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MÁS ALLÁ DE LA LUNA por Gaia

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Notas del capitulo:

Hola, ya estamos aquí de nuevo

Sé que ha sido una espera larga, me disculpo por eso, y les agradezco que estén aquí leyendo nuevamente n___n

Aquí en mi tumblr pueden escuchar la canción que da título a este capítulo, la cual esta vez, es muy importante para la trama.

Espero que les guste, es una hermosa canción.

http://hk-kaoru.tumblr.com/post/145445668097/dope-headz-evening-rose

Bueno ya, las dejo leer *--*

 

 

Capítulo 12. Evening rose

Me quedé inmóvil sintiendo su cuerpo junto al mío, sentía que me quemaba… me parecía aún  difícil de creer las palabras que él acaba de pronunciar; pero ahí estábamos ambos, siendo observados por la luna llena. Con el mar acariciándonos, poniendo nuestras almas en un mismo plano.

Y aun así los latidos de mi corazón dolían… dolían profundamente…

—Disculpa… -dijo él apartándose despacio. Estaba visiblemente consternado, pude ver su mirada vacilante, pude sentir su cuerpo tembloroso, casi inseguro; y sin embargo, no pude decir nada, sabía que debía hablar pero no sabía qué decir. Ordené a mi cuerpo moverse pero se quedó inerte mientras veía a Heath-san pidiéndome con la mirada una palabra.

¿Pero qué podía contestar?

“¿Yo también te amo? ¿Yo no te amo?”

La presión de dar una respuesta que no tenía me golpeó como una ola gigantesca que me devastaba. Mis sentimientos y pensamientos entraron en el caos de la incertidumbre y la desubicación.

—Sé que estas palabras no son lo que esperabas ni lo que deseabas… yo mismo no sé qué ha pasado… no pensaba siquiera decírtelo… sé que no es justo para ti.

La imperiosa necesidad de decir algo me consumía. Deseaba aferrarme a él desesperadamente y decirle que no me amara, porque si me amaba significaba que un día dejaría de hacerlo, al igual que Jun. Si me amaba lo único seguro es que algún día perdería ese amor y yo no deseaba perderlo… con todas mis fuerzas, mi deseo más grande en el mundo era jamás perder a Heath-san…

Pero permanecí inmóvil, no me aparté de él pero tampoco me acerqué más…

¿Qué iba a hacer si mi inmovilidad decía algo que yo no sentía?

El temblor de su cuerpo me invadió, sus brazos y todo su ser se volvieron intermitentes. Sentía que lo perdía…

Generalmente cuando a una persona le confiesan amor, todo su espíritu  se llena del principio de algo, que a su imaginación será eterno. Pero yo sentía que me encontraba en el final de todo. Ese pequeño mundo que había encontrado en medio de la devastación, desaparecería para siempre.

Me miró atentamente por varios segundos, y al ver que no salía palabra de mis labios se apartó y se dio la vuelta para marcharse, en ese instante me puse de pie y lo detuve del brazo para evitar que se fuera.

-Te has convertido en alguien tan importante para mí… de ningún modo quiero perderte; pero justo ahora…

—No te preocupes, olvida esto —creo que trató de sonreír, pero no pudo. Sus mejillas permanecían en un rojo intenso— vayamos al hotel porque mañana debo levantarme temprano.

Comenzó a alejarse y yo caminé tras él muy despacio. Aunque en mi mente me encontraba huyendo muy lejos de ahí, porque no quería estar cerca cuando lo perdiera para siempre. Porque ahora estaba seguro de que iba a perder a Heath-san…

Y lo único que era capaz de hacer, era seguirlo al hotel en silencio.

Me senté en el marco de la ventana y ahí permanecí toda la noche… lo único que se movía tan despacio, que sólo era visible a ciertos intervalos, era la luna que me bañaba con sus rayos. Mientras mi corazón temblaba, ella permanecía inmutable, y yo quise poder alcanzarla y sumergirme en su calma.

Aquella imagen de inmovilidad lunar se volvió intermitente cuando al fin la necesidad física del sueño se apoderó de mí. Sus rayos se extendían y se difuminaban…

—Ésta es una rosa nocturna. —Él se encontraba sentado sobre sus rodillas en medio de un jardín lleno de rosas de todos los colores. Pero frente a Él había una única rosa negra.

— ¿Una rosa nocturna? Nunca había visto una flor como ésa.

—Por eso tienes que cuidarla —yo no podía ver su rostro, pero distinguía los destellos rosas de su cabello.

—Creo que no tendría idea de cómo hacerlo.

—Esta rosa nocturna necesita una sola cosa.

— ¿Qué cosa?

—Sólo… —traté con todas mis fuerzas de escuchar lo que decía, pero un ruido fuerte y seco ocultó sus palabras…

El sonido de la puerta me hizo abrir los ojos, despacio me levanté y me dirigí a atender el llamado, mientras movía en círculos, mi cuello adolorido por la postura en que había dormido. Cuando abrí me encontré, naturalmente, con Heath-san. Al verlo mi corazón saltó abruptamente e hizo despertar todo mi organismo.

—Heath-san…

— ¿Te gustaría ir a desayunar? En un par de horas me voy al ensayo —Él hablaba como si nada hubiera ocurrido, su tono era el que solía utilizar cuando hablábamos con normalidad.

¿Cómo debía yo actuar ahora? Aquello era una invitación a hacerlo como si nada hubiera pasado, pero ¿yo podía cumplir con eso? Lo miré atentamente. Él estaba ahí de nuevo, no había ido a ningún lado ni había comenzado a odiarme. No me había abandonado, molesto porque yo no le hubiera dado una respuesta.

—Me encantaría ir a desayunar, tengo mucha hambre. —le dirigí una sonrisa de agradecimiento que me alivió un poco.

Ambos nos dirigimos fuera del hotel e iniciamos el camino por la playa. Me di cuenta de que seguíamos la misma ruta de la noche anterior. Íbamos en silencio y yo me entretuve tratando de buscar nuestras huellas pasadas, pero ya no estaban más ahí; aunque cuando dirigí la vista hacia el mar, sentí que nuestras siluetas permanecían aún en ese lugar.

En todo el camino no dijimos una palabra. Las cosas en realidad, no eran igual que siempre.

Mientras comíamos el silencio permanecía, sólo el sonido de los cubiertos irrumpía, ni siquiera el ruido de los meseros y las conversaciones de las personas traspasaban ese pequeño mundo de silencio cuya circunferencia era nuestra mesa.

Miraba mi plato del que apenas había probado la comida, luego miré a Heath-san, y quizá comencé a tener alguna especie de alucinación porque sentía que tras cada respiración, él se iba alejando un poco más; se iba muy lejos de mi mundo. Debía romper el silencio en ese instante o lo perdería todo para siempre.

—Heath-san… — ¿qué podía decirle? Él había levantado el rostro para mirarme— ¿Después de la gira tomarán un descanso…?

—Al menos de las presentaciones. Tenemos mucho trabajo en el estudio.

—Heath-san…

—Estoy un poco nervioso… quiero que este sea un concierto especial…

—Así lo será. A mí me pareció que cada presentación lo fue. ¿Pero por qué el especial interés en éste?

—Quiero que lo escuche alguien…

— ¿Tendrás un invitado especial? ¿Quién es?

—Tú… —me miró directamente a los ojos y yo pude corroborar una vez más la intensidad de su mirada, pero sólo fui capaz de sostenerla unos instantes, era demasiado abrumadora para mí, un mundo al que temía a entrar, por la posibilidad de ser completamente consumido.

—N-no tienes por qué estar nervioso conmigo… He estado en todas las presentaciones además… yo pienso que tu música es maravillosa…

—Sí pero… esta será la primera vez… —dejó su frase inconclusa, como por temor a continuar.

— ¿La primera vez de qué?

—La primera vez que serás consciente de que cuando toco, lo hago para ti… no puedo decirte que durante toda mi vida, pero al menos sí, durante esta gira.

¿Cómo podía él expresarse de esa manera sobre mí? Si lo único que yo había mostrado ante él era debilidad. No merecía aquellos sentimientos, ni siquiera un pensamiento suyo.

Mientras yo estuve concentrado en alguien más, sin darme cuenta había colocado a Heath-san en el mismo papel que me había convertido en aquel dibujo arrugado de un corazón, que yo era. Mientras desbocaba todo mi dolor sobre él, Heath-san comenzaba a guardar y a acumular su propio dolor. Justo como había pasado con Inoran, yo no me había dado por enterado. Sentía que sobre mis ojos se extendía una nube de mi propio egoísmo y que aquello no me permitía ver la realidad.

Y no había nada más doloroso que la seguridad de haber causado sufrimiento a un corazón que sólo te había dado bondad y… amor…

 

Me habían asignado un palco especial para ver la actuación de Heath-san. Cuando entraron al escenario el dirigió su vista hacia donde yo me encontraba y me sonrió. Después de eso se presentaron al público y su concierto comenzó. Lo observé atentamente sin perder ningún detalle de su actuación, cada uno de sus movimientos y la forma en que las notas viajaban perfectamente nítidas del bajo a través de sus dedos.

Me deleitaba viendo su libertad en el escenario, cómo cada uno de sus movimientos seducía a su público, pero que al mismo tiempo estaba envuelto en la timidez que lo rodeaba siempre. Su presencia era fuerte pero jamás llegaba a ser brusca, porque la gentileza de su espíritu viajaba a través de cada nota. Como pasa siempre que fusionas tu alma con la música.

Tocar un instrumento es igual que hacer el amor.

Sentí que mi corazón latió con fuerza cuando recordé las palabras que él me había dicho: que aquella actuación era para mí…

De pronto me vino a la mente una pregunta… ¿Desde hace cuánto tiempo Heath-san se había convertido en protagonista de mi existencia?  Me di cuenta de cada día, no podía frenar los deseos de verlo, cada día deseaba llamarlo, escuchar su voz, salir con él… Aunque no fueron muy frecuentes los momentos en que él había tenido tiempo para encontrarnos durante aquel viaje, yo siempre lo esperaba. Tal como lo hice para ir a surfear. El mar era el lugar de mayor intimidad para mí.  Mis sentimientos se desbocaban siempre sobre el agua salada y eso era algo que hasta ahora había hecho a solas y en completa privacidad. Pero aquella necesidad de compartirlo todo con él se había apoderado de una forma tan natural, que apenas me daba cuenta.

Traté de analizar un poco lo que sentía por aquel músico que con su bajo pegado a su regazo caminaba de un lado a otro del escenario. Se había quitado la camisa y el sudor de su cuerpo emitía un aura brillante que parecía ser el reflejo de todo lo que él era.

No sabía si había desarrollado dependencia hacia Heath-san, si sentía una gran empatía por todo lo que había hecho o si realmente estaba enamorado de él. Cuales quiera que fueran mis sentimientos. Él se había convertido en el coprotagonista de mi vida.

Justo ahora no había otra persona en este mundo de la que anhelara más su presencia. Pero no deseaba ser egoísta con él. No quería mantenerlo a mi lado si no podía darle lo que él requería de mí… aunque como consecuencia tuviera que enfrentar la destrucción.

—Ésta será la última canción de la noche —sonó por todo el lugar la voz del vocalista, Shame, que llegó directamente a interrumpir mis pensamientos— Nunca hemos interpretado esta canción en vivo, pero sé que todos la conocen. Para ustedes…

Evening Rose

Yo no conocía esa canción, pero en ese momento recordé el sueño que había tenido durante la noche anterior donde Hide me presentaba aquella rosa nocturna que necesitaba de mi protección. Me pareció aquello más que una coincidencia… quizá mi propia mente trataba de decirme algo…

La voz de Shame no era especialmente dulce, pero al momento en que pronunció la primera estrofa de la letra de la canción me pareció que se convertía en la voz más tierna del mundo; y mientras yo sentía aquella ternura llegar hasta mí, mi mirada apuntó como una flecha hacia Heath-san, al mismo tiempo que la suya se dirigía hacia mí; y así permanecieron.

Las estrofas de la canción eran pronunciadas por Shame, pero a través de la mirada de Heath-san, parecía que era él quien decía aquellas palabras.

“No llores,… yo tomaré tu mano y cantaré a tu lado para siempre” fue como comenzó aquella canción que tuvo un efecto inmediato en mí. Un suave temblor recorrió todo mi cuerpo y mi corazón emitía latidos fuertes pero pausados.

“A pesar de que no existe un solo sueño en el que no estés tú, estás desapareciendo y lo único que puedo tomar es tu sombra.”

La letra de aquella canción me pareció infinitamente triste. ¿Así se sentía Heath-san? Lo más terrible de todo aquello es que era verdad, yo no le había entregado más que una sombra de mí mismo.

“Tú eres simplemente el amor para siempre.”

Y aún así él me entregaba aquellas palabras gentiles y hermosas que me hacían desear llorar.

“You just forever love, You just forever love, You just forever love, You just forever love.”

El estribillo de la canción penetró en mí como si se tratara de una flecha… como si se tratara de miles de flechas que se impactaban contra mi cuerpo y se introducían en él; pero ningún salía, todas se quedaban dentro y se transfiguraban en dolor agudo y profundo.

Ya no reconocía mi cuerpo que se distorsionaba y adquiría la forma de aquella canción.

En mi mente se formó nítidamente la imagen de hide-san, quien en mi sueño me había mostrado aquella rosa. Esa era la primera vez que escuchaba aquella canción pero conforme avanzaba la letra, pude darme cuenta de que estaba impregnada de su esencia. Hay algo devastador en cada canción que alguien ha compuesto para él… se trata del vacío absoluto de su ausencia.

Y “Evening Rose” tenía aquel vacío…

Quizá por eso, en aquel sueño, él había sido quien me presentaba por primera vez a la rosa nocturna.

 “Al lugar a donde vamos el viento sopla silenciosamente, pero no importa a dónde vaya, no puedo olvidar la melodía que me enseñaste. Si estoy contigo, podemos pisar el mismo camino”

Mis piernas temblaron y mis manos se aferraron con fuerza al barandal que estaba frente a mí. Estar con Heath-san ahora me parecía un sueño al que yo le temía…

Temía que jamás pudiera realizarse.

Recordaba el rosa del cabello de Hide, mi mente se impregnó de aquel color en el que me difuminé, junto al estribillo de la canción que todavía golpeaba mi cabeza.

“You just forever love, You just forever love, You just forever love, You just forever love.”

Sentía que Heath-san había tomado aquellas palabras y me las entregaba, junto con todos los sentimientos dentro de ella. Pero todos eran demasiado intensos y abrumadores.

En mi cuerpo se revolvían las ideas y los recuerdos, y entre todos ellos, el más nítido era aquel “Te amo Ryuichi” tan simple, que parecía tan fácil de decir, pero que había transformado toda mi existencia por completo. Mi alma no era más la misma… Ese “Te amo” absoluto e infinito adquiría la forma de aquella canción y me envolvía...

“¿Qué es lo que se mueve bajo las nubes a través del cielo?” “Nos despedimos en el atardecer, estamos sumergidos en el sol del poniente”.

Como músico sabía que las canciones poseen aquella magia misteriosa de describir los sentimientos de más de un corazón, más allá de la persona que la haya escrito, las canciones trascienden a otros corazones que las convierten en propias. Eso es lo que siempre pasa con el arte.

Pero nunca una canción que no había sido escrita por mí, había hablado tanto de lo que yo era, aquella letra escrita desde el dolor de la pérdida, ponía ante mí, mis peores temores.

De pronto el pensamiento de perder a Heath-san  se volvió inminente en mí… Quise volver a esa misma tarde cuando nos encontrábamos en la playa para poder encapsularlo para siempre a mi lado… sentía que mi corazón se detendría, si el tiempo no lo hacía. Sin poder evitarlo el llanto emergió de las profundidades de mi corazón y brotó a través de mis ojos para después volver a descender al abismo de confusión que se cernía ante mí.

“En el desierto seco, una hermosa flor crecerá, puedo ver el arco iris pintado contigo” Las lágrimas atraviesan mis ojos. Yo te entregaré las flores. Escucha, no dejes que nadie te detenga. Rosa nocturna.”

Mi presente mi pasado y mi futuro fluían alrededor de mí, navegando sobre las palabras que componían aquella canción. Estaba atrapado en mi propia existencia.

“La niebla caliente toca el viento ¿Por qué no se puede olvidar como debería? Adiós, espejismo lejano. Mi amor, ¿dónde puede estar? Los corazones y las lágrimas se secan ¡Oh! Vuelve a mí… a este lugar. Vi que tus alas se abrían. Te has ido, te he dejado ir. Estamos persiguiendo el mismo sueño.”

“A través de un tiempo al que no podemos volver, hablamos.”

“Su nombre es la noche de color rosa.”

Esta flor es una rosa nocturna.

Heath era todo lo que tenía, lo sabía bien, era aquella rosa nocturna que había encontrado en medio de la desesperación. Él estaba ahí para mí y yo simplemente me había quedado paralizado, sin ser capaz de otorgarle lo único que él anhelaba de mí.

Ya no estaba seguro de si él podría encontrarse junto a mí tangiblemente o si me mente me jugaba una broma y me mostraba un espejismo.

 “You just forever love, You just forever love, You just forever love, You just forever love.”

Una y otra vez se repetía en mi cabeza el estribillo de la canción y remolineaba alrededor de mí. El aire se había vuelto pesado. Ya no podía distinguir nada a través de mis ojos nublados por una cortina de lágrimas que se había formado, consecuencia de mi debilidad…

 

—Ryuichi —él había entrado en el palco y me llamaba. El concierto había terminado sin que yo me diera cuenta— ¿Dime que te pare…?

Se detuve antes de terminar su frase y casi de inmediato sentí que me tomaba por un hombro y me giraba. Irremediablemente nuestros rostros quedaron uno frente al otro.

—Ryuichi… ¿Por qué estás llorando?

Su rostro se tornó en el reflejo de una tristeza infinita mientras yo era incapaz de detener mis lágrimas; muy por el contrario, estás se avivaron y corrieron con mucha más abundancia.

—Ryuichi… por favor no llores —hablaba en voz muy baja, como si su propio dolor (el que yo ocasionaba) lo estuviera oprimiendo— ¿Esto es mi culpa? Nunca volveré a hablarte de lo de la otra noche… ¡Te prometo que no volveré a perturbarte con eso! Olvídalo… piensa que no pasó nada pero por favor… deja de llorar…

Yo apenas podía escucharlo, el estribillo de la canción me mantenía aturdido…

“You just forever love, You just forever love, You just forever love, You just forever love.”

Si lo único que yo deseaba era no perder a Heath-san… si lo que yo más anhelaba era estar a su lado… si  mi cuerpo me exigía que lo abrazara con fuerza, incapaz de permanecer alejado de él, si la idea de su desaparición me trastornaba hasta la vehemencia… pero si por sobre todo… quería protegerlo aunque fuera de mí mismo…

¿No era eso, nada más que amor…?

¡Sí...!

Lo amaba profundamente… pero en lugar de decirlo, estaba ahí paralizado sin poder hacer nada…

¿Cómo iba a manifestarle que yo sentía por él aquello que su canción repetía una y otra vez…?

“You just forever love, You just forever love, You just forever love, You just forever love.”

Sin poder pensar en las consecuencias ni poder contenerme, lo abracé fuertemente aferrándome a él. Tan fuerte que quizá le corté la respiración, sin embargo no pude romper el silencio que se había formado desde la noche anterior entre los dos.

Sus brazos me rodearon también, pero  vacilaban en medio de un suave temblor.

Amándolo o no, el destino funesto era que tarde o temprano yo lo perdiera… esa era la terrible pesadilla de mi realidad.

 

 

 


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