que lo vean solamente como “el lindo”, y ahí se dio cuenta de que Sage, una persona que él consideraba que lo respetaba como guerrero, al parecer le había asignado justamente el rol de “el lindo” para esta misión. Pero eso no es todo. Albafica no sabe algunas cosas todavía XD


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).