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Paraiso Robado. por Seiken

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Kardia disminuyó la velocidad con la que se movía, sintiendo el cosmos de Degel y Camus hacer lo mismo, suspirando cuando vio el templo donde esperaban encontrar a su diosa, sintiendo de pronto, como su alfa acariciaba su espalda, dándole un beso en la mejilla. 

 

-Recuerda tu promesa Kardia. 

 

Le recordó susurrando en su oído y hasta donde sabía, no tenían tiempo de cumplir su promesa ni de cobrarla, por lo cual, le dio un manotazo a Degel, para caminar en dirección del templo, esperando que tuvieran manzanas. 

 

-Los escorpiones son temperamentales y si el tuyo es dócil, como lo mencionas, quiere decir que realmente te quiso, así que, como dijera tu omega, después de que matemos a Zeus, no lo arruines. 

 

Camus asintió con algo parecido a una sonrisa, especialmente, porque sentía el terror de Zeus, su cosmos estaba debilitado y por vez primera sentía miedo. 

 

-Los he estado esperando. 

 

Fueron las palabras de Sasha, que sonrió, corriendo en su dirección, abrazando a Kardia, después a Degel, observando entonces a Camus, que no sentía demasiado agrado por ella, porque Hera había dicho que la hija favorita de Zeus, era quien lo custodiaba para su padre. 

 

-Siento lo que ha pasado contigo, Ganimedes, pero con mi padre vivo, yo no puedo evitar que seas secuestrado. 

 

Camus desvió la mirada, sin saber que decirle, Degel respiro hondo, porque esas palabras no le gustaban en lo absoluto, porque esta vez, no dejarían que su hijo, su heredero, por el cual tanto habían peleado muriera, como aquel que no pudo llegar a termina. 

 

-Mi señora, usted le quitó la vida a mi primer hijo, no lo dejo nacer, y ahora me dice que debo entregar al segundo, a mi Camus. 

 

Sasha negó esas palabras, no tenía porqué entregar a Camus, pero si había destruido a Tifón, en un desesperado intento por evitar que su padre regresara a la vida, que despertara, pero en ese momento, ya nada se podía hacer. 

 

-No, no tienes porque entregarlo y si tenemos suerte, tal vez podamos evitar que la locura reine este mundo. 

 

Kardia observó a su alfa, que asintió, debían llevar a su diosa al santuario, para eso habían recorrido ese trayecto, pero las palabras de la diosa Athena no les gustaron, porque no decia que les ayudaria a proteger a su hijo, no, parecía que él no le importaba en lo absoluto.

 

-Llevenme con la diosa Hera. 

 

Les ordenó, avanzando unos cuantos pasos, deteniéndose frente a Camus, cuyas manos sostuvo entre las suyas, con delicadeza, con ternura, para después besarlas. 

 

-Y tu… te prometo que estarás seguro Camus, te lo juro. 

 

No obstante, Camus ya no creía en las palabras de su diosa, que nunca lo había protegido, así que se apartó, desviando la mirada, suponiendo que ya estaba hecha su misión, observando como Degel de pronto sostenía la cintura de Kardia y su cuello, para besarle con pasión, ingresando su lengua en su boca. 

 

Kardia quiso apartarse por unos instantes, empujándolo con fuerza, pero después de unos minutos, se rindió, dejó de luchar contra él, para permitir que Degel le robara el aliento con sus apasionados besos. 

 

-Tenía que tener una probada. 

 

Pronunció apartándose, con una sonrisa pícara, logrando que Kardia se sonrojara furiosamente, antes de enfurecer, golpeando a Degel, casi cortando las paredes de ese edificio. 

 

-¡Eres un pervertido! 

 

Sin embargo, como respuesta, Degel sostuvo su mano, para besar su dorso, ahora de una forma galante. 

 

-Y aun asi me amas.

 

Camus empezó a reírse al escuchar esas palabras, cubriendo su rostro, preguntándose si alguna ocasión él podría actuar de esa forma con su escorpión y como reaccionaria Milo en ese caso. 

 

-No mientas, no sabes como hacerlo. 

 

Susurro Degel, viendo como se adelantaba un poco rígido, como si pensara que lo iba a dejar ir, asi como asi, pero se adelantó, abrazando su cintura, por alguna razon, se sentia un poco territorial ese dia y mordió su cuello, con delicadeza, escuchando un jadeo de sorpresa. 

 

-Como yo te amo a ti. 

 

Eso se ganó una sonrisa de Kardia, que lo beso en los labios, para después retirarse, encantado con esa muestra de cariño, sintiéndose orgulloso por ser él quien recibía el amor y la lujuria de Degel. 

 

-Dioses, no se como te soporto.

 

Degel se encogió de hombros, porque era obvia la razón porque lo soportaba y eso era que se amaban, pero no tenían que repetirlo, supuso, sin embargo, al observar la expresión de Camus, como le parecia eso demasiado divertido, supuso que tenía que enseñarle algunas cuantas cosas mas de adultos, sobre cómo tratar a tu omega. 

 

-Tu escorpión necesita sentirse amado y hermoso y es tu deber enseñarle cuanto lo amas, cuanto lo deseas, con tus palabras y con tus caricias, porque aunque parecen estar hechos de acero, ser tan fuertes como el granito, muy en el fondo, son delicados como una hermosa flor de acero. 

 

Camus asintió, porque nunca le había enseñado a Milo cuanto lo amaba ni mucho menos cuánto lo deseaba. 

 

*****

 

Aspros no escondio la sorpresa que esa pregunta le provocó, porque sabía que Minos era un guerrero astuto, uno muy fuerte, pero no sabia que se tratara de un soldado tan desconfiado. 

 

-¿No es suficiente el amor de tu omega? 

 

Minos relamió sus labios, pensando en esa pregunta, porque pensaba que ya tenía el amor de su omega y no sabia si este plan podría costarle su compañia, sin contar, que lo único sagrado para él eran los lazos divinos entre alfas y omegas. 

 

-Radamanthys lo es todo para mi, de una forma que no podrías entenderlo, porque lo deseo desde mi primera vida, desde que nací en Creta, así que esa clase de pregunta viene sobrando. 

 

No iba a separar a una pareja divina y sabía que ese soldado era lo que deseaba, sin contar, que Eros creía que era su aliado, el ladrón de nidos había creado su guarida en ese sitio, así que, probablemente lo mataría después de utilizarlo. 

 

-Quiero la cabeza de Eros, no el viejo, el joven, quiero que ese bastardo muera y solo asi, yo te ayudaré a matar a Zeus. 

 

Minos esperaba que Aspros aceptara esa petición, pues sabía, que si mataba al Eros viejo, de nada le serviria, porque el joven aun existia, protegido en donde fuera que se escondió, pero sabía, que él estaba en compañía de este demente de apariencia amable. 

 

-Primero mata a Zeus, después, te daré la cabeza de Eros en una pica, es mas, tu podrás cortarla en persona. 

 

Aspros le ofreció su mano y Minos la acepto, mataría a Zeus, pero no le entregaría la centella al sujeto de cabello negro, porque sabía que solo se trataba de un peón más, en el juego de ese demente que buscaba a un omega que no era suyo, sino que le pertenecía a la rosa, razón por la cual, nunca le amaría como deseaba. 

 

-Supongo que tu palabra es suficiente por el momento. 

 

Susurro, sintiendo ese cosmos acercarse, el cual estaba debilitado, reconociendolo en ese instante como el de su padre Zeus, esperando que Aspros quisiera cumplir su palabra y no perecer cuando por fin lo había recuperado.

 

-Todo por nuestros omegas. 

 

Aspros asintió, todo por sus omegas, por los seres que amaban por sobre todo, por su paraíso, por sus pequeños y en especial, por su cangrejo, que siempre perdía la vida, en cada una de sus vidas.

 

*****

 

Asmita le consiguió ropa de aspirante a los dos omegas, esperando que quisieran utilizarla, saliendo de esa habitación, para que pudieran vestirse sin temor a ser vistos, aunque, él era ciego, sabía que debían darle privacidad a esos muchachos. 

 

-Se siente bien verdad, cuando por fin reconoces a tu omega y este lo hace contigo. 

 

Manigoldo había sido llamado por Sage, para que le ayudará a tratar con los dos omegas y el alfa, que llegaron a pedir ayuda al patriarca, dándole unos minutos, para poder conversar con Asmita, después de todo, él hizo que todo ese dolor fuera posible. 

 

-Albafica. 

 

Albafica deseaba saber porqué lo hizo, porque atacarlo por la espalda y porque dejar que Manigoldo fuera entregado a Aspros, porque dejo que lo violaran, cuando él pudo enfrentarse con Hakurei para proteger a un inocente. 

 

-¿Porque lo hiciste? 

 

Ya no le importaba ser gentil, ni ayudarle a nadie, no deseaba perder el tiempo con hipocresías, porque despreciaba a todos y cada uno de los habitantes del santuario, sus vidas ya no tenían mucho sentido para él, ni siquiera la de aquellos inocentes que nada pudieron hacer para protegerlo.

 

-O mejor dicho, porque no hiciste nada. 

 

Asmita no supo qué responder, porque no había nada que decir al respecto, le dio la espalda a Manigoldo, un inocente y nada más importaba, su dolor, su desesperación, todo fue causado por su culpa. 

 

-No tengo forma de explicar mis acciones, porque cada palabra sonara vacía. 

 

Albafica deseaba matarlo, de tener su sangre lo hubiera envenenado, pero tendría que conformarse con un golpe de fuerza física, un puñetazo en su estómago, usando su cosmos, un golpe del cual no se defendieron. 

 

-¡Tienes razón! ¡No puedes justificar tus acciones! 

 

Asmita evitó el siguiente golpe con la misma facilidad con la cual pudo proteger a Manigoldo, pero no lo hizo, sin embargo, lo único de lo que estaba seguro era de que al apartar al veneno del santuario, salvó muchas vidas, una de ellas, la del cangrejo. 

 

-Pero, no me arrepiento de mandarte lejos Albafica y espero que comprendas que lo hice realizando un bien mayor, que tú habrías sido la causa de la muerte de tu cangrejo y que muchos otros hubieran perecido. 

 

Albafica respondió sosteniendo a Asmita de los hombros, pensando por momento en ahorcarlo, porque pudo mandarlos lejos a ambos, no nada mas a el y nada de lo que dijera podía justificar su traición. 

 

-¡Eres un monstruo! 

 

Pero antes de que Asmita pudiera decirle que sí lo era, y que sentía mucho su inacción, se abrió la puerta que encerraba a los espectros, que salieron para ver como ese alfa sostenía al otro de su cuerpo, deseoso de lastimarlo. 

 

-¡Apártate! 

 

Kagaho lo atacó, propinándole varios golpes, que Albafica esquivo con suficiente pericia, sin recibir un solo daño, puesto que era uno de los santos más fuertes del santuario, después de todo, no tenía nada mejor que hacer que practicar todos los días, todo el tiempo. 

 

-¡No toques a mi alfa! 

 

De pronto Asmita detuvo a Kagaho, quien era observado con extrañeza por Sylphide, que no entendía qué estaba pasando en ese lugar, pero sentía un cosmos familiar demasiado cerca. 

 

-¿Así que hasta tú tienes un omega? 

 

Eso lo preguntó con cinismo, como si no pudiera creerle, logrando que Asmita desviara la mirada, sin saber que decirle, pero manteniendo apartado a su omega de la rosa, que les dio la espalda, para alejarse de allí. 

 

-Pero porque me extraño, si hasta ese Minos tiene un omega… 

 

Sylphide corrió hasta donde se encontraba Albafica, al escuchar ese nombre, sosteniéndolo del brazo, notando como por unos instantes estuvo a punto de retroceder, pero no lo hizo, porque ya no era venenoso. 

 

-¿Minos has dicho? 

 

Albafica asintió, ese nombre era el que había dicho, Minos de grifo, el primer juez de las almas, hermano mayor del segundo juez de las almas, por el cual Aspros se enamoró de su cangrejo, porque Eros decidió que ese soldado era el alfa de su señor, que ya no lo amaba y que prefería estar con su verdadero alfa. 

 

-Minos de Grifo, alfa de Radamanthys de Wyvern, ambos están aquí, si es que los conocen y quieren verlos. 

 

En otros tiempos Albafica se hubiera quedado para darle más información a esos niños, pero ya nada le importaba, que no fuera su omega a sus mellizos, los que estaban creciendo en el vientre de su cangrejo y el gigante amable que sobrevivió a un infierno. 

 

-Están en el ala médica, es toda una noticia en el santuario. 

 

Como la desaparición del bondadoso Aspros, el regreso del omega demente y sobretodo, su nueva fealdad, haciéndolo un omega roto en más de un sentido, porque era venenoso y demasiado feo para cualquiera. 

 

-Como la boda de mi omega con el santo patriarca. 

 

Albafica poco después se marchó, seguro que no deseaba estar más tiempo en ese sitio, ni escuchar una sola palabra de Asmita, ni de nadie más, ignorando la expresión de dolor de Sylphide, quien partió seguro que Valentine triunfaría. 

 

-Puedes llevarme allá, por favor, tengo que ver a mi señor… 

 

Ver que se equivocaban, que nada de lo que decian que habia pasado fuera cierto, que solo dijeran que ese alfa era el compañero de su señor, porque Minos así lo decía, no porque fuera cierto, porque ese alfa con la cara marcada debía ser como los demás, otro demonio que pensaba que solo eran una máquina para hacer bebés. 

 

-Estoy seguro de que ese alfa miente, tiene que estar mintiendo. 

 

Susurro para si mismo, rascando su brazo izquierdo, viendo como Asmita asentia, los llevaría con ese Minos, pero, sabía que Albafica no era como muchos alfas, de todos ellos, era el que menos los veía como un objeto y más como sus iguales, o su tesoro. 

 

-Albafica no es una mala persona, solamente ha sufrido mucho… por culpa mía. 

 

No mentiría, pero no daría demasiados detalles, especialmente porque temía como lo vería su omega de saber que le dio la espalda a otro de sus hermanos, que no era una buena persona y que cayó demasiado bajo. 

 

-Vengan conmigo, les mostrare hacia donde ir. 

 

*****

 

Hera sentía el cosmos debilitado de su esposo y estaba segura de que ese era el momento preciso para atacar, pero sin la diosa de la victoria de su lado, nada ganarían, así que, lo mejor era esperar por la diosa Athena, escuchar lo que tenía que decirle esa niña mimada. 

 

-Mi esposo esta muy debil, pero nada ganaremos si ella no está de nuestro lado. 

 

Pronunció para Sage, que esperaba las órdenes de la diosa madre, seguro de que su señora, la diosa Athena, que blandía a la victoria, estaría de su lado, le brindaría su ayuda. 

 

-Nuestra diosa de la sabiduría escuchara sus palabras, nos dará su ayuda, de eso estoy seguro. 

 

Pero Hera tenía sus dudas, porque ya les había dado la espalda en otras ocasiones. 

 

-Yo temo que decida escuchar a su padre, antes que a la razón. 

 

*****

 

Hola chic@s, el capitulo es mas corto que antes, pero por una buena razon y esque habra un capitulo diario o casi diario a partir de ahora, disculpen la demora y muchas gracias por sus lecturas, estrellas y comentarios. SeikenNJ. 


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