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MÁS ALLÁ DE LA LUNA por Gaia

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Notas del capitulo:

¡¡Hola!!

Gusto en volver a verlas n___n me tardé pero no tanto como la vez anterior, eso me alegra. 

Utilicé todas mis vacaciones para traerles este nuevo capítulo, espero que les agrade =3

Ultimamente los capítulos son cada vez más extensos, en el pasado y en este me pasó que no abarqué todo lo que quería, pero bueno, no hay prisa. Prefiero que las cosas no se vean precipitadas y dejo correr el ritmo natural de los capítulos.

Vean éste capítulo como el preambulo, ¿A qué? pues no voy a decirlo jajajaja

Las canciones que dan título al capítulo:

Walk along (J) https://www.youtube.com/watch?v=n1Ij_LH5onI

Walk along (Inoran) https://www.youtube.com/watch?v=jLg8ocuzfyE

Los dos tienen una canción llamada "walk along" pero sólo es el título, son canciones diferentes. Igual creo que eso vuelve más símbolico ese título.

No las entretengo y las dejo leer, creo que ho tenía ganas de hablar jajaja 

 

 

 

 

Capítulo 22 Walk Along

 

Estaba frente al espejo batallando con el nudo de la corbata. Nunca, desde que tenía memoria le había gustado utilizarlas, pero para aquel evento lo creía necesario; después de todo lo habían elegido para recibir un premio.

 

—¡Maldita cosa! Déjate amarrar. —La batalla con la prenda ya lo estaba desesperando, mientras que la corbata parecía tener la firme convicción de no ceder a sus órdenes.  

 

—¿Así tratas mis obsequios? ­—entró a la habitación y se acercó a él hasta ponerse detrás suyo. Pasó las manos sobre sus hombros y ató con facilidad la corbata.

 

—J… Los siento. Estaba un poco desesperado.

 

—Creo que aquella hora de clase que te di sobre nudos de corbata no fue suficiente. —J puso las manos sobre sus hombros y notó de inmediato la tensión acumulada en éstos, era natural que estuviera preocupado pues probablemente se encontrarían con… él.  

 

Los dos lo sabían, pero ninguno se atrevía a hablar, era un tema que siempre permanecía en el aire y lo volvía denso. Sus pechos se oprimían ante la presión y sin embargo no se atrevían a decir nada, ni una sola palabra. Quizá porque temían que al estallar aquella densidad que los aprisionaba, los cristales esparcidos terminaran clavándose en ellos.

 

¿Si tú y yo nos destrozamos, quién recogerá los pedazos?  

 

—Lo siento sensei, le he fallado.

 

—No importa, podemos tener otro curso sobre el atado de corbatas.

 

—Está bien. Me gusta que tú hagas el nudo. ¿No te molesta verdad?

 

—No me molesta, aunque preferiría desatarla. —Dijo en un susurro tras acercar los labios a uno de sus oídos.

 

—Bueno. Podemos encargarnos de eso cuando regresemos de la premiación —giró un poco la cabeza y J se inclinó aún más para que sus labios pudieran encontrarse.

 

Ambos se dirigieron al lugar en el auto del bajista. Ya se encontraban algo retrasados debido al tráfico que permeaba en los alrededores y, aun así, Inoran sentía que se acercaba a una velocidad vertiginosa y no entendía por qué J tenía tanta prisa, era verdad que seguramente el evento estaba a punto de iniciar, sin embargo, no era obligatorio llegar estrictamente antes del comienzo. Incluso retrasarse un poco quizá resultara beneficioso pues evitarían el congestionamiento.

 

Tal vez era que su novio sólo deseaba ver a Ryuichi…

 

—J… detente.

 

—¿Ahora? Ya casi llegamos. ­

 

—J… —puso su mano sobre el brazo del contrario y cuando éste notó su tacto frío y sudoroso hizo lo que le había pedido. Orilló el auto para después detenerse.

 

—¿Crees que Ryuchi asista? ­—soltando la pregunta que había navegado en el ambiente durante largo tiempo.

 

J sintió la densidad del aire cambiar a su alrededor.

 

—Bueno, es uno de los ganadores. Es probable que asista.

 

—¿Quieres que vaya, quieres… verlo…?

 

—Claro, ¿tú no? —respondió de forma sincera.

 

— ¿Y si no está ahí? ¿Va a significar que nos odia? —Inoran ya no podía detener los temores que desde su cabeza emanaban por su boca en forma de palabras, por su piel a manera de sudor, por sus huesos en un temblor casi imperceptible, pero presente.

 

—No lo sé. Tal vez, o quizá necesita más tiempo.

 

—¿Qué harás si Ryuichi te odia? ¿Qué tal si no te quiere volver a ver? —Inoran miró atentamente el rostro de J, tratando de no perderse ningún movimiento de su gesto, pero no percibió nada, parecía inmutable, demasiado estoico… demasiado irreal.

 

—Pues tendré que vivir con eso, no me quedará nada más. Bueno. Vamos ya o llegaremos aún más tarde.

 

Después de aquellas palabras de nuevo quedaron en silencio. Siguió conduciendo hasta llegar a la entrada, donde los aguardaba la alfombra roja. Tan pronto como entraron al lugar buscaron la mesa donde se encontraban sus asientos. En ésta ya estaban otras cuatro personas a las que pudieron reconocer con facilidad, cuando se dieron cuenta de ello ambos se detuvieron en seco por algunos momentos.

 

Contrario a lo que podrían pensar, Inoran fue el primero en reaccionar, tomó la mano de J y el sudor frío de ambos se mezcló. Ambas extremidades temblorosas se volvieron firmes con aquel agarre. Caminaron hacia la mesa y mientras salvaban la distancia, el guitarrista aprovechó para respirar hondo y calmar los latidos estrepitosos de su corazón.

 

—Buenas noches. ¿Ryuichi… cómo te encuentras? Sugizo… no imaginé que estarías aquí también… —Notó cómo todos al reconocer su voz se giraron para verlo, pero trato de no sentirse intimidado. Miró a Ryuichi y le dirigió una sonrisa, se notaba que el cantante no tenía idea de cómo reaccionar, pero le alivió ver en su mirada la confusión y no el desprecio.

 

 —Ryuichi me invitó a venir. —Escuchó la voz de Sugizo y eso le hizo redirigir su vista hacia el primer guitarrista. Él también lo invitó y había rechazo su invitación. Con eso le mostraba que su apoyo se encontraba de lado del cantante, su corazón pareció encogerse ante el descubrimiento, pero era justo. Él no merecía tener nada, lo había ofrecido todo a cambio de J, ese era el intercambio que había hecho con el inferno.

 

—Ya entiendo. Me hace muy feliz verlos. También a ustedes Heath-san y Pata-san. —Sonrió, porque era lo que debía hacer.

 

Las personas que están con quien aman sonríen, eso es lo natural y lo esperado.   

 

 

 

 

 

En un mundo tan pequeño y cerrado, donde una pieza de dominó no puede caer sin llevarse a las demás, supe gracias a la simpleza en la respuesta de Sugizo, en la sonrisa forzada de Inoran, en el silencio de Jun, que aquel pequeño mundo que habíamos construido durante once años, ahora estaba hecho pedazos, fracturado en grietas enormes que quizá jamás podrían sanar.

 

  Había marchitado a LUNA SEA…

 

—Hace mucho tiempo que no nos vemos. Ino-chan. Te ves bien. J también. —dijo el guitarrista de X-Japan proveniente desde otro universo.

 

 —Gracias Pata-san. Tú te ves genial, como siempre. —eran las primeras palabras que escuchaba pronunciar a Jun. Su voz sonaba lejana, como si proviniera de una habitación vacía, como si llegara a mí tras rebotar en las paredes, no real. Jun se había convertido en alguien indefinible. Antes fue la persona más amada para mí… antes fue mi amigo, mi compañero, incluso el guía de mi música y mi sueño… pero de eso ya no quedaba nada. Lo que debía darle sustancia a su figura se había evaporado y ahora sólo quedaban los ecos del dolor para llenarlo. Todo aquello hizo que mi pecho se envolviera de un aire helado que se expandió hasta mis extremidades y que al llegar a mi cabeza me produjo una punzada que apenas logré disimular.

 

¿Qué puedo hacer para contener las lágrimas, si todo mi cuerpo está lleno de éstas?

 

—¿Su mesa está cerca de aquí? Podrían tomarse una copa con nosotros —de nuevo era Pata-sama en que hablaba y parecía estar salvando la situación.

 

—Es esta… —expresó J con un poco de vacilación y timidez, la profundidad de su voz podía disimularlo, pero yo que lo conocía, lo sabía.

 

—Entonces tomen asiento, estarán más cómodos. –Me sorprendí al escuchar mi propia voz pronunciando aquellas palabras, pero fue capaz de notar cómo el temor a ser rechazados por nosotros impregnaba a Jun e Inoran y yo no quería eso, ya no más. Sentía que en cualquier momento rompería en llanto si no decía algo para contrarrestar aquello.

 

En algún momento debes decirle “no” al dolor, preferentemente, antes de que te convierta en polvo.

 

Ambos hicieron caso y se sentaron en las sillas que quedaban, justo al lado de Sugizo. Pata nos sirvió una copa a todos y después hizo que brindáramos, nadie se rehusó a aquello y todos bebimos.

 

—¿Alguno de ustedes recibirá un premio? ­—preguntó Hiroshi, su voz era afable igual que siempre.  Por debajo de la mesa seguía sosteniendo mi mano firmemente. Yo sólo esperaba no provocarle dolor por la forma en que me aferraba a él.

 

—Inoran es quien recibió uno.

 

—Felicidades. Tu disco del año pasado tuvo mucho éxito ¿verdad? Veo que aún te trae recompensas.

 

—Gracias, por fortuna Fragment   recibió mucho apoyo —Inoran parecía un poco más relajado que antes y yo estaba muy agradecido por tener a los dos miembros de X-Japan para ayudarnos, como tantas veces en el pasado.

 

Poco después la ceremonia comenzó y pudimos mantener la cabeza medianamente ocupada en otros asuntos, al menos eso quería creer, al menos eso me esforzaba por hacer. A veces no podía evitarlo y mi vista los recorría a todos, quienes la mayoría de las veces se encontraban atentos a los movimientos en el escenario. Un pequeño preludio se había desarrollado con la intervención de una de las jueces: Nobuko Yamada-san, quien había sido la vocalista de una banda muy popular que yo disfrutaba mucho, REBECCA, aunque el grupo tenía más de diez años disuelto y ahora Yamada-san trabajaba en solitario.

 

En algún momento Hiroshi había pegado aún más su asiento al mío y sus dedos jugaban con los míos haciendo que de vez en vez sonriera. Aquel gesto me alejaba más de la preocupación que el espectáculo.

 

Cuando en un día pasado descubrí que Jun e Inoran estaban juntos y pensé que la vida se había terminado ahí, la única persona que estuvo como mi testigo seguía aquí, y eso era lo que me había salvado.

 

—Ha llegado la hora de hacer entrega de nuestro primer galardón —anunció el presentador una vez que terminó la participación de Yamada-san— Para realizar dicha entrega, por favor recibamos a dos invitados especiales.

 

En ese momento entraron al escenario las dos personas mencionadas: se trataba de una mujer con cabello corto y un vestido rojo largo sin mangas, ceñido de la parte de arriba, pero a partir de la cintura se desplegaba en una falda suelta bastante amplia, libre, como una princesa que siempre en movimiento no puede llevar crinolinas que le estorben. El hombre llevaba un traje color vino muy elegante, una camisa blanca y una corbata del mismo color que el conjunto, además de que parecía ser un atuendo costoso no había nada peculiar en éste, lo que más llamaba la atención de aquella persona era su rostro de facciones muy varoniles pero atractivas, como algún actor de antaño. Por supuesto que yo conocía a aquellas dos personas, se trataba de Yuriko Ishida y Tsuyoshi Ihara, mis compañeros de trabajo en el drama. Más allá del desconcierto que pude tener porque se encontraban ahí, sentí que mi pequeño mundo (tambaleante y agrietado), donde sólo cabíamos la música y las personas relacionadas con ésta, se encontraba siendo invadido por algo extraño que no correspondía a él. De inmediato traté de esfumar aquellos pensamientos y sensaciones, después de todo ellos eran mis compañeros de trabajo y sobre todo Ihara-san me había apoyado demasiado. No fue necesario esforzarme por mucho más tiempo en esfumar mis cavilaciones pues un ligero golpe en las costillas me sacó de éstas.

 

—Ryuichi, te llaman. ­—Era Hiroshi quien había llamado mi atención de aquella manera. —Debes ir subir al escenario.

 

—¿Eh?

 

­­—Demos un aplauso a Ryuichi-sama para que se anime a subir con nosotros —distinguí la voz clara de Ishida-san y de inmediato me puse de pie para dirigirme al escenario.

 

Cuando llegué ella me entregó una pequeña estatuilla en forma de un micrófono e Ihara-san me entregó un ramo de flores, ambos me felicitaron y me abrazaron, pero Ishida-san fue un poco más allá y besó una de mis mejillas.

 

Otra estrategia publicitaria. Esa era la cuestión que me incomodaba del trasfondo de que ellos estuvieran ahí; y entonces me pregunté cómo había podido ser capaz de sonreír a pesar de que el resto de mi cuerpo se había tensado. Generalmente el contacto físico con las personas no era algo con lo que tuviera problemas y de hecho me agradaba bastante, pero el juego que habían planeado los productores de la serie no me gustaba. Hiroshi me observaba y yo no deseaba dar pie y aceptar alguna alusión, cualquier frase o acción que diera a entender que Ishida-san y yo sosteníamos otro tipo de relación distinta a la laboral.

 

Dirigí mi vista hacia Hiroshi y él me dedicó una sonrisa que regresó la serenidad al aire, si él podía confiar en mí de aquella manera, entonces yo podía confiar también.

 

Quizá no sea justo para ti, puede que sea una pesada carga para el cuerpo de un ser humano, pero de ti tomo el impulso y la fuerza.

 

—Disculpa Hiroshi. —dije apenas regresé a mi lugar.

 

—¿Por qué te estás disculpando? 

 

—Ishida-san me tomó por sorpresa.

 

—Bueno. Parece una señorita bastante atrevida, pero eso no es tu culpa. —Con una mano acarició mi cabello.

 

—¿Ya van a comenzar de melosos? —Pata-san habló mientras se servía otra copa. Me sentí un poco nervioso ante aquella observación.

 

—Sólo fue un cariñito.

 

—Si quieren tener un poco de privacidad deberás ser mucho más discreto Heath-kun­. —Sugizo era quien había hablado ahora.

 

—Está bien. Me voy a portar bien.

 

—Eso quisiera recibirlo por escrito.  —Una voz ajena a los presentes en nuestra mesa se escuchó tras de mí, cuando me giré para ver de quién se trataba me encontré con Hitomi-san. ­— Lo felicito por el premio obtenido Ryuichi-san y a usted por el que recibirá, Inoran-san.

 

¿Cuánto habría escuchado de nuestra conversación?

 

—Gracias —contestó mi ex compañero y aunque me arriesgaba a parecer maleducado, dejé que ese agradecimiento valiera por ambos.

 

—Esperaba que en su mesa hubiera espacio para dos invitados más. ¿No hay problema verdad? ¿No se verán muy limitados de espacio?

 

—Creo que caben bien dos personas más, pero ¿Quiénes son Hicchin? —El que habló dirigiéndose a su manager con tal familiaridad fue Pata-san.

 

—Son invitado de Ryuichi-san. —Explicó y después me miró para sonreír y yo pude entender de inmediato de quiénes se trataban.

 

A una seña del manager llegaron dos miembros del staff acercaron las sillas a la mesa y las acomodaron a lado de J, donde aún había espacio, poco después de eso aparecieron Ishida-san e Ihara-san.

 

—Buenas noches. Espero que no interrumpamos su noche. —Habló Ishida-san al llegar, todos nos pusimos de pie e hicimos una reverencia, ambos nuevos agregados hicieron lo mismo.

 

—Ojalá que reciban cordialmente a Yuriko-san. A veces es un poco imprudente, pero siempre es encantadora. —Observó Hitomi-san, aunque de forma muy cordial, algo que no dejó de ser descortés.

 

—Aunque Yuzuki-kun es el más imprudente de los dos. —Contra atacó la actriz. El aludido no agregó más y tras una reverencia se retiró.

 

Aquella pequeña interacción me hizo pensar que eran viejos conocidos.  

 

—Discúlpanos, Ryu, pero tu manager nos mencionó que mantuviéramos esto en secreto para darte una sorpresa… eso dijo ella —Ihara-san, siendo la persuasivo que era, quizá tenía una mejor idea de que la manera en que los hacían irrumpir en aquel mundo no era la correcta, aunque él era el último que debiera sentirse culpable.

 

—No te preocupes Ihara-san, permítanme presentarlos. —Me dispuse a hacer lo que dije e hice las respectivas presentaciones, mientras que al escuchar sus respectivos nombres todos realizaron una reverencia una vez más.

 

Los nuevos invitados tomaron asiento, Pata-san de inmediato los sirvió una copa a cada uno.

 

—¡Vaya! Nunca pensé que conocería a personalidades tan importantes de la música. Pata-san, Heath-san, déjenme decirles que soy un gran admirador de X-Japan, ojalá hubiera traído uno de mis discos para que lo firmaran.

 

—No sabía que aún quedaban personas a las que les gustara X-Japan.

 

—¡Pata! Creo que nuestro trabajo no era tan malo, como para ser olvidado tan pronto, quizá el próximo año.

 

—No hablen así por favor, su música es extraordinaria. Los admiro mucho. J-san, Inoran-san, Sugizo-san, les debo una disculpa, no lo había mencionado, pero también admiro mucho a LUNA SEA, lo que pasa es que ya me acostumbré a ver a Ryu. Cuando lo conocí ya le comenté lo mucho que me gusta su música, ¿verdad Ryu?

 

—Así es. Me lo dijo toda la primera semana de la grabación.

 

—Yo también creí que no quedaban muchos fanáticos de LUNA SEA.

 

—¡J! Es increíble, hablan como si nuestras bandas se hubieran separado hace 20 años. —Replicó Inoran.

 

—¿Si sobrevivimos 20 años entonces podríamos pasar a ser leyendas?

 

—Pienso que, si nuestra música puede pasar de un corazón a otro por largo tiempo, entonces nuestro motivo en el mundo se habrá cumplido.

 

—Sugizo. Todo lo que dices suena muy bien. No sé si podré vivir 20 años más para ver eso.

 

—J, lo que dices da miedo. No digas cosas así. —Inoran le dio un golpe suave a Jun en uno de sus hombros.

 

Miré a mis tres ex compañeros, era la conversación más larga que hasta el momento habían tenido. Parecía que fue algo positivo tener a Ihara-san en nuestra mesa.

 

—Los hombres se comunican fácilmente de forma inmediata. Estoy en desventaja ante ustedes. —Eran las primeras palabras que le escuchaba decir a Ishida-san, seguramente no había encontrado la forma de entrar a la conversación.

 

—Ishida-san, siéntase con la libertad de expresar cualquier idea, nosotros no las generamos demasiado. ­­—Pata-san la hizo reír de inmediato con aquellas palabras.

 

—¿Sería tan amable de servirme un poco más? ­—la dama le extendió su copa vacía y el guitarrista más experimentado de nosotros y él la rellenó con aquel líquido. Pude sentir su aroma rozando mis narices.

 

—Ishida-san, por cierto, si no es muy atrevido ¿De dónde conoce a Hitomi? Vi que los dos se llaman por sus nombres. —miré a Hiroshi que era quien formuló la pregunta. Aquello también había inquietado mi curiosidad.

 

—Es un viejo conocido. No fue por el medio, sin embargo, nunca hemos estrechado una amistad, sólo hemos coincido con algunas personas… ­­—Ishida-san no agregó más y bebió su copa en un par de sorbos. Ya sin preguntar ella volvió a extenderla hacia Pata-san y el la llenó nuevamente.

 

Minutos después fue el momento de Inoran para recoger su reconocimiento. Cuando volvió a la mesa todos los felicitaron.

 

—Heath-san, ¿Yuzuki-kun lleva mucho tiempo siendo su manager?

 

—Desde que comenzó mi carrera en solitario. Tiempo antes de que X-Japan se disolviera.

 

—Seguramente son muy cercanos después de tanto tiempo… a mí me cuesta un poco entenderlo.

 

—Su carácter es un poco difícil ¿verdad Pata?

 

—A veces se enoja un poco.

 

—Pero, aunque cueste creerlo en realidad es una persona amable. Alguien con quien se puede contar cuando se necesita apoyo.

 

—Ya veo. Tiene suerte, eso es indispensable en un representante, pero escaso de encontrar.

 

En esa conversación generada entre Ishida-san y Hiroshi fue la primera vez que lo escuché expresarse así de su manager. Muchas veces se había quejado de él y su difícil carácter, sin embargo, esas palabras de estima que sonaban tan sinceras y llenas de verdadero aprecio, yo nunca las había escuchado.  

 

   —Ryuichi… —Inoran me distrajo de mis pensamientos. —Ryu… tú quisieras por un momento…

 

—Disculpen, voy al baño ­—me levanté más abruptamente de lo que hubiera querido e hice lo que indiqué. Pregunté a un miembro del staff y él me señaló el camino, cuando llegué entré y me acerqué a los lavados, me lavé las manos más por la necesidad de hacer algo que por buscar su higiene.

 

Sabía lo que Inoran quería o al menos lo imaginaba, desde que los vi traté de mentalizarme para el momento en que pidieran hablar conmigo, pero cuando el momento se materializó, me atemoricé.

 

—Esa fue una gran huida… —me miré al espejo.

 

—Por fortuna ya te alcancé —Aquellas palabras que me tomaron por sorpresa me hicieron dar un salto. Giré en dirección a la puerta que era de donde provenían y me encontré con Inoran.

 

­—Inoran…  

 

­—Ryuichi… lo que quiero… —en ese momento no pudo continuar pues otra persona entró al lugar.

 

Lo miré sin agregar nada.

 

—¿Podemos salir a hablar? Me pareció ver un jardín fuera del salón.

 

—Está bien… —dije resignándome, ya no podíamos postergar más aquello.

 

Salimos del baño y no tardamos en encontrar la puerta de cristal que nos llevaba hasta el jardín que más bien parecía un parque. Inoran dijo al staff de seguridad presente ahí que deseábamos salir a fumar y nos abrieron paso. Cuando estuvimos a una distancia prudente, donde nadie pudiera escucharnos, Inoran de verdad sacó un cigarro y lo encendió.

 

—Disculpa, sé que ya no fumas. —Exhaló y casi al instante el humo estuvo fuera.

 

—No te preocupes. —Nuevamente lo miré en silencio. No sabía qué más agregar.

 

Permanecimos en silencio un par de caladas más de cigarrillo y entonces mi ex compañero se atrevió a hablar:

 

—Ryuichi, sé que no merezco nada de ti… ya me he mentalizado sobre eso. No puedo aspirar a que me perdones de ninguna manera posible.

 

—Ya les dije aquel día que los había perdonado, que estoy para ustedes…

 

—Sí, y que nos amas… pero sé que lo dijiste para dejarnos tranquilos. Todo este tiempo ha sido sólo silencio… sabíamos que necesitabas espacio, quizá para odiarnos...

 

—No los odio…

 

—Pero no quieres ver nuestras caras…. Y no es ninguna recriminación. Yo trato cada día de hacerme a la idea. Después de todo, yo fui el único culpable. Yo fui quien se acercó a J cuando estaba confundido, cuando sufría.

 

—Inoran yo no necesito…

 

—Él todavía te amaba, estaba a tu lado y yo me acerqué…

 

—Inoran, él fue quien decidió que nos separáramos, él ya no…

 

—¡El sufría! Él te quería… y aunque yo sabía todo eso, incluso sin pensar en ti me acerqué a él… ya me había resignado, pero… después de todo cuando quieres a alguien eso de aceptar la derrota es una mentira…

 

­—¿¡Por qué me dices todo esto?! ¡No lo pedí, no lo deseo! —No estoy seguro, pero creo que elevé la voz hasta casi gritar.

 

—¡Porque quiero que lo perdones! —rompió en llanto— ¡Por favor Ryuichi, perdona a J! ­—Sollozaba intensamente. Con el dorso de sus manos limpiaba sus lágrimas, solo para que instantáneamente brotaran más.

 

Su cuerpo estaba temblando yo trataba de decir algo, pero mi boca no reaccionaba a la imperante necesidad de hablar que exigía mi cerebro. Intenté moverme, caminar hacia él, pero mi cuerpo tampoco seguía indicaciones.

 

—Si yo no me hubiera acercado… quizá J habría querido continuar contigo… se veía tan triste todo el tiempo… parecía caminar solo y perdido… yo… quería que sonriera… quería que estuviera bien, pero incluso ahora… aunque él me ame, no está bien… todos los días espera ese momento en que le dirijas alguna palabra al fin… —hablaba de forma pausada entre sollozos, tratando de dar a entender de la mejor forma lo que decía. —Yo renuncié a esa posibilidad… pero él no… te sigue esperando y te esperará por siempre… aunque tenga el lugar de la persona que ama… no puedo ocupar el lugar de Ryuichi Ése es solamente tuyo.

 

—¡¿De qué estás hablando?! ¡Jun me abandonó, él me dejó! ¡De ningún modo cabe la posibilidad de que el me necesitara! Porque entonces... no me hubiera abandonado… Nadie podría haber surtido efecto en él si me hubiera amado realmente ¡Pasé un año de mi vida esperando…! Algo… lo que fuera…. una palabra… ¡No me digas ahora que él espera algo de mí!

 

—¡Estaba confundido y tenía miedo! Ya te lo dije… caminaba solo… yo sólo quería caminar a su lado, pero aún ahora siento que no he podido llegar hasta él completamente.

 

­—¿De qué podría tener miedo? ¿De mí?  ¡Caminé a su lado y si no pudo verlo es su problema!

 

—¡Yo qué voy a saber! ¡Quizá fuiste tú el que no vio su soledad!

 

Los dos gritábamos, hablábamos muy alto, pero seguramente la barrera que producía el sonido de la celebración nos protegía, por fortuna, porque en ese momento estábamos sumergidos en aquel mundo de pasado, de palabras dolorosas… como para tomar precauciones. El rostro lleno de lágrimas frente a mí comenzó a distorsionarse por la cortina de mis propias lágrimas.

 

—Ahora eres feliz a lado de Heath-san. Desde aquella vez pensé que él estaba interesado en ti… Y cuando los vi al llegar aquí… ¿no es posible para ti perdonarlo ahora que eres feliz…?

 

—Inoran —El cristal de nuestro entorno se rompió por aquel llamado que no procedía de mí.

 

Al mismo tiempo giramos para mirar en dirección a aquella voz. A unos cuantos pasos se encontraba Jun; los caminó en un segundo para estar a la par nuestra.

 

—J…

 

Jun se colocó frente a Inoran, sacó un pañuelo y comenzó a limpiar su rostro, las lágrimas del guitarrista se habían detenido ya.

 

—Te ves terrible. Mira, te están saliendo mocos —limpió su nariz.

 

—Claro que me están saliendo mocos, es natural cuando lloras.

 

—Siempre haces cosas innecesarias. —Por supuesto que para Jun debía ser innecesario que Inoran intercediera por él conmigo… —¿Me dejarías hablar con Ryuichi un momento?

 

Inoran lo miró y después asintió con la cabeza luego dirigió su vista hacia mí y se despidió con la mano, después caminó de vuelta al salón.

 

Eso hizo que mi corazón diera un salto repentino y violento. La última vez que los había visto sólo había hablado largamente con Inoran y era porque no estaba preparado para sostener una conversación profunda y larga con Jun y en el presente no creía ya estarlo.

 

—Debo ser el peor del mundo. Sólo dos personas me han querido… a una la abandoné y a la otra la hago preocuparse al grado de llorar de aquella manera.

 

—Fue mi culpa que llorara…

 

—Lloró porque él sabe leer e interpretar todo de mí. Desde aquel último día que nos vimos no habíamos hablado de esto. Me pregunto cómo es capaz de leer mis pensamientos… porque todo lo que dijo es verdad. Soy un ingrato, debería ser muy feliz ahora y estar tranquilo porque la persona a la que tanto lastimé ahora puede ser feliz también. A pesar de todo lo que le hice, no quiero vivir en un mundo donde Ryuichi no quiera verme nunca más…

 

—No te entiendo… hiciste… todo lo que hiciste, pero… quieres que yo me quede contigo como si nada…  quieres que vuelva a ser tu hermano… ¿después de que fui tu pareja?

 

—Creo que sí me entendiste, porque eso es exactamente lo que quiero.

 

—¿Eres tonto? Haces cosas malas, pero no quieres pagar las consecuencias. Eres una persona terrible.

 

—Así es. La peor del mundo.

 

—¿Qué cosa podría hacerte pensar que mereces algo así?

 

—No lo merezco, pero no pierdo la esperanza de tenerlo.

 

—¿Por qué?

 

—Por ti, porque estamos en las esquinas opuestas. Yo soy la peor persona del mundo, pero tú eres la mejor. El mejor ser humano que existe en la tierra. No, tú no eres humano. Eres algo hermoso que está aquí y que nadie merece… menos yo. Esa es mi única esperanza… tú podrías perdonar a alguien como yo, que no merece nada…

 

—Deja de decir tonterías. Por supuesto que soy humano y que puedo sentir cualquier tipo de emoción, soy capaz de odiar y de tener malos pensamientos también.

 

—No lo eres.

 

—¡Sí lo soy! —la voz de J era pausada y suave en aquel momento, por eso la mía se había podido tranquilizar, pero ahora volvía a elevarse como consecuencia del frenético movimiento en mi interior… y de las tonterías de ese hombre.

 

—Siempre he pensado así. Ese sentimiento que al principio era muy cálido, poco a poco se fue convirtiendo en angustia ¿Qué haré si Ryuichi se cansa de mí? ¿Qué haré si Ryuichi deja de amarme? Todo el tiempo tenía miedo. No podía seguir así… Pensar que no era capaz de estar a tu nivel, me paralizaba…

 

—¿Me dejaste porque tenías miedo de que yo te dejara?

 

—Suena como una tontería, ¿No? Lo que no quería era ser aprensivo. Mi inseguridad no me hacía pensar con claridad. ¿Qué pasaría si me convertía en un tirano, en alguien que no soportara la idea de compartirte con el mundo?

 

—Nunca lo fuiste.

 

—Pude contenerme hasta el último momento… ¿pero, y si después no podía?

 

Me costaba un poco comprender la lógica de todo lo que Jun me estaba diciendo, sin embargo, de lo que me di cuenta era de que quizá siempre fui una persona muy egoísta. Me pregunté por mucho tiempo qué había hecho mal… ¿por qué de pronto Jun se había ido? No lo sabía, pero ahora podía ver que no fue “de pronto”, sino que fue una decisión meditaba y reflexionada, quizá envuelta por el miedo y… equivocada o no, en todo el tiempo que estuvimos juntos nunca me di cuenta. No vi una sola señal. Inoran fue quien estuvo ahí para brindarle lo que necesitaba, yo no.

 

­—¿Por qué no me dijiste?

 

—Porque me costó mucho llegar a esa conclusión. En ese momento no lo sentía en palabras.

 

—¿Qué hace diferente a Inoran? —A pesar de que creía tener la respuesta, quería escucharlo directamente de Jun.

 

—Creo que no se trata de ustedes, quien es diferente ahora soy yo. Quizá Inoran me ayudó a cambiar un poco. No sabría cómo explicarlo, pero… bueno, él es tan imperfecto como yo… podemos alcanzarnos fácilmente.

 

Sentí que tal vez era capaz de comprender aquello. No se trataba en realidad de perfección e imperfección. Si Jun sentía que podía estar más cerca de Inoran que de mí, eso sólo significaba que él y yo no podríamos amarnos mucho más tiempo del que lo hicimos y que Ino-chan era la persona indicada para él.

 

Éramos tres personas imperfectas tratando de encontrar el camino más adecuado, el más feliz, uno en que ya no camináramos solos. Encontré aquel camino a lado de Hiroshi. Tenía esa seguridad y aun así… no quería tener a ese par de personas imperfectas lejos de mí, deseaba ser testigo de su camino. Inoran tenía razón… cuando amas a alguien, aunque te resignes, muy en tu interior tienes una esperanza y yo no podía culparlo de haberse aferrado a la poca que él tenía.

 

Cuando se convirtió en mi esperanza yo me aferré a él con todas mis fuerzas…

 

—Mientras estábamos en la mesa…. Los cuatro reunidos nuevamente; tan incómodos, sin palabras que decir… sentí que había matado a LUNA SEA para siempre. A pesar de que estemos separados, nunca hablamos de abandonarlo definitivamente y… aunque así fuera, la banda es nuestro lazo y mientras no se rompa LUNA SEA podría seguir viva… —tontamente, las lágrimas comenzaron a escaparse nuevamente de mí. —No quiero que eso pase….

 

—Ryu… yo tampoco —J salvó la distancia que quedaba entre nosotros y con sus brazos me atrajo hacia él.

 

Por un momento no supe qué hacer, hasta que me di cuenta: lo más natural era corresponder al abrazo y así lo hice. Todo lo que daba sustancia a la figura de Jun vino a mi mente de golpe. Él era una de esas cuatro personas a las que nunca podría odiar. Jun no era una esencia vacía, estaba lleno de fragmentos importantes de mi vida.

 

—Si Shinya nos viera estoy seguro de que nos regañaría mucho —me aparté un poco y por primera vez en mucho tiempo, me atreví a sonreír frente a él.

 

—Todo este tiempo he tenido miedo de hablarle, seguramente nos va sermonear por dos horas.

 

—Se tardan demasiado en regresar —dijo Hiroshi quien había aparecido tras nosotros y a su lado Inoran.

 

—¿Resolvieron sus diferencias como hombres, bueno, como seres humanos?

 

—¿Quién diría que yo soy más pacífico? La última vez que Inoran y Ryu resolvieron sus diferencias como hombres se agarraron a golpes.

 

—No me recuerdes eso…  Inoran, quiero decirte… no es imposible… aspirar a mi perdón… Es verdad, la última vez que nos habíamos visto les dije que los amaba y que estaba para ustedes, pero la verdad era que no deseaba verlos, no para siempre, pero sí por un tiempo… ahora creo que eso no es lo mejor…

 

Inoran no contestó, pero se acercó casi corriendo hasta mí y me abrazó, yo hice lo mismo que y froté su espalda. Aquel tamaño y complexión tan familiar me dieron tranquilidad e hicieron que la gravedad sobre mí empujara un poco menos.

 

Cuando nos apartamos Hiroshi se acercó a mí y besó mi frente, luego sin decir nada sacó un pañuelo y limpió mi rostro.

 

Volvimos todos juntos a la mesa, el pequeño trayecto que había de donde nos encontrábamos casi en el centro del jardín, hasta la entrada del salón, lo caminé tomado de la mano con Hiroshi y agradecí nuevamente que él estuviera a mi lado, que me regresara a LUNA SEA, porque si él no hubiese estado ahí, quizá mi perspectiva de las cosas seguiría distorsionada.

 

Tomamos asiento nuevamente en nuestros lugares. Pata-san, Ihara-san e Ishida-san seguían conversando, ésta última parecía haber superado la inhibición de encontrarse sólo con hombres y ahora conversaba de una forma más animada. Nos cuestionaron por nuestra ausencia tan larga y J sólo atinó a decir había muchas personas en el baño; así sin ningún tipo de vergüenza.

 

Con el ambiente más relajado, la ceremonia transcurrió más rápido y aunque después habría una fiesta para celebrar a todos los ganadores, Pata-sama sugirió ir a algún bar de la zona, idea que todos recibimos con agrado. El nivel al que se debían guardar apariencias en aquellos eventos era agotador después de un tiempo. La invitación fue extensiva también para las dos personas que se habían agregado al final a nuestra mesa, pero, sin ninguna intención de connotaciones negativas; Ishida-san se había propasado un poco en las copas bebidas, se podían observar sus mejillas muy rojas y aunque aún era dueña de sí misma y de su porte, quizá no lo seguiría siendo si continuaba la celebración.

 

—Probablemente Yuriko-chan ya está cansada y yo lo estoy también un poco. La llevaré a casa y después iré a la mía a descansar —Ihara-san se disculpaba con nosotros.

 

—Entonces así podremos quedarnos más tranquilos. Se irán en su auto ¿Ihara-san?

 

­—No Ryu-chan, nos trajo un auto de la compañía así que creo que nos iremos en un taxi.

 

—Entonces hay que pedirle a un ballet que llame a uno.

 

—No te preocupes, tengo a alguien de confianza, lo llamaré y lo esperaremos fuera del estacionamiento.

 

—¿Estás seguro? Bueno, yo los acompañaré a esperarlo.

 

—No es necesario que te molestes Ryu.

 

—No es molestia y me quedaré más tranquilo si lo hago.

 

—Está bien.

 

­—Hiroshi, iré con ellos a acompañarlos, no tardaré.

 

—No te preocupes. Esperaremos el auto de J aquí y te recogeremos en la entrada.

 

—Sí… gracias ­—sonreí para él, sólo para él y luego me encaminé con mis compañeros actores a la entrada.

 

Mientras íbamos en camino Ihara-san pidió el taxi.

 

­­—Ambos son muy caballerosos. Se están tomando muchas molestias por mí…

 

—No se preocupe Ishida-san, no es ninguna molestia.

 

—¡Ay no! —Expresó la actriz como si se hubiera percato de ago.

 

­—¿Qué pasa Yuriko-chan?

 

—Olvidé mi bolso. Ihara-kun ¿Sería muy problemático pedirte que fueras por él?

 

—Claro que no, Yuri-chan. ¿Quedo en tu silla?

 

—Así es. Kawamura-san y yo te esperaremos en la entrada.

 

Ihara-san corrió de vuelta a la entrada y nosotros recorrimos la poca distancia que quedaba hasta la entrada del estacionamiento. Ya no se encontraba la alfombra roja. Era demasiado tarde para encontrar a muchas personas en la calle y demasiado temprano como para que los demás asistentes abandonaran el lugar, por lo que todo permanecía tranquilo y en silencio.

 

—Soy un desastre… además de entregarle su premio, acepté venir aquí por dos razones y no cumplí ninguna…

 

—Por dos razones… ¿Cuáles eran? Si no es indiscreción preguntar.

 

—La primera tiene que ver con usted.

 

—¿Conmigo?

 

­—¿Le parezco una mujer atractiva?

 

—Claro, es muy atractiva. —Creía estar comprendiendo cuál era el sentido de su pregunta, pero no deseaba herir su orgullo sólo por suposiciones.

 

—Todos los hombres piensan eso. Soy muy atractiva, pero esa atracción no dura demasiado, todos terminan asustándose.

 

—Ishida-san, seguramente encontrará…

 

—Kawamura-san, tú eres diferente, un hombre diferente, así como yo soy una mujer diferente… Me preguntaba si alguien como tú…

 

—Ishida-san… lo siento mucho… yo ya tengo a alguien…

 

—¿No podría ser yo mejor que esa persona? —se acercó hacia mí trastabillando un poco y apoyo sus manos en mis hombros.

 

—No se trata de eso Ishida-san, esa persona es muy importante para mí. No puedo defraudarla. Además, creo que usted tomó de más, mañana se dará cuenta de su…

 

—Si hacemos la prueba no tiene por qué enterarse esa persona si no resulta y si funciona querrá decir que no era la indicada. Le aseguro que mañana no me arrepentiré de nada ­—Tras aquellas palabras, Ishida-san acercó su rostro al mío para tratar de besarme.

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

 

Definitivamente todos los seres humanos aman a Ryuichi, sí señor, nadie en el mundo se atreverá a hacerle daño, nadie =3


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