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El hermano de mi amiga. por Mc-19051

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Notas del capitulo:

Espero les guste :'d Cualquier comentario es bien recibido <3

Algo típico para la vida de Oscar era ser amable y aparentar ser un imbécil para su compañero Jhonathan.


Siendo catalogado la mayor parte del tiempo por la gente como alguien ''cálido'' a la gente él se solía referir a todo ser vivo exceptuando al frio oji-verde.


Ser cálido era una de sus tantas cualidades natas, con tal y estuviese de buen humor, toda su calidez se iba a algún lado cuando le despertaban, dejando a un ser frio y malhumorado a cambio, no le gustaba estar así, hasta su propio respirar le molestaba.


Ser despertado un sábado en la mañana, sinceramente le jodía totalmente la vida, en especial, cuando lo que le despertaba era cierta vocecita que llamaba el nombre de su hermana menor, ¨¿Para qué coño puse el puto timbre si nadie lo va a usar?¨ Se mortifico a si mismo intentando ignorar /en vano/ la vocecita.


¨Que se joda, estoy mama'o¨ Finalizo, metiéndose nuevamente entre sus sabanas.


Dicha vocecita insistió, para que luego /para empeorar la tortura del moreno/ el timbre fuese usado de manera insistente, perforando así sus tímpanos, frunció el ceño más molesto todavía.


Se levantó ya fatigado de ignorar algo que aparentemente no se iba a ir, en una ágil movimiento ya estaba fuera de su cama dando marcadas zancadas en dirección a la puerta principal.


Abrió dicha puerta con suma brusquedad, casi dislocándose el hombro en el proceso.- ¿Qué?- Pregunto igual de brusco con un tono de voz algo ronco, incluso temblaba debido a la misma cólera que recorría su cuerpo, aunque dicha cólera se desvaneció como si nada al ver el rostro del pelirrojo.


Este tenía la cara compitiendo con el color de su cabello, sus ojos estaban posados en algún punto vacío, demostraba /obvia/ sorpresa, su boca en una simple línea recta y su torso levemente inclinado hacia atrás.


-¿Qué tanto me andas mirando?- Aunque su rabia se hubiese disipado por la gracia que le causaba la expresión del pequeño pelirrojo, le molestaba que lo estuviese mirando todo el rato sin decir palabra alguna, al fin y al cabo, no se había despertado para que lo miraran todo el rato sin razón aparente.


-Y-yo... D-debería venir más... tarde...- Susurro el oji-morado desviando finalmente la mirada.


Oscar arqueo una ceja algo dudoso, sintió su cuerpo más fresco que de costumbre, la brisa matutina le pego de lleno en el pecho y las piernas... Si, definitivamente había olvidado un ''insignificante'' detalle, el dormía en ropa interior, en boxers para ser exactos.


-Eh...- El que estaba avergonzado ahora era el.- Si no le dices nada a la policía, te doy 100 billetes.


El pelirrojo pareció pensárselo por un momento para que después una sonrisa juguetona se dibujase en su rostro.- Cien billetes me parece poco.- Su sonrisa se amplió y miro directo a los ojos al moreno.


¨Nunca muestres debilidad ante el enemigo, aprovechara cada momento para atacar.¨ ¿Qué mejor frase que esa para describir el gravísimo error que cometió Oscar? A penas este mostro indicios de ser lo contrario que aparentaba ''Un macho ibérico'' según su hermana, Arturo había aprovechado, el pequeño pelirrojo era astuto.


-¿Cuánto quieres?- Miro expectante al chico.


-300 billetes, mínimo.- Contesto el oji-morado sin quitar esa sonrisa de su rostro.


-105.


-310.


-110.


-350.


-120 y es mi última oferta.


El menor inflo sus mejillas frustrado, ¨El momento perfecto¨ Pensó Oscar sonriente, jalo a Arturo y lo metió rápidamente en la casa, cerrando la puerta con seguro tras de sí.


El menor lo miro sorprendido, Oscar se le acerco, demasiado para su gusto podría decirse, con una mano atrapo las dos manos del pelirrojo, y con la otra le acaricio levemente la mejilla, haciendo que el pelirrojo se estremeciera.


-Tú hermana... Podría vernos.- Susurro intentando sonar firme, cosa que no le salió muy bien, más que escucharse firme, sonaba suplicante.


-A ella le encanta este tipo de cosas.- Le sonrió juguetón al menor, sin dejar de acariciarle suavemente.


¨El hermano de mi amiga me anda toqueteando todo el rostro y yo me dejo como si nada¨ Se atormento a si mismo Arturo mordiéndose el labio inferior totalmente ansioso.


Sus mejillas ardían, y era por mera vergüenza, no porque le excitara que le tocasen el rostro ¡Odiaba que hicieran eso! Él siempre había sido alguien arisco, pero vamos, nadie en su santo juicio se metería con un tipo que te lleva muchos músculos y centímetros de diferencia.


¨Y este es el momento en el que maldigo ser tan pequeño¨ El no era alguien pequeño, orgullosamente media 1,68 pero el trigueño le llevaba 20 centímetros de diferencia.


Pataleo un poco intentando zafarse, el escuchar la risa del mayor lo ubico nuevamente en este mundo.


Frunció el ceño más avergonzado aun y automáticamente dejo de patalear. Miro de mala manera el trigueño, el cual simplemente le soltó sin quitar la sonrisa del rostro, le revolvió el pelo divertido.


Arturo de un simple manotazo quito la mano de su cabeza.- No me toques.- Sentencio con los ojos algo vidriosos, odiaba que lo humillaran, y más si era un total desconocido el que lo hacía.


El trigueño lo analizo durante unos segundos.- Eres algo curioso ¿Te lo habían dicho?-


- ¿Te digo algo curioso? Me parece curioso que un negro semidesnudo me diga que yo soy algo curioso.- Volvió a fruncir el ceño, cualquier sinónimo de ''adorable'' le enfurecía, en especial si lo usaban con él.


-No soy negro, soy trigueño, o mejor dicho, moreno.-


-¿Moreno?- Los latinos eran algo extraño. Se quedó quieto mirando los ojos del ¨moreno¨ el cual también lo veía a los ojos, tanto contacto visual le molestaba, desvio nuevamente la mirada.- Serás moreno del averno, porque sinceramente, es la primera vez que veo a alguien con esos colores de ojos, uno rojo y el otro ámbar.- Susurro sin despegar la vista del suelo, era la segunda vez que le pasaba algo tan bochornoso como eso, la primera vez había sido con los ojos de Andru.


-Si te sirve de consuelo, es la primera vez que veo a alguien con ese tono de morado en los ojos.- Oscar le sonrió con tranquilidad antes de darse media vuelta y empezar a caminar rumbo al pasillo, Arturo lo miro algo confundido ante tal acto.- Solo iré a tomar una ducha ¿O crees que seguiré hablando contigo de esta forma?- Señalo su bóxer.- Aunque, si quieres, puedes irte, Michelle no está aquí-


-La esperare.- Ni bien el trigueño había terminado de hablar cuando ya el pelirrojo había dicho eso.- Claro, si dejas que me quede aquí por más tiempo.- Esto último lo dijo como un susurro.


-Está bien.- Se arqueo de hombros restándole importancia al asunto.- Puedes sentarte en el sofá si gustas, hay comida en la nevera también.- Le dedico una leve sonrisa antes de retomar su caminata y meterse en su habitación.


Arturo suspiro y se tapó la cara más avergonzado que nunca ¿Qué rayos acababa de pasar? Primero viene el moreno y le abre la puerta con un humor de perros y como si no fuese poco lo hace en ropa interior /Un bóxer negro con franjas rojas y naranjas/ segundo, el mismo moreno semidesnudo empieza a tocarle el rostro y el pelirrojo casi se desmaya por eso, y por último, se había percatado que el trigueño-moreno-negro-lo que sea tenia unos ojos muy llamativos y un muy bien trabajado abdomen.


¨Arturo deja de pensar en cosas guarras, por favor¨ Pensó mientras se sentaba en el sofá, volvió a taparse la cara ¨El hermano de mi amiga es increíblemente sexy¨ El rubor en su cara aumento ¨Me imagino como tendrá a su ''amigo''¨ Ante eso ultimo Arturo se sorprendió de sí mismo, no era momento para pensar ese tipo de cosas ¡Y menos en una casa ajena!


Claramente no se iba quedar allí sentado pensando en cosas tan... Guarras, ignoró sus pensamientos /los cuales eran bastante sucios, por cierto/ y optó por darle un recorrido rápido a la casa, estaba mas que obvio que gracias a la hermana menor del trigueño él ya se sabia en cierta parte las partes del lugar; jamás se había tomado la molestia /por mera cortesía/ de no revisar los demás lugares, solo había explorado la sala principal, cocina y el cuarto de la trigueña el cual tenía su propio baño; de resto, lo demás parecía otro mundo para el.


Caminó rodeando el sillón y escudriñando con la mirada algunas pinturas que estaban allí, pintruas abstractas, claro, ¿Qué le costaba a las personas poner pinturas coherentes en sus casa? Como esas pinturas de una casita en medio de la nada, no, a la gente le parecía mejor poner pinturas con cuadrados y otras figuras inentendibles de colores.


¿Por qué su amiga habría puesto tales pinturas? O mejor dicho, ¿Por qué dejó que su hermano colocase dichas cosas en la sala? ¿No eran mejores los jarrones con flores y/o frutas? Figuras de colores....Un cuadrado rojo y otro azul...¿Qué significado podría tener eso? ¿El fuego y el agua? Ladeó la cabeza mirando la pintura fijamente, simplemente no la entendía.


Desistio de seguir miradno esa cosa y pasó a escudriñar la cocina, abrió la nevera como si nada, estaba vacía solo estaban las jarras con agua y alguna que otra cosa para recalentar, la cerró y pasó a ver nuevamente la pintura, perfecto, ahora había cambiado de color como si nada, ahora un cuadro morado y otro verde ¿Ahora que mierda significaba eso?


¿La pintura estaba jugando con el o que? Posó su mirada en el meson, estaba hecho de granito negro, los gevetones de abajo eran blancos, habían unos mesones superiores, igual de blancos, la cerámica de las paredes eran de un color crema, la cocina, microondas y nevera negros, el comedor para cuatro personas hecho de un juego tambien crema, con tonos marrones variados, los cojines de las sillas eran negros.


¨A alguien le gusta el negro por aquí¨ Bromeó internamente, salió de la parte de la cocina...la pintura...La miserable pintura... Un cuadrado blanco con detalles en negro y otro azul oscuro con detalles en un celeste brillante ¡¿Qué clase de pintura era esa?! Le sacó el dedo en medio totalmente molesto, claro, la pintura se sentiría ofendida con eso.


Gruñó y dejó de mirar esa cosa nuevamente, empezaba a sentirse fatigado ¨Puta pintura¨ Era lo único que pasaba por su mente. Caminó saliendo de la parte de la sala principal y cocina, se topó con un pilar, típico, vio un pasillo, lo conocía, por allí se había metido el trigueño, y por ahí se metía el también cuando iba al cuarto de su amiga.


En dicho pasillo solo habían tres puertas en el lado derecho y del lado izquierdo estaba el marco que daba a la cocina, el qe construyó dicha casa le quedó la cabeza echando humo, cualquiera se perdía allí.


La sala era ridículamente grande, habían un par de cosas para rellenar dicho espacio, al lado izquierdo de la sala se encontraba la cocina con un marco para distinguir las secciones, si se caminaba por la cocina y se giraba hacia adelante, se llegaba al pasillo donde estaban las tres habitaciones, saliendo del pasillo se volvía a la sala, la cual si se caminaba hacia adelante, se conseguía con otro pasillo el cual daba a la parte trasera del lugar, donde estaba el extraño manzano.


¿Por qué había un pasillo para llegar a la parte trasera de la casa? Simple, habían otras dos habitaciones, que solo Dios sabría que tenían adentro, tal hecho le dio suma curiosidad al pequeño pelirrojo, salió del pasillo y se encamino hacia una de las habitaciones, miró hacía varios lados antes de acercarse a una de las puertas, se dio el susto de su vida cuando dicha puerta se abrió de golpe dejando salir a un moreno con cara de haber visto a un fantasma, corriendo hacia él, al final ambos se estrellaron.


El pelirrojo cayó al suelo, siendo aplastado por el empapado cuerpo del mayor, se asqueo un poco al sentirse en esa situación, dirigió su vista un poco más abajo y se arrepintió, había visto el...El...El aparato reproductor de el hermano de su amiga, su cara se enrojeció salvajemente, ya tenía una idea de cuánto le medía ''eso''.


El moreno se levantó rápidamente, se ajustó su toalla y pidió una disculpa rápida. A Arturo no le quedó de otra que aceptar dichas disculpas, cuando miro al suelo, pudo enterarse de la razón por la cual el moreno había salido corriendo de esa forma, una araña, algo grande, sinceramente, retrocedió al ver como dicha araña empezaba a caminar hacia ellos.


-Eres aracnofobico, ¿Cierto?- Arturo levanto levemente la vista topándose con los ojos espantados del trigueño.- Tomare eso como un ''si''.- Dicho esto, pisó sin compasión alguna la araña.


-Es algo humillante.- Se rasco la nuca mirando a otro lado.- Ni siquiera mis más cercanos amigos lo saben, espero no andes por allí de jeta suelta diciendo tal cosa.


El oji-morado se sonrojo sin razón aparente, levanto la mirada y le sonrió con cierta dulzura.- Esta bien, será nuestro secreto.


-¡Cuñado!- La voz de la morena alertó a ambos chicos.- No sabía que tenían una relación secreta- no tan secreta a mis espaldas.- Sonrió con sorna, cargando las bolsas llenas de víveres a la cocina.


-¡No es lo que parece!- Arturo fue el primero en defenderse.


-Joh, no soy tan ciega, cariño, solo mírate.- Le señalo la morena mientras ponía las bolsas con víveres en el mesón.


El pelirrojo le echó una mirada rápida a su cuerpo, bueno, estaba totalmente desarreglado y mojado.- Esto tiene un origen distinto al que crees.- El sonrojo en su cara no le ayudaba mucho a ser convincente.


-Claro, y mi pelo es naranja.- Miro a su hermano y frunció el ceño algo divertida.- Claro, y mientras yo no estoy, tu aprovechas y te violas a mi mejor amigo ¿No es así, Oscar?


El trigueño se sonrojo en sobremanera.- ¡Yo no lo estaba violando! Él se interpuso en la puerta del baño.


-Claro, lo que ustedes digan.- Miro el reloj del microondas, 8:30 AM.- ¿Quién se anota para comerse unas arepas?


-¿Unas que?-El pelirrojo se confundió totalmente con esa palabra.


 -Yo quiero, me muero de hambre, solo déjame vestirme y te ayudo.- Contestó Oscar mientras se dirigía al pasillo.

Notas finales:

Espero les haya gustado, y muchisimas gracias por leer :'D


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