Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Paraiso Robado. por Seiken

[Reviews - 236]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Disclaimer: Estos personajes no me pertenecen y por lo tanto no gano dinero haciendo esto, solo la satisfacción de recibir sus comentarios, quejas o sugerencias…

 

Avisos:

 

 

Esta historia como todo lo que escribo es del genero yaoi, Slash u homoeróticas, pero si estas en esta página estoy segura que ya lo sabías de antemano, en este universo un tanto dispar al de la serie del Lienzo Perdido de Saint Seiya existen algunos personajes que serán alfas, otros omegas, otros betas, pero se les llamara Hijos de Zeus e Hijos de Hera, pero las partes importantes de la serie estarán intactas en su mayoría, sólo que esta historia se sitúa cuando Sasha aun es una pequeña, por lo que los personajes son un poco menores y todos siguen vivos.

 

 

Hace casi un año estuve investigando sobre el universo Alfa/Omega y me gusto lo que vi por lo que ahora quiero hacer mi propia versión de esto, por lo cual contiene mpreg, pero no se basa exclusivamente en eso sino en la desigualdad del genero de cada personaje,  por lo que si no te gusta el mpreg, puedes leerlo con confianza.

 

 

También quisiera decirles que es un mundo ciertamente oscuro en donde los papeles están definidos desde el nacimiento y es aquí en donde nuestros protagonistas tratan de escapar de su destino al mismo tiempo que cumplen con sus deberes en el santuario o el inframundo y respecto a las parejas tendremos Albafica/Manigoldo, Aspros/Manigoldo, Degel/Kardia, Valentine/Radamanthys, Minos/Radamanthys, Regulus/Cid, Sisyphus/Cid, Oneiros/Cid, Shion/Albafica entre otras.

 

 

Sin más les dejo con la historia, espero que les guste y mil gracias de antemano.

 

 

Paraíso Robado.

 

 

Resumen:

 

 

En el santuario de Athena la perfección del amor se confirmaba con el nacimiento de niños deseados y el paraíso era pertenecer a quien amabas, pero cuando eso no ocurría, bien podrían decir que el paraíso se te había sido robado.

 

 

***23***

 

Hasgard había meditado que hacer respecto al collar que compro muchos años atrás, pensaba que el omega estaba  a salvo si esa joya abandonaba el escaparate de aquella tienda, pero ya no estaba tan seguro de eso.

 

Aspros era un buen hombre, era poderoso y amable, pero aun así estaba irreconocible, era como si hubiera perdido la razón a causa de su amor no correspondido, como si el deseo de tener  a su omega fuera tan fuerte que no le dejara pensar con claridad.

 

Decían que estaban creados para vivir con su otro par, que esa criatura siempre les terminaba encontrando, pero en este caso, su omega amaba a una rosa, tal vez, ni siquiera era su compañero y su amigo estaba actuando creyendo que podría usar su vinculo para unirlo a quien admiraba, no su verdadero omega.

 

Sisyphus al contrario, pensaba que podía ignorar su amor y el deseo que sentía por Cid, o que sintió por el hasta que actuó en contra de su diosa.

 

Hasgard estaba en contra de permanecer en el santuario, él debió acompañarlos, Sisyphus era su amigo, ellos habían sido criados juntos, Sisyphus, Aspros y él, por eso le dolía por lo que pasaban sus compañeros de armas.

 

Por esa razón comenzaba a tenerle miedo al collar que compro, el que tenía guardado en un cofre bajo llave, lejos de su mirada o sus manos, ni siquiera quería tocarlo, no deseaba perder la cabeza y buscar a una pobre criatura aterrada, para convertirla por la fuerza en su compañero, aunque más bien sería esclavo si no compartia su afecto.

 

Tal vez lo mejor era que no mantuviera esa joya por más tiempo, era demasiado peligroso que un hombre como él, quien tenía emociones como todos los demás la custodiara, por lo cual, lo mejor era dársela a otro guardián.

 

Hasgard tenía ordenes de permanecer en su templo, sin embargo, subió algunos escalones para buscar a esa persona que podría cuidar del collar sin caer en la tentación que un omega podía provocar.

 

Asmita como era su costumbre meditaba a esa hora del día, sus ojos cerrados, sus piernas cruzadas, sus manos enfrente de su pecho, como si fuera ajeno a ese mundo, pero Hasgard sabía que lo sintió apenas dio un paso en su templo.

 

— ¿Que haces aquí?

 

Le pregunto aun en la misma postura, Hasgard se sentó enfrente suyo con la cajita de madera entre sus manos, en ese pesado cofre estaba oculto el collar que encontró muchos años atrás, el que compro pensando en el bienestar del pobre omega que vendió su regalo de nacimiento.

 

— Hakurei nos ha ordenado permanecer en nuestros templos.

 

Le informo Asmita, aun demasiado tranquilo, Hasgard asintió, recordando el cambio en sus amigos, respirando hondo antes de colocar la cajita de madera frente al hombre más cercano a dios, quien seguramente sabría que hacer con ella.

 

— Compre esto hace unos años, quien sea que lo vendió debió estar desesperado, darle su regalo de nacimiento a unos simples usureros, es algo tan triste.

 

Asmita supuso que se trataba de un collar de algún omega que necesitaba dinero, ellos tenían pocas oportunidades de conseguir alguna clase de trabajo que tuviera alguna remuneracion, los pocos que habia eran insuficientes y algunas veces les condenaban a vender sus cuerpos a cambio de algunas monedas, las reglas de los hombres y no las de los dioses les hacían vulnerables.

 

— Es el collar de un omega.

 

Hasgard asintió abriéndolo para que Asmita pudiera verlo, un collar del color de las llamas con lo que parecía un ave en su interior, una piedra hermosa, que Hasgard no encontraba particularmente interesante, pero el joven rubio pensó que su poder era sin duda, reconfortante.

 

— Pensé que le estaba haciendo un favor a ese omega, pero en realidad, me doy cuenta que no es así...

 

Asmita detuvo su meditación, escuchando con atención las palabras de Hasgard sintiendo su miedo por lastimar a un inocente, usar su cosmos en su contra, Tauro era sin duda un hombre ejemplar.

 

— No quiero lastimar a ningún omega, no deseo destruir su inocencia ni mi honor, así que lo mejor, es que tu lo conserves y tu lo cuides.

 

Asmita arqueo una ceja sorprendido, sin entender a que se refería Hasgard, quien empujo la cajita en su dirección con un gesto adusto, tragando un poco de saliva, como si el collar fuera una serpiente o un ente malevolo, una tentacion que no estaba dispuesto a ignorar.

 

— Aspros es un buen hombre, pero la fiebre le domina, Sisyphus teme perderse en su deseo por Cid...

 

Asmita sintió un cosquilleo en las puntas de sus dedos, el collar era un extraño punto luminoso, el cual podía ver aun con sus ojos cerrados, al mismo tiempo escuchaba un sonido que no podría describir aunque tuviera la facultad de la sabiduría perfecta al ser el hombre más cercano a Dios, de comprender todo a su alrededor.

 

— ¿Como sabes que yo no actuare de la forma en que temes hacerlo?

 

Aquella pregunta llamo la atención de Hasgard, quien guardo silencio de pronto, lo único que comprendía era que Asmita era mucho más fuerte que él, así que lo mejor era que la custodiara el, quien era el hombre mas cercano a dios, una representacion de Buda, alguien que no se dejaria derrotar por sus deseos, porque sabía que los omegas no eran culpables de los pecados de los alfas.

 

— Porque tu eres un hombre santo, Asmita, yo se que tu no te dejaras seducir por la lujuria, en cambio, yo no me siento tan fuerte.

 

Asmita negó aquello, esa actitud era la prueba irrefutable de la bondad de Hasgard, de lo contrario querría quedarse con el collar que compro, esperando por el omega como si se tratase de una pieza de cacería, una simple presa.

 

— Y piensas que yo sí soportarte mi propia oscuridad.

 

Hasgard asintió, sosteniendo la cadena del collar para dársela en las manos, esperando que Asmita pudiera encontrar un mejor lugar donde guardarla que no fuera ese pequeño cofre que uno de los huérfanos que cuidaba le regalo.

 

— Lo se, tu eres un buen hombre.

 

Pronuncio sosteniendo la muñeca de Asmita, para que recibiera el collar, por un momento el santo de virgo quiso alejarse, pero de pronto, al sentir el electrizante contacto de aquella insignificante piedra se paro el tiempo, sus músculos se negaron a moverse.

 

Al mismo tiempo que la joya en sus manos, el collar de aquel omega perdido en alguna parte cambiaba de color, el ave que hasta ese momento tenía las alas cerradas, las abrió con un estallido de energía, cambiando la oscuridad por la luz, era en efecto un fénix, cuyas plumas se convirtieron en un collar, un rosario de perlas doradas.

 

Hasgard jadeo al ver la transformación de aquella pieza de joyería, Asmita sintió de pronto como si estuviera completo, una extraña felicidad inundo sus sentidos, la cual hizo que sonriera con verdadero afecto.

 

Sin embargo, esa felicidad se fue llenando de melancolía, al saber que ese omega estaba perdido, que tal vez jamas podría verlo, pero una euforia, un extraño regocijo fue tomando su lugar, al saber, que existía alguien para el en alguna parte del mundo, que no estaba solo y que su otra mitad, seguramente también lo buscaba.

 

Poco después, sus músculos por fin le escucharon y apretó los dedos con fuerza, custodiando su collar, cerrando los ojos para intentar calmarse, al mismo tiempo que Hasgard le ayudaba a mantenerse firme.

 

— ¿Has visto eso?

 

Le pregunto, pero no espero una respuesta porque sabía que no solo le había visto, también lo sintió, aquella energía volviéndose uno con él, de una forma que nunca pensó fuera posible.

 

— ¡Por Athena!

 

Pronuncio de pronto Hasgard, recordando todas las veces que Manigoldo peleo con Albafica por su collar, como Aspros deseaba encontrar el de su cangrejo y la forma en la cual Albafica se aferraba a su tesoro diciendo que era suyo, porque las rosas se lo habian regalado.

 

El cual tenía una calavera envuelta en pétalos de rosa, lo sabía porque Aspros se quejaba de esa horrible forma y en más de una ocasión el propio Shion dijo que esa era la apariencia que tenía el collar de Albafica, el que debía ser el suyo.

 

No obstante, estaban las rosas, eso significaba Albafica, estaba seguro, después la calavera, el Yomotsu, la fuerza vital de Manigoldo, la calavera y la rosa, el veneno y la muerte, los dos formando una sola imagen.

 

Como el ave se transformo en un fénix protegido por un rosario, su omega sería un ave poderosa e inmortal, pero estaría protegida por la sabiduría de Asmita, quien estaba seguro le brindaría paz.

 

Si cerraba los ojos, podía recordar el collar de Kardia, el cual era un escorpión de color azul, protegido por los cristales de hielo, tal vez, su pequeño no tendría la enfermedad de su padre pero si su fuerza.

 

— Eso quiere decir que Aspros no es su alfa...

 

Asmita colgó el collar en su cuello, negando aquella información con un movimiento de su cabeza, estaba seguro que Aspros ya lo sabía, que ya lo intuía como Shion debía comprender la clase de unión que existía entre la rosa y el cangrejo.

 

— Ya debe saberlo, pero no debe importarle.

 

Hasgard respiro hondo, Asmita debía tener razón y aunque le dijera lo que vio, eso lo único que haría sería poner en peligro a la rosa, por lo cual, esperaba que hubiera alguna forma de evitar que su amigo lastimara a esa pareja.

 

— ¿Que podemos hacer?

 

Pregunto, era un hombre sencillo con un estricto código de justicia, quien esperaba una respuesta que seguramente no le gustaría, porque en realidad no había nada que pudieran hacer, al menos, no por el momento.

 

— Lo mejor es que regreses a tu templo.

 

Hasgard asintió, pero se dijo que no permitiría que Aspros cayera aun más bajo, él era un buen hombre, sólo estaba enamorado de un omega que no era él suyo, ignorando que en cualquier momento, en algún lugar, su verdadero compañero lo necesitaba a su lado.

 

— Asmita...

 

Asmita se levanto del suelo, ocultando el collar que de ser otra persona portaría con orgullo, esperando por lo que Hasgard tenía que preguntarle o decirle.

 

— Esto que acaba de ocurrir es el milagro de la diosa Hera, no es verdad, lo que pasa cuando dos compañeros se encuentran, entonces...

 

Hasgard guardo silencio por algunos momentos, para después, darle la espalda, no sabía como finalizar lo que estaba por pronunciar.

 

— ¿Como pueden creer que esta unión puede forzarse?

 

Esa era una buena pregunta, pero carecía de la respuesta, tal vez era parte de la naturaleza humana, torcer los regalos divinos para hacer su voluntad, creando reglas injustas que les daban la oportunidad para tener lo que deseaban.

 

— Parece que solo es la naturaleza humana.

 

Respondió escuchando como Hasgard abandonaba esa habitación, suspirando cuando su viejo amigo salio de las sombras, buscando el collar en su cuello, cuyo cambio el también había admirado, pero no solo en Asmita, sino en la rosa y en el cubo de hielo.

 

— Parece que has encontrado a tu omega.

 

Susurro, no estaba demasiado emocionado, después de todo había visto como su hermano estaba perdiendo la razón, como Shion estaba obsesionado con la rosa y como su amado se veía a sus espaldas con su alfa.

 

— Sólo encontré nuestro collar, no a mi compañero, las dos cosas son muy diferentes.

 

Defteros asintió, aun recordaba ver a la rosa discutiendo con su padre, hablando de como su omega llegaría a él, como el cangrejo no le reconoció, no corrió a sus brazos, en vez de eso quiso recuperar su collar, aunque fuera por la fuerza.

 

— Sisyphus es inocente, yo lo vi todo...

 

Le informo al joven santo de virgo, quien parecía sorprendido, hasta el momento ningúno creía que Shion pudiera mentir, pero si Defteros lo decía, en ese caso, debía ser cierto.

 

— ¿Quien fue?

 

Defteros se cruzo de brazos, eran muy difíciles de describir, dos de ellos gigantes, el otro un hombre con unas cimitarras, el que parecía ser un alfa, uno que miraba al patriarca como su hermano lo hacia con su cangrejo.

 

— Dos gigantes y un hombre con cimitarras, Shion estaba presente, pero no hizo nada.

 

Era imposible que Shion, el joven alumno de Hakurei fuera un traidor, él era un guerrero intachable y Asmita no quería creer que el joven prodigio pudiera ser corrompido, que su deseo fuera capaz de hacerlo un traidor.

 

— Es peor de lo que Sage temía, Shion es poderoso, casi invencible y si logran hacerse con el campo de rosas, no habrá nada que podamos hacer para vencerles.

 

***24***

 

Aspros se detuvo en las escaleras del santuario para recuperar un poco de aire, retomando su camino dejando pequeñas manchas de sangre, subiendo con demasiada lentitud, sonriendo al saber que pronto sus sueños se cumplirían.

 

Hakurei a diferencia de Sage comprendía su dolor, había escuchado sus plegarias y le había concedido la oportunidad para domar a su omega, como debía hacerse, para después curar sus heridas, demostrarle lo mucho que lo amaba, lo buen proveedor que sería.

 

Sage le había negado la mano de su omega por última ocasión, pensó derrumbándose en el templo de Tauro, quien al verlo inmediatamente lo cargo entre sus brazos, lo llevaría con Hakurei, el sabría qué hacer.

 

Mientras que Aspros se sumía en la oscuridad recordando su visita al primero, quien estaba arreglando una armadura, enfocado en su trabajo, el que realizaba con maestría, haciendo que se preguntara porque  no era el patriarca, cuando era el primero, el alfa, el mejor de los dos.

 

**********

 

— ¿Ocurre algo malo Aspros? 

 

Aspros ingreso con una expresión sería, Sage le había negado la mano de Manigoldo, diciéndole que una vez que su cangrejo aceptara estar a su lado en ese momento les daría la bendición para empezar su familia, su vida juntos, pero antes de eso, tenía completamente prohibido acercarse a él, actuar como cualquier alfa lo hubiera hecho de no tener su fuerza de voluntad, haciendo que se preguntara si no podía estar cerca de su lindo cangrejo, como podía hacerle ver que los dos tenían que estar juntos, lo mucho que lo amaba.

 

— Ya no se qué hacer…

 

Susurro, lleno de pena, logrando que Hakurei le prestara toda su atención preguntándose a que se refería con eso, si en verdad Sage seguía negándole la mano de Manigoldo, quien estaría seguro bajo su cuidado, comprendiendo lo que ese testarudo omega no, que su amor era sincero y que siempre debían convencer a sus compañeros de aceptarlos, ellos por alguna razón siempre les temían, a sus alfas, a sus dueños, por quienes debían consagrarse, para quienes habían sido creados.

 

— Temo que perderé la razón y Sage no se apiada de mi, sabe que amo a Manigoldo, que le daré todo lo que necesita, que lo protegeré y atenderé durante los celos, que nadie podrá lastimarlo mientras que yo esté a su lado, pero aun así me niega el descansó, se niega a permitirme tenerlo en mis brazos.

 

Hakurei abandono sus herramientas en la mesita cercana, colocando sus manos en sus hombros, pero eso no le hacía sentir mejor, sólo desesperar mucho más, necesitaba a Manigoldo consigo, su cuerpo debajo del suyo, su aroma en el ambiente, su belleza desnuda en su cama, viviendo en su templo, justo como se suponía que debía ser, quería hijos suyos que tendrían el poder de los ancianos, gemelos que transitarían entre mundos, sólo esa ventaja debería ser suficiente para que le dejaran tener a su omega, pero no, Sage los odiaba.

 

— Sage tiene sus razones para hacerte aguardar, cuando Manigoldo comprenda su destino, lo mucho que lo amas, estoy seguro que se entregara a ti por su propia voluntad, pero antes de eso, tienes que ser paciente, los omegas tienden a temernos, eso es algo natural de este ciclo.

 

Aspros asintió, lo que veía en los ojos de Manigoldo era temor, pero estaba seguro que no era miedo a lo que pudiera hacerle durante los celos, sino por el contrario, le temía al deseo que sentía por él, creyendo que perdería su libertad, pero no era así, el deseaba al santo más fuerte a su lado, al mejor omega del santuario como su compañero, al que por mucho tiempo le admiro, a ese pequeño que recibió la primera noche que piso el santuario, su omega, su compañero, su cangrejito.

 

— Pero que hay si no me acepta nunca, si decide seguir los pasos de su hermano, yo no soy tan fuerte para soportar toda una vida sin mí omega.

 

Hakurei tenía que comprenderlo, él era un alfa, él fue quien les dijo de aquellos ciclos, de lo que siempre pasaba, como los omegas les rehuían para después entregarse a ellos, ser suyos, darles hijos, atenderlos como ellos los protegerían de cualquier otro alfa que los deseara para ellos mismos.

 

Lo único que le faltaba era el collar de su omega, pero él estaba solo, escapo de una aldea destruida por los espectros, esa joya debía estar en los escombros y aunque muchas veces trato de buscarla, todavía no tenía suerte, pero debería estar allí esperando por él, para que pudiera tener a su omega, a su cangrejo.

 

— Sage lo dejo a mi cuidado, pero de pronto me lo arrebato, como si no valiera nada su promesa, como si mi amor fuera una enfermedad y mi deseo algo inmoral.

 

Hakurei asintió, no dudaba que Sage hubiera realizado una orden tan cruel, sin darse cuenta de lo mucho que sufría el santo de géminis, cuyo dolor podía ser remediado con una orden suya, sólo tenía que decirle a Manigoldo que se entregara a él, no era un sacrificio tan grande, no si Aspros, el gentil muchacho podía perder la razón debido a la potencia de su deseo.

 

— Se lo suplico, tenga piedad de mí, yo lo amo.

 

Su propio hermano ya había hecho padecer a un alfa por ese dolor, al que debió ser su compañero, alejándose de él durante los celos, desperdiciando su sangre lemuriana, un regalo raro, siendo que los omegas eran demasiado escasos entre los suyos.

 

— Estoy seguro que él ha aconsejado a su alumno para que me rechace, de que otra forma Manigoldo se me resiste y se esconde en el templo de piscis para que yo no pueda tocarlo.

 

Itia perdió la razón por culpa suya, tal vez de no ser tan cruel, de habérsele entregado como debió hacerlo en un principio, no habría sido seducido por las mariposas del inframundo, él no podía permitir que eso le pasara al gentil santo de géminis, al poderoso Aspros, todo por que el alumno de su hermano quería seguir sus pasos, negar su esencia, su deber, así que si Sage no tomaba la decisión correcta, lo haría él por el bienestar de ambos, el gentil muchacho tendría a su omega y este seria protegido por el futuro patriarca.

 

— Hoy inicia el celo de Manigoldo.

 

Pronuncio de pronto Hakurei, Aspros lo sabía, su aroma lo estaba volviendo loco y creía que ya no podría soportarlo más, necesitaba de ese cangrejo entre sus brazos, él sabía que lo terminaría amando después de que concibieran a sus primeros hijos, ya que según decían, los santos de géminis por lo general siempre nacían en pares, sus pequeños tenían que ser gemelos forzosamente.

 

— Lo sé, creo que perderé la razón si no puedo aliviar este dolor.

 

Hakurei asintió, no deseaba que eso pasara y Manigoldo ya había rechazado su deber por demasiado tiempo, él ya no era un niño, tenía que comprender que su actuar era incorrecto, tenía que embarazarse antes de que diera inicio la guerra santa, era muy poco lo que se le pedía, sin contar que una vez que pudiera yacer con Aspros, comprendería lo mucho que lo amaban, que su protección era lo mejor que pudo pasarle.

 

— Tienes permiso de realizar una cacería, si logras poseerlo durante su celo será tuyo, sólo te pido que no te sobrepases con la fuerza, trata de ser gentil con él, después de todo, es el alumno de Sage y no quiero que mi hermano se moleste mucho más de lo que ya lo hará cuando sepa que me apiade de ti, con la edad él tiende a ser demasiado obstinado en este asunto en particular.

 

Aspros asintió, marchándose con la esperanza de poseer a su omega después de su larga espera, sin embargo, había perdido demasiada sangre, faltaban pocas horas para el final del celo de su omega, ya nada podría lograrse en ese año.

 

**********

 

— ¡Aspros!

 

Escucho la voz de Hakurei, al mismo tiempo que era colocado en una cama, en donde comenzaron a atender sus heridas, pero su mente, toda su atención se concentraba en su derrota, en Manigoldo, que en esos momentos se encontraba en los brazos de Albafica, a quien mataría de ser necesario, su omega debía estar seguro.

 

— Resiste muchacho, todo va a estar bien.

 

Aspros tomó con fuerza la muñeca de Hakurei, tenía que decirle acerca de Cid, porque no estaba a su lado, que le había ocurrido.

 

— Cid… el está muerto, yo trate de ayudarle pero no pude hacer nada… son demasiado poderosos…

 

Aspros de pronto estaba inconsciente, había perdido demasiada sangre y las heridas que tenía en su pecho eran graves, Hakurei no sabía si podría sobrevivir aquella noche, primero su hermano, después Cid, ahora el santo de géminis, el pobre muchacho que ya había sufrido suficiente por culpa de Manigoldo.

 

Su omega que insistía en fingir ser un alfa, a sus espaldas se encontraban dos santos menores, cuyas armaduras de bronce eran lo mejor a lo que podían aspirar, betas que hasta ese momento admiraban al joven Aspros, que parecían perturbados al verlo tan grave.

 

Después de aquella derrota y la tortura por la cual Manigoldo le hacía pasar, el pobre alfa bien podía perder su fuego interno, tal vez la razón, todo por culpa de su hermano, quien de haber actuado como dictaba su deber, habría logrado asegurar la existencia de las nuevas generaciones.

 

Pero ya nada podía lograrse, ni siquiera la curativa presencia de su omega en aquella habitación lograría el milagro, pero al menos, el joven santo de géminis no moriría solo, se dijo en silencio, decidido a realizar lo correcto, aunque fuera ya demasiado tarde.

 

— ¡Vayan por Manigoldo!

 

Les ordeno de pronto a los tres santos de bronce que se encontraban a sus espaldas, quienes asintieron, seguramente aun estaban cerca, en el templo de Piscis, en donde Manigoldo trataría de causar un alboroto, desobedeciendo sus ordenes, ese santo era excesivamente problemático.

 

Solo Sage encontraba refrescantes sus nefastas actitudes, como el desprecio que mostraba por su alfa, su descarada actitud hacia los demás y su deseo visible por el santo de Piscis, por el que más de uno suspiraban, quien a su vez, sólo arriesgaba a Manigoldo con el veneno de su sangre, a nadie más, un acto que no hablaba de amor sino de descuido hacia su compañero de armas.

 

***25***

 

— Degel… préstame atención.

 

Degel inmediatamente se detuvo al escuchar que su escorpión se quejaba de que no le hacía caso, como si eso fuera posible se dijo en silencio, con una hermosa sonrisa adornando su rostro.

 

***

 

Hola, espero que este capitulo les haya gustado y hasta el momento las parejas originales van ganando, con dos excepciones, Oneiros y Aspros, aunque Minos tiene varios votos a su favor, junto a Regulus.

 

Les tengo las mismas preguntas de antes, las que estoy tomando en cuenta para los sucesos que vienen, pero debo decirles que por el momento, todos tienen las mismas posibilidades de vencer.

 

Así que...

 

¿Hasta el momento que pareja es su favorita?

 

¿Cuántos quieren que Aspros, Oneiros, Minos o Shion tengan un poco de paraíso?

 

¿Cuantos prefieren a Degel, Albafica, Sisyphus o Valentine?

 

¿Cuantos de ustedes desearian que hubiera dos capitulos por semana en vez de uno?

 

Y como ya llegamos a las 10000 lecturas en amor yaoi, a las primeras tres personas que dejen un comentario les cumplire un deseo en esta historia con cualquiera de las parejas, siempre y cuando no cambie el rumbo de la historia.

 

Los que se ganaron su deseo son:

 

Loisceless, Yami Kagamine, Moridakay, grimmyschiffer, Ashir, Nashira y Anonimo.

 

Todos los que me dejaron un comentario en el capitulo anterior.

 

E intentare actualizar dos veces por semana, una el lunes, otra el jueves, dependiendo de la recepcion que siga teniendo la historia.

 

Sus comentarios me animan a seguir escribiendo.

 

Muchas gracias, nos vemos el proximo capitulo.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).