Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Paraiso Robado. por Seiken

[Reviews - 236]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Minos apenas se atrevía a cerrar sus ojos porque pensaba, que al abrirlos de nuevo, su omega simplemente desaparecería, que ese sería otro de sus sueños, donde disfrutaba de su amor, donde se lo merecía y después era olvidado de nuevo, era devuelto a su realidad donde no era correspondido, donde su amado ya no existía.

 

-¿No puedes dormir? 

 

Le pregunto entonces Radamanthys, acomodándose en la cama, para poder ver su rostro, con una expresión algo triste, al pensar en lo mucho que se había perdido, algo temeroso de su futuro, del destino del que crecía en su vientre y del que se encontraba en una cama a pocos metros de ellos. 

 

-No quiero dormir, supongo, que aun temo que de un momento a otro volveré a perderte. 

 

Fue su respuesta, acariciando su mejilla, esperando la reacción de Radamanthys, que fue una caricia tierna, para después, besar sus labios con delicadeza, mirándolo fijamente a los ojos, casi perdido en su mirada. 

 

-Aun no entiendo porque no me dijiste nada… 

 

Minos guardó silencio por unos minutos, tratando de encontrar una respuesta para eso, pero simplemente no existía, no había una razón clara de su renuencia a decirle lo que sentía y tal vez debió decirle cuando lo vio salir con ese ladrón de nidos. 

 

-Estaba asustado de que me odiaras un poco más, supongo… no quería que me despreciaras como Asterión lo hizo, como Pasífae lo hizo, como cada uno de ellos lo hizo… y por mi cobardía yo te perdí, Radamanthys. 

 

Radamanthys al ver que las cortinas estaban cerradas y estaban lo suficiente lejos de su Aquiles y su amante, se sentó sobre su cadera, recorriendo su pecho con delicadeza, relamiendo sus labios. 

 

-No eres el único que tuvo miedo, supongo, ya que yo tampoco me atreví a decirte lo que yo sentia por ti, lo que yo pensaba ocurriría cuando tu tocaras mi collar. 

 

Aun recordaba su deseo, su necesidad por estar con él, a su lado, especialmente cuando llegó Pasifae, a quien odiaba como a nadie y ella lo sabía, muchas ocasiones le acusó de intentar robarle a su esposo. 

 

-De pensar que las palabras de Pasifae eran por que tu me deseabas, yo me habría presentado en tu habitación y usado mi celo, para que fueras mio, sin que nuestro padre pudiera decir cualquier cosa. 

 

Minos llevo una de sus manos a la cadera de Radamanthys, quien sonreía con cierta diversión, pensando que un omega educado no debía seducir a su alfa, no tenía porque dominarlo, ni ordenarle que hacer, cuando y como poseerlo, hasta que se diera cuenta que era él quien mandaba. 

 

-¿Que estas haciendo? 

 

Era divertido que Minos fuera quien le preguntaba qué estaba haciendo en ese instante, con sigilo, pero seguro, acariciando el pecho de Minos, para después, recorrer su vientre, buscando la forma de ingresar en su ropa. 

 

-¿Tu que crees? 

 

Respondió con otra pregunta, pensando que eso era lo correcto, darle un poco de calor a este Minos tan quebrado y al mismo tiempo, tomar aquello que deseaba, aun después de su celo, porque se trataba de un omega dominante, aunque el que disfrutaba de ser sometido en sus habitaciones, siempre era bajo sus propias reglas. 

 

-Y si no haces mucho ruido, no nos descubrirán… 

 

Susurro en su oído, lamiendo su oreja con delicadeza, escuchando un gemido de Minos, que apenas tenía un brazo para acariciar la espalda de su omega, que deseaba estar a su lado en ese instante. 

 

-¿No quieres estar conmigo? 

 

Si lo deseaba, pero pensaba que, si poseía a Radamanthys, traicionaria a su yo más joven y eso no lo haría él, no podía, aunque dijo que no tendría la fuerza de voluntad para negarse a su amado. 

 

-No es eso, pero, tenerte… no querre marcharme de este mundo y me traicionaré a mi mismo, si lo hago… 

 

Radamanthys relamió sus labios escuchando esas palabras, asintiendo, bajando de su cadera, para escuchar como unas personas ingresaban deprisa en esa habitación, buscando a alguien, o algo. 

 

-¡Mi señor! 

 

Esa voz, reconocía esa voz del Inframundo, era su fiel basilisco, el omega que escondió bajo sus alas, esperando darle la oportunidad para elegir a su alfa y el sonido de su voz, tenía un dejo de dolor, de terror. 

 

-¡Mi señor Radamanthys!

 

Volvió a pronunciar, seguido de dos figuras, una alta, de cabello largo y otra corta, era el Bennu, quien lo salvó de su alfa, con el que estaba en esa cama, a quien le pidió guardar silencio, apartándose de su lado, para ver a sus soldados, a los que dijo que podían marcharse del Inframundo. 

 

-Sylphide… 

 

Pronunció, sintiendo como el pequeño espectro, que tenía unos quince años, a comparación de sus veintitrés años, ya que él era ocho años mayor, mucho más fuerte, mucho más alto también se aferraba a su torso, debido al temor que sentía. 

 

-¡Mi señor! ¡Mi señor dígame que no es cierto, que Valentine no ha muerto, que no ha aceptado a Minos con usted! ¡Se lo imploro! 

 

Kagaho le miraba fijamente, como sospechando su respuesta, esperando que dijera que todo lo dicho por su alfa era verdad, era cierto, él era el omega de Minos y no pudo enfrentarse a él. 

 

-¿Que estan haciendo aqui? 

 

Pregunto al principio, acariciando la cabeza de Sylphide, que estaba asustado, demasiado aterrado, temblando y ansioso, dejando que su señor, que siempre le había protegido, acariciaba su cabello. 

 

-No le vas a responder, o es cierto lo que dijo mi alfa, tu te entregaste a Minos. 

 

Kagaho era demasiado agresivo, pero Radamanthys había pasado por demasiado para molestarse con los bravados de un niño, pero, al escuchar la palabra observó fijamente al hombre detrás de ellos, un adulto, de cabello rubio. 

 

-¿Te ha hecho daño? 

 

Esa pregunta sorprendió a cada uno de los presentes, especialmente a Kagaho, que negó eso, su alfa nunca le haría daño, podía confiar en él, mucho más de lo que podía confiar en Radamanthys, que aun abrazaba a Sylphide. 

 

-¿Porque necesitas saber qué ha pasado con Valentine y con Minos? 

 

Radamanthys estaba acostumbrado a ordenarle a sus espectros que hacer y eso no cambiaría, suponía que mucho menos en ese momento en que Hades, le obsequio su casco, fuera lo que fuera que eso significaba. 

 

-Necesito saber que se puede… que un omega puede negarse a su alfa destinado, que puedo ser libre de esa cadena que me une a él. 

 

No supo qué responder en ese momento, acariciando la cabeza de Sylphide, porque podría pensarse que el no pudo huir de Minos, pero, este Minos en su cama era completamente diferente al que intentó dominarlo, al demente del Inframundo, así como Eros, era diferente a su querido Valentine. 

 

-Valentine murió, protegiéndome de Minos y Minos… el murio poco despues, aunque, mi hermano mayor regresó a mi despues de eso. 

 

Era la forma más fácil que tenía para explicar lo que sabía que sucedió, cómo perdió a Valentine, pero recuperó a su hermano mayor, a su Minos, cuando el juez de las almas pereció, al ser curado de la locura que su lazo roto le había provocado. 

 

-Minos está vivo, pero no es el monstruo del que yo escape, es… el es diferente, es cálido, es… es mi hermano. 

 

Sylphide se apartó de su señor con una expresión que decía claramente que no podía escuchar lo que le decían, como su señor decia que habia encontrado a su hermano mayor en Minos, sin comprender esas palabras, porque trataba de que sonaran como si fueran maravillosas, como si fuera un premio. 

 

-No lo entiendo… porque dice algo como esto… 

 

Minos que estaba escuchando lo que Radamanthys les decía, se levantó de la cama, para acercarse a ellos, y aunque se había arreglado para su omega, sabia que tenia varias marcas de la edad, del cansancio y del dolor, marcando sus facciones, sin duda alguna, era un hombre mayor que el juez que conocieron. 

 

-Porque el me ama… él me ama y yo lo amo. 

 

Explicó, colocando una mano en el hombro de Radamanthys, la del único brazo sano que tenía en ese momento, esperando que ese espectro comprendiera sus palabras, que aceptara su amor, porque si no lo hacía, de todas formas no le importaba en lo absoluto su opinión, aunque sí, escucharía a su omega, haría lo que su pequeño hermano le ordenara, tal vez por eso Zeus, lo deseaba muerto. 

 

-Pero… no soy el demente que ustedes conocieron, mi vida está en las manos de mi omega. 

 

Sylphide retrocedió presa del pánico, sosteniendo su cabeza, pensando que tarde o temprano acudiría con Dohko, con ese alfa que lo asustaba tanto, que solo le veía como una máquina para hacer bebes, una fuente de placer, pero no como su igual. 

 

-Si usted no pudo luchar contra esta maldición… entonces… entonces no tiene caso enfrentarme a él, a ese alfa… a mi alfa… 

 

Radamanthys se agacho a su lado, para ayudarle a reponerse, observandole con tristeza, preguntandose de que alfa le estaba hablando, porque le tenía tanto miedo, viendo como Kagaho cruzaba sus brazos, molesto por esa respuesta. 

 

-Ese enano jamas te hara daño, no lo vamos a permitir, Asmita y yo te defenderemos. 

 

Parecía que Kagaho tenía alguna clase de problema con él, porque actuaba como si no existiera y eso le hacía enfurecer, sin embargo, no era el momento para caer en las absurdas rabietas de un niño pequeño, así que espero porque Sylphide le dijera un poco más. 

 

-No quiero ir con él mi señor, por favor… debe ayudarme… 

 

En ese momento su subalterno volvió a abrazarlo con fuerza, escondiéndose en su torso, llorando su desesperación al sentirse desamparado, sintiendo como Radamanthys lo protegía con su cosmos, siendo lo más parecido a un hermano mayor, o un omega, que jamas habia conocido. 

 

-Estás a salvo… conmigo estás a salvo… 

 

Justo en ese momento Aquiles despertó de su desmayo, sosteniendo su cabeza, para ver como su omega abrazaba a alguien más, a un joven de cabello gris que lloraba en su regazo, como si fuera su omega, detrás de ellos Minos, el viejo, que parecía que había sido utilizado como el juguete de un felino. 

 

-¿Madre? 

 

Sintiéndose algo desplazado y un poco celoso, pues, el esperaba despertar para verle a su lado, no sosteniendo a ese muchacho con sus brazos, como si fuera él. 

 

-¡Por fin despiertas Aquiles! 

 

Radamanthys no pudo acercarse a su pequeño, pero si lo hizo su padre, con una sonrisa sincera, tratando de tocar una de sus manos, para ser rechazado con un manotazo. 

 

-¡No me toques! 

 

Rechazando a su padre, sin ninguna clase de consideración. 

 

*****

 

Zeus llegó tambaleándose a su sala del trono, donde pudo ver a sus soldados leales esperando por él, con su trono libre, aquel que antes usaba Aspros, quien estaba arrodillado, esperando sus órdenes. 

 

-Padre. 

 

Minos, el joven, el que era una copia casi exacta de Zeus, con la diferencia de que el dios medía casi tres metros y el apenas un metro ochenta y cuatro, sin embargo, era hermoso, piel pálida, cabello plateado, ojos del mismo color, más una expresión astuto, que le parecía bastante llamativa. 

 

-Minos, has llegado por fin a mi lado. 

 

Minos era el único que no estaba vestido como los otros, no tenía una armadura diferente a la coraza negra del dios del Inframundo, ni estaba hincado, mostrandole su respeto, pero allí estaba su hijo favorito, asi como el mas hermoso de todos ellos. 

 

-Te pareces tanto a mi… 

 

Pronunció, acariciando la mejilla de Minos con delicadeza, no como si fueron padre e hijo, sino como algo más, tal vez como si fuera un amante, pero, se detuvo cuando tosió sangre, sosteniendo su torso, necesitaba bañarse en las aguas de afrodita para recuperar su poder, su juventud. 

 

-Acompañame a mis baños Minos, quiero que me ayudes a bañarme. 

 

Minos asintió con una expresión que era completamente servicial, orgullosa, ayudandole a su padre a caminar a su lado, moviéndose lentamente, hasta que llegó a su baño, una piscina de agua clara, que parecía brillar con magia propia. 

 

-Las aguas de Afrodita… las aguas que me darán mi juventud de nuevo, mi brío… 

 

Minos, de ser otra clase de persona habría escapado en ese instante, tratando de apartarse de su padre por el temor que sentía, después de que acariciara su mejilla y le pidiera ayudarle a darse un baño, era Zeus después de todo, un dios depravado, conocido por su apetito sexual. 

 

-Quitate la ropa y entra conmigo Minos, quiero que nos conozcamos mucho mejor, ahora que ha desaparecido ese despreciable omega. 

 

Ese despreciable omega era su compañero, suponía que sí, pero, Minos quitándose su armadura, recogiendo su cabello, se agacho a un lado de su padre, acariciando sus hombros, su cabello, con delicadeza, observandole fijamente, con un odio que era capaz de destruir a un humano común. 

 

-¿Porque conformarme un un humano si puedo tener a un dios? 

 

Le pregunto, con una voz que esperaba fuera sensual, pensando que el viejo Minos le había ocultado algunas partes interesantes de su pasado, pero, no podía enojarse con él, los dos deseaban estar con su omega, los dos querían protegerlo. 

 

-¿Con el dios del Olimpo? 

 

Zeus no sentía como el agua de Afrodita curaba sus heridas, aliviando sus dolores, sino, por el contrario, sentía como si su piel comenzara a quemarse, con un ardor imposible de tolerar, al mismo tiempo que Minos, sosteniéndolo del cabello, utilizaba la misma daga que su padre le había entregado para destruir a su enemigo, al que protegía en secreto, para apartarlo de su omega, porque sentía celos de su amor por el, deslizandola sobre su garganta, cortandola con esta, viendo como un río de sangre manchaba el agua clara donde se bañaba su padre, que al mismo tiempo, estaba mezclada con el extracto del veneno de Albafica, su segundo hijo, pero cuyo corazón patético, le parecía agradable. 

 

-Te dije que mataría a cualquier dios que quisiera apartarme de mi omega… querido padre. 

 

Fueron sus palabras, al mismo tiempo que usando sus hilos, y un regalo del viejo grifo, encajaba otra daga en su corazón, con una sonrisa casi enloquecida. 

 

-Sin importar quien fuera… 

 

*****

 

Hola chic@s, espero que todos esten bien en estos extraños tiempos que nos están tocando vivir, espero de corazón que todos salgamos de esta fortalecidos y quienes ya están en cuarentena, espero poder escribir mas seguido, para tratar de mantenerlos entretenidos y en sus casas. Recuerden las normas sanitarias y todos pongamos de nuestra parte. Muchas gracias por leerme, por sus estrellas y por sus comentarios. SeikenNJ. Como ven en este capítulo se explica el odio que Zeus le tiene a Radamanthys… y porque, parece que no los desea juntos. Otra vez, muchas gracias. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).